
LA VIDA SIGUE IGUAL
En ocasiones, se necesita de paz y de una mínima tensión, para así poder focalizar la mente en temas trascendentales, como es una recuperación o, ante todo, acontecimientos que se viven en contadas ocasiones como puede ser el nacimiento de un nieto. Pero, como es lógico, este te hace meditar sobre futuro que les estamos dejando a las generaciones venideras. Y entonces enciendes un día la televisión, te pones al tanto de las noticias y regresas a la cruda realidad.
Está visto que, en contra de lo que todos desearíamos, es decir, tener unos políticos que fueran a mejor; que apaciguaran la tensión de los últimos años; que reflejasen el sentir de los ciudadanos; que fueran ejemplo de una sociedad supuestamente avanzada en lugar de regalarnos con demasiada frecuencia espectáculos barriobajeros y faltos de contenido; que solventasen sus diferencias dentro de las reglas democráticas; que se olvidasen de una vez por todas de la peligrosa seducción del poder y/o ambición personal a cambio del interés común; que demostrasen una mínima dignidad dimitiendo si procede…, o que recordasen que la hemeroteca no perdona y siempre saca a la luz las falsedades que, al parecer, ya son la norma de comportamiento de una mayoría, desprestigiando de ese modo a la clase política e incrementando la desconfianza del pueblo sobre esta, “la vida sigue igual”, como diría Julio Iglesias.
El pundonor, la honorabilidad, la honradez, el respeto… y por qué no una buena preparación, ¿sería mucho pedir?
Puede que sea un romántico empedernido o un soñador que nunca pierde la esperanza, pero si la actitud y aptitud de los que nos representan siguen por el mismo cauce, las posibilidades de mejora, no solo se ven minimizadas, sino que serán nulas. Nosotros también tenemos una gran parte de responsabilidad, pues somos los que introducimos las papeletas en las urnas cada cuatro años. Nunca deberíamos de perder nuestro nivel de exigencia.
16 de diciembre de 2022
NUESTRA MÁS FIEL COMPAÑERA
Purpúreas son las hojas que adornan el ocaso
mientras las primeras gotas se dejan caer,
como chivatas de aquel que sin querer
se muestra y ante la oscuridad se da paso
Es en el crepúsculo cuando más se regocija,
cuando su reflejo en adoquines calados
deja ver amantes apasionados
en la intimidad que los cobija.
Son sus sombras las que esconden
y la tenebrosidad que lo abraza,
el argumento que para poetas es coraza
cuando sus inspiradas plumas exponen
¿Será un desenfrenado beso a su luz expuesto?
¿Será un sentimiento ya archivado en el recuerdo
lo que en nuestra memoria y sin pretenderlo
deja huella en su noctívago juego?
Siempre eterna, perpetua y aguardando
confiando cortésmente a que un invitado,
que una vez llegó y ya presentado,
se olvidó de ella hasta saber cuando
Bermejas son las hojas que se iluminan a su paso,
mojadas adornan con su centelleo acharolado
pues el Prunus con su tono encarnado,
encubre la luna a los de rubor escaso.
En ocasiones se la teme, bajo ella también se sueña
y aunque la espere el sol impaciente
algunas fieras son a ella obedientes
cuando esta aparece plena
A veces semeja que sangra
parece estar henchida de dolor,
solo espera que ofrezca muestras de amor
aquel que con pasión la canta.

para grabarlo y luego extenderlo por las redes sociales. El respeto hacia los mayores brilla por su ausencia. El mal uso del móvil está teniendo influencias negativas sobre la vida social de los jóvenes.
LA EDAD NO IMPORTA Algunos dicen, que es a partir de los sesenta cuando un escritor/ra comienza su madurez profesional. Cuando todo lo aprendido lo refleja de la mejor forma sobre el papel. Cuando las palabras fluyen a raudales y las historias cobran más sentido. Cuando con la mínima expresión es capaz de llegar al corazón del lector. Cuando sin apenas pretenderlo, si siente hace sentir y si sueña hace soñar. Puede que sea la experiencia vital, la que solo los años da, la que ayude a convertir esa teoría en veraz. En cualquier caso, es difícil y atrevido el confirmarlo, pues hay escritores/ras cuyas mejores obras fueron esculpidas a edades tempranas. Tolstoi comenzó a escribir «Guerra y Paz» con 34 años y Lautreamont escribió sus «Cantos de Maldoror» en la adolescencia. Me imagino que dependerá de cada escritor. De los momentos por los que pasa o de las experiencias vividas. Lo que sí oso a manifestar, es que nunca es tarde para iniciarse en este increíble mundo. Un ejemplo siempre tengo en mi memoria, y ese es el de Borís Pasternak con su oba «El Doctor Zhivago». Ya no solo por cuándo la inició (52 años), sino por lo que tardó en escribirla. Nada más y nada menos que quince años. Al año de publicarla se le otorgó el Premio Nobel. La lista de exitosos escritores/ras de todas las edades sería interminable, por lo que parece bastante obvio que no podemos establecer una relación directa entre la edad y la calidad literaria. Recibo llamadas con frecuencia, y es para mí un halago, pues pertenezco a ese grupo de escritores que, aunque con miles de lectores, soy poco conocido, no se han traducido mis libros, ni tengo un superventas, de amigos con edad avanzada que quieren comenzar a escribir. De qué y cómo deben de actuar. No hay reglas, simplemente liberar todo aquello que se quiera contar y tener la suerte de encontrar a un editor que crea en la historia y la ponga en contacto con todo aquel que la quiera leer. Nadie creyó en el Doctor Zhivago hasta que cayó en manos del editor Feltrinelli. Si no hubiera sido por él, posiblemente nunca habríamos disfrutado de una de las mejores novelas del siglo XX. Con más de 90.000 títulos editados en España el último año, solo se puede pretender escribir para hacer feliz a uno mismo y luego ya se verá, ya que este sector tampoco se libra del enchufismo (por lo que vemos últimamente trabajar en TV ayuda). Crítica aparte y para concluir, he de decir que siempre habrá obras que dejan mucho que desear, que habría sido mejor que lo escribiese un «un escritor fantasma o negro», y otras de extrema calidad que caerán en el olvido abandonadas en un cajón, a la espera de que algún día no muy lejano alguien lo abra y deje volar sus palabras. 23 de septiembre de 2021 NO ES SOLO ÉL Hoy nos levantamos y las primeras noticias son sobre el posible y disparatado incremento del precio del gas. Un poco de miedo en el cuerpo para que nos vayamos acostumbrando antes de hacerse realidad. Para que, si tenían previsto incrementarlo un X, y luego es un X-1, nos parezca poco y estemos incluso satisfechos aunque siga siendo una barbaridad. Luego proseguimos con una nueva y desesperanzadora actuación de Putin. No retrocede lo más mínimo y comunica en un mensaje televisado a la nación la movilización parcial de sus ciudadanos en la reserva, para continuar con la ofensiva rusa. El desafío total de un solo hombre capaz de poner en jaque a la población mundial. La historia por desgracia se repite y de nuevo la sinrazón de un poder extremo avanza sin que nadie sea capaz de amilanarlo lo más mínimo. Las presiones económicas y los apoyos internacionales, cada vez menos proclives a la causa rusa, en lugar de amedrentarlo están provocando todo lo contrario. Aquel joven licenciado en Derecho por la Universidad Estatal de Leningrado y reclutado posteriormente por el KGB, sigue hermético y decidido en su objetivo, no perder ni un solo palmo del terreno ya logrado. Con su andar característico y con sus puños bien prietos, demuestra estar en tensión y preparado para actuar en todo momento, como así explican los especialistas. ¿En qué época de su vida se torció este personaje frío, distante y con grandes dotes de autocontrol?, ¿el que suele dirigirse a sus interlocutores elevando el dedo índice para demostrar, más si cabe, su carácter autoritario? Aquí no podemos echarle la culpa a su profesora de dibujo como así sucedió con Hitler, quién, con un poco de fortuna, habría visto modificar su destino y cambiado las armas por pinceles. Pero no, el ser humano siempre tiene que demostrar que es capaz de llegar al más alto grado de estupidez. Pero, en cualquier caso, ¿es Putin el único culpable de la situación actual? Aunque la mayoría condena como responsable de la subida de precios al susodicho personaje, también es cierto que este incremento de precios comenzó con anterioridad al conflicto, en el segundo trimestre del 2021. Por eso más que nunca dependemos de una correcta información. Una información que no esté sesgada y/o manipulada por elevados intereses. Putin oculta la verdad a los suyos, como Wuhan hizo con el Covid al resto del mundo. Y nosotros, aunque en menor grado, no nos libramos de estos manejos poco éticos. Ya se sabe que «la información es poder». Nos venden que el culpable está fuera de nuestras fronteras y de esa forma los que deberían de actuar evaden sus responsabilidades de la actual coyuntura. La culpa siempre es de otro. Al parecer la estrategia funciona porque ¿cuántas veces hemos salido a la calle a protestar por la actual extrema situación en la que muchas familias se las ven y se las desean para llegar a fin de mes? Soy consciente de que son diversos los temas a tratar y que muchos necesitarían de más profundidad. Esto es simplemente una mezcla entre difusión de sensaciones y «brainstorming». 21 de septiembre de 2022
ACTUALIDAD Estamos inmersos en un continuo y preocupante estado de estrés debido a una subida de precios que parece no tener fin. Y mientras esperamos una unión política, cada vez más necesaria y que nunca aparece, pues en este caso nadie puede escapar de las graves consecuencias de la crisis energética, todavía algunos nos sorprenden con decisiones que van más en el perjuicio que en el beneficio de la mayoría. La pandemia, la erupción del volcán de La Palma, los incendios que han asolado más de 295.000 hectáreas en España, la actual sequía, etc. Hemos padecido y padecemos en la actualidad suficientes problemas como para haber visto, aunque solo fuera por una vez, consenso de sus señorías en alguno de los graves problemas que sufre la ciudadanía. Pero visto lo visto, eso es una quimera. El deseo de los nostálgicos que todavía queremos creer que existen políticos de nivel. Que añoramos la generación de la Transición. A los hombres y mujeres de Estado con capacidad para llegar a acuerdos en beneficio de la mayoría, dejando a un lado intereses partidistas y/o personales. La desafección política aumenta según el CIS, así como la crisis de gobernabilidad y a pesar de que el destino pone a prueba a nuestros representantes, o les ofrece nuevas oportunidades para demostrar de qué están hechos de verdad, estos solo consiguen alejarse cada vez más de los ciudadanos. La vida en sí es política y todos formamos parte de ella, pero por más que uno intenta confiar en las buenas intenciones de los políticos, siempre hace aparición el político de turno que nos hace ver la botella medio vacía. Muchos comparan a los políticos de antes con los de ahora. Pongamos un ejemplo, e independientemente de nuestras convicciones políticas podríamos preguntarnos ¿Pascual Maragall o Ada Colau? La respuesta es obvia ¿no? Salvando los tiempos y la coyuntura general del país, mientras el primero llevó a la capital catalana a lo más alto en el ranking de las grandes ciudades europeas, al orgullo general de todos los españoles por una Barcelona querida y admirada, la segunda está llevando a Barcelona por el camino de la autodestrucción. Una ciudad con 400.000 delitos al año. Un 300% más que hace una década. Ciudad hostil para los que allí viven y cada vez menos atractiva para la inversión. Vandalismo, robos, defensa de los okupas, quema de contenedores, asalto de sedes de partidos políticos. Sucesos muchas veces justificados o validados por los mismos representantes públicos. Y como no, la lengua. El consejero de Educación intenta pasarse por “los mismísimos” la resolución judicial dictada en diciembre de 2020 por el propio Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de aplicar el 25% de castellano. ¿De verdad beneficia dicha decisión a los que serán nuestro futuro? ¿Es decisión cultural u obcecación política? El sentido común dice que la enseñanza (8 leyes de educación en democracia) debía de estar por encima de cualquier interés político. Que, junto a sanidad y pensiones, requieren de pactos de Estado que no se vean afectados por los caprichos de los políticos de turno. En cualquier caso, otra fantasía que nunca veremos cumplida. Además, y según los expertos existen cuatro problemas a los que hay que prestarles más atención. Problemas que no han sido abordados por ninguno de los partidos españoles. El reparto de recursos; los vinculados a la relación con el otro; el nacimiento de nuevos valores sociales y la recomposición geopolítica mundial. Temas para tratar en otro momento. 6 de septiembre de 2022 MUSA AUSENTE El mal del escritor es la ausencia de inspiración. La fuga inesperada de una musa que no desea hacer acto de presencia cuando más se la requiere. Cuando los dedos, ansiosos de comenzar a pulsar sobre el teclado, esperan paralizados una señal, una orden del cerebro que reprima esa parálisis de iluminación. Cuando a pesar de estar firmemente convencido del argumento, de los pasos a seguir, de la mirada fija en el ordenador hacia ese papel en blanco digital y que solo aguarda a que se modelen los primeros trazos de una escondida historia, sigue con el estro ausente. Aun así, la rendición no es el resultado. Puede que solo quepa aguardar a un momento más propicio donde, esta vez sí, el numen cumpla con su misión, pues el escultor de una obra literaria, aunque tenga la idea nítida y clara, aunque crea percibir el resultado final de su historia, necesita darle forma a través de las palabras. Estas son las que emocionarán, exaltarán, enternecerán o turbarán al lector. Las que como cinceles y rondeles harán resurgir de unos níveos folios una bella historia. En cualquier caso, hay que dar rienda suelta al intelecto. Que fluya de la mejor forma sin forzadas opresiones y, ante todo, que brote del corazón. Es requisito indispensable escribir para uno mismo sin interesadas pretensiones, ya que el lector es sabio y sentirá, si antes ha sentido el escritor. 2 de septiembre de 2022 SIEMPRE HAY ESPERANZA Uno se despierta todas las mañanas con el objetivo principal de no perder el optimismo. De perseguir las cosas buenas, que son muchas, y de dejarse contagiar de todo aquello que incremente al máximo nuestra felicidad. Pero las noticias diarias parecen querer dilapidar cualquier resquicio, por pequeño que sea, que nos ayude con esa meta. La factura de la luz por las nubes, la amenaza del incremento del precio del gas para este invierno, algunos alimentos que, si siguen subiendo, podrían regresar a nuestros platos a través del estraperlo o el mercado negro, etc. Según la opinión de una inmensa mayoría, la guerra de Putin es la gran culpable de los últimos acontecimientos económicos, pero ya se sabe que «a río revuelto, ganancia de pescadores». En cualquier caso, una guerra que no se extenderá por el resto de Europa en pleno siglo XXI, pero que sí servirá para el beneficio de los de siempre. Porque no son solo los gigantes de la defensa los que ganan miles de millones desde el comienzo de la guerra de Ucrania. El 40% del gas y del petróleo que usa la Unión Europea proviene de Rusia, y si este suministro se viera afectado o se interrumpiera, a Rusia no le crearía excesivos problemas porque China se comprometió a comprárselo. El problema lo tendría Europa. Y ahí entra EEUU, quien le vendería el gas, eso sí, a un precio mucho más elevado. América Latina se beneficia subiendo el precio del trigo un 50% y las empresas como Chevron y Exxon Mobil repuntan su valor en bolsa, ambas de procedencia estadounidense. Pero “no solo de petróleo vive el hombre” y también las empresas de energías renovables se han visto beneficiadas. Solaria Energía y Medio Ambiente S.A (España), Magnora (Noruega) o Greencoat Uk Wind (Reino Unido), entre otras, han visto una importante evolución al alza en el precio de sus acciones. Pero dejemos atrás la política económica de alto nivel. Lo que es obvio es que muchos están utilizando el conflicto bélico como el pretexto perfecto para multiplicar sus ganancias, mientras la gente de a pie se las ve y se las desea para seguir adelante. Entre tanto, el cambio climático continúa irrumpiendo con fuerza, para terminar de convencer a todos aquellos que negaban las causas de su existencia. Las diversas olas de calor pretenden competir con el Covid en cuestión de mortalidad y la sequía más grave de los últimos seiscientos años en Europa, pone a prueba el poder resolutivo de los dirigentes de la Unión. Y por último y muy relacionado con lo anterior, los incendios. Unos siniestros medioambientales, la mayoría provocados, bien por pirómanos o bien por la falta de previsión en la limpieza de nuestros bosques, que agravan aún más la situación. Muchos se ven obligados a escapar de sus casas con lo puesto, para salvar lo más preciado, la vida. Pero a pesar de todo lo dicho y por más negativas noticias que nos rodeen, siempre hay muchas cosas que compensan a un destino que quiere agravarnos la existencia. El nacimiento de un nuevo miembro en la familia, en este caso, la venida al mundo del primer nieto, suple y/o anula cualquier atisbo de negatividad. La extrema felicidad de los futuros padres o el volver a recordar lo que fue la infancia de los hijos por los que seguro serán consentidores abuelos, es suficiente para que la esperanza se ponga siempre en primer lugar. Porque el ser humano seguirá superando las dificultades que le lleguen y como Ave Fénix resurgirá de sus cenizas una y otra vez. Con un poquito de humor…El problema grave de verdad es la falta de dióxido de carbono, porque ¿cómo podremos seguir viviendo sin poder tomarnos una cerveza bien fría en un chiringuito frente al mar? 17 de agosto de 2022 COMPARTIENDO EXPERIENCIAS No siempre soy positivo con respecto a las redes sociales ya que, con demasiada frecuencia, algunos, las utilizan para sacar a relucir una forma de expresión que serían incapaces de usar frente a frente, para exhibir un ego que de otra forma pasaría desapercibido o para poner falsos perfiles con el ánimo de engañarse solo así mismos. Si a eso le sumamos los bulos, la falta de privacidad, incremento del fraude por hurtos de identidad, pesimistas noticias que se extienden con rapidez por todo el globo, bullying virtual, menos contacto personal o sistema de quedadas de aficionados extremistas del balompié con el único objetivo de enfrentarse a golpes, podemos encontrarnos, en ocasiones, con una combinación explosiva y de influencias imprevisibles. Ya hemos visto que no existen límites. Hoy en día todo se mueve a través de plataformas digitales y hemos sido testigos de que pueden llegar a cambiar el orden establecido. Lo mismo se extiende la idea de asaltar el Capitolio de los Estados Unidos, que se derroca un gobierno como así sucedió en Egipto con la manifestación multitudinaria de la plaza Tahrir en el centro de El Cairo. Pero, como es lógico, también tienen cosas positivas. Es una ventana abierta al mundo; muchas personas solitarias han encontrado en estas redes una esperanza; existen foros profesionales que se enriquecen gracias a la cantidad y rapidez con la que fluye la información; miles de personas comparten sus vivencias y momentos que, de otra forma, quedarían en el olvido; nos reencontramos con amigos de juventud; es un foro donde no existen las barreras sociales ni culturales; etc. Y para otros, como un servidor, han sido la herramienta perfecta para que mi trabajo, en este caso mis libros, lleguen al máximo público posible, contrarrestando la falta de movilidad. Las redes han hecho del mundo un lugar más pequeño y gracias a su instantaneidad, se puede compartir todo tipo de información y experiencias en cuestión de segundos. Toda esta introducción para transmitir lo siguiente: Como muchos se habrán percatado, había disminuido mi participación en Facebook (algo que algunos habrán agradecido), pues el dolor o malestar físico, no siempre permite la adecuada y mínima concentración que se requiere a la hora de exponer cualquier opinión. Sobre todo, para que, el mensaje que queremos transmitir, el receptor lo entienda de la misma forma. En breve se me implantará un neuroestimulador medular en la Unidad del Dolor de La Fe y, aunque nunca me ha gustado profundizar en cuestiones de salud a nivel personal, pienso que en esta ocasión puede ser positivo compartir el resultado de dicho implante, ya que muchas personas padecen de dolor crónico. Un dolor que, en la mayoría de las ocasiones, cambia el estado físico y psíquico de aquellos que lo padecen. Un dolor que puede llegar a ser agotador, ya no por su intensidad, sino por su durabilidad. El sufrir dolor durante años te cambia el carácter y para aquellos que nos gusta disfrutar de la vida y mostrarla siempre una sonrisa, supone una lucha diaria para no dejarte vencer. Ocupar la mente en cualquier actividad, reconocer las tensiones emocionales que reprimimos, mantener una actitud positiva, disfrutar de amigos y familia, etc., disminuirá, sin duda, la sensación de dolor. Es decir, intentar que tu vida no se centre en este. Ya os contaré Por cierto, de la “yincana porno” organizada por el Ayuntamiento de Vilassar del Mar, prefiero no hablar o esperar y contar hasta cien para no arrepentirme.
SIGUE LA BARBARIE Es difícil no sentirse conmovido por las imágenes que nos llegan de Ucrania. Y aunque debiéramos tener la misma reacción con cualquier conflicto mundial, este en particular parece que nos esté llegando más al corazón, bien por la cercanía o por la gran influencia que ya se nota en nuestra vida diaria Creíamos que aquellos que usan el belicismo como herramienta y demostración de poder, lo hacían especialmente contra objetivos militares, políticos o esenciales tácticamente para derrotar al gobierno de turno, como aeropuertos, cadenas de televisión, fábricas de amas, etc. Sin embargo, ahora, son los civiles los que utilizan como blanco de su barbarie, como método para amedrentar en todo lo posible a la población. Estos dictadores solo tienen una misión, arrasar con todo lo que se encuentran a su paso indiferentemente si son mujeres, niños o un edificio en ruinas. Así lo hizo Bashar Al-Ásad con la ciudad de Alepo, «madre de todas las batallas» o el «Stalingrado sirio», donde con la inestimable ayuda de Putin, solo quedó devastación y muerte. Pensábamos que los conflictos del siglo XXI podrían ser biológicos o tecnológicos. Donde los virus informáticos serían capaces de llevar a la ruina a cualquier nación. Donde con solo apretar una tecla se podría producir una debacle económica de imprevisible magnitud. No obstante, algunos tienen que amortizar todo su poder armamentístico, y no hay mejor manera para conseguirlo que ponerse a invadir territorios indiscriminadamente. Tienen que consumir para volver a adquirir más armamento y así seguir llenando las arcas de algún que otro oligarca amigo del Kremlin. Georgia, Chechenia, Osetia, colaboración en Siria, Crimea, Ucrania…, es el historial del “señor de la guerra”, Putin. Todos los días nos preguntamos, ¿cómo puede ser alguien capaz de lanzar bombas contra edificios de viviendas civiles, incluso en las zonas más humildes del país, contra hospitales, guarderías, etc.? Incluso un estadio de futbol ha sido borrado del mapa, un ejemplo más de la incongruencia y de los indiscriminados ataques sin sentido. Ya hemos visto como ha quedado Mariupol. Una ciudad fantasma donde abren fosas comunes para evitar la acumulación de cadáveres en las calles. En cualquier caso, la vida sigue y, a pesar de que no es fácil evadirse de la cruda realidad, sin duda reaparece la positividad. Y, aunque la inspiración se ve influenciada por la serie de acontecimientos que nos invaden desde hace tres años, ahora toca disfrutar las Fallas. Admirar los monumentos falleros que se alzan al cielo con equilibrios imposibles. Contemplar la hermosura de las falleras y los miles de diferentes trajes ornamentados que las adornan cuando se dirigen a depositar el ramo de flores a su Virgen. Dejarse llevar por el aroma de la pólvora y quedar fascinado por el estruendo de la mascletá. Y como colofón, maravillarse con las figuras y las explosiones que alumbran el cielo nocturno en la Nit del Foc. Y aunque no puedo disfrutar como antes, ni permitirme el lujo de mezclarme con el bullicio propio de la fiesta, nadie nos negará el placer de un buen chocolate con churros en alguna terraza, mientras miramos fascinados una de las mejores fallas de la ciudad. 16 de marzo de 2022 UN SOLO HOMBRE CONTRA EL MUNDO El sinsentido y despotismo continúa corriendo por las venas de el mandatario ruso. ¿Qué le lleva a un hombre a bombardear hospitales o al insistente castigo sobre civiles inocentes? No existe justificación alguna para un acto de estas características y todos dábamos por hecho de que el hombre no volvería a caer en un conflicto bélico tras lo vivido en la Segunda Guerra Mundial. Que no dejaríamos renacer a otro Hitler. Que, en caso de que así fuese, sería más una guerra digital, un conflicto por el dominio económico y tecnológico. Pero no ha sido así y el siglo XXI, el que abrimos con esperanza tras el sufrimiento mundial por el Covid, ha vuelto a traernos recuerdos y acontecimientos que pensábamos no se repetirían. Que sería el siglo dominado por la ciencia y la cultura. Un objetivo que ya se marcó la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU), en la Conferencia Mundial sobre La Ciencia para el siglo XXI celebrada a finales de junio de 1999 en Budapest (Hungría). Que, en caso de guerra, esta sería bacteriológica. Que sería un virus, como así ha ocurrido, el que pondría en jaque a la seguridad global. Sin embargo, y a pesar de los millones de infectados y cientos de miles de fallecidos, los científicos de todo el mundo en un tiempo récord y la sociedad en su conjunto han trabajado al unísono por el bien común, demostrando que la globalización también se puede aprovechar para vencer en tiempos de adversidad. Por eso, es complicado buscar una explicación lógica del por qué dejamos que un solo hombre sea capaz de liderar y llevar desgracia allí por donde pasa. La catástrofe humanitaria no cesa y la debacle económica ya la están sufriendo millones de ciudadanos europeos. Solo han transcurrido setenta y siete años desde la rendición nazi en la Segunda Guerra Mundial y estamos al borde de otro conflicto de imprevisibles dimensiones si no se encuentra en breve plazo una solución diplomática. Porque mientras las bombas siguen cayendo del cielo ucraniano, la onda expansiva de las sanciones económicas se extiende rápidamente por todos los países de la Unión Europea. Todos ya lo estamos notando en nuestros bolsillos, pero no nos podemos quejar cuando observamos las crudas imágenes de los que escapan del terror, mientras siguen padeciendo hambre y frío por estar a la intemperie a temperaturas bajo cero. Esa es la razón de que algunas marcas comerciales de alimentación estén aprovechando las circunstancias para ganar más de los previsto. Usan la sensibilidad para incrementar los precios mucho más de lo que debieran. Ya se sabe “a río revuelto, ganancia de pescadores”. En cualquier caso, Putin con su mirada reptiliana (según el psicólogo forense Javier Urra) sigue siendo «ese niño que sabe que no es querido y que le temen, de ahí también vienen todas esas imágenes de virilidad, sin camiseta, haciendo deportes…», es el responsable de que ni el puesto de churros pueda abrir, de que los barcos estén amarrados en los muelles, de que los transportistas estén estacionados, de que ni el pastelero…, de que, de que… Ha cambiado el mapa económico mundial en menos de dos semanas, y lo más grave…, cerca de dos millones de personas se han visto obligadas a dejar atrás hogar y familia para sobrevivir. Para comenzar una nueva vida repleta de interrogantes. Pero en contra de la barbarie de un solo hombre y sus secuaces, brota la humanidad y altruismo de todos aquellos que están ayudando al pueblo ucraniano. Solo sé que se me saltan las lágrimas cuando veo a algún niño tirando de una maleta que es más grande que él, mientras sus diminutos piececillos se hunden en la nieve y sonríe porque piensa que va de excursión. O ese otro de dos años, que no deja de llorar y dar golpes de rabia a su padre al despedirse de él. Grandes y pequeños, hombres y mujeres, ancianos que no pueden ni consigo mismos, arrastrando las maletas de la esperanza por el capricho y poder de un solo hombre. ¿Hay más injusticia que esa?
13 de marzo de 2022
NÚÑEZ FEIJOO Tras la momentánea debacle del PP por la vergonzosa disputa entre dos líderes que ha llevado a sospechosas formas de actuación, puñaladas por la espalda, misteriosas investigaciones, dudosos contratos que, aunque supuestamente legales, no son precisamente el ejemplo de ética profesional o adjudicaciones de contratos que con la escusa de la gravedad de la situación y la urgencia de proveer de mascarillas, se han saltado los procesos habituales de licitación, el partido ha sido capaz de enmendar la situación con relativa diligencia, sorprendiendo a propios y extraños. Era muy necesario el cambio y por primera vez en los últimos años un político de talla coge las riendas. Otra cosa muy distinta será lo que el mandato pueda o no hacerlo cambiar con el paso del tiempo, pero Núñez Feijoo posee una probada trayectoria y así lo demuestra su exitosa gestión y sus mayorías absolutas. Será que soy nostálgico de la sensatez y del buen hacer; de la avenencia en lugar de una constante hostilidad; del diálogo en contra de los vanidosos monólogos; de los comunicados en directo y no vía Twitter; en invertir el tiempo en trabajar por y para los ciudadanos y no en estar constantemente en los platós de TV. Los tiempos cambian y no hay duda de que hay que adaptarse a ellos, pero muchos usan, por ejemplo, las redes sociales, de forma errónea o en beneficio propio. Principalmente para escudarse tras un teclado cuando lo que requiere la situación es lo contrario. Será que echo de menos la buena política y Núñez Feijoo es una óptima elección para la política en general. Defectos los tendrá, y seguro que brotarán más porque de ello se encargarán sus contrincantes. Es lo que tiene el mandato político, que casi nadie sobrevive felizmente a este. Seguro que todas sus ideas no serán perfectas y que tendrá baladíes actuaciones, como todos, pero un poco de sosiego parlamentario no viene mal en unos momentos nacionales y, ante todo, internacionales, de gran tensión. El gobierno central castiga responsabilidades y exige desafíos que pueden aupar a la gloria y reconocimiento global, o defenestrar hasta las aspiraciones más profundas. Algunos le tachan de oxímoron, es decir, de completar las palabras con otras que tienen un significado contradictorio, y también que como gallego contesta a una pregunta con otra, que se evade de una respuesta directa. Para unos es “no mojarse” y para otros “torear con diplomacia”. En cualquier caso, e independientemente de ser o no del PP, nadie puede negar que su talla política sobresale de lo visto últimamente en el arco parlamentario. 5 de marzo de 2022 LA BARBARIE DE PUTIN Hace unas semanas que se ha visto interrumpida mi habitual participación en esta red social o, cuando menos, con la asiduidad acostumbrada. Me imagino que para algunos habrá sido un alivio, pero para aquellos que echan de menos los coloquios virtuales con un servidor y/o la aportación de opiniones que, por cierto, intentan ser siempre constructivas, heme aquí de nuevo pues no faltan temas de los que tratar. Los problemas en ocasiones se acumulan, no siempre aparece la inspiración, las palabras no fluyen como uno quisiera y el pragmatismo se ve superado por una acumulación de pensamientos contradictorios que solo desaparecerían si tuviésemos la capacidad de desconectar a capricho nuestro cerebro. Pero vayamos a lo que nos preocupa. La guerra siempre ha sido y será un sinsentido, una muestra donde renacen los mayores defectos del ser humano. Donde las absurdas y enfermizas aspiraciones de poder de unos cuantos, tienen siempre en jaque al resto de la población mundial. Porque por cada uno que desaparece, siempre reluce otro que intenta incrementar con creces su estupidez. No obstante, no siempre debe de recaer la culpa en el perturbado de turno, pues este no lograría sus hazañas sin el apoyo incondicional y fanático de todos aquellos que siempre palmean y vitorean sus gilipolleces. La exacerbación y exaltación exagerada hacia una persona, idea o pensamiento es el inicio de un, más que seguro, conflicto en el futuro. La obstinación o el extremo fervor hacia el líder, sin tener una mínima capacidad de autocrítica, lleva a un contumaz seguimiento donde se ve anulada cualquier capacidad de análisis. Y, como en todo, hay que retroceder a los inicios, hasta los primeros años de nuestra infancia, para poder inculcar los valores o principios que enseñen al ser humano a pensar y no el qué pensar. Porque muchos solo se dejan llevar por las masas, por movimientos cuyos objetivos, ni ellos mismos saben cuáles son. Porque existe un empecinado comportamiento que lleva a seguir a un dictador hasta los confines del mundo. Unos déspotas que, como es lógico, se mantendrán a buen resguardo mientras otros ofrecen su vida por la orden de un belicoso general. Aun así, siempre existe la esperanza, pues la razón de la mayoría supera con creces a este grupo de déspotas y autócratas que solo saben jugar a la guerra y llevar, tanto a los suyos como al contrincante, hasta el desastre absoluto. Mientras aupemos a líderes o, mejor dicho, tiranos como Putin, Maduro, Kim Jong-un, Bashar al Asad…, siempre estaremos en peligro. 4 de marzo de 2022
OLIGOPOLIO ELÉCTRICO Que mala es la excesiva creencia en un líder. El no querer asimilar lo obvio, pues “no hay más ciego que el que no quiere ver” No todo lo que este dice es veraz y, ni mucho menos, son justificables todas sus acciones. Algunos deben de pensar que criticándolos es como clavarles un puñal por la espalda. Pero la crítica no solo es positiva, sino enriquecedora para encontrar los puntos de mejora. Aun así, dan igual las numerosas mentiras que lanzan por su boca, las frecuentemente quebrantadas promesas o la demostración continua e incesante de sus falsedades, visibles en las hemerotecas, porque no se sonrojan lo más mínimo, ni son capaces de reconocer sus incapacidades resolutivas hacia ciertos temas. Es preferible engañar y prometer, antes que buscar los apoyos necesarios para llegar a la mejor solución. El problema es, que mientras ellos solo se miran al ombligo y pierden el tiempo en mantener a salvo su ego, siempre pierden los mismos, los ciudadanos. Y sí, me refiero al precio de la luz. En lugar de pelear todos al unísono contra los grandes oligopolios, las cinco empresas (Iberdrola, Gas Natural Fenosa, Endesa, EDP y E. ON) que controlan el 80% de la generación de electricidad y el 90% de su comercialización, solo intentan demostrar el ver quien la tiene más…No quiero utilizar expresiones que puedan dañar la sensibilidad del lector. Y para que conste y no haya erróneas interpretaciones, no me refiero a ningún partido en particular o a todos si lo prefieren, aunque, como es lógico, es el partido que en estos momentos gobierna el que tiene una mayor responsabilidad. En cuanto a las decisiones que toma es como en el deporte, cuando se gana son ellos los vencedores, pero cuando se pierde, han perdido los demás. No se puede justificar lo injustificable. Entre tanto, mientras los políticos se ponen de acuerdo, las grandes empresas siguen haciendo su “agosto”. No querría provocar con estas palabras una incesante confrontación en las redes. Tómenlo con tranquilidad, pues estamos en Navidad. 22 de diciembre de 2021

4 de octubre de 2021 NO SOLO EL VOLCÁN Antes de nada, recalcar de nuevo, el apoyo incondicional a todos los palmeros cuyo destino, al parecer, ha querido poner a prueba su nivel resistencia y resiliencia. El volcán no solo está cubriendo cientos de casas, sino que también tapa la preocupación de otros asuntos de interés general. Lo que significa que algunos responsables se sienten aliviados, pues mientras dura la erupción se les desvía de la atención de otros temas que, en caso contrario, tendrían que responder con asiduidad. Es lógico que la erupción de un volcán llame poderosamente la atención; que la demostración de fuerza de la naturaleza nos haga comprender lo insignificantes que somos cuando ésta despierta; que las imágenes son espectaculares y poco frecuentes. Pero lo primordial, es que hay que darle voz a aquellos que lo han perdido todo para que los organismos públicos y privados correspondientes les hagan llegar las ayudas lo antes posible. Y hablando de ayudas. Que las entidades financieras no nos tomen a todos por idiotas, dándoselas de altruistas prometiendo una condonación temporal de pago de las hipotecas ¿temporal? ¿Es justo pagar una hipoteca de una casa enterrada bajo la lava? No obstante, una cosa es informar, porque ese es el objetivo de los medios de comunicación para empatizar con los que lo están padeciendo, y otra muy distinta, que sea la única noticia que se está escuchando durante horas todos los días de la semana. Algo que, por cierto, está desviando la información de asuntos de gran interés, distrayendo de ese modo la atención de los ciudadanos. Algo que le viene que ni pintado a los responsables que tienen que lidiar con, por ejemplo, el tema de la luz, empleo, economía y/o problemas que afectan a otros muchos, también en ocasiones provocados por la naturaleza, como las inundaciones provocadas por la última DANA entre el 21 y 26 de septiembre y que han afectado a más de 25.000 hectáreas. El consuelo de estos últimos es que, en la mayoría de los casos y comparándose con los habitantes de La Palma, su hogar sigue en pie, lo que no significa que haya que minimizar las pérdidas económicas y el sufrimiento padecido. En la Comunidad Valenciana, por ejemplo, la cola, en este caso no de lava, sino de la DANA, se sintió con gran virulencia debido al pedrisco caído en las comarcas de Utiel, Requena, Ribera del Júcar y Huerta de Valencia, afectando a 5.000 parcelas y una superficie de 2.000 hectáreas. Aun así, son muchas las regiones que han padecido pérdidas similares. Cataluña, Castilla la Mancha, Región de Murcia. Extremadura, Castilla y León, etc. Insisto, para que no haya confusiones, en que no se puede comparar con los daños producidos por el volcán, pero que no sirva lo acontecido en La Palma para esconder las urgentes resoluciones que también necesitan otros muchos y, de ese modo, intentar evitar posibles agravios comparativos, así como para obviar, como es lógico, otros problemas que sufre nuestro país. Por cierto, al parecer el Covid-19 ha desaparecido de repente… 02 de octubre de 2021 EL DÍA DE LOS MAYORES Antes de nada, quería mandar todo mi apoyo a los habitantes de la isla de La Palma, así como a todos aquellos que, de manera repetitiva, están sufriendo las inundaciones extremas provocadas por las DANAs. El dolor extremo que el destino les está haciendo padecer es imposible de compensar, incluso con ayudas económicas. Porque ¿cómo se puede valorar toda una vida de esfuerzo? Las fuerzas de la naturaleza están demostrando lo pequeños e insignificantes que somos cuando esta se revela o simplemente cuando sigue su proceso natural. Todo después del año y medio tan duro de pandemia, en el que el cambio climático, sin ninguna duda, también ha tenido su parte de culpa. Pero vayamos al tema de la semana…
Estaba meditando hace unos días en cual podría ser el comentario de esta semana, cuando recibí una llamada para una breve entrevista con motivo de la celebración en todo el mundo el próximo 1 de octubre de (The International Day of older Persons) el “día internacional de las personas mayores” Por lo tanto, qué menos que dedicar unas pocas palabras a nuestros mayores, grupo al que según la descripción de la ONU y si el destino no lo impide, estoy a punto de ingresar. Cuando me pidieron participar y de manera instintiva pensé que un servidor no entraba en el ranking de edad, pues, además de sentirme joven creí que se trataba de personas de más de setenta años. Cual fue mi sorpresa al saber que en realidad contaban todos aquellos de más de 55. Una vez asimilado que uno ya es considerado “mayor”, comenzó una agradable entrevista donde se trataba todo lo relacionado con lo que a partir de ahora se denominará “personas de edad”, un término que sustituye al anterior y que considero un gran acierto. Entonces empezaron las preguntas… ¿Cómo nos ven los jóvenes? ¿Cómo puede mejorarse la comunicación entre generaciones? ¿Qué podemos aportar a la juventud? ¿Somos apartados de la sociedad antes de tiempo? Fueron diversas y variadas las preguntas. Preguntas que hubiera necesitado de más tiempo para contestarlas convenientemente. A la pregunta de ¿a partir de qué edad nos referimos? Todos sabemos que hay jóvenes viejos de actitud y personas de 90 años tremendamente jóvenes de espíritu. La edad está en nuestra cabeza, aunque el cuerpo que nos recubre siga su cauce normal y no siempre pueda seguir el ritmo que el cerebro quisiera. Lo digo por experiencia. Y es ahí donde todo comienza a ser distinto, pues gracias a la ciencia, la longevidad es cada vez mayor. No solo tenemos más esperanza de vida, sino que se envejece en mejores condiciones tanto físicas como cognitivas. Hace treinta años, una persona de sesenta y tres ya era anciana, y en cuanto se jubilaba su intención era aprovechar los años de vida que le quedaban a través de un ocio y descanso bien merecidos. Sin embargo, hoy, si te han prejubilado y tienes la suerte de llegar a la media de mortandad con relativamente buena salud, te pueden quedar veinticinco años por delante. Un tiempo que muchos están dispuestos a ocuparlos en algo más que en diversión. Es obvio que depende del tipo de trabajo y que un albañil no querrá subirse a un andamio con más de sesenta (y que conste que hay muchos), pero la madurez puede aprovecharse también para enseñar, instruir y preparar a los más jóvenes. Como decía en la entrevista, las personas de edad son la biblioteca de la experiencia, donde muchos pueden acceder para mejorar. Por esa razón, para empezar a comprender a las personas de edad actuales, tenemos que ponernos en el contexto real del siglo XXI. La relación entre generaciones ya no es la misma que hace décadas y como todos los cambios tiene sus cosas buenas y otras no tanto. En el término medio está la virtud y tan malo es ser extremadamente intransigente, como demasiado tolerante y blando. Nos hemos aproximado en comunicación, a los padres ya no se les llama de usted y desaparece ese respeto/miedo que hace décadas era normal. Pero es posible que el exceso, como digo, en el intento de cercanía nos haya jugado una mala pasada y hayamos pasado a un proteccionismo que se nos ha ido de las manos. A la pregunta de ¿cómo nos ve la juventud?, me imagino que habría que preguntárselo a ellos, pero quiero pensar que lo ideal sería que viesen, ante todo cariño, experiencia, modelo de aprendizaje, seguridad. Una seguridad que debe de ir acompañada de cierta disciplina y rigor, y no de fragilidad. Porque la tiesura y solidez siempre son positivas si se transmiten con afecto. Debemos de darnos cuenta de que los mayores de antes somo los maduros de ahora, y los ancianos de antes los mayores de ahora. Tenemos que olvidarnos de una vez por todas del “edadismo”, término que hace referencia al conjunto de prejuicios y estereotipos que van ligados al envejecimiento, sabiendo, eso sí, el papel que cada uno tiene que jugar e intentar no invadir el terreno del otro. Es decir, hay jóvenes que se creen que todo lo saben, que ya nadie les puede aportar nada, cuando algo como la experiencia vital que dan los años, es algo insustituible, así como padecer de “midorexia” el afán de algunas personas de edad por comportarse y mantenerse como si fueran más jóvenes. Cada uno debe de admitir quién y cómo es, pues todos se benefician de todos. No solo los jóvenes necesitan aprovecharse de la experiencia de la madurez. Los de edad igualmente necesitamos a la juventud y la sociedad necesita de ambos para crecer y prosperar. Porque si está demostrado que cuando conviven los jóvenes y mayores, los primeros incrementan su rendimiento académico, motivación, autoestima y optimismo, la persona de edad también aumenta su vitalidad, el humor, la valía personal y la sensación de ser necesitados. Ese es, por cierto, uno de los principales problemas en la actualidad, que a las personas de edad se les aparta demasiado pronto de la sociedad. Y, como decía, la jubilación hoy no es sinónimo de inactividad, sino todo lo contrario. Hoy en día las personas mayores desean contribuir al desarrollo económico y social y lo hacen de diversas formas: soportando el bienestar familiar con su pensión en épocas complicadas como la pandemia, cuidando a los nietos, a personas enfermas, acompañando a personas que viven solas, o desarrollando actividades a través de diversas ONG. Así como trabajos del campo que hacen hasta que el cuerpo aguante porque necesitan sentirse productivos. Unos trabajos la mayoría de ellos, sin ningún tipo de remuneración. Aprovechar la experiencia y actividad de las personas mayores no es algo de lo que pueda presumir este país. En otros, sin embargo, se aprovecha la experiencia tanto personal como profesional. También hay empresas que se sirven de esa experiencia para formar a los más jóvenes. Hay muchos que estarían dispuestos a trabajar más años, aunque fuera de forma parcial, por ejemplo 4 horas en lugar de ocho, compensándolo con la pensión. Quieren sentirse útiles, pero cuando se les pregunta si necesitan de prestigio, contestan que el prestigio ya se lo ganaron en la época activa. Ahora suelen realizar trabajos de forma altruista, donde lo que más les importa es la satisfacción interior. Hay una cosa bien cierta, y es que las instituciones públicas deberían prestar mucha más atención a este tema. Todos seremos mayores algún día, si es que el destino nos lo permite y no podemos tirar toda esa experiencia vital por la borda. Además, es bien cierto que la población mundial envejece. Según la ONU una población envejece cuando el porcentaje de adultos (mayores de 60) crece, disminuye la de niños (hasta 15 años) y la fuerza laboral (de 15 a 59) disminuye proporcionalmente. Se calcula que la población de adultos superará a la de niños en el 2045. Por lo que no cabe ninguna duda de que si queremos una mínima sostenibilidad del sistema las personas de edad tienen que pasar a ser actores principales en lugar de quedarse entre bambalinas. Siempre insisto, salvando las distancias del tipo de trabajo, pues, como es lógico, un minero no se puede comparar con un trabajo docente a administrativo. La “mili”. Amigos para siempre Los minutos de esta semana se los quiero dedicar a esos amigos de la mili. Amigos y compañeros especiales que siempre fueron los que se forjaban en el servicio militar. Hablar de la mili. La mili a muchos jóvenes le sonará a chino, pues justo el próximo 31 de diciembre se cumplirá el veinte aniversario de su abolición. Hace poco repasando documentación de mi época en la Armada encontré un dibujo algo tétrico que hice en el cuartel, un dibujo que me hizo cuestionarme el por qué ¿Qué nos hacía el servicio militar o qué se nos pasaba por la cabeza, cuando era capaz de provocar que un adolescente de quince años dibujara rostros de terror? Miedo, pavor, espanto. Me imagino que todo ello, aunque no hay que darle mayor importancia, pues en el caso de un servidor, el dibujo era una gran pasión que ponía en práctica cada vez que tenía un hueco. Aunque puede que algún psicoanalista le buscase alguna justificación. Pero historia de afición pictórica aparte…hace unos cuantos meses y gracias en esta ocasión a las redes sociales, nos hemos vuelto a poner en contacto amigos de la mili después de 44 años. De repente los recuerdos de una especial amistad han querido venir a nuestras vidas para revivir momentos de la adolescencia. Una adolescencia que ahora vemos con la añoranza que nos ofrece el paso del tiempo y donde los momentos felices consiguen disimular unas experiencias que, en muchos casos, fueron difíciles de llevar para unos chavales todavía algo verdes en experiencia vital. Pero la resiliencia tiene eso. Que consigues salir más fortalecido de los momentos complicados. Lo negativo lo echas a un lado y te quedas con todo aquello positivo que sirvió para pasar de la adolescencia a una prematura madurez.
Después de casi medio siglo ya se pueden suponer cuánto hemos cambiado algunos. Eso es lo peor del reencuentro, que tienes que aceptar los cambios que el destino ha querido ejercer. Mientras que siempre está el afortunado que sigue con el mismo aspecto por muchos años que hayan pasado, lo más seguro porque ha hecho un pacto con el diablo, otros, como el que les habla, ya no somos ni la sombra de lo que un día fuimos. El pelo quiso viajar por libre y las canas de la experiencia florecen en las sotabarbas de la mayoría. Pero bromas sobre del aspecto físico aparte, en cuestión de pensamiento, creo que no hemos cambiado absolutamente nada. Todos fuimos inculcados con los mismos valores, e independientemente de las experiencias vividas por cada uno de nosotros, nos une un compañerismo difícil de explicar. Crecimos juntos, maduramos juntos y construimos juntos un muro infranqueable donde lo aprendido nos ha guiado en los proyectos que hemos elegido como forma de vida. En cualquier caso, esa era la gran pregunta que todas las familias se hacían con sus jóvenes ¿era la mili el instrumento y camino ideal para convertirlos en hombres responsables? La verdad es que no tenía nada que ver el servicio militar obligatorio, al que muchos intentaban retrasar su ingreso todo lo posible a través de prórrogas, con aquellos que se inscribían voluntarios porque pensaban que era una buena preparación, bien para seguir como profesional en el ejército o bien porque creías era una buena manera de prepararte para la dura y cruda realidad de la vida. Una decisión no siempre tomada individualmente, sino más bien influenciada por cuestiones familiares y/o dirigida por decisiones paternas. Es posible que muchos de los que lean uno de mis libros donde hago alguna referencia al servicio militar, si es que alguien tiene a bien hacerlo, no sepan lo que era la mili que se inició a finales del XVIII y principios del XIX. Era de obligado cumplimiento el hacerlo, y si pretendías por alguna causa el evitarlo, tenías que hacerte Objetor de Conciencia algo que no estaba bien visto en algunos estamentos sociales y porque era sinónimo de cierta cobardía en ámbitos familiares. (La objeción de conciencia, por cierto, se reguló por primera vez en 1984). No obstante, todos los que recordamos la mili tenemos algo en común y es que ya tenemos cierta edad. Pero ¿qué sería sin las historias de la mili, siempre oportunas en reuniones donde el silencio se ha adueñado de los presentes? Una batallita del abuelo consigue que hijos y, sobre todo nietos, escuchen atentamente la narración de una historia siempre sorprendente y que, aumentada con algo de ficción y entelequia, plasma a la perfección lo que en su día fue una obligada disciplina para toda la juventud. La mili se la debemos a los Borbónes, puesto que el reclutamiento en España comenzó tras la finalización de la Guerra de sucesión por culpa de la falta de tropas. Poco a poco se hizo necesario un ejército permanente y los reclutados pasaron a llamarse popularmente “quintos”. La denominación de “servicio militar obligatorio” fue aprobada por José Canalejas en 1912. Pero toda esta información acerca de la historia de la mili la puede encontrar cualquiera en Google. Lo que no puede contar Google son los sentimientos que algunos pasamos cuando nos presentamos voluntarios como especialistas de la Armada a una edad, para muchos familiares, amigos y/o conocidos, demasiado temprana. Las lágrimas de una madre cuando veía a su hijo de quince años partir hacia el ejército a 700 kilómetros de casa, en una época sin teléfono móvil, ni videoconferencias y más cuando tenías que ocuparte de otros seis hijos en casa, eran más que justificadas. Que quieren que les diga, era otra época en la que tenías que aprender sí o sí y madurar cuantos antes para sobrellevar los tres años que quedaban por delante lo mejor posible. Para muchos la mili era madurar, para otros un posible futuro y para la mayoría una pérdida de tiempo si eran otros planes los que priorizaban su vida. Los jóvenes con buenas calificaciones en los estudios se veían interrumpidos por un tiempo considerado inútil, con el único fin de aprender a manejar un fusil. A los descarriados, si es cierto que les valía para hacerles madurar a través de madrugones, guardias, disciplina y rapadas de pelo. Es curioso, pero daba exactamente igual la clase social, la preparación, la educación o de qué región fueses. Cuando pasaban a todos por el peluquero y les ponían la misma vestimenta, se olvidaban los complejos o virtudes en el suelo donde se había dejado caer la cabellera. Y para muchos como un servidor, era una posible salida en una época algo difícil y complicada de la historia nacional. Aprovechar para quitarte la mili de encima mientras realizabas algunos estudios que te sirvieran a la terminación de esta, era una buena idea para adolescentes con un futuro algo incierto. Y la buena publicidad así lo hizo ver. ¡La Marina te llama!, se reclamaba continuamente con anuncios televisivos a finales de los años setenta. Muchos picaron a las garras de la “caja tonta” y se vieron destinados antes de lo que pensaban en diferentes buques de La Armada española. En menos de lo que te esperabas te encontrabas a cientos de kilómetros de tu casa, sin estar bajo la protección de “los papás” y defendiéndote lo mejor posible de las instrucciones exigentes de algún sargento sin escrúpulos o de las bromas y novatadas propias de los más veteranos del lugar. Sin embargo, no todos tenían la misma fortaleza. Si poseías una educación con fuertes valores a pesar de la corta edad, perfecto. Si no era así, existía el peligro de caer en una depresión prematura, drogas u otros muchos peligros que conlleva una adolescencia con variada y numerosa influencia externa fuera de los, a veces positivos, controles paternos. No fue solo una vez en la que pude observar un intento de suicidio en jóvenes incapaces de resistir las bromas, en ocasiones excesivas o por la presión incontrolada de superiores con aires de capataces del siglo XII. La “mili”, nos servirá en el futuro para poder contar batallitas a nuestros nietos, como decía anteriormente, que, con los ojos bien abiertos, se sorprenderán de cómo su abuelo fue capaz con solo quince años de coger un fusil o cetme que era más grande que él. Pero el ser humano, aunque a veces tarde, es consciente de sus errores y con el tiempo le supo poner solución. El Servicio Militar Obligatorio fue abolido el 31 de diciembre de 2001 (un año antes de lo previsto), un compromiso incluido en el Pacto del Majestic, a cambio del apoyo de Pujol a la investidura de J. Mª Aznar tras las elecciones de ese año. Lo cierto es que todavía algunos se preguntan si la mili fue buena o mala. Todos tenemos recuerdos positivos y negativos, y la influencia de la mili en nuestro desarrollo personal, me imagino que dependerá de cada caso. En la multinacional donde trabajé más de 25 años, usaban las fuerzas armadas como la lista ideal de búsqueda de empleo, ya que consideraban que de la Armada Española salían jóvenes con alto grado de disciplina, esfuerzo, compañerismo, etc., es decir, todos los valores que se le presupone a un militar, e incluso la preparación técnica suficiente e idónea para ciertos puestos de trabajo como así eran los especialistas electrónicos o electricistas. No sé si la mili habrá convertido a todos sus soldados en hombres, pero el patriotismo, el honor, la integridad, la justicia, la lealtad, el liderazgo o la responsabilidad, no creo que perjudiquen a nadie, sino todo lo contrario. No sé si te hacías un hombre, pero si conseguías amigos para siempre. Los amigos de la mili eran y siguen siendo especiales. No obstante, todavía hay discrepancias entre aquellos que siempre creerán que es una pérdida de tiempo y aquellos que están convencidos de la necesidad de un servicio militar obligatorio, de que cada joven tenga una experiencia militar, aunque esta sea breve. Francia, Suecia, Noruega, etc han anunciado planes similares. Hoy en día los militares están para ayudar en zonas de conflicto, catástrofes naturales, etc., Ya lo hemos visto, por ejemplo, durante la pandemia. Siempre estarán los primeros para ayudar cuanto sea necesario y aun dando la vida por ello. Es posible que para alguien con las ideas y futuro claro un año fuera una pérdida de tiempo, pero tres meses de cierta disciplina o para enriquecerse de valores cívicos y humanitarios, les vendría muy bien a aquellos que solo están de botellones para que luego el resto de los ciudadanos paguemos todos sus destrozos con nuestros impuestos. FEMINISMO Se que el tema de hoy es muy delicado y puede provocar criterios dispares. Ojalá no lo sea, eso significará que lo he expresado de forma correcta y mi objetivo estará cumplido. Aun así, la sociedad está llevando al límite de la suspicacia todo aquello que tenga que ver con el feminismo. Cualquier cosa que se diga o haga es examinada con lupa, lo que en ocasiones desvirtúa lo que de verdad importa Todas las posiciones extremistas sea sobre el tema que sea y más si se trata de reivindicar derechos, nunca son positivas y tienden a tergiversar el objetivo final. En este caso me refiero a ciertas posiciones feministas, si es que se pueden llamar como tal. Un tema que últimamente hay que tratar con pinzas si no queremos que ardan las redes con insultos fuera de tono. Una cuestión delicada porque las sensibilidades están a flor de piel. El feminismo es simple y llanamente la lucha por la igualdad, aunque lo de simple solo sea en la definición y no en el camino tan largo que hay que recorrer para conseguirla. El problema es que algunas defienden esa lucha a través de un insulto y menosprecio continuo al hombre. Una etiqueta de odio a los hombres, que como escribió Eva Vázquez, es producto de una difamación o un malentendido. Esa lucha por la igualdad no se puede centrar en una crítica incesante hacia el comportamiento personal del hombre; de cómo hablan, cómo se sientan, qué vocabulario utilizan hacia la mujer. Esa obsesión por el ataque lo que consigue es alejar la atención de lo que de veras es importante. La igualdad de los sueldos cuando se ejerce la misma función, facilitar las condiciones laborales en cuanto al equilibrio entre la vida laboral y personal, es decir, lograr la igualdad política, económica, cultural, social y personal.
No obstante, debemos de tener sumo cuidado con el lenguaje, porque cualquier expresión por sencilla que parezca, es castigada y censurada por un feminismo extremo que fustiga al sexo opuesto, por el mero hecho de serlo. Si dices “mi mujer” entienden que transmites posesión y cierta dominación. Si abres la puerta simplemente por cortesía tanto a un hombre como a una mujer esta te contesta, “no sea machista, la puedo abrir yo sola”, cuando estaba cediendo el paso a tres personas a la vez. Detalles que suceden todos los días y que más que a una igualdad, conduce a una lucha entre sexos. Cuando lo importante es el complemento entre ambos. Todos somos diferentes y también hay diferencias entre sexos que siempre serán insalvables. Pero no hay nada mejor que el respeto entre seres humanos. Y el respeto empieza por admitir las cualidades o defectos de unos y otros. Hombre y mujer se complementan, y aunque esta palabra lleva consigo que existen diferencias, ningún género está por encima del otro. Lo importante es aprender a convivir con estas diferencias de forma natural para que la suma de ambos resulte más que dos. Debemos de ser colaboradores en lugar de competidores. ¿Se debe de hilar tan fino últimamente? En un autobús cedes el asiento a aquel que crees le hace falta más que a ti. Sea una mujer o un hombre. Pero todavía a estas alturas se confunde caballerosidad con amabilidad. Porque el caballero, que según el diccionario es “aquel que actúa con cortesía, nobleza y distinción” en la actualidad puede llegar a verse con menosprecio ya que se ve aparejado con machismo, pues se le relacionan actos como abrirle la puerta o cederle el asiento a una mejer, simplemente por el mero hecho de serlo. Y que digamos sobre la cuestión lingüística… ¿Debemos de destrozar el lenguaje por hacer hincapié en la igualdad? ¿Debemos permitirnos escuchar lo de “miembros y miembras” dicho por Bibiana Aído o “jóvenes y jóvenas por Carmen Romero? ¿Le estamos dando más importancia a la forma que el fondo? Como bien cuestiona Ricardo de Querol en un artículo de El País ¿tener que decir siempre los ciudadanos y las ciudadanas, no parece remarcar que no hay un único sujeto, sino dos grupos separados, que no forman un algo común? ¿No existe una identidad colectiva más allá del sexo o del género? Cada vez que diferenciamos los artículos y recalcamos los y las, e independientemente de los errores gramaticales, sin darnos cuenta estamos separando más que uniendo, cuando el objetivo debería de ser todo lo contrario. O por ejemplo el feminismo radical de Femen, que provoca cierto rechazo entre muchas feministas, ante todo, por sus formas y con un eslogan que consideran contradictorio. Ya que suelen predicar “soy una mujer, no un objeto” y sin embargo lo cuentan medio desnudas. ¿Hace falta mostrar los pechos para defender el feminismo? Rita Levi (premio Nobel de medicina en 1986) una avanzada a su tiempo y feminista dijo “Las mujeres que han cambiado el mundo, no han necesitado mostrar otra cosa que su inteligencia” El mayor peligro que puede provocar todo aquello que es radical es la discrepancia que existe entre las propias feministas. Unas disconformidades que van en aumento y que comporta la discusión entre ellas mismas. Al término feminismo original le están saliendo cada vez más complementarios o a veces adversarios, pues no siempre defienden lo mismo. El feminismo: exige la igualdad entre mujeres y hombres, esta ya debería de integrar todas las demás. Igualdad y punto. Sin embargo, tenemos por ejemplo… Feminazi: implica que las mujeres se consideran superiores a los hombres y aspiran a su dominación Feminismo filosófico Feminismo radical que lejos de lo que se piensa está lejos del extremismo Feminismo abolicionista: muy importante pues lucha contra la explotación sexual o la trata de mujeres F. Liberal F. de igualdad F. de la diferencia: que considera a la mujer como un ser absolutamente otro. Factual o científico Marxista Anarco feminismo: cuestiona los diferentes modos de control social F. Negro Lésbico Cultural: Considera a la mujer moralmente superior al hombre, y ve en ella un vínculo con la naturaleza especial por su condición de madre. F. Separatista: se distingue en que propone la separación de hombres y mujeres como única forma para que las mujeres alcancen su potencial Ciberfeminismo Ecofeminismo F. disidente F. Provida: que argumenta que el principio de igualdad debe pasar por el respeto a la vida de los más vulnerables. Es decir, algo que debería de ser sencillo y que se tendría que resumir como he dicho anteriormente en una sola palabra IGUALDAD, se complica cada vez más porque algunos se desvían de lo realmente importante. Por culpa de ello y por la falta de coordinación de un mismo mensaje empieza a haber un incremento importante del odio hacia ellas. La misoginia, por desgracia, se expande. En el Reino Unido, por ejemplo, donde el ataque devastador a mujeres está consiguiendo que estas renuncien a sus puestos por sentirse totalmente vulnerables. Necesitamos igualdad de oportunidades y derechos sin distingos de sexo, raza o religión. Dejar de hablar de los y las y pasar a hablar de personas. El día que en los curriculum no se pida foto ni sexo, sino experiencia y preparación habremos dado un gran paso. Me temo que todavía queda mucho camino por recorrer y mucha reivindicación por delante, pero no de ellas, sino de todos. Y para que eso suceda lo que hay que hacer es actuar y hablar, sobre todo los responsables públicos, con la mayor veracidad y exactitud posible. Por lo tanto, no creo que sea beneficioso para ninguna mujer, poner a la misma altura en cuanto a sometimiento, a las mujeres españolas con las afganas. Si la violencia machista todavía es una lacra, lo cierto es que en nuestro país como en otros países civilizados las condiciones de vida distan mucho de las situaciones en que se encuentran otros territorios, donde los derechos de las mujeres, empezando por su propia vida, no están garantizados. Espero no haber dañado la susceptibilidad de nadie. Gracias como siempre por vuestra atención y ya sabéis, nunca adiós sino hasta luego. INCREMENTO DE LA LUZ El problema de la luz incrementa la tensión nacional e influye en todos los bolsillos. Particulares y empresas se ven impotentes ante la obligación de pagar unos recibos nunca vistos hasta ahora.
Ya no es cuestión de buscar culpables, sino de actuar con el ánimo de lograr un objetivo común, bajar el precio de la luz y acabar con un oligopolio eléctrico. Porque ya se sabe que “entre unos por otros la casa sin barrer” y mientras la gente se ahoga por el precio excesivo de la factura, las eléctricas tienen un beneficio de cinco mil millones. La factura se ha multiplicado por tres y muchos necesitan la luz incluso para poder respirar. Gente conectada a un respirador, cargar una silla eléctrica para poder desplazarse, etc. La luz influye a todos y en todos los sectores. Y nuestro presidente por fin reacciona y habla del precio de la luz tras meses de continuos máximos históricos. Tras pensar durante todo este tiempo junto con sus asesores la táctica a seguir en cuanto a qué y cómo dirigirse a los ciudadanos en este tema, vuelve a la misma postura de siempre, es decir, un rostro fingido y poco creíble y un contenido repleto de ficticias y fariseas promesas. ¿Cómo se puede ser tan hipócrita? ¿Nos siguen engañando una y otra vez y continúan con la táctica de la mentira? No hay nada como fijarse en el comportamiento gestual. Sánchez no convence ni así mismo y además tiene la desfachatez de comprometerse a que la factura volverá a ser como la del 2018, la media más cara de los últimos diez años. ¿Nos toman por idiotas? ¿Es tan difícil que muestre, aunque sea por una vez, franqueza y veracidad en sus palabras? Las redes sociales Buenos días. Todas las semanas intento hablaros de algún tema de actualidad, pero cuando me dispongo a ello se cierne otro tema que requiere de mayor atención. Por lo que antes de empezar con el tema de “las redes sociales” al menos un breve recuerdo para todos aquellos que han vuelto a sufrir la fuerza de la naturaleza con otra DANA. Al parecer todas las desgracias siempre vienen juntas y el destino para algunos está siendo demasiado cruel. Prácticamente toda España se ha visto castigada por inundaciones que han causado, otra vez, grandes pérdidas económicas. Muchos se ven obligados a tener que comenzar, después de una pandemia y de haber reiniciado su negocio hasta en tres ocasiones por las lluvias de los últimos años. Y mientras y para agravar más si cabe la situación, no conseguimos ver el final en la subida de la luz. Ojalá todos aquellos que se han visto inmersos en este desastre, se vean compensados, al menos, en que los seguros funcionen con la diligencia que se espera de ellos y no solo demuestren rapidez a la hora de cobrar y reciban las ayudas necesarias por parte del estado en tiempo y forma. Pero vayamos al tema de las redes sociales…
Mucho se ha hablado y se hablará en el futuro sobre esta cuestión. De las cosas positivas que nos aporta que son la mayoría, así como de los numerosos problemas e inconvenientes que causan, ante todo por el mal uso de estas. Es obvio que han cambiado nuestras vidas y ante todo la forma de relacionarnos. El uso de las redes, por cierto, debería ser una asignatura pendiente en nuestras escuelas, donde habría que educar, o al menos informar, de los graves peligros que uno puede correr si no las utiliza como es debido. Porque desde edades muy tempranas, las redes están siendo el motivo de graves problemas en la educación de los hijos. Pero veamos primero las cosas positivas como La rapidez en la distribución de comunicación, donde cualquier noticia puede conocerse en todo el mundo en cuestión de segundos. Su gran poder de influencia, se derrocan gobiernos, se cambian presidentes, hacen subir o bajar la bolsa, tienen un gran peso en la economía mundial, etc. Es un canal de entretenimiento que ha servido para que millones de personas sociabilicen como nunca lo habían hecho, para que salgan, en muchas ocasiones, de una obligada soledad. Son una buena herramienta para encontrar trabajo. El mundo se mueve mucho más rápido gracias a la inmediatez y accesibilidad. A una velocidad que no siempre somos capaces de seguir o asimilar. Nos han abierto un mundo al que antes no teníamos acceso, un mundo cada vez más pequeño. Hemos recuperado a personas que teníamos abandonadas por el tiempo, amigos de la infancia o personas afines con las que compartimos experiencias. Numerosas personas que antes relucían timidez y vergüenza ahora aprovechan la seguridad que ofrece la soledad para iniciar relaciones virtuales. Podemos intercambiar información con otros profesionales. Difundir nuestro trabajo, haciendo que este llegue más rápido y a muchos más lugares. Soy el primero, como podréis ver, que las uso para que mi trabajo llegue al mayor número de personas posibles. No pretendo personalizar, pero para un servidor son un claro ejemplo de lo que pueden aportar. Con una discapacidad que sufro desde hace 13 años y que me impide desplazarme y moverme todas las ocasiones y a todos los lugares que me hubiera gustado para poder presentar mis libros cara a cara, pues el escritor necesita estar cerca de sus lectores, las redes me han dado la oportunidad de suplir esa cortapisa o limitación, y convertirla en algo positivo gracias a su poder de difusión. Por eso he decidido, después de 13 años, además de los artículos de opinión, grabar estos breves vídeos. No solo para que los lectores me conozcan algo mejor y vean mi expresión corporal, sino para intentar aportar un pequeñísimo grano de arena dentro del infinito mundo de la información. De ahí lo positivo. Habrá millones de casos donde las redes han abierto una puerta a la esperanza. No obstante… ¿Cuánto de nuestras vidas cedemos a las redes sociales? ¿Se ha convertido en una herramienta para demostrar nuestro grado de vanidad? La vanidad se define como la creencia excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. En realidad, es un tipo de arrogancia y engreimiento y creamos o no, de algún modo somos vanidosos y también, como en todo, el exceso es negativo. Una cosa es creer en uno mismo y otra muy distinta, creerse por encima de los demás. Por eso cada vez disfrutamos de menos intimidad. Ya no guardamos recuerdos para nosotros mismos, ahora todo se publicita por muy íntimo que sea y a costa de lo que sea. El ejemplo de una mujer que ha convertido su vida y la de sus hijos en un “gran hermano”. Una vida que graba y expone las 24 horas del día. Me imagino que habrá opiniones para todos los gustos, pero ¿y los derechos del menor? ¿querrán que el día de mañana toda su vida haya estado expuesta? En cualquier caso, hay peligros mayores. Pueden suplantar la identidad, acceder a nuestras cuentas bancarias, falsear todo tipo de información, ya vemos como las fake news están a la orden del día, se adulteran noticias que pueden llegar a causar perjuicios a gran escala. Se producen amenazas, chantajes, insultos, vejaciones… Todo se graba y se expone con tal de hacer un vídeo viral. Subirse a un rascacielos y hacer el pino en la cornisa, agredir a un anciano o las peleas de adolescentes cada vez más frecuentes. Son capaces de cualquier cosa con tal de que su vídeo lo vean miles de personas y salga unos segundos en los noticiarios. Además, si para algunos ha sido el pretexto perfecto para escapar de su retraimiento, para otros ha sido lo contrario. Se ha convertido en una adición. Las horas que pasan frente a la pantalla sobrepasa con creces lo razonable. Se encierran en sí mismos, se aíslan tras su ordenador y las relaciones sociales han pasado a ser para ellos o ellas un acto de gallardía. Han perdido poder de comunicación interpersonal. Tienen miedo a enfrentarse a una conversación mientras los miran a los ojos. Porque cara a cara hay mucho más en juego. Porque en un dialogo el comportamiento gestual puede decir más que las propias palabras. Por desgracia últimamente son demasiados los peligros en la red. Ya nadie está libre de ser controlado o espiado. Si compramos un artículo, sea el que sea, al poco tiempo ya tenemos mensajes personalizados que intentan dirigirnos a otras opciones de compra, con nuestro nombre, dirección y cuenta bancaria, aunque nunca hubiéramos adquirido nada en esa empresa. Cualquier foto que hagamos, se sube inmediatamente a la nube y ya estará dispuesta para que cualquiera haga buen o mal uso de ella. Pero, como decía al principio, si se usan como es debido, el beneficio es mucho mayor que el daño. Lo hemos visto por ejemplo en esta pandemia, donde las redes han unido a personas que les era imposible estar juntos por el Covid. Una imagen o un vídeo acercan a personas que están al otro extremo del mundo. Ya no existen las grandes distancias en la comunicación y la información llega rápidamente hasta el rincón más recóndito del mundo. Pero como en todo, en el término medio está la virtud. Y el exceso es perjudicial para todos. Quién nos iba a decir hace unos pocos años que el presidente del país más poderoso del mundo haría declaraciones devastadoras vía Twitter; que los políticos darían noticias que creíamos reservadas para los debates del Congreso a través de esta red social; que incluso ya no se tienen que presentar en un tanatorio para dar las condolencias, porque también lo hacen a través de este medio. Muchos actos o decisiones políticas de interés ya no son suficiente con que queden entre los interlocutores, hay que publicarlos en Twitter. Como dice el antropólogo Harari, “ya no basta con que las cosas (en este caso declaraciones) se produzcan, sino que no existen hasta que no se ponen en las redes”. Ya hemos visto que hoy en día las redes sociales son parte imprescindible en nuestras vidas y como tal, debería estar mucho más regulado su uso. Y, sobre todo, penalizar a todo aquel que delinca. Porque la mayoría se sirven del anonimato y se esconden detrás de un ordenador para no poner límite a la falta de respeto y para dañar en todo lo posible la integridad moral de todo aquel que piense diferente. La libertad de expresión Buenos días. Aquí me tenéis de nuevo para ocupar unos minutos de vuestra semana. Se acumulan los temas a tratar y cada uno de ellos necesitaría de jornadas enteras, pero una simple pincelada. No hay duda de que el tema de actualidad es la acogida de refugiados afganos. Pero para hablar de ello necesitaríamos de más tiempo. Una tierra que solo ha conocido sangre y terror. 1º con la guerra afgano-soviética 1978-1992 y posteriormente tras la invasión de Estados Unidos por el atentado del 11s otros 20 años 2001-2021 y donde los militares británicos y estadounidenses sienten que tanto su esfuerzo como los miles de muertos han sido en vano, tras la caída de Kabul por parte de los talibanes el pasado 15 de agosto. Un segundo Vietnam, salvando las diferencias. No obstante, lo importante es que se hayan despertado los corazones de una vez por todas y se salga en defensa de los que siempre sufren las consecuencias, los más débiles, las mujeres y niños que son el escudo visible de todo conflicto bélico. Ya son muchos países los que están colaborando, aceptando refugiados y aunque algunos llevan muchos años con esa labor, lo importante es que se haga de verdad desde un punto de vista humanitario y no exclusivamente por hacerse la foto o no faltar en ella.
También me apetecería hablar del incremento nunca visto del precio de la luz, del cual todos los gobiernos tienen su parte de responsabilidad por no meterle mano al descarado mercado del oligopolio energético, otra demostración más de que cuando uno intenta llegar al poder es fácil prometer. Nuestro presidente se quejaba de la subida de precios y reclamaba responsabilidades al gobierno anterior mientras se emitían imágenes de escenas de familias en extrema situación de pobreza energética charlando a la luz de una vela, y sin embargo ahora un día sí y otro también llegamos a máximos históricos, y no solo no se reconoce que no son capaces de solventar la situación, sino que se continúa con la táctica de echar la culpa al antecesor de todo lo sucedido. Pagamos más del doble en factura de la luz en un momento de crisis económica nacional por la pandemia y sin embargo ahora calla. Entretanto las eléctricas siguen su juego y aprovechan dichos desacuerdos entre unos y otros para seguir haciendo su agosto y tener cada vez más beneficios. El año pasado ganaron la poca despreciable cantidad de 5.000 millones de euros Pero vayamos al tema que hoy me ocupa. Un tema que sale a colación a diario, bien por problemas de interpretación o por el uso interesado del que muchos se sirven para poder sobrepasar todos los límites. Según la Constitución “la libertad de expresión es un derecho fundamental del ser humano que garantiza la posibilidad de reflejar por escrito o verbalmente una opinión o pensamiento sobre un asunto o persona”. Por tanto y como cualquier derecho, debe ejercerse con responsabilidad y conlleva ciertas obligaciones. Algo que al parecer muchos no saben o no quieren saberlo, pues se amparan en la misma para hacer todo tipo de insultos e improperios, con el único objetivo de dañar la dignidad del otro. De hacer comentarios que suponen, injurias, apología de la violencia, calumnias o incitación al odio. Y es ahí justamente donde está dicho límite, en que nunca lo escrito o dicho, debería de ir en contra del derecho al honor y la integridad. Por eso, no deja de sorprenderme que, en algunas ocasiones para hablar de ciertos temas, en ciertos ámbitos y en pleno 2021, todavía exista una disfrazada censura cuando uno dice que es “políticamente correcto”. Expresión que sustenta lo que de veras uno querría decir y que no menciona por diversos intereses. Pero el problema ya no está solo en el mal uso de dicha libertad, sino en que cada vez con más frecuencia ciertos sectores políticos están intentando influir, y diría más, tiranizar a través de los medios de comunicación afines para colonizar algo más grave si cabe que es la libertad de pensamiento. Si no estás de acuerdo con su forma de pensar, simplemente te hacen callar, te despiden, o evitan a toda costa que ejerzas dicha libertad. Muchos a lo largo de la historia han tenido como prioridad manejar los medios de comunicación, pero gracias a la gran cantidad de oferta informativa, cantidad que nos da la oportunidad de elegir libremente, creía que la censura era algo de tiempos pasados. Pero no es así, sino todo lo contrario. Se supone que cuando un partido, sea el que sea, llega al Gobierno, este debe de gobernar para todos los ciudadanos y no exclusivamente para sus votantes. Algo que, aunque obvio, algunos partidos se empeñan en no cumplir. Y por qué digo esto, porque hay algún partido que tiene como costumbre imponer más que proponer. En cualquier caso, los ideales y los cambios que cualquiera desee exponer o plantear siempre deben de ejecutarse a través del juego democrático y nunca usando, como digo, la imposición. Lo que últimamente sucede con demasiada asiduidad. Mientras que la libertad de expresión no tiene límites, ya lo vemos en las redes sociales, donde se veja, se insulta y se sueltan todo tipo de amenazas y escarnios sin que nadie intente ponerle remedio, la libertad de pensamiento comienza a estar en riesgo. Cuando alguien no puede decir con claridad lo que siente o se manifiesta bajo la expresión, como decía antes de “políticamente correcto” es simple y llanamente “censura” Y cuando se va más allá y se utiliza la imposición, por pequeña que sea, solo tiene un nombre, “dictadura”. Un cesarismo que creíamos olvidado en nuestro país y que, si no se frena a tiempo, ya sabemos los peligros que puede conllevar. Ya hemos visto a lo largo de la historia la amenaza que supone la imposición de pensamiento único. La primera señal de autoritarismo es negar a otros la necesidad de entenderse a través de la política, de poder defender sus ideales o de intentar aportar a la sociedad. Sin embargo, algunos solo intentan fiscalizar todo aquello de lo que no sean partidarios. Un ejemplo de ello puede ser el tema taurino que, aunque viene de lejos, esta semana ha vuelto a ser noticia por la prohibición de un festejo utilizando como argumento para tal anulación el nombre de dos de los astados. Un claro ejemplo que se puede extrapolar a otras muchas causas es el de los animalistas con respecto al mundo taurino. Siempre ha habido defensores de los derechos de los animales y también los que defienden la cultura de la fiesta nacional y ninguno puede imponer su criterio a la otra parte. La cultura no tiene ideología y pertenece al pueblo y como tal es este quien hace desaparecer o mantener cualquier tipo de manifestación cultural. No obstante, se llega a situaciones tan exageradas que pasan a ser cómicas. Desde robar una langosta de un restaurante para defenderla de las fauces del cocinero, hasta robar gallos porque decían que violaban a las gallinas. ¿Quieren acabar con la caza, la pesca y que todos seamos veganos? Como digo, puede parecer cómico, pero ni mucho menos se puede tomar a broma, porque imponer una suspensión por la protesta de una animalista supone que muchas familias dejen de trabajar y, por tanto, se les elimine su forma de sustento. Esto a priori puede parecer una nimiedad, pero luego pasamos a cosas que ya no lo son. Tenemos claros ejemplos en alguna de nuestras autonomías, donde se instruye de forma engañosa la historia o se enmascara un totalitarismo educativo desde edades tempranas y en lugar de enseñar a pensar, se enseña el “qué” pensar. Puede parecer exagerado, pero más vales prevenir que curar. ¿Se está extendiendo el pensamiento único en España? En estos últimos tiempos, no hay duda de que hay más tensión en las calles, de que la palabra respeto está más que nunca olvidada y los ejemplos de odio al que piensa o es diferente no dejan de brotar. Y cada vez que eso sucede se pone en peligro la democracia. EL CONOCIMIENTO Aquí estoy de nuevo tras seis días de ausencia. Antes de nada y después de recibir el consejo de un buen amigo, quiero comentaros que puede que en ocasiones me veáis en los vídeos falto de energía independientemente de que hay temas en los que es difícil sonreír por el asunto en cuestión. Además, no es mi intención dar la sensación de mortecino o tenue, tal tono viene provocado lo más seguro por dos razones, las horas excesivamente tempraneras en las que gravo los vídeos, donde el sol, haragán y remolón, todavía se despereza para completar el orto y una demasía de productos medicamentosos necesarios para aguantar el día de la mejor forma. Ambas cosas logran que mi estado emisor sea más bien plácido y calmo. Aun así, haré el esfuerzo porque admitir ayuda viene a colación con lo que hoy quiero comentar, y que, aunque se aleja de los temas tratados en las últimas semanas, influye en cada uno de los pasos o decisiones que tomamos a diario. El tema en cuestión es El conocimiento. El saber que el ser humano ha adquirido a través de su historia y que además de haber sido capaz de atrapar en su conciencia, ha logrado tener la capacidad de comunicarlo.
El fruto de cada una de nuestras experiencias debemos de saber acopiarlo organizarlo, atesorarlo y transmitirlo de forma que otros aprendan de ello. ¿Qué habría sido del ser humano y de la historia en general si los conocimientos los reservase cada uno para sí mismo? Pero el nivel de conocimiento va emparejado con el grado de humildad, porque una de las bases para aprender es tener la capacidad de reconocer lo poco que sabemos o de admitir que siempre tenemos mucho por mejorar. Todos los que han asistido a alguna de mis presentaciones, me habrán escuchado enunciar con relativa frecuencia frases de filósofos referentes al saber. La más conocida es la de “solo sé que no sé nada” de Sócrates, hijo de comadrona y escultor heleno, sin embargo, ya que por desgracia hay muchos que tienen la capacidad de creer que de sabiduría y erudición van sobrados yo me quedo con la siguiente: “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber”, del jesuita escritor español del siglo de oro Baltasar Gracián. Y ¿por qué suelo recordarla en ocasiones? Porque estamos rodeados de personajes con excesiva elación y autosuficiencia. Porque si no somos capaces de abrir nuestras mentes para absorber más conocimiento, no seremos capaces de crecer ni como individuo ni como sociedad. Puede que un servidor le de tanta importancia al saber, porque cada día que pasa más ignorante me siento, porque cada libro que escribo más exigente me vuelvo o bien porque he trabajado más de veinticinco años en un par de empresas que estaban directamente relacionadas con los métodos de la transmisión del conocimiento. No obstante, también daría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro, como decía Descartes. Pues me imagino que admitiendo lo poco que se, ignoro menos. Nos tendríamos que levantar todos los días, no admitiendo lo torpe que somos, ya que no es cuestión de fustigarnos por nuestra falta de conocimiento, sino siendo lo suficientemente autoexigentes para saber que nos queda mucho por aprender. Y por supuesto, que todo lo que tiene que ver con el conocimiento o, mejor dicho, con el proceso de aprendizaje, es parte primordial de nuestras vidas. Lo hemos vivido más que nunca durante esta pandemia. Nos hemos quejado del nivel demostrado por algunos políticos. De que su preparación no está en concordancia con la gran responsabilidad que sustentan. De que en política no se trata solo de buenas campañas de marketing y de individuos con un léxico fluido… Esta pandemia es el ejemplo perfecto que demuestra que debemos persistir con el intento denotado y sistemático de tratar de unir conocimiento y política. Es lo que debería de ser, pero no es. Es lo que debería de suceder entre gobiernos e intelectuales, investigadores o académicos. Una praxis que no todos están dispuestos a seguir, porque prevalecen los intereses personales basados en el mantenimiento del poder, aun yendo en contra de lo que se sabe que es lo correcto. Cuando funciona el vínculo entre política y conocimiento la sociedad ve cubiertas sus necesidades y tiene muchas más posibilidades de prosperar. Sin embargo, cuando este se rompe o no existe aumenta el riesgo de una sociedad decadente y estancada. Por esa razón hay que promover con mucho más ahínco la consolidación de dicha relación. La ciencia y el conocimiento están por encima de cualquier interés político y en esta pandemia se ha demostrado claramente lo contrario. Algunos expertos se han visto continuamente invalidados y sus opiniones, si no abolidas, si ignoradas. Ya que no eran capaces de fusionarse ambas partes, la decisión más inteligente, hubiera sido tener la capacidad de apartarse por un breve estado de tiempo y dar paso al saber. Aunque puede que el peligro estuviese en darnos cuenta de que muchos políticos son prescindibles. El cualquier caso, y para ir concluyendo, reconocer nuestras limitaciones, nos da nuevas vías para explorar en el inmenso mundo del conocimiento. Pero como dije al inicio, el primer paso para absorber conocimiento es la humildad. Muchas gracias por vuestro tiempo y, como siempre, ya sabéis, nunca adiós, sino hasta luego. ¿QUÉ LE PASA A NUESTRO FUTURO? Los jóvenes están siendo protagonistas en esta pandemia. Un protagonismo con dos caras. La que demuestra una solidaridad y una madurez fuera de lo normal; como son todos aquellos que, a pesar de contar con poca experiencia vital, han tenido que regatear con la muerte todos los días; que sin superar los veintitrés y aislados de sus familiares por el peligro de contagio han ofrecido cariño y su profesionalidad durante interminables jornadas; que por estar en primera línea han sido las y los que de veras eran conscientes de la gravedad que estábamos viviendo en todo momento. A pesar de su edad, han sido capaces de ofrecer un último apretón de manos y una última palabra de consuelo a los que por culpa de esta pandemia no podían escucharla de sus seres queridos. Unos jóvenes que siempre serán el ejemplo y orgullo de todo un país. Y claro que también ha habido muchos más que han sido ejemplo de buen comportamiento. Pero por desgracia, lo negativo llama más la atención y con el paso del tiempo lo que parecía era una minoría ha dejado de serlo. Una anticipada relajación en las medidas ha conseguido despertar a toda la juventud irresponsable. Porque en esta vida está el blanco y el negro, el yin y el yang, la transigencia y la intolerancia, la comprensión y la cerrazón, la inteligencia y la estupidez. Y si están los que dan ejemplo, tienen que salir a la palestra los que no, para que salga la media. Las imágenes de los macro botellones por todo el país con miles de asistentes que no respetan a nada ni a nadie no dejan de repetirse. No creo que todo se justifique con la frase de “es que todos hemos sido jóvenes alguna vez”. Además, ya no es solo su actitud ante el peligro, sino las absurdas explicaciones que dan para justificar su comportamiento. No todo vale. No todo tiene justificación. ¿Qué tiene que ver disfrutar de la playa con los amigos, con tener el único objetivo de acabar “pedo perdido” dejando tras de sí una pocilga? El coronavirus ha traído a nuestras vidas el confinamiento, el toque de queda, restricciones, la limitación de libertades y, si a todos nos ha sido complicado, más todavía a los jóvenes porque se encuentran en una etapa de cambios, y con un presente y futuro algo inciertos. Puede que a ese sector de la juventud no hayamos sabido transmitirles el orden de prioridades. Puede que el fallo no solo esté en ellos. Tendremos que aprender a enseñar porque ellos son, queramos o no, el futuro.
LA CRUDA REALIDAD Alemania aconseja a sus ciudadanos no viajar a ciertas zonas de España, especialmente a Cataluña. Como era de esperar Barcelona se lleva la palma con el mayor número de contagios por cien mil habitantes. Algunas zonas se empiezan a plantear dar marcha atrás en la desescalada. Al parecer ya «llueve sobre mojado» porque lo que está ocurriendo no sorprende a nadie. No hay que ser adivino para poder intuir lo que se nos viene encima. Tanta fiesta sin control iba a tener sus consecuencias, aunque algunos no quisieran asumirlo. Hemos pasado de estar por debajo de 50 contagios por cada cien mil, a llegar a tener 1.000 por cada cien mil en Barcelona en el rango de 20 a 30 años. Pero parece que los datos no influyen en los más jóvenes, porque su comportamiento sigue siendo el mismo. Como esto siga así, todavía tenemos tiempo para cargarnos el mes de agosto y eso para muchos negocios sería su final. Mientras tanto el mundo sigue sin conocer la cifra real de muertos por el Covid-19. Una noticia que tampoco sorprende a nadie a estas alturas y que algunos ya dejamos por escrito en más de una publicación, ya que es prácticamente imposible contabilizar los fallecidos directos e indirectos por el COVID en muchas zonas del mundo. Según la OMS la cifra podría estar entre 6 y 8 millones de muertes. Pero estos son los más optimistas, porque otros expertos piensan que estaríamos hablando de 13. También reconocen que se tardará un tiempo en conocer la cifra real, si es que se llega a saber algún día.
LA DECISIÓN DE LA EMA La Agencia Europea del Medicamento, después de una semana, por fin se pronuncia sobre la vacuna de Janssen de la que todos están pendientes porque, gracias a que solo se necesita de una dosis, agilizaría en gran manera el proceso de inoculación. La EMA, a pesar de que ha hallado el vínculo entre la vacuna y la asociación de trombos inusuales con plaquetas bajas en sangre, considera que el balance es positivo. La decisión ha sido la que todos los expertos ya comentaban, es decir, que el riesgo de contraer el Covid-19 sigue siendo mayor que el posible riesgo de desarrollar coagulación sanguínea, por lo que, y cito textualmente «los beneficios generales de la vacuna superan los riesgos de efectos secundarios». No hay duda de que la prudencia, y más en cuestiones sanitarias de tanta envergadura, debe de ser una exigencia para las farmacéuticas, pero en este caso y con los datos que disponían de seis personas de los 6,8 millones de vacunados, ¿era necesario parar una semana la vacunación? Puede parecer muy poco tiempo, y más, después de la rapidez con la que la han sacado al mercado, no obstante, ¿cuántas personas se podrían haber vacunado en una semana? La línea entre el contagio, ingreso y posible muerte, y la salvación gracias a la vacuna es demasiado fina. Hemos visto el buen resultado que ha dado la vacuna en las residencias, donde prácticamente ha desaparecido por completo la mortalidad. Por eso cada persona vacunada es una muerte evitada. En una semana son decenas de miles las personas que ya se habrían inoculado la de Janssen. Decenas de miles que ya estarían libres del contagio y de un posible desastroso final. Puede que, en este caso, la excesiva prudencia haya resultado demasiado cara en vidas humanas. La gente padece una lógica impaciencia y desea volver a lo que se pueda parecer a una vida normal cuanto antes. Estamos en el principio del fin y la esperanza para conseguirlo va en aumento. De toda esta experiencia se sacarán muchas conclusiones en el futuro. Los responsables políticos no han dado la talla y la UE, que tantos otros beneficios ha dado, se han dejado manipular por unas farmacéuticas que han actuado a su antojo. No han cumplido ni con las cantidades ni con las fechas de las entregas, y los contratos han carecido de transparencia. Los cambios de criterio han sido constantes y se ha vuelto ha demostrar quién es quien tiene la prioridad o qué maneja el mundo, el «todopoderoso dinero». En Jerusalén van sin mascarillas por la calle y la vida se asemeja bastante a lo que era antes de la pandemia. Y eso ha sido gracias principalmente a dos cosas: las fronteras se cerraron desde el principio y el proceso de vacunación ha sido tremendamente ágil, gracias, ante todo, a la rápida adquisición de la vacuna de Pfizer que, aunque la pagaran a tres veces su precio, ha sido una inversión que enseguida se ha demostrado que era positiva, pues ha habido un retorno de los beneficios por la apertura de la economía del país. Hay bastantes más casos donde se demuestra que la toma de buenas decisiones han significado menor número de muertes. El futuro será el que dictamine. Y aunque ahora estamos en tiempos de esperanza, en momentos de mirar hacia adelante, siempre llevaremos en el recuerdo a todos aquellos que se fueron y nos preguntaremos cuantos podrían seguir con nosotros si se hubiesen tomado las determinaciones correctas. Tenemos la capacidad de olvidar, de perdonar, pero reconozco que me hierve la sangre por dentro, cuando recuerdo la cantidad de mentiras con las que nos han estado bombardeando a lo largo de toda esta pandemia. Mentiras que no llevaban a nada positivo, sino todo lo contrario. Como así sucedió con las mascarillas, con el Comité de Expertos, etc. Pero ya no merece la pena volver a repasar el archivo de los errores. Ahí estarán siempre a nuestra disposición por si queremos aprender de ellos. Aunque me temo que, a pesar de la hemeroteca, muchos volverían a actuar del mismo modo. El que nace farsante y sin dignidad se llevará consigo a la tumba su forma de ser; lo hemos podido comprobar en multitud de ocasiones. Siempre he dicho que los ciudadanos han dado una lección a la clase política, que no es nada sencillo gestionar algo de esta envergadura, que es más fácil criticar que dirigir y, aunque ha habido fallos comprensibles propios del desconocimiento a lo que nos enfrentábamos, también es cierto, que otros errores han sido flagrantes y donde a «todas luces» se veía que eran efectuados con intereses ocultos y casi siempre políticos. Se ha jugado con la bondad de las personas, con su afán de creer que se pensaba en el bien común y, sobre todo, con la necesidad de vivir. Cuando está en juego nuestra propia integridad, hacemos caso a todo aquello que nos endulce los oídos. Aun así, teníamos que haber sido algo más exigentes cuando estaba tanto en juego y más, cuando ha habido otros que lo han hecho bastante mejor, como es el caso de Australia. Llegó a confinar una ciudad entera durante cinco días por un solo caso. A través de lo que se denomina «estrategia Covid 0», que consiste en una enorme capacidad de rastreo, gestión de los brotes, control de fronteras y un apoyo económico, asistencial y social para asegurar el aislamiento de los casos, consiguió mantener la expansión del virus. Táctica que también han utilizado otros países con los mismos resultados positivos. Sin embargo, España, así como Italia, Francia, etc., no hemos sido capaces de aprender la lección. La idiosincrasia, nuestros valores, el clima…Quien sabe cuáles serán las características que nos llevan a comportarnos de distinto modo, ante los mismos acontecimientos. De lo que no hay ninguna duda, es que, a veces, es un solo hombre y sus decisiones el que puede evitar infinidad de muertes o, todo lo contrario, hacer que se incrementen. Como caso evidente tenemos el de Bolsonaro en Brasil, que pasará a la historia por su pésima actuación ante la pandemia. De todas formas, ahora solo nos queda pensar en positivo y en la vacunación. España ha utilizado el 90,5% de las vacunas recibidas, aunque solo el 7,63% han recibido la dosis completa. No obstante, las CCAA han demostrado que si tienen las dosis necesarias son capaces de incrementar el ritmo. En el día de ayer se consiguieron inocular a más de 450.000 personas, récord de vacunación en un solo día hasta la fecha. Cuando las cosas se hacen bien también es bueno recalcarlo. Con respecto a todos los fallos que han tenido que ver con el suministro, tanto en el incumplimiento de fechas de entrega como en las cantidades, así como en las condiciones del contrato, por ejemplo, con Pfizer, quien se lava las manos ante cualquier efecto secundario de su vacuna, eximiéndose de toda responsabilidad y posible indemnización, el principal responsable está en Bruselas. Como ya he dicho, las farmacéuticas han jugado con la necesidad de protección de nuestra integridad, para exprimir al máximo a la UE y hacer que esta aceptase cualquier condición, por indigna e ignominiosa que fuese. 22/04/2021 «LA GUERRA FRÍA» DE LAS VACUNAS Los más viejos del lugar recordarán el comienzo de La «Guerra Fría», término que fue utilizado por primera vez por el escritor inglés George Orwell en su ensayo You and the Atomic Bomb, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial. Dato con el que no todos están de acuerdo, pues algunos historiadores remontan sus inicios a finales de la Primera Guerra Mundial. Capitalismo, representado por Estados Unidos, contra el bloque del este, liderado por la Unión Soviética (comunismo). Las tensiones entre ambas potencias en lo ideológico, político, social, económico o militar fueron una constante durante dos décadas y mientras Estados Unidos creaba la alianza militar de la OTAN en 1949, la Unión Soviética respondía con la creación de otra alianza, a través del Pacto de Varsovia en 1955. Desde entonces los enfrentamientos entre las dos grandes potencias mundiales han estado y están presentes en la mente de todos. Y en esta lucha entró, como no podía ser menos, todo lo referente al mundo espacial. Pero ¿por qué esta pequeña introducción de una parte de nuestra historia reciente mundial? Porque fueron los rusos los primeros en conseguir poner un satélite (Sputnik) en órbita, lanzado el 4 de octubre de 1957. De ahí el nombre de la vacuna. No es una denominación escogida al azar. Representa el poder soviético ante los Estados Unidos. En un simple nombre quieren reflejar que ya se adelantaron a su oponente en aquel momento y quieren volver a hacerlo ahora. Por eso existe la sospecha, de que son ellos los que podrían estar tras la mala publicidad extendida por todo el mundo sobre la vacuna de AstraZeneca. Si nos preguntasen a cualquiera de nosotros a quién creemos que beneficia más la paralización de la vacuna, no habría que pensar demasiado. Rusia, porque de ese modo, podría incrementar las arcas del Estado, ya que el Centro Nacional de Epidemiología y Microbiología de Gamelaya en Moscú, financiado por el Fondo de Inversión Directa de Rusia, se puso a trabajar de inmediato en un prototipo del fármaco desde el mismo momento en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia a principios del mes de marzo de 2020. Su pretensión ha sido no perder ni un solo minuto de tiempo para poner su vacuna en el mercado cuanto antes. Esa fue la razón de que Vladimir Putin quisiera sorprender al mundo antes de que la comunidad científica se pronunciase oficialmente al respecto. En agosto de 2020 anunció «a bombo y platillo» la aprobación de forma urgente de la vacuna Sputnik V. Si ya no le daba tiempo a ganar esta batalla sí quería, al menos, tener un papel importante en algo tan vital para la humanidad. Tanto es así que, sin haber concluido las fases obligatorias en cualquier proceso de un lanzamiento farmacológico, comenzó a inocular la vacuna a la población. Los intereses económicos eran demasiado golosos como para dejarlos escapar. En cualquier caso, no ha sido el único, porque Pfizer hizo exactamente lo mismo, cuando comunicó los resultados de la vacuna. El valor de sus acciones subió de forma exagerada y todavía no había sido lanzada. Pero las prisas son malas consejeras, como he comentado en algún artículo anterior, y los mismos ciudadanos han sido los que han demostrado su escepticismo y desconfianza hacia la vacuna. Más del 60% la rechazaba y los profesionales médicos confesaban sentirse incómodos. Justo el mismo día que Reino Unido aprobó la vacuna de Pfizer, Putin comunicaba que la Sputnik V comenzaría a suministrarse a la población de forma masiva y gratuita. La guerra estaba abierta. No solo eso, sino que ya había empezado a ponerla a los empleados de Gamelaya y a 2.500 soldados rusos. Todos conocemos la extraordinaria fuerza que tienen las redes sociales para difundir cualquier noticia, y que los rusos han estado, supuestamente, detrás de la divulgación de informaciones políticas que tenían el objetivo de cambiar, incluso, la intención de voto para la elección de un presidente. Como así ocurrió con información de relevancia para perjudicar a Hilary Clinton en su lucha para llegar a la presidencia. Como es lógico, no son solo ellos, porque el espionaje o todo aquello que tenga que ver con la información, sea esta falsa o veraz a través de las redes, se mueve en todas direcciones. ¿Serían entonces los rusos los que promueven noticias falsas sobre AstraZeneca? «¿Por qué intentan vender su vacuna al resto del mundo y, sin embargo, no progresan como deberían en la vacunación de su propia gente?» Esta pregunta la hizo públicamente la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. No obstante, la UE no se ha planteado adquirir esta vacuna porque todavía no ha sido aprobada por la Agencia Europea del Medicamento. Pero también en este caso siguen sin ser claros, ya que, desde que Alemania ha decidido tratar de llegar a un acuerdo bilateral para la adquisición de la vacuna rusa, Bruselas se lava las manos y pasa la potestad a los países, para que sus regiones negocien la compra de Sputnik V. Unas negociaciones que ya habrían sido iniciadas, por ejemplo, en el caso de Madrid, que mantiene una guerra abierta en todos los ámbitos contra el Gobierno central. Rusia quiere que el Kremlin sea un actor principal en esta crisis, y para luchar contra el Covid apuesta por su vacuna Sputnik V, no solo dentro de sus fronteras, sino en el resto del mundo, mientras cierra las puertas a Pfizer, Moderna, Janssen o AstraZeneca. Pero la incertidumbre no acaba aquí. Esta misma mañana a primera hora, se daba la noticia de que Estados Unidos paralizaba la vacuna de Janssen de una sola dosis, porque algunos de los inoculados han desarrollado trombos. Seis casos de entre siete millones de vacunados, es decir, el mismo porcentaje de riesgo que con la de AstraZeneca. Un porcentaje que no justifica, como ya han explicado numerosos expertos, su paralización. De esta forma y con tantos cambios, es normal que la ciudadanía sienta miedo e inseguridad y más, cuando la mayoría de las modificaciones son por motivos políticos más que sanitarios. Hoy en día la población está muy asesorada. Los medios de comunicación ofrecen a diario cantidades ingentes de información y, aunque nadie duda de que en general es positivo, tengo la sensación de que, en el caso de la pandemia es todo lo contrario. Exigimos total transparencia, es cierto, pero la desmesura a la hora de recibir todos los días datos técnicos que se escapan a nuestra comprensión y, ante todo, cuando no podemos influir sobre estos, lo único que se consigue con ello es justamente lo que está sucediendo. Crea confusión y perplejidad. Miles de ciudadanos han dejado de ir a sus citas para la inoculación de la vacuna por el miedo suscitado. Un temor injustificado, pues cualquier fármaco tiene más efectos adversos y en un porcentaje mayor del que se está diciendo de AstraZeneca o Janssen. Nos ocultan las cosas más importantes, nos dicen que hay un comité de expertos que no existe y, sin embargo, nos brean con información que solo este estaría preparado para valorar. Nadie está obligado a vacunarse, pero si los políticos no dejan de confundirnos, lo que se producirá será una anarquía sanitaria. Y en una pandemia global debemos de seguir los consejos de los epidemiólogos, virólogos, etc., que son los únicos que nos pueden sacar de esta, siempre y cuando exista una mínima coordinación.
LHARDY El restaurante Lhardy de Madrid, testigo de importantes acontecimientos, vestigio de años pasados gloriosos o espía de la historia desde 1839, está en preconcurso de acreedores. Es mucho más que un restaurante; es cultura viva; es en parte museo; es reflejo de escenas teatrales de índole social. En sus salones, mientras se degustaba un buen caldo o se disfrutaba de interesados festines, se han planificado destituciones de reyes, repúblicas o políticos. Se han planificado pasos breves en el tiempo y cambios para la vida de «los gatos» y de los españoles en general. En Lhardy no solo se han condimentado buenos platos de exquisito sabor, también se han cocinado estrategias. Sobre sus mesas se han escrito poesías y las paredes decoradas por Rafael Guerrero o la fachada construida con exquisito gusto con madera de Cuba, conquistaron a los personajes más importantes desde mediados del XIX. Isabel II, posteriormente Alfonso XII, su hijo Alfonso XIII, Pérez Galdós, Azorín, presidentes de Gobierno…, todos se hicieron un hueco en sus agitadas vidas, para poder disfrutar de la decoración de sus salones. El salón Isabelino, salón Blanco o salón Japonés, han conservado los revestimientos de los papeles pintados de la época hasta el día de hoy. Este restaurante del número 8 de la Carrera de San Jerónimo, no debería cerrar después de 182 años.
04/04/2021
15/03/2021
UNA SOCIEDAD EN DECADENCIA Socialistas de renombre, a los que algunos de sus actuales compañeros califican como «los de antes» o «viejas glorias desfasadas» como Alfonso Guerra, Leguina, etc., critican sin remilgos la actuación poco sensata del presidente del Gobierno. Reprochan y censuran que nos haya llevado a esa absoluta dependencia de Podemos. Que, a pesar de la opinión mayoritaria de muchos de sus compañeros de partido, siga pactando compromisos con todos aquellos que prometió una y mil veces que nunca lo haría. Con podemos, con Bildu, con los independentistas… A nadie se le escapa que todas las decisiones se ven influenciadas por ocultos pactos de dudosa objetividad y cuyo fin sea el bienestar nacional. Él ha criticado a los antiguos dirigentes de su partido, como así hizo Pablo Iglesias con Julio Anguita, al que mando directamente «a la mierda» Estos señores, denominación que les queda algo grande, pertenecen a una generación de políticos que desprecia sus propias siglas, sus señas de identidad e incluso sus ideales, con tal de llegar al poder. Unos ideales que a otros les costó con mucho esfuerzo defender y que simplemente han destrozado porque sí. La mayoría de lo que exponen, se contradice posteriormente con sus hechos. La coherencia no es ni mucho menos una de sus virtudes, y son la mentira y la falsedad sus guías de comportamiento. Vemos continuamente sus discrepancias y como, aun sabiendo del peligro que ello puede suponer, son capaces de crear una tensión que luego se trasladará a las calles. Pero, lo peor de todo es que nos hemos acostumbrado a la corruptela política, sea esta por un bien económico o por un engaño continuo hacia el ciudadano. El compañero de Pedro Sánchez, aquel con el que no podría dormir si llegase al Gobierno, no solo le tiene cogido por sus partes nobles, sino que cada vez aprieta más. Pero a pesar del dolor, hará lo que sea necesario para no perder lo que tanto le ha costado conseguir. Porque a pesar de pertenecer a un partido con muchos años de historia (2 de mayo de 1879) y tener grandes hombres de Estado, sus componentes no han podido frenar las aspiraciones de un solo hombre. Y uno solo puede llevarnos al desastre. Debemos de tener mucho cuidado porque nuestro país se está debilitando. Está en decadencia y parece que no lo queremos admitir. Solo la actitud de unos pocos nos está llevando a una situación de difícil escapatoria. Ya no nos ven en Europa como el gran país que éramos y los constantes disturbios en Cataluña, por ejemplo, tampoco ayudan. Los catalanes están cansados y las fuerzas políticas no son capaces de condenar de forma unánime los actos vandálicos. Unos disturbios que ya no tienen nada que ver con el derecho a la libertad de expresión, y que están incluso espoleados por los propios gobernantes. Una juventud que es el caldo de cultivo de unos intereses que solo desean desequilibrar la estabilidad nacional. Y uno de nuestros mayores errores es que tenemos la mala costumbre de retirar de la escena política a los que lograron una España unida y constitucional. A hombres de Estado de verdad. A aquellos que, a pesar de las grandes diferencias ideológicas, fueron capaces de ceder lo necesario para construir una de las mejores democracias. Una democracia ejemplar a los ojos del mundo, y que el vicepresidente dilapida con una frase inoportuna, pero perfectamente estudiada. Porque este individuo «no da puntada sin hilo». Es necesario prescindir de él lo antes posible, porque solo sabe crear incendios difíciles de apagar. Porque no representa el «espíritu del 15M», eso solo fue su trampolín para llegar a ser parte de «la casta». Estamos sufriendo un deterioro constante y perdiendo muchas de nuestras señas de identidad. Nuestros mejores hombres y mujeres cuya integridad, honestidad y, ante todo, con una experiencia vital y profesional altamente demostrada, sean del partido que sean, los aparta la sociedad antes de tiempo, y han sido sustituidos, salvo excepciones, por protagonistas con una mínima ética moral. ¿No han aprendido nada de sus mayores? Los espectáculos vistos en el Congreso han sido y son innumerables, a la par de ridículos. Las escenificaciones de Rufián, a quien le gusta ante todo escucharse a sí mismo; el bebé de Podemos; las salidas de tono de Iglesias, quien ha cambiado su habitual inflexión agresiva y dañina, por la excesiva meliflua voz que no convence a nadie; las hipócritas palabras de Bildu, que ahora presume de ir de demócrata por la vida; las obsesiones independentistas de Esquerra, quienes todavía no han aclarado que ventajas reales supondría la autodeterminación… Todo esto, mientras el pueblo se mata a trabajar, nuestros sanitarios siguen dando su vida por los demás, los restauradores soportan lo insoportable, la mayoría de los trabajadores intentan subsistir en la crisis más complicada tras la Guerra Civil y/o tenemos un paro juvenil cercano al 50%. Un peligroso caldo de cultivo para la rebelión en las calles que estamos viviendo esta última semana, principalmente en Barcelona. Unas violentas protestas callejeras que ya nada tienen que ver con el rapero ni con defender la libertad de expresión, como ya he dicho antes. Manifestaciones llevadas por la rabia, frustración, desánimo y/o decepción de muchos jóvenes que solo ven la revuelta, según los expertos consultados, como vía útil de expresión. La pandemia, la crisis económica y social, las pocas expectativas de futuro, etc., influyen claramente en el incremento de la crispación. Pero si ya es un problema que sea una minoría los que queman los contenedores, es más peligroso aún, que la mayoría de los jóvenes no lo condenen. La juventud siempre ha sido una parte activa de la población a la hora de hacer reivindicaciones sociales, aunque esta se debe de hacer siempre, eso sí, de forma pacífica. Sin embargo, hoy en día se ven espoleados por un mal ejemplo de sus representantes públicos y por la tensión que estos, ya de por sí, transmiten. En lugar de ver en sus mayores un espejo donde mirarse, es todo lo contrario. Porque, además, lo único que observan es corrupción, o desunión en momentos tan difíciles como esta pandemia. Debemos de admitir que es uno de nuestros problemas más graves como país, porque es el futuro de todos el que está en juego, y en estos tiempos no tienen modelos o prototipos de comportamiento en los que fijarse. Quiero creer que la mayoría de nuestra juventud tiene buenos valores y está bien preparada, pero sería injustificable por nuestra parte si miramos para otro lado. Por eso, no se puede mantener esta situación de inanición política. Hace falta mucha más exigencia y rapidez en la toma de decisiones porque cada día que pasa alguna empresa se ve obligada a echar el cierre por falta de ayuda. Hay personas que por ausentarse de su domicilio dos semanas les han ocupado su casa, y a pesar de más de un año de litigios y denuncias, y de pelear gastándose el dinero que no tienen, siguen sin recuperarla por la lentitud de una absurda protección al delincuente. No solo somos el único país europeo que no tiene un proceso ágil de expulsión del okupa, sino que tenemos representantes públicos, como la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que los defienden y crea talleres de okupación basados en teorías anarquistas. El primero titulado «Taller de liberación de espacios» y este último bajo el título «Autogestión y modelos de vivienda alternativos». Estas incongruentes decisiones han llevado a Barcelona a ser la ciudad de España con más número de ocupaciones ilegales (600 mes), un número seis veces superior a la que está en segundo lugar que es la Comunidad de Madrid. Los ERTE es una buena solución que, sin ninguna duda, ha evitado un mayor desastre en cuanto a los despidos, así como la aprobación del Ingreso Mínimo Vital, aunque este vaya con un excesivo retraso. Y es esa lentitud, tanto en esta como en otras cuestiones, la que nos puede llevar a un camino de no retorno. Muchas personas están al límite de su resistencia y están dispuestos a salir a las calles y pelear porque ya no tienen nada que perder. Muchos jóvenes que les pilló la crisis del 2008 con 25 años llevan sin trabajar desde entonces, porque cuando parecía que nos recuperábamos llegó la pandemia y les ha vuelto a castigar. Seguramente dos generaciones habrán visto, sin apenas darse cuenta, como han pasado veinte años sin la oportunidad de encontrar una seguridad laboral. Y si ya lo han tenido complicado, llegan algunos cabecillas para servirse de ello para la manipulación. En todas las grandes crisis internacionales, siempre ha existido el espabilado de turno, que se ha aprovechado de ellas para llegar al poder. Hasta Hitler llegó al poder influenciado, en cierto modo, por la gran crisis económica que estaba sufriendo Alemania. Cuando la gente no tiene trabajo o está pasando por momentos críticos de subsistencia es mucho más manipulable e influenciable por parte del «mesías» de turno que promete la tierra prometida y si, además, ha habido un planificado sistema educativo pensado para influir desde edades tempranas, aún falseando la historia, consigues un caldo de cultivo perfecto para que se mueva al antojo de los intereses de unos pocos. Esa es la causa de que muchos jóvenes de los que se manifiestan en las calles no sepan ni la razón real de porque lo hacen. Algunos de ellos menores de edad que no llegan ni a los trece años y que en lugar de intentar labrarse un porvenir, ya están lanzando piedras guiados por el ejemplo de las masas. A algunos irresponsables públicos les interesa la confrontación y las algaradas. Mientras que hay jóvenes que se manifiestan con coherencia e intentan transmitir lo abandonados que están, otros saquean, roban o lanzan piedras guiados por la sinrazón y no piensan en los verdaderos motivos que los ha llevado a ello. Porque no hay nada casual. Todo está muy bien planeado. No se percatan que son las piezas de una partida que mueven gente de las altas esferas a su antojo. Y mientras tanto, nuestro vicepresidente sigue creando toda la tensión posible cada vez que abre la boca. Aprovecha cualquier situación para hacerse notar. Ayer mismo en la celebración del cuarenta aniversario del Golpe de Estado del 23F, sabiendo que las cámaras estarían pendientes de sus salidas de tono habituales, ya se encargó de dejar bien claro que no está a favor de nada ni de nadie. Es el «rebelde sin causa». Que no está a favor de la Constitución, de los órganos del Estado ni de la Monarquía, pero que prometió servirlas con tal de lograr sentarse en el sillón azul del Congreso. Uno puede ser republicano o monárquico, pero no hipócrita. Sigue poniendo en entredicho la actuación de todos los que participaron en la Transición denominándolos Régimen del 78 de forma despectiva, y después de tanto repetirlo, consigue que le sigan un grupo de personas, cuya mayoría todavía no habían nacido y que ponen en cuestión todo el trabajo, ya no solo de los políticos y hombres de Estado de entonces, sino del pensamiento mayoritariamente compartido de todo el pueblo español que fue testigo. Y como el señor Pablo Iglesias tenía que decir la estupidez de turno, volvió a poner en duda la actuación, ya no solo del rey Juan Carlos I, sino de todos los que pueda, para levantar toda la polvareda posible sobre lo que sucedió aquel fatídico día 23 de febrero de 1981. Sigue, una vez más, soltando falsedades una tras otra para crear confusión, y lo peor de todo, es que muchos de los que no lo vivieron terminan por creérselo. Ojalá esté equivocado y solo sea una época más de la historia para olvidar. Ojalá pase ya este virus, crezca la economía y entre todos consigamos que los jóvenes vuelvan a vislumbrar oportunidades de futuro. Aunque hay maneras diferentes de protesta. Mientras unos tiran adoquines, otros no dejan de esforzarse a pesar de las dificultades, para estar bien posicionados en el punto de salida cuando se abran las puertas de la oportunidad. 24/02/2021 LA CREDIBILIDAD DEL PFIZER EN JUEGO Estaba deseoso de contar buenas noticias relacionadas con esta larga pandemia y por fin ha llegado el día. Ante todo, para que no vean en mis escritos ninguna intención de acabar con el ánimo de nadie, sino para volver a constatar que es simplemente narrar la realidad de la manera más objetiva posible. Cosas buenas están por llegar y son las vacunas las principales culpables de este optimismo, y aunque siempre entran ciertas dudas cuando vemos cambiar con excesiva frecuencia las opiniones de los expertos con respecto a la fiabilidad de alguna de las vacunas, es bien cierto también, que cuando esta opinión aporta nuevos datos y estos son muy positivos, tendemos a admitirlos por propio interés. Como así es el caso de la nueva opinión publicada sobre las vacunas Pfizer y Moderna. Las cuales, a pesar de dar una sola dosis, esta puede llegar a tener una inmunidad del 92%. Como es lógico eso sería un golpe en la mesa de cara a poder controlar de una vez por todas al virus, pues la velocidad de vacunación se multiplicaría por dos de forma instantánea. ¿Será verdad? Si fuera así, la previsión de llegar a la inmunidad de grupo para el verano ya no sería un objetivo inalcanzable. Siempre y cuando, eso sí, no nos olvidásemos de los países con menos recursos, pues hasta que estos no tengan el mismo porcentaje de vacunados, el mundo no estará exento de peligro. En cualquier caso, una buena noticia para el Gobierno, para la Unión Europea y para todos en general.
La buena nueva procede de Danuta M. Skoronski, del Centro de Control de Enfermedades de Columbia Británica (Vancouver) y Gaston de Serres, del Institut National de Santé Publique du Québec (ciudad de Quebec). Estos han sido los que han mandado una carta a la revista científica de New Ingland Journal of Medicine, donde aseguran que la inmunidad con solo la primera dosis puede llegar al 92,6%; que la segunda dosis no proporciona tanta protección como creían en un principio. Que puesta dentro de un mes después de la primera, «no proporciona un beneficio a corto plazo». Por último, insisten en que, dada la escasez de vacunas, «el aplazamiento de la segunda dosis en una cuestión de seguridad nacional» y que ignorarlo, puede provocar miles de hospitalizaciones y muchas más muertes por culpa del Covid-19. Sin embargo, Israel, aunque también confirma la efectividad con una sola dosis de Pfizer, baja su nivel de inmunidad al 85% entre las dos y cuatro semanas después de la vacunación. No solo eso, sino que el mantenimiento de esta no necesitaría de unas condiciones térmicas tan exigentes. Ya no son necesarios los 80 grados bajo cero que dijeron en su momento. El nuevo estudio muestra que a 25/30 grados bajo cero sería más que suficiente, lo que facilita muchísimo todo el plan logístico inicial. Las informaciones provenientes de Israel, me imagino que deben de tomarse con consideración pues es el país que a más porcentaje de la población ha vacunado, por lo que su experiencia es mayor. Todas estas nuevas noticias habrán supuesto, me imagino, un cambio en las condiciones contractuales con Pfizer, puesto que además de que muchos países necesitarían la mitad de las dosis con el correspondiente ahorro que eso supone, también deberían verse reducidos los precios pues el proceso de mantenimiento y logística de traslado provocarían un abaratamiento de los costes de forma inmediata. Sin duda es una magnífica noticia que llega en el momento oportuno, ya que cambia sustancialmente todas las previsiones de mejora, tanto en relación con la salud pública como con la recuperación económica. No obstante, y aunque nadie oculta la satisfacción general, este cambio vuelve a provocar que se sospeche de la mala praxis de las farmacéuticas. De nuevo llueve sobre mojado en Pfizer. Esta gran farmacéutica ya fue multada con 1.613 millones de euros por sus prácticas ilícitas en la comercialización de algunos medicamentos, como los tratamientos contra el dolor de los fármacos Bextra y Lyrica. La multa más grande en la historia de Estados Unidos aplicada a una farmacéutica por la comercialización fraudulenta de un medicamento. Con la cantidad de litigios ya conocidos de la empresa y su forma poco ética de comercializar sus productos que le han llevado a tener que evitar los juicios a base de talonario, ¿es obvio pensar que esta empresa ya supiese desde un principio que era suficiente con una dosis y haya vendido el doble de lo realmente necesario para incrementar su cuenta de resultados? Podrían ser muchas las dudas y pocas las respuestas ante los intereses comerciales de un gigante farmacéutico, pero de nuevo se vuelve a demostrar que el mundo es dependiente de estas grandes multinacionales. De todas formas, no nos queda mucho para ver los resultados y la eficacia de la vacuna en nuestro país. Se avanza lento, pero se avanza, e independientemente de los beneficios de Pfizer, lo que nos interesa es el drástico cambio que esta noticia supone para llegar antes de lo previsto a la tan deseada normalidad. Y hablando de normalidad… Bill Gates, además de plantear inyectar una tercera dosis para prevenir los casos graves provocados por las nuevas cepas del coronavirus, como la británica, Brasileña o Sudafricana, ha hablado recientemente sobre cuando cree él que España podrá vivir como antes, y la fecha que nos anticipa es el año 2022. Es decir, todavía nos quedaría todo un año de prevención y de paciencia. Un análisis al que todo el mundo le da una gran credibilidad, después de ver como este magnate de los negocios acertaba de pleno hace años en todos sus pronósticos sobre la situación actual. Asimismo, Gates advierte de que debemos de prepararnos para una nueva pandemia. Pandemia para la que el mundo debe estar preparado para que no le pille por sorpresa. De cualquier forma, creo que por el momento tenemos que ir «partido a partido», y lo primero es, que recibamos la vacuna lo antes posible, no para salvar el verano, sino para dejar de escuchar de una vez por todas la cifra diaria de fallecidos
UN REFERENDUM IMPARABLE En medio de toda esta pandemia, Cataluña nos sigue dando juego como tema político principal, algo a lo que ya estamos acostumbrados desde hace años. Hoy se ha iniciado, posiblemente, el primer día del fin de una Cataluña española. Hay que saber reconocer la realidad, y no hay ninguna duda de que la independencia gana terreno; por otra parte, algo normal, porque aquellos que quieren cambiar las cosas suelen pelear con más fuerza e ilusión por lograrlo. Mientras que los nacionalistas, bien por el miedo provocado por la pandemia, por conformismo o por una falsa seguridad de victoria, se quedan en casa convencidos de que serán otros los que voten por ellos. Es obvio que Cataluña se nos va poco a poco y que aquellos que quieren pertenecer a España, o salen con la misma fuerza a pelear por sus intereses o se les avecina una convivencia cada vez más complicada. Porque lo único que sí nos ha enseñado la historia es que algunos independentistas son menos permisibles con los que no piensan como ellos y menos amigos de un entendimiento pacífico. Lo que también hay que reconocer son las tremendas fluctuaciones existentes, las grandes dudas sobre cuál puede ser la mejor opción. Como aquellos que votaron a Ciudadanos, partido ganador en las últimas elecciones, y que casi desaparece de la escena política catalana. Comportamientos que ya estudiaran los politólogos. Tampoco querría extenderme demasiado en un tema que todavía nos queda mucho por ver. La carrera hacia lo que parece ser un referéndum es imparable si el 50% de los catalanes se quedan en sus casas. Con la cifra más baja de participación de la historia (26 puntos menos que en 2017), la mitad de los catalanes han optado por desentenderse de las elecciones que decidían la composición del Parlament y, de forma indirecta, del próximo presidente de la Generalitat. Me imagino que muchos estarán hartos de tanta política y, en cierto modo, la han despreciado al compararla con un problema tan grave como la pandemia. Con cientos de negocios cerrados, con miles de trabajos perdidos, con un virus que se nos resiste desde hace un año y, ante todo, con el espectáculo que a menudo nos regalan nuestros políticos, muchos han encontrado la excusa perfecta para mandar todo a hacer puñetas, e independientemente del ganador o de quien vaya a gobernar, la ciudadanía ha mandado un mensaje a la clase política catalana, y es que están ahítos y saturados. Porque, por más lecturas que se hagan, una caída de tal calibre es un fracaso democrático se mire por donde se mire. Puede que este sea un aviso más para aquellos que aún confíen en una Cataluña unida a España. Para que una vez termine esta pandemia, vuelvan a salir a pelear a las calles a favor de la integración y de la unidad. En caso contrario, una maravillosa región irá encaminada a crear fronteras con el resto del país y la separación será inevitable. Y lo peor de todo es que eso abriría las puertas a que otras regiones siguieran su mismo camino. Habría creado jurisprudencia. Estas son las primeras elecciones que conocemos, que se tienen que conjugar con un desastre de salud pública de enormes proporciones. Los datos son cada vez más alarmantes y ya hemos visto la primera consecuencia, una drástica bajada en la participación. ¿Es todo culpa de la pandemia? Puede que no, aunque los expertos no dudan en poner al virus como problema principal a la hora de ir a votar. Sin duda habrá influido también el comportamiento de sus señorías y, como decía anteriormente, el hartazgo. Pero independientemente de buscar causas o culpables, el descalabro ha sido mayor del esperado. Esta pandemia a nivel global ya se ha llevado a 2.390.000 personas y ha contagiado a 108,5 millones. En España ya son 3.056.035 los contagios y si la diferencia con el número de fallecidos que facilita todos los días Sanidad es de 30.000, según el INE, eso significa que estaríamos cerca de los 97.000 fallecidos en España. Unas impresionantes cifras que nunca nos hubiésemos imaginado hace exactamente un año. Todos hemos cambiado en estos doce últimos meses. ¿Somos de veras fuertes o nos hemos hecho insensibles? El ser humano es capaz de aguantar hasta límites que solo conocerá cuando le pongan a prueba. Y la pandemia es una de ellas. Esta crisis nos está haciendo mella y pasando factura psicológicamente. Hasta los más optimistas empiezan a notar la falta de argumentos a la hora de contagiar su alegría a los demás. Me imagino que todos conocemos algún ejemplo de ello. El pesimismo se ha ido extendiendo como una epidemia más por la población y una de las causas puede que sea la excesiva información. Una información que en algunos momentos deberíamos de saber filtrar como sano ejercicio cerebral. Hoy en día la información nos llega por múltiples medios y, aunque somos nosotros los últimos que tenemos la potestad de decidir si la queremos o no recibir, no es más cierto también, que estamos conectados a este nuevo mundo de forma constante. El teléfono móvil, al que la mayoría de los ciudadanos son esclavos, nos abre las puertas a todo tipo de redes sociales de forma inmediata y si no estamos en ellas, parece que nos quedemos congelados en el tiempo. Pero si queremos sobrellevar mejor la situación, necesitamos respirar aire fresco intelectual. Todos con los que he hablado últimamente están de acuerdo en pensar, que es imposible mantener una actitud positiva si escuchas todos los días la cifra de fallecidos. 530, 480, 620, 510… ¿Quién es capaz de resistir eso diariamente?, nadie. Por eso el cerebro humano se defiende convirtiéndolo, sin darse cuenta, en algo rutinario y eso es un peligro porque lleva a la relajación. No es porque no se sea consciente de la gravedad y de que detrás de cada número hay una familia destrozada, es simplemente un acto de autodefensa. Excepto aquellos, claro está, que han sido inconscientes e irrespetuosos con los demás desde el principio. Pero a este tipo de personas les da exactamente igual las cifras, sean las que sean, porque su prioridad será siempre ellos mismos. Cuando llegue el momento veremos cuantos no han sido capaces de levantarse o, por el contrario, si la resiliencia prevalecerá en la mayoría de los casos. Me imagino que será esta segunda opción. Estoy convencido que saldremos más fuertes y de que esta experiencia habrá servido para dar un toque de atención a nuestras prioridades. Ya lo ha hecho en estos meses, pero no debemos de olvidarnos de ellas cuando todo esto haya pasado. La gente ha aprendido a apreciar las cosas más sencillas. Quién nos iba a decir que un abrazo era tan importante, que una tertulia de bar con los amigos sería tan necesaria, que en las reuniones familiares no era tan incómodo el inoportuno cuñado, que los problemas con el jefe podían minimizarse o que los piques deportivos nunca deberían de llegar a las manos. Pero, ante todo, que nunca deberíamos dejar de decir lo que sentimos porque puede que no tengamos una segunda oportunidad. Hemos aprendido a que nadie debería irse de este mundo en soledad. Que hemos fallado a nuestros mayores y les hemos abandonado a su suerte en nefastas residencias impropias de un país supuestamente avanzado. Y también, como no, hemos aprendido mucho de la política y de nuestros representantes públicos. Hemos aprendido a ver que nadie dimite, que por más que corrompan siguen sentados en sus poltronas. Que, aunque hayan realizado una nefasta gestión, usen la mentira como norma de actuación, falsen todo lo necesario con tal de llegar al poder o se salten los turnos de vacunación demostrando todo, menos ética moral, no se van ni con agua caliente. Pero, no obstante, hemos aprendido: a echar balones fuera, a no ser autoexigentes, a seguir votando a los mismos por más que nos manipulen o nos engañen, a asimilar como normales comportamientos los que deberían de ser extraordinarios. A que el cambio climático es real y ya no podemos evadirnos de nuestra parte de responsabilidad. A que, si no hacemos nada y pronto, lo pagarán las generaciones venideras. Es decir, hemos aprendido a valorar las cosas sencillas en lo personal, y a seguir igual en lo demás. Al parecer esta pandemia no será suficiente para que algunos se pongan las pilas, por lo que deberíamos de reaccionar de una vez por todas y exigir la calidad de gestión que este país se merece. 15/02/2021 SAN VALENTÍN Numerosas personas se levantan hoy con la ilusión de regalar un detalle a su compañero/a de viaje, para demostrarle su amor infinito. Un día de San Valentín distinto a otros por el impedimento de posibles celebraciones algo más pomposas. Realizar el viaje soñado, el crucero prometido o simplemente una cena romántica en un restaurante Estrellas Michelín. Este último plan se ha complicado por el cierre en muchas ciudades de la restauración. La gente está desesperada y no se le puede quitar ni un ápice de razón. Estamos a punto de cumplir nuestro más triste primer aniversario, y muchos ya no pueden más. Ayer se originaban largas colas de vehículos en diferentes puntos de España. Muchos se levantaron a las seis de la mañana y ni, aun así, lograron evitar el gran atasco que se produjo para subir a Valdesquí, para ir a tomar el aperitivo a El Pardo, para disfrutar de un día de nieve los valencianos en Valdelinares (Teruel), su estación de esquí por excelencia, o para disfrutar un día de playa los que decidieron ir a la costa. De nuevo bajan un poco los datos y enseguida nos dejamos llevar por un irreal optimismo. La cifra de muertes se ha convertido en un dato más de los noticiarios de turno y las personas lo escuchan como «quien oye llover». Por otro lado, es lógico que necesitemos respirar. Cada uno con sus circunstancias requiere, aunque sea por un breve instante, sentir la normalidad. El problema es que es muy fácil pasar la línea de la ecuanimidad y de una razonable prudencia a todo lo contrario. Y es la necedad e insensatez de unos pocos lo que luego repercute en la mayoría. Porque un restaurador, aunque ponga todo de su parte para cumplir las reglas, si luego los clientes «hacen de su capa un sayo», toda su inversión y trabajo salta por los aires. Ese límite es el que muchos no son capaces de controlar y llevar a cabo. Los nervios están a flor de piel y la tensión aumenta por momentos en las calles. Una tensión que se podría haber evitado en gran parte, con mucha más diligencia y unanimidad en la toma de decisiones. La crispación se ha visto incrementada por culpa de tanta mentira y descoordinación. No sé si esto nos hará aprender, pero más vale que así sea si queremos tener una mínima oportunidad de vencer a este u a otros virus que aparezcan en el futuro. En cualquier caso, solo falta un poco más de tiempo y un último esfuerzo. Muchos, aunque no todos los que debieran, ya han recibido dos dosis y, en teoría están inmunizados. Digo en teoría, porque este dichoso virus quiere jugar al despiste y ya ha mutado varias veces para poner a prueba el reflejo y la inteligencia de nuestros científicos. Tengo un hermano médico que ya ha recibido el supuesto tratamiento completo y, sin embargo, no puede cantar victoria porque no está muy claro el porcentaje de fiabilidad de la vacuna ante la variante sudafricana. Esto es un no parar de constante incertidumbre. Todos tenemos la gran esperanza puesta en un proceso de vacunación lento y tedioso. Hasta eso no somos capaces de hacerlo con la celeridad que se necesita. Hablan de contratar a personal sanitario retirado, a jóvenes, aunque no hayan terminado la carrera de enfermería, a odontólogos, etc… Todo está muy bien, pero eso ya tenía que haberse planeado desde hace mucho tiempo. Sabían que las vacunas iban a llegar. Esas cosas son las que desesperan. He dicho en multitud de ocasiones que será el tiempo el que juzgue, y al final la historia penalizará a aquellos que por sus malas acciones fueron parte activa en que el número de fallecidos terminase siendo excesivo y parte de este, evitable. Todavía nos queda demasiado camino por recorrer. No sabemos como vamos a responder a las diferentes variantes o mutaciones del virus. Muchas incógnitas para poder dar la victoria por ganada. Pero eso no quita para regalar un buen ramo de rosas rojas a la persona amada en un día como el de hoy. El amor es lo único que pase lo que pase, seguirá moviendo al mundo. Y, aunque el día de San Valentín, es posible que esté inventado por El Corte Inglés o alguna otra multinacional con la intención de hacer negocio, no está demás recordar con más fuerza y ahínco, un amor que en teoría debe demostrarse todos los días del año. Pero pequeña chanza aparte…Deberemos tener paciencia y no volver a relajar las restricciones en exceso. Aún las cifras son alarmantes y cualquier reducción, por poca que sea, es el fuego que enciende la mecha de la irresponsabilidad. Será un San Valentín que quedará algo eclipsado por las elecciones catalanas, otras más. No podrán quejarse de falta de democracia, porque ya es la treceava ocasión en que los catalanes han ejercido su derecho al voto desde 1980. Una región que es el ejemplo perfecto para saber que «no por mucho votar mejora la vida de la gente». En este caso, todo lo contrario, porque en algunos terrenos han ido incluso a peor. El último tirón fueron los Juegos Olímpicos. Desde entonces la cosa no ha hecho más que empeorar. Cataluña ha dejado de liderar la economía española. Ha caído la inversión extranjera. Cuatro mil empresas han cambiado su domicilio social fuera de Cataluña, lo que supondrá un impacto negativo progresivo en los próximos años. Las agencias de rating siguen calificando la solvencia catalana como «bono basura». El independentismo no ha sentado bien a la economía catalana, pero ellos probablemente seguirán con el victimismo y con el «España nos roba». A todo eso hay que sumarle, el alto coste de la construcción de la Administración autonómica, la política lingüística que ha actuado como freno de la llegada de talento, la mayor presión fiscal, la pérdida de peso con respecto al sector industrial en la economía española y europea, la corrupción con Pujol a la cabeza, la gestión y el gasto público que ha provocado el procés, la incertidumbre política e inseguridad jurídica, etc. Lo dicho… «no por mucho votar, mejora la vida de los catalanes» ¡Feliz día de San Valentín! 14/02/2021 LOS VACUNADOS DE LA VERGÜENZA Hoy de nuevo son más de quinientos los fallecidos por este dichoso virus que no nos da ni un respiro. Ni un minuto de tregua para ir asimilando la pérdida de todos los que ya no están. Porque ahora es muy sencillo, si tienes un descuido, pasar a ser parte de esa letal cifra diaria. Es cuestión de ganar un poco de tiempo hasta que nos llamen para darnos la primera dosis de esperanza. Pero, mientras la mayoría seguimos esperando nuestro turno de vacunación, otros son la muestra de que no perdamos la fama de ser el país del «Lazarillo de Tormes». Pero esto va más allá de una simple picaresca. Esto no es una travesura o una estúpida chiquillada, es algo mucho más serio que demuestra la bajeza moral de algunos. Porque en esta vida no todo vale. Porque lo primero para mantener una mínima paz social, es saber cuáles son los límites. Y, a pesar de que es tan sencillo como no hacer aquello que no quieras que te hagan a ti, el ser humano es capaz de complicar las cosas hasta términos insospechados. La palabra respeto y todo lo que esta conlleva parece estar ausente en nuestro diccionario. Si ya de por sí el hecho no tiene justificación posible, es más degradante aún que la mayoría de los que han tenido esa reprochable actuación, sean puestos de cierta responsabilidad y estén en sectores que deberían de ser ejemplarizantes. Alcaldes, concejales, funcionarios públicos, altos cargos de la Iglesia, personal de la Administración e incluso de la Justicia, etc. Más de setecientas personas que se han saltado su turno con escusas tan vergonzosas como incoherentes. Ver a un alcalde llorando, mostrándose arrepentido y compungido por haberse vacunado sin corresponderle, es el mejor ejemplo de la calaña moral que nos rodea. Es verdad que la mayoría es honrada, pero la cifra ya empieza a representar un porcentaje al que no se le puede considerar como de minoría. Porque, aunque existan fallos con respecto al uso de la cantidad sobrante de la dosis o algún error de protocolo, no hay escusa ninguna. Siempre hay alguien que la necesitaba más que estos caraduras. El obispo de Cartagena manipula el registro de una residencia y se hace pasar por capellán para vacunarse. El consejero de Sanidad de Murcia, Manuel Villegas, utiliza su posición, como la mayoría, para incumplir el orden de vacunación. ¿Qué tipo de ética moral y personal tienen todos estos personajes? ¿Son capaces de mirar a los ojos a sus vecinos? Puede que algún anciano haya fallecido porque un «politicucho desalmado» ha usado su dosis; ¿será entonces capaz de dormir tranquilo después de un acto cobarde, muestra de su acoquinado y pusilánime cerebro?
Creía que me levantaría con mejor estado de ánimo, pero el descanso no ha tenido el resultado que esperaba. Porque mientras más necesito desconectar buscando información en el ordenador ajena a esta pandemia, una pequeña ventana se abre para recordarme el desastre de las últimas veinticuatro horas. Todo porque no tengo más remedio que aceptar la entrada de publicidad si quiero acceder a ciertas aplicaciones. Cuando comencé mi undécima publicación, es decir, el primer libro referente a esta desagradable experiencia dejaba por escrito a mi mujer, de que se encargase de llevar el libro a mi editor en caso de que un servidor se viera atacado por este virus. Lo reflejaba entre una mezcla de sorna y oculta verdad. Como queriéndole quitar importancia a algo que de veras sabes que la tiene. Porque reconozco que en algunos momentos pasé miedo. El miedo que me imagino tuvimos muchos en las primeras semanas, porque no sabíamos a qué nos enfrentábamos en realidad. Y lo único que escuchábamos eran las cifras de los fallecidos. El miedo dio paso a la aceptación, la aceptación a la prudencia y la prudencia a la esperanza. Así hasta llegar a creer, aunque solo fuese por un instante, que todo estaba bajo control. Y entonces llegaron las desacertadas palabras del presidente. Una frase que nunca debió pronunciar y que fue movida por un falso triunfalismo político, más que por la información verídica de los expertos. «Hemos ganado la batalla al virus». Fue la chispa que encendió la mecha de la segunda ola. Fue la excusa perfecta para que la gente saliese desesperada a la calle porque se ahogaba, no sin razón, en sus hogares. Porque necesitaban llenar sus pulmones de aire renovado. Porque no todos podían disfrutar de más de cien metros cuadrados o de un pedacito de jardín que les haga creer que con eso les sobra. Algunas familias se las apañaban como podían en sesenta metros y con cuatro hijos. De repente, en el paseo marítimo de la Barceloneta y en otras muchas zonas de España aparecieron runners a miles. Todo el mundo salió a correr como queriendo escapar del virus de forma virtual. En cualquier caso, esas palabras nunca se debieron de pronunciar. Porque, aunque tuviese la intención de animar a la economía, esas palabras volvieron como un bumerang para hacernos regresar a la realidad. Pero eso ya pasó y la tercera ola ya no ha sorprendido a nadie. Porque a pesar de las palabras eufóricas de Pedro Sánchez, Illa o Simón, el ciudadano ya ha aprendido, o eso quiero creer, y no se deja engañar tan fácilmente. Dicen los expertos que, como en todo, hay que tener respeto, pero no miedo. Y sí, un servidor siente algo de miedo. Puede que sea porque tanto mi mujer como yo somos pacientes de riesgo y en mi caso también dependiente, o porque la Comunidad Valenciana se está quedando sin camas UCI. Las pruebas de las que estoy pendiente, como otras muchas personas, se han suspendido y tenemos el mayor cuidado para no rompernos una pierna o una cadera; gracias a Dios a mi no me puede pasar porque siempre voy sentado, por lo que las probabilidades de lesión se ven minimizadas bastante. Pero broma aparte, dejaré el mismo mensaje en esta publicación. El miedo es libre, se suele decir, y está visto que se ha extendido rápidamente por todo el globo. Un temor natural por la cantidad de víctimas que ya se ha llevado esta pandemia y que algunos no están sabiendo manejar como es debido. No solo se ha demostrado con todas las personas que se han saltado el orden de vacunación y su protocolo, también el pánico se ha apoderado de aquellos de los que se presume valentía, compañerismo y honor, como son las personas del entorno militar. De ahí la gravedad de los últimos casos, ya que el Ministerio del Interior ha cesado por este motivo al oficial de la Guardia Civil que hacía de enlace en el Estado Mayor de la Defensa (EMAD) por vacunarse cuando no le correspondía y al Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) el general Miguel Ángel Villarroya, y otros cargos militares. Como se está viendo a lo largo de todos estos meses, es el pueblo y sus ciudadanos más humildes los que de verdad están dando el ejemplo. Alcaldes, algún responsable político y altos cargos militares, son los que han demostrado, por desgracia, bajeza moral…quién lo iba a decir. Para ir cerrando el artículo de hoy un breve resumen de la situación: llevamos cerca de 98 millones de contagios en todo el mundo, la cifra de muertes supera los 2,1 millones. Sin embargo, el problema que se nos presenta ahora está en las vacunas. La UE había adquirido 400 millones de dosis y esta cantidad se ha visto reducida en un 60% por problemas en la producción. Lo que significa que en el primer trimestre solo se proporcionarán 31 millones. No sabemos qué es lo que nos queda por delante. Aun así, intentaré, porque es mi pasión, escribir hasta el último día si tengo facultades para ello. 23/01/2021
LOS INFLUENCERS Hoy vamos a cambiar de tercio y a olvidarnos por unos momentos de la pandemia y sus consecuencias, de los políticos o de los desastres naturales. Hoy unas pocas palabras sobre un tema que, más bien, tiene que ver con la educación social y la escala de valores en la que se está basando el crecimiento de parte de nuestra juventud. Ayer vi unas imágenes en televisión de, al parecer, una famosa influencer con más de un millón de seguidores en las redes. Ideal para las empresas que necesitan promocionar sus marcas, sean estas de ropa, joyas, zapatos, etc. Es posible que el cambio generacional me haga entender menos este nuevo mundo de las redes sociales y su manejo. Y a pesar de que siempre me he considerado bastante abierto en cuanto a pensamientos e ideas, hay cosas que no llego a entender y de las que creo estar convencido de su influencia negativa. Un influencer es una persona con credibilidad sobre un tema concreto y en una comunidad determinada. Por lo que basándonos en la palabra credibilidad, se da por hecho de que sus actos van a ser aceptables o van a tener cierta verosimilitud ante cientos de miles de personas. En este caso en particular, un millón de jóvenes. Un comportamiento que, como bien dice la propia palabra, va a influir posteriormente en sus seguidores. De ahí el gran interés que estos despiertan en las empresas, las cuales les van a utilizar como mera herramienta de marketing. En realidad, siempre han existido, pero antes solían ser personajes habitualmente famosos de toda índole y profesión, que provocaban que muchos se sintieran identificados con ellos e intentasen copiar su vestuario, peinado o forma de vida. Ahora, sin embargo, puede convertirse en influencer cualquier joven desde su casa. Todos en alguna ocasión nos hemos sentido influenciados por alguien, y nuestra forma de ser y actuar se basa en las experiencias que, buenas o malas, hayamos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida y en querer copiar las actitudes que creíamos más afines a nosotros. Se podría decir que los primeros influencers han sido nuestros padres. Pero sigamos con la joven en cuestión. Esta, ha llamado principalmente la atención por la incultura mostrada al pintar un mapa de España con Portugal en su interior. Es decir, poniendo al país luso ocupando el espacio de Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz y Huelva, y por bailar con movimientos insinuantes muy ligera de vestuario. -No creo que en este caso pueda representar a una empresa textil-. En cualquier caso, lo dicho… Bailando de forma sugerente, hablando sin que prácticamente se la entienda y demostrando su nulo conocimiento en geografía, ha conseguido nada más y nada menos que un millón de incondicionales. Ella no es culpable de nada, ni mucho menos, pues puede ponerse la ropa que le dé la gana o quitársela, si es lo que le apetece. Eso es mucho menos peligroso que idolatrar a influencers que inciten a rebeliones o a golpes de estado. Pero lo que sí nos debería de preocupar, en general, es saber qué tipo de personas estamos formando en nuestros días a todos los niveles, por lo que habría que empezar por aclarar, cuáles son los valores en los que se está sustentando nuestra juventud, ya que estos serán los líderes del mañana. Porque tenemos jóvenes impresionantes, algunos verdaderos ejemplos a nivel mundial, como César Velasco y Jordi Prat-Camps, ambos menores de treinta años, que son de los investigadores más influyentes de sus respectivos campos; epidemiología y salud global, y física cuántica y que, a pesar de servirse de las redes, como todos los de su generación, nunca llegarán a las cifras tan astronómicas de admiradores como la anterior. Es obvio que no todos valemos para científicos y que los valores son algo más que un curriculum. Que lo importante es la honestidad, capacidad de trabajo, responsabilidad, tolerancia, el respeto…Pero a lo mejor, en el término medio está la virtud. Puede que los dos científicos no tengan miles de seguidores, pero tampoco deberíamos de estar satisfechos de que los líderes de nuestros jóvenes en las redes sociales sean aquellos que no tienen dos dedos de frente, que usan un vocabulario en muchas ocasiones agresivo y repleto de improperios, o que lo único que hacen es quitarse la ropa para darse a conocer. 17 de enero de 2021
07/01/2021
A CUATRO DÍAS DE NAVIDAD
EL GRAN DISCURSO Hace un par de días me sorprendió escuchar el discurso repleto de emoción de la canciller alemana, la Mutti (mamá) Ángela Merkel, donde abogaba por poner restricciones más duras en las próximas semanas. Todo, usando una vehemencia que se ha echado de menos en más de una ocasión. Una actitud que la engrandece más si cabe como ser humano. Entre tanto, pedía a sus ciudadanos responsabilidad individual, porque no se podía permitir seguir perdiendo más de quinientas vidas todos los días. Con los ojos humedecidos y a punto de soltar unas lágrimas, apelaba con fuerza y pasión, a que las personas tuviesen un comportamiento adecuado a las circunstancias extremas que se están viviendo. Sinceramente, lo echaba de menos. Eso es lo que he echado en falta en nuestro país. Eso es lo que esperamos, una expresión de preocupación directamente proporcional a la tragedia que estamos pasando. No significa llorar, pero sí demostrar en el rictus un mínimo de consideración hacia las personas fallecidas y familias destrozadas, en lugar de dirigirse a la población como si fueran a exponer los resultados de unas elecciones generales (mal ejemplo, pues han gimoteado mucho más por este motivo en alguna ocasión). Claro que hace falta optimismo en los momentos duros y que una sonrisa es la mejor cura. Pero, «lo cortés no quita lo valiente» y eso no es excusa para un comportamiento decoroso y acorde con las circunstancias. Será que ya voy teniendo cierta edad y me estoy volviendo sensible, o que la vida me hace demasiado exigente con una parte de nuestra clase política actual, que solo ha transmitido sentido de la confrontación, egoísmo, poca dignidad y falta de humildad. No es la primera vez que alguien me comenta «estoy harto de tanta cifra, de que nos estén bombardeando todos los días con el número de fallecidos u hospitalizados». Puede que tenga razón o puede que demuestre insensibilidad. Eso quedará a juicio de cada cual y a su criterio. Lo que sí es posible, es que el estar escuchando las cifras de los fallecidos todos los días nos haya hecho imperceptibles a la gravedad, irreconocibles al dolor ajeno y despreocupados de la verdad.
EL ESPÍRITU DE LA TRANSICIÓN Hoy nos levantamos con la gran preocupación de ver como se está perdiendo el espíritu de la transición, y de observar como algunos se quieren cargar poco a poco los valores que nos han llevado a disfrutar de una de las épocas más largas de consenso, convivencia en paz y solidez democrática de la historia reciente de España. En este caso tras una celebración de un Día de la Constitución algo triste por la forma, debido a las exigencias de la pandemia, pero más por el fondo. Una Carta Magna que se utiliza desde hace tiempo como otro motivo más de disputa. Justo todo lo contrario con el fin para el que fue creada. La Constitución tenía como principal objetivo facilitar el punto de unión entre las personas. Unas reglas de juego para la convivencia en paz y libertad entre todos los españoles. Sin embargo, las actuaciones incongruentes son cada vez más numerosas y nos llevan a pensar de la hipocresía con la que se actúa en su nombre, ya que unos prometen acatar sus normas con una mano en el momento que llegan al cargo, para posteriormente con la otra querer anular o romper lo que esta dicta. Por eso, el espíritu de la transición no es solo una expresión, es mucho más. Es el reconocimiento de un pluralismo que necesitó de un amplio consenso. Un acuerdo en el que todos trabajaron con sentido de Estado. Pero ahora, los jóvenes de la política actual le han cogido el gusto a la disputa y al enfrentamiento. No saben moverse en aguas mansas y necesitan de las bravas para tapar la incompetencia y para desviar la atención de los problemas verdaderamente importantes. La pandemia ha servido para que salgan a relucir los trapos sucios. Para demostrarnos donde estaba escondida la ineficacia y la ineptidud, pero también para evidenciar, una vez más, que lo mejor de este país son sus ciudadanos. Que, salvo excepciones, estos son los que se revelan ante los momentos difíciles, los que son capaces de dar su vida por los demás, los que no se rinden y se levantan todos los días para construir un país mejor. Pero para completar la ecuación, los que nos representan deberían de estar a la altura. Tendrían que evitar tirar por la borda el trabajo válido que otros hicieron. Esa es la razón por la que uno de los padres de la Carta Magna, Miquel Roca, pida respeto hacia esta y a los que hicieron posible la Transición Española. «Invocarla constantemente para decir éste la cumple y éste no, es manosearla en balde». No se puede estar siempre hablando de forma despectiva, denominándola como «Régimen del 78». La utilizan como arma arrojadiza y para hablar de ellos y nosotros. Invocando a bandos para alejarse cada vez más de una unión que parecía consolidada, pero que están poniendo en peligro con ideas extremistas. Los extremos nunca han sido buenos porque alejan de un posible consenso a sus interlocutores. De vez en cuando sale alguna voz cualificada a la palestra, pero no tardan en intentar clausurar sus palabras, y en lugar de aprender de la experiencia de hombres y mujeres sabios/as, que los hay, se rechaza a los mayores porque dicen que ha pasado su hora. Que deben retirarse de la escena política. Si es así, que apunten dos frases que no será la primera vez que me vean transcribir, «el primer paso de la ignorancia es presumir de saber» (Baltasar Gracián) y «los inteligentes resuelven los problemas, los sabios los evitan» (Albert Einstein). 07/12/2020 UN LÍO DEL CARAJO He tenido que interrumpir mi escritura durante un par de días por problemas de salud, y en este corto intervalo de tiempo, el ministro Illa ha comunicado el acuerdo referente a las normas necesarias para esta Navidad y que, según él, está consensuado con las CCAA. Algo al parecer incierto, porque no han tardado ni media jornada en contradecirle más de un presidente. Por lo que estamos como siempre. A pesar de las instrucciones que se dan después de una larga reunión, para decidir el número de comensales o la hora del toque de queda, siguen queriendo buscar la confrontación para demostrar, ante todo, quien lleva los pantalones en cada región. Y como no tienen bastante, han sacado a la palestra un motivo más para poder deliberar. Ya que se han unido como elemento de discordia en las reuniones de Noche Buena y Noche Vieja, además de a los ya autorizados abuelos, hijos, nietos, nueras, cuñados, etc., con un máximo de diez, los allegados. No sería de extrañar que alguno aproveche la coyuntura para cambiar a la suegra por un allegado. Y llegado el caso, nunca mejor dicho, hasta para incluir a la amante del cuñado del que nadie quiere saber nada durante todo el año. Unos dicen, que solo sea válido el núcleo familiar otros que, de acuerdo, pero, siempre y cuando sean convivientes. Unos terceros que cuenten los niños, los cuartos que si no se supera la cifra de diez comensales que sí puedan dos familias, y los quintos, que el número dé exactamente igual y que lo que sea prioritario sea la carga viral del espacio. Y no nos olvidemos de los sextos, que son los que quieren mandar a los abuelos a la cocina para evitar el riesgo de contagio, mientras que los séptimos se niegan a aceptar el toque de queda, si además se queda, nunca mejor dicho, el cuñado de la amante de la otra familia conviviente que, si no recuerdo mal, nadie se hablaba con él, porque era el que había propuesto que los niños no entrasen en la norma y se fueran a la cocina a cenar con los abuelos. Y por último y al que nadie ha mencionado es el perro. ¿Qué hacemos con el perro? ¿Puede otra familia de convivientes traer al suyo, siempre y cuando no se exceda de diez y vuelvan a casa después de su paseo antes del toque de queda? Es decir, un lio del carajo. Bromas aparte, lo cierto es que debemos de apelar a la responsabilidad individual. El amor no entiende de fechas ni de fronteras, y los que se quieren de verdad, lo suelen demostrar todos los días del año. Y puede que este año que termina, el mejor síntoma de cariño hacia los tuyos sea el demostrárselo a distancia, para que nadie falte en el 2021. Solo hay una cosa bien clara, ¡ser felices y cuidaos mucho! 06/12/2020 DEMASIADAS DUDAS Por fin empieza a verse la luz al final del túnel. A pesar de las, todavía elevadas cifras de fallecidos, la esperanza de volver a disfrutar de una vida normal aumenta con el paso de los días. El proceso de vacunación está cada vez más cerca y ahora solo falta salvar el último y, a su vez, importante escollo. Es decir, que la efectividad prevista por las farmacéuticas se veraz y que no haya excesivas contraindicaciones. Dicho proceso de vacunación, como es lógico, no será obligatorio y muchos, entre ellos los negacionistas, movimiento que respeto, pero no comparto, me imagino que no querrán vacunarse. Cuando llegue el momento, nos daremos cuenta de si ha sido un sentimiento real o solo se han dejado llevar por cierta dosis de rebeldía y de llevar la contraria a la mayoría. El problema de la libertad en lo que se refiere a la salud, es mucho más complejo que escoger el color del toldo que cada uno se quiera poner en su balcón. Y si las personas son capaces de llegar a un consenso en ese tipo de cuestiones, en este caso, con el fin de mantener la estética del edificio, tendría que ser más sencillo, el ponerse de acuerdo en cuanto a las personas a vacunar, con el objetivo de no enfermar y de no contagiar al resto. Algo que todavía no está lo suficientemente claro, debido a las numerosas incógnitas que quedan por resolver. Refiriéndonos a la de Oxford, por ejemplo, no se puede asegurar, o por lo menos existen muchas dudas referentes a que, aunque la vacuna impida que se desarrolle una versión grave de la enfermedad, esta evite que las personas se infecten o contagien a los demás. Según una publicación de NIUS.
«Las vacunas más avanzadas, como la de Oxford, podrían suavizar los síntomas, pero no evitar que la gente se infecte y contagie a otros»
«Los proyectos más destacados en la carrera por la vacuna presentan limitaciones similares»
«Este tipo de vacuna sólo protege a quien consigue una dosis y puede dejar expuestos a los ancianos» La lista de preguntas sin aclarar es aún demasiado amplia y crea, si cabe, más incertidumbre. «Reducir el riesgo de infección es la base de la inmunidad de rebaño. Una vacuna que protege de la enfermedad, pero no de la infección y la transmisión, puede ayudar a quienes reciban una dosis, pero no al resto de nosotros» Palabras del epidemiólogo de la Universidad de Harvard, Marc Lipsitch. La mayoría piensa o tiene la sensación de que, en cuanto nos vacunemos, ya podremos hacer una vida totalmente normal, y según numerosos expertos epidemiólogos, todavía está por ver. Es decir, seguimos con un «cacao mental del carajo». La propia OMS avisa de que las vacunas no van a erradicar, por ahora, al coronavirus, pues mientras se vacunan todos los grupos prioritarios, seguirá habiendo los llamados «supercontagiadores» Como suele ser habitual, la Organización Mundial de la Salud se cubre las espaldas ante un posible fracaso y comunica que esperan controlar la expansión del virus con la vacunación, pero que, hasta que no conozcan como va a funcionar en la vida real y tenga más detalles de cómo se transmite, no puede asegurar su erradicación. «Mientras exista el potencial de una persona supercontagiadora, nos arriesgamos a que haya una transmisión a pesar de la campaña de vacunación». ¿Pero no conocían ya la forma de transmisión? A estas alturas de la pandemia y lo único seguro que sabemos, es que no sabemos nada. 29/11/2020 HASTA SIEMPRE DIEGO Tenía la intención de comentar la triste noticia de la cifra de los 537 fallecidos habidos en el día de ayer. 537 familias destrozadas por el dolor, aún más si cabe, sabiendo de lo cercanos que han estado de una vacuna que les habría salvado la vida. Un sentimiento que se irá acrecentando en muchas de las familias que a partir de ahora pierdan a algún familiar. Por eso, ahora más que nunca, la impaciencia es una mala compañera de viaje. La ansiedad o exasperación por el deseo de celebrar la Navidad sin las medidas necesarias nos pueden hacer retroceder gran parte de lo ya andado. Y solo podemos ser nosotros, a nivel individual, los que actuemos con responsabilidad. Que es mejor no celebrar la Navidad que hubiéramos deseado, con tal de poder disfrutar de todas las que quedan por delante. Ante todo, porque no podemos esperar a que se pongan de acuerdo nuestros responsables políticos. Una vez más, ayer fracasó la reunión entre CCAA. Un acuerdo al que no son capaces de llegar por nimiedades. Unos dicen que un máximo de seis personas, otros que diez. Algunos que el toque de queda en Noche Vieja sea a la 01.00, otros a la 01.30 u otros a las 02.00. ¿De verdad creen que lo van a poder controlar? No hay duda de que algunos solo tienen el afán de buscar por todos los medios la crispación. De buscar exclusivamente la confrontación. El discutir por discutir. Son capaces de poner en peligro la unión por media hora. En cualquier caso, el 25 de noviembre de 2020 se recordará a lo largo de la historia porque a Diego Armando Maradona, el Dios del fútbol, se le paró definitivamente su más que desgastado corazón. Un ídolo en vida y ya toda una leyenda. El que para muchos fue el mejor jugador del mundo se ha ido para siempre. Ejemplo de lo mejor del deporte y de lo peor de la vida. Sus excesos y principalmente sus problemas con la droga le llevaron en numerosas ocasiones a rozar una muerte que al final le ha ganado el partido más importante. Y aunque un servidor piensa que Pelé fue mejor, eso ya va en gustos, no cabe duda de que la pasión nacional que provocó Maradona no ha sido igualada por nadie. Fue el salvador y ejemplo del orgullo patrio. Un país que pasaba por malos momentos y que sufría la humillante derrota en la Guerra de las Malvinas en 1982, fue vengado con el famoso gol ante Inglaterra el 22 de junio de 1986. El mejor gol del siglo según una encuesta de la FIFA. Regateó a todos los jugadores que se fue encontrando en su camino hacia la portería, como si estuviera avanzando en la batalla eliminando enemigos a su paso. Fue el sinónimo de la vendetta perfecta de toda una nación a través del deporte. Un balón que golpeó con fuerza en el corazón de los ingleses y alivió, en parte, el de los argentinos. Una muerte que la sufren tanto como les dolió la de Evita Perón. ¡Impresionante! Hasta siempre Diego. 26/11/2020
UNA BRISA DE OPTIMISMO EN TIEMPOS DE PANDEMIA (13/10/2020) Hace un par de días, la mayoría de los españoles consiguieron olvidarse durante unas tres horas de la pandemia, de las tensiones políticas y de los problemas cotidianos a los que se están enfrentando. Son ya sietes meses que lo único que escuchamos son las cifras de contagios, la de fallecidos, las de aquellos que están en ERTE o las negativas previsiones económicas que están por llegar. Durante ese breve período pareció congelarse el tiempo. Una brisa de optimismo entró en cada hogar porque un gran deportista y mejor persona demostró, una vez más, lo que se puede llegar a conseguir con esfuerzo, mucho entrenamiento y una mentalidad fuera de lo normal. Rafa Nadal volvió a conseguirlo. Repitió una hazaña, que no por ser habitual, pierde la importancia ni el valor que supone el conseguir la ensaladera por treceava vez. París y su torre Eiffel se rinde a sus pies y España presume de tener a uno de los deportistas más grandes de la historia. Pero lo más importante es la lección de humildad que sigue dando y el orgullo que demuestra hacia su país sin tapujos. Todavía, y a pesar de sus innumerables victorias, de sus ojos brotan lágrimas de emoción mientras escucha el himno español. Un gran ejemplo para muchos jóvenes deportistas que empiezan y un ídolo para toda una nación. Un reportero preguntó a un ciudadano sobre la victoria de Nadal y este le respondió: “Rafa es ahora la única y verdadera marca España”. El señor no estaba exento de razón pues la imagen no es algo de lo que España pueda presumir en estos meses. Por cierto…, creo que ya va siendo hora de proponer que se cambie el nombre del torneo por el de Torneo Rafa Nadal. Bromas aparte. Todos pensamos y actuamos de forma distinta, sin embargo, en momentos como el vivido el pasado domingo, somos capaces de unirnos ante un sentimiento común. Un sentimiento que, aunque por poco tiempo, parece empujar en la misma dirección. Pero, por desgracia, al día siguiente tenemos que volver a enfrentarnos a la cruda y triste realidad. Regresamos a la desazón y a la impotencia que se siente en esta pesadilla que no quiere terminar. Esas tres horas son un breve nanosegundo en la historia. Una fracción de un espejismo que nos gustaría que fuera interminable. Una quimera, que se destruye cuando volvemos a reencontrarnos con unos verdaderos comportamientos, que demuestran las desavenencias tan abismales que existen para buscar soluciones ante una pandemia, por ejemplo, en Madrid. Unas actitudes donde salen a relucir las diferencias, más que lo que nos une. El partido de tenis entre el Gobierno central y la Comunidad Autónoma de Madrid, por seguir con el símil deportivo, no tendrá vencedor. Ya que enrocarse en una actitud irresponsable, solo puede conllevar más incertidumbre y más pérdidas humanas, algo que no nos podemos permitir. Mientras tanto, mientras esperamos con paciencia a que nuestros políticos sean iluminados por un halo de sensatez y conocimiento, disfrutemos de la 12 + 1 victoria en Ronald Garros de Rafael Nadal Parera, a quien se le entregará la Gran Cruz de la Orden del Mérito Deportivo. DIGNIDAD En este país no dimite “ni Dios”. Da igual lo que se haga. Da igual lo que se diga. Da igual lo robado o lo no declarado. Da igual que esté uno investigado, acusado o incluso sentenciado, que se agarran a sus políticos aposentos o a sus aforadas poltronas de tal forma, que no se van ni con agua caliente o lo que sería más normal, por la poca dignidad que les pudiese restar, si es que llegaron a tenerla en algún momento. Pero para poseer dignidad política hay que empezar por tenerla personal, y eso ya es mucho pedir para unos señores que usan el engaño como norma habitual de actuación. “La dignidad indica el respeto y la estima que todos los seres humanos merecen y se afirma de quien posee un nivel de calidad humana irreprochable”. Por eso me gustaría pensar que no siempre es la falta de dignidad, sino un exceso de ambición el que les mueve a actuar de ese modo ya que, si todos actuasen con la autonomía que disponen para gobernarse a sí mismos con integridad y decencia, pondrían por encima estas cualidades en lugar de seguir en el puesto despojados de toda conciencia. Aun así, ni mucho menos es todo culpa suya. Todos tenemos una parte de responsabilidad en este sainete político en el que cada vez estamos más acostumbrados a estos fraudes morales, ya que los principios y deberes bajo los que todos debemos de actuar se ven vulnerados y corrompidos una y otra vez, porque hemos perdido nuestro nivel de exigencia hacia aquellos que, como representantes del pueblo, deberían de tener como cualidad principal. Tenemos que ser mucho más rigurosos en el cumplimiento de los deberes públicos e intransigentes con aquellos que los incumplan, en caso contrario iremos de mal en peor. La dignidad está relacionada con la excelencia y la honestidad de las personas en su forma de comportarse. Y una persona digna es la que actúa a su vez bajo la ética y la honradez. De ahí que la frase de Gandhi de que “la ética es el fundamento de las cosas y la verdad la esencia de toda moralidad”, sean pensamientos y formas de actuación cada vez más difíciles de ver. Ojalá dejemos poco a poco de ser el país de la picaresca del “Lazarillo de Tormes”, del constante fraude político o de la seducción lingüística que algunos manejan a la perfección, pues ya se sabe que: “del dicho al hecho, hay mucho trecho”. 8/10/2020 NUESTROS ANCIANOS De nuevo las personas de mayor edad son las más perjudicadas en estos tiempos tan difíciles. Si ya existía antes de la pandemia el problema de la soledad de nuestros mayores, ahora se ha incrementado todavía más. Una grave situación que tiene la sociedad por resolver. Un tema pendiente que, si no se le pone solución, lo pagaremos con creces en el futuro debido al incremento de la longevidad. Algunas decisiones políticas o sanitarias, y más cuando se trata de la salud, pone a las personas en un estado de excesiva vigilancia para no ser contagiado, lógico por otra parte pues el miedo es libre y cada uno lo maneja de forma distinta, y hace renacer una serie de antipatías locales, como por ejemplo el repudiar a los madrileños en algunas zonas de España. Un rechazo aparentemente absurdo y temporal. Pero el rechazo a algunos de nuestros mayores es cosa bien distinta, pues a la distancia que mantenemos de nuestros ancianos, a veces muy justificada por el peligro que conlleva el virus, hay que sumarle la que ya existía, simplemente por motivo de la actual estructura social. No hay lugar para ellos y en ocasiones son apartados porque son un estorbo. No es el primer caso, ni por desgracia será el último, que algún desalmado de pésima moral deja abandonado a su padre en un hospital cuando llega la temporada estival. Son muchos los que disfrutan de cariño, aunque este provenga de un simple paseo matinal con el nieto o de un obligado trabajo de niñera. Pero este no es el caso que nos ocupa. Ahora muchos abuelos están cerca y a su vez lejos de los suyos. No pueden abrazar a sus nietos y para ellos es más difícil si cabe, sobrellevar esta situación. Saben que no tienen mucho tiempo, que cada minuto cuenta y que el contacto directo o una acaricia es el mayor de los regalos. Algunos han optado por arriesgarse y prefieren pasear a sus retoños, aunque eso les suponga una grave recaída. Prefieren unas horas de disfrute, que seguir con un encierro que cada vez se hace más duro de soportar. Todos sabemos que no es lo mismo la soledad elegida que la soledad obligada, y este virus ha conseguido que muchos se vean forzados a un desamparo que no deseaban. Debemos de concienciarnos, cada vez más, sobre la falta de atención que la sociedad tiene hacia aquellos que nos precedieron y de los que aprendimos y deberíamos seguir aprendiendo. Son la enciclopedia viva de nuestras raíces y tienen mucho que aportar. Pero algo estamos haciendo mal, cuando es la tristeza la que embarga los corazones de nuestros octogenarios. Cuando resbalan las lágrimas sobre un rostro repleto de los surcos de la experiencia. Cuando es un solo cristal el que separa la desazón del sosiego. Es un tema triste de tratar, pero no por ello hay que apartar la mirada o esquivar responsabilidades. En cualquier caso, el Covid ha hecho brotar un problema que ya estaba latente. Muchos han fallecido en completa soledad y eso rompe el alma de cualquiera. No hay nada peor que irte de este mundo sin una simple mirada hacia aquellos que dejas. Por eso, y aunque sea desde estas pocas líneas, mi más sincero agradecimiento, y creo que lo hago en nombre de todos, a aquellos sanitarios que ofrecieron su mano y una última mirada de consuelo, a aquellos que se fueron. A continuación, adjunto un enlace de un poema que muchos conocen, que, aunque triste, no deja de reflejar un sentimiento veraz. Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=2yi6cm2l-GI
REITERACIÓN Todos sabemos que los medios de comunicación no siempre son todo lo objetivos que debiesen, aunque presuman de ello. Es bien cierto que algunos no pueden ocultar hacia que sector de la población o ideas defienden, y eso no va a ser motivo de crítica por mi parte, pues cada uno tiene la completa libertad de dirigirse al público objetivo que desee o de influir según las directrices marcadas por la política del medio en cuestión. Sin embargo, lo que sí es criticable o al menos opinable, es cuando la información, no solo se manipula, sino que se falsea en prácticamente su totalidad. De ahí que la ecuanimidad e imparcialidad, no sean características tan sencillas de cumplir, debido, me imagino, a la cantidad de puntos de vista que podemos tener ante un hecho concreto. Salvo, claro está, en cosas que solo admiten blanco o negro y no llevan a interpretaciones. Como por ejemplo “la ignorancia es temporal, la estupidez es para siempre”. No tenemos más que asomarnos al arco parlamentario o a cualquier grupo de almuerzo matutino, para comprobar lo complicado que es ponerse de acuerdo ante cualquier tema, por muy trivial que este parezca. Sobre todo, cuando llega la hora de pagar el ágape. Decisión que se aconseja tomar con antelación para evitar pequeñas trifulcas. Porque siempre existirá aquel “que parece tener la cartera a una goma sujetada, ya que el gesto de sacarla suele ir y venir para terminar siempre guardada”. Pero bromas aparte. La libertad de prensa es una de las bases de nuestra democracia y ante todo un derecho que se debe de ejercer con total libertad. Una libertad “que implica la omisión de interferencia del Estado, lo que conlleva una prohibición de censura previa y una preservación que debe obtenerse a través de protecciones constitucionales”. Toda esta, a lo mejor extensa introducción, es para que nos hagamos una pregunta que tiene que ver con las últimas imágenes proyectadas en los medios, del maltrato producido a los ancianos en una residencia de Llíria. Este mundo televisivo no hay quien lo entienda, y mucho menos las supuestas prohibiciones para la protección de la audiencia infantil. No se puede decir “prostíbulo”, “ir a fumar”, “alcohol”, “bingo”, etc., en ciertos programas. Sin embargo, se falta al respeto, se insulta o nos muestran en el noticiario de turno cadáveres en las pateras, un niño de dos años muerto en la orilla del mar, actos vandálicos, agresiones o la ya nombrada escena de la residencia. Pero lo peor de todo no es lo que se emite, sino el masoquismo que existe al repetirlo una y otra vez. ¿No se cansan? Ayer, y a pesar de lo que ya estoy acostumbrado a ver, tuve que apagar el televisor ante la imagen del anciano que cae de bruces contra el suelo. ¿Qué pensarán sus hijos? ¿Es necesario cebarse y mostrarlo tantas veces? Algunos dirán que es para denunciar el hecho o para concienciar a la población. No creo que eso justifique tal redundancia durante un par de semanas. Por favor, aunque solo sea por humanidad, respeto a los familiares y una verdadera protección y garantía de los derechos infantiles y/o ciudadanos en general, que se lo hagan mirar. 15/09/2020 LAS DOS CARAS La pena, o lo positivo a su vez de esta pandemia, es que nos ha demostrado las dos caras del ser humano. Una ofrece aplausos a los sanitarios y la otra les agrede y les insulta. Pensaba, sinceramente, que todo lo sucedido nos iba a hacer mejores, que iba a modificar nuestra conducta y que influiría en poner en orden nuestra escala de valores. Pero, a pesar de perder alrededor de 40.000 vidas y de sufrir más de medio millón de contagios, muchos, no solo siguen estancados en la incredulidad, sino que no han modificado ni un ápice sus preocupaciones por lo que en realidad merece la pena. No quiero decir con esto que caigamos en un alarmismo exagerado, que en este caso estaría totalmente justificado, pero ¿qué hace falta que suceda para que muchos se pongan a trabajar en pos del bienestar común, que se percaten de que es mejor sumar en lugar de disgregar, construir en lugar de destruir o que perder el tiempo en cosas triviales no nos lleva a nada positivo? Nos estamos enfrentando a uno de los problemas más graves de los últimos cien años y para complicarlo un poco más, se están sumando a esta tragedia efectos devastadores provocados por el cambio climático. Quién sabe si a lo mejor también ha tenido algo que ver en la aparición del Covid 19. No podemos olvidar que hay una parte de la población que, además de convivir con el virus, tienen que soportar la pérdida de todos sus bienes por culpa de las repetidas inundaciones o por incendios provocados por algún loco sin escrúpulos. Hay suficientes temas como para no perder ni un minuto de tiempo. Hay demasiada gente que está necesitada de recursos y soluciones urgentes. Ya llevamos seis meses y tendríamos que haber aprendido algo. Esta semana han sido dos las imágenes que se me han quedado grabadas. Los ancianos abandonados de Llíria o el llanto de impotencia de una enfermera de un centro de salud. Arrancaba a llorar mientras se la preguntaba. Fue entonces cuando con voz entrecortada dijo: “ya no puedo más”, “pero bueno, seguiremos hasta el final”. Si con todo lo que está pasando no se nos revuelve el estómago y, ante todo la conciencia, es que no tenemos corazón. Pero ¿por qué digo esto? Porque podemos ser de izquierdas, de derechas, de centro, independentistas o no. Todas estas diferencias o las peleas absurdas provocadas por ellas, deberíamos ser capaces de apartarlas, aunque solo sea por un momento para centrarnos en un objetivo común. Generalmente la gente se ciega ante problemas que, mirados detenidamente, no lo son. Hagamos un paréntesis y ya seguiremos peleando por nuestras convicciones, siempre y cuando estemos vivos. Y para aquellos que ya estén pensando en criticar antes de leer, ruego entiendan la ironía y se guarden los insultos. Por cierto, y ya que esto es una red social, vigilemos más las faltas de ortografía para cuidar la rica lengua cervantina. 13/09/2020 UN BARCO A LA DERIVA Después de tener que aguantar insultos e improperios a través de las redes, aunque reconozco que, con poca frecuencia, y no me refiero a lo de hoy para que el lector no se confunda, continuaré a pesar de ello describiendo hechos sociales o políticos con el mayor respeto. Manteniendo siempre las formas e intentando no caer en lo que muchos han tomado por costumbre, es decir, usar el vacío legal que se produce en este medio para insultar, protegidos bajo el falso paraguas de la libertad de expresión. Porque agraviar, injuriar o difamar, no creo que sea la mejor forma de opinar o responder a cualquier tipo de testimonio. Pero vayamos al caso…El otoño no ha cambiado ni un ápice los absurdos y reprochables comportamientos de sus señorías. Luego dicen que soy pesimista, pero con lo visto de nuevo en el Congreso en este inicio de curso político, todo parece seguir incluso peor que como terminó el anterior. Mientras el barco del país pierde agua por todos los lados, Pedro y Pablo siguen totalmente descoordinados dentro del Gobierno, transmitiendo a los ciudadanos todo, menos tranquilidad y seguridad. Pablo sigue confundiendo el trabajo de máximo responsable de su partido con el de vicepresidente del Gobierno. Un vicepresidente que critica al poder judicial, a sus compañeros o a sus socios de Gobierno sin tapujos, todo lo contrario, lo divulga por los medios de comunicación como si estuviese en campaña electoral. Siguiendo con el símil náutico, ahora resulta que el PP rema en contra de la constitución, Podemos boga a favor y el PSOE maneja el timón según el viento que sople cada mañana. Eso sí, después de disculparse con su primer oficial de abordo por las opiniones vertidas sobre la jefatura del Estado. Esto no hay quien lo entienda. Sin ninguna duda vamos a la deriva y lo peor de todo es que el lastre que se tira por la borda siempre perjudica a los mismos. Muchos están agotados de tanto remar. Les salen callos en las manos, y entretanto los oficiales siguen en sus camarotes ajenos al vendaval que se sufre en cubierta. Pero la esperanza es lo último que se pierde y seguro que más pronto que tarde hay un cambio de rumbo y con el viento a favor llegamos a buen puerto. A lo mejor hay que cambiar a media tripulación, a toda o incluso el barco, para que se percaten de una vez por todas que solo remando todos juntos y en un solo sentido, podemos salir de esta. 10/09/2020 ASÍ PERDEMOS TODOS Esto se nos está yendo de las manos. La agresividad en las calles va en aumento y los nervios brotan en cualquier esquina. Una agresividad, a veces desmesurada, que no siempre termina en un dulce y apaciguado dialogo. Las peleas son cada vez más frecuentes y las disputas entres las Fuerzas del Orden y la ciudadanía emergen por cualquier tontería. La línea entre lo permisible y lo prohibido cada vez es más fina, y es ahora más que nunca, cuando los profesionales de garantizar el orden público debían tener empatía con los ciudadanos, lo que no exime a estos de cumplir las normas para facilitar la convivencia entre todos. Unas normas que, asumiendo que son confusas en muchas ocasiones y que nos coartan parte de nuestra libertad, deberíamos de acatar sabiendo que se toman por el bien de la mayoría. El estrés de una pandemia que no mejora, el número de fallecidos, la falta de trabajo, la lucha entre iguales por aquellos que con ideas algo ensortijadas, aunque respetables, confunden más si cabe a la población, o la visión de un futuro demasiado incierto, son razones de sobra para que los nervios estén a flor de piel y solo valga una pequeña chispa de desasosiego para encender un fuego imposible de apagar. Hay que ser más consecuentes que nunca y actuar con el mayor equilibrio del que seamos capaces. Solo yerra el que toma decisiones, pues el que se exime de ellas tiene más fácil la crítica. Todo esto se habría evitado en gran parte, si nuestros políticos hubieran actuado con una sola voz, en lugar de echarse los trastos unos a otros. Al principio se pecaba de centralismo y ahora se quejan de la dispersión de ideas. Y mientras siguen discutiendo del por qué, el quién, el cuándo o el cómo, España continúa a la cabeza de Europa en cuanto a los peores datos y seguimos sin asumirlo. Si tenemos el número más alto de contagios, sale el político de turno a decir que es porque hacemos más PCR. Siempre hay una justificación positiva, ante unos datos que no lo son. Es el juego de palabras de siempre. Una maniobra más de distracción o engaño que, como expertos trileros del lenguaje verbal, usan nuestros gobernantes, sean del partido que sean. Porque detrás de su comportamiento está el poder y la vanidad, drogas que crean adicción. “La victoria tiene mil padres, mientras la derrota es huérfana”. Solo hay una cosa bien cierta y a la que creo nadie puede llevar la contraria y es que así PERDEMOS TODOS. 06/09/2020 FALTA DE OPTIMISMO El turismo se desploma. Ver las imágenes de los hoteles vacíos en Benidorm, es ejemplo del desastre económico en el que estamos inmersos. La falta de los turistas de siempre, de la alegría de la muchedumbre a veces incómoda para los del lugar, está provocando que los hoteles y establecimientos turísticos estén bajando la persiana. Un septiembre negro que nadie habría deseado y contra el que han estado luchando hasta el final. En agosto se abrió un pequeño hueco a la esperanza llegando hasta más de 60% de ocupación en algunos lugares. Pero todo era un espejismo. Una ilusión que se ha apagado con las nefastas reservas para el mes que comienza. Piscinas con una sola persona, jardines solitarios o paseos marítimos desamparados y huidizos del habitual gentío, dejan una fotografía para el recuerdo que a nadie le gustaría archivar en su memoria. Si hablo de Benidorm es porque es el prototipo perfecto de la riqueza turística. Del sistema económico que hemos construido y que nunca creíamos que veríamos hundirse. Sin embargo, hemos observado tristemente que estábamos equivocados. Que un virus puede acabar con todo aquello que habíamos creado a través de años de trabajo y esfuerzo. Pero lo peor de todo es que los pronósticos no son nada halagüeños, todo lo contrario. Están convencidos de un hundimiento total en el sector. La economía preocupa, pero más, la nueva y alarmante situación sanitaria, pues las cifras no dejan de aumentar. Ahora, una vez más, la debilidad del ser humano sale a relucir. Un virus como el Covid 19 o los desastres naturales tan frecuentes en estas fechas, como las inundaciones e incendios, ponen en jaque a toda la población. 25.000.000 de personas contagiadas y aproximándonos peligrosamente al 1.000.000 de fallecidos, son los datos a nivel mundial. En España, con casi 440.000 casos, nos ponemos a la cabeza de Europa, pero lo peor es que las hospitalizaciones se han triplicado en el último mes. Me imagino que muchos pensarán que lo escrito es excesivamente pesimista, sin embargo, son simplemente datos objetivos. Desearía ofrecer otros que llevaran al optimismo, pero por desgracia, no los hay. Por desgracia tenemos que seguir narrando lo de siempre, porque estamos anclados en el tiempo con los mismos defectos. Sin embargo, hay un par de cosas que cambiarían bastante esta catastrófica situación. Por un lado, la tan ansiada y esperada vacuna. Y lo segundo, el que nuestros políticos llegaran a un consenso y trabajaran, de una vez por todas, en la misma dirección. Un deseo difícil de cumplir visto lo visto en los últimos seis meses. “Más sabe el diablo por viejo que por diablo” y sinceramente, las perspectivas de este joven veterano no son muy ilusionantes debido a la actual calidad política. Tendrían que cambiar mucho las cosas y no tenemos todo el tiempo del mundo. El país necesita, más que nunca, de una extrema diligencia en las decisiones y actuaciones que se tomen. Y para aquellos, sean del partido que sean, que hablan desde la tribuna del Congreso que recuerden que “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. Un poco de humildad no estaría de más. 01/09/2020 ESPERANZA “La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte” Hoy he querido comenzar con esta frase de Nietzsche pues la esperanza es lo que nunca podemos perder, y más, en estos momentos difíciles a los que nos enfrentamos. Esperanza que en ocasiones se ve diluida por tanta negativa declaración. Es verdad que debemos de estar informados, pero una excesiva comunicación o divulgación de los datos y, sobre todo, cuando estos no siempre son conexos, lo que consigue es confundir más a los ciudadanos. Durante toda esta pandemia, y creo que lo digo con conocimiento de causa pues suelo contrastar la información en distintos medios de comunicación, han salido diferentes epidemiólogos a exponer sus expertas opiniones, con el objetivo de aclarar o facilitar la comprensión de todos aquellos que no somos duchos en la materia. Un objetivo que, en ocasiones, más que lograrlo han conseguido todo lo contrario, confundirnos más todavía. Algunos presagiaban que durante el verano se vería disminuido el potencial de propagación del virus, aunque solo fuese porque convivimos más tiempo en el exterior de los hogares. Hace unos meses se publicaba: “La Comunidad científica investiga la posibilidad de que el coronavirus Covid 19 sea menos transmitible en un clima cálido”. “El Instituto de Salud Carlos III repasa las razones que podrían apoyar la hipótesis de una menor transmisión en primavera y verano”. Ambas publicaciones estaban equivocadas, como así se ha demostrado con el paso del tiempo. Lo que nos hace ver que todavía existe un gran desconocimiento científico del Covid 19. Muchos ciudadanos sentimos incredulidad y, ante todo, desconfianza ante algunas decisiones. ¿Por qué el cierre de los bares a la una de la madrugada cumpliendo las normas de distancia e higiene, mientras otros a las doce de la mañana están a rebosar y sin cumplirlas? Existen muchas dudas razonables sobre decisiones sin sentido, pero si hay una pregunta que está en la mente de la mayoría es: ¿Por qué España es el país europeo con más contagios a pesar de las medidas de prevención? Sin duda hay algo que estamos haciendo mal. Todos conocemos a alguien que está o ha estado en países de nuestro entorno y no dejan de mostrar cierta perplejidad cuando observan que en esos países son mucho más laxos en cuanto, por ejemplo, al uso de la mascarilla. “Aquí nadie lleva mascarilla por la calle y las cifras siguen bajando”, “algo no me cuadra”. Un mensaje más de Twitter de entre otros muchos que reflejan la misma incertidumbre. Un escepticismo que se incrementa con el paso del tiempo y que lleva a saltarse las reglas a aquellos que tienen que decidir entre salud o economía. Siempre he criticado a los que ponen en peligro la vida de los demás, pero ojalá nadie se tenga que ver en la tesitura de elegir entre morir por la enfermedad o morir de hambre. Una pregunta que no está, ni mucho menos, tan lejos de la realidad. SEIS MESES En esta especie de “diario del coronavirus”, vamos viendo como con el paso del tiempo han ido cambiando nuestras actitudes y comportamientos. Seis meses dan para mucho, sobre todo, para aceptar con cierta resignación que tenemos que convivir con el virus y para adecuar nuestras vidas con el objetivo de minimizar su impacto. Medio año que ha pasado demasiado rápido y que, aunque en ocasiones queramos creer que todo sigue igual, no es ni mucho menos cierto. Solo hace falta echar un pequeño vistazo a las cifras de contagios y fallecidos para percatarnos que seguimos metidos en una pesadilla de la que no podemos despertar. Todos en alguna ocasión hemos intentado evadirnos del problema, simplemente por higiene mental y cuando nos hemos querido dar cuenta, ya teníamos algún conocido, familiar o amigo padeciendo la enfermedad. En estos seis meses la mascarilla ha pasado a ser un complemento más de nuestro vestuario, nos lavamos las manos con más frecuencia y hemos aprendido a conversar entre nosotros separados por un muro invisible. Ahora, o elevamos el tono de voz o escuchamos con más atención si queremos mantener una conversación. Nos saludamos con el codo y nos reprimimos al máximo cuando la persona a la que quieres está esperando el abrazo de siempre. Un gesto que, cuando tuvimos la libertad para hacerlo, no supimos aprovecharla. Un simple abrazo que ahora echamos de menos y que es sustituto de las palabras cuando estas faltan. Están cambiando muchas cosas y quedan muchas por modificar. “Las cosas no pintan bien”, son las palabras de Simón. “¡A buenas horas, mangas verdes!”. La mayoría de los ciudadanos, porque siempre hay algún “iluminado” que no se entera, han comprendido la gravedad del virus (ahí están las tristes cifras que lo corroboran) y están poniendo todo de su parte para salvaguardar la vida de los demás. Sin embargo, para decisiones de importancia y a pesar de los seis meses transcurridos, nuestros representantes han actuado con excesiva laxitud. Pero seamos un poco optimistas. La letalidad del virus al parecer es menor y, según los profesionales, se actúa más eficazmente contra este. Y mientras las cosas no pintan bien en cuestión sanitaria, no digamos en la económica. Algunos ERTE no se han pagado, las perspectivas es que muchos de ellos terminen en la cola del paro, y para rematar en el país de “pandereta” en que vivimos, los okupas están haciendo su “agosto” desde que cierta señora promovió los “Talleres de okupación de espacios”. Todavía queda mucho por resolver, porque aún nos queda mucho por pasar. El Covid no está dispuesto a rendirse, sin antes dañar todo lo que este mundo globalizado le permita. Hasta ahora, en esta segunda oleada o como lo quieran llamar, se ha medio salvado la situación, pero agárrense porque vienen curvas. Antes se tomaban decisiones centralizadas y algunos se quejaban de falta de autonomía, y ahora que se ha descentralizado, la coordinación ha sido prácticamente nula. Como ejemplo de ello el comienzo del curso escolar. A solo una semana de su inicio no había ningún protocolo de actuación que permitiera la igualdad de oportunidades. Yo, por ahora, seguiré la regla de las tres pes. Tendré pues paciencia hasta que salga la vacuna, perseverancia para no rendirme e intentaré ser prudente con mis palabras. 28/08/2020
SALIDA DE ESPAÑA DEL REY EMÉRITO Podríamos estar hablando del coronavirus sin parar, algo que venimos haciendo desde el pasado mes de marzo, no solo por la cantidad de noticias que aparecen todos los días, sino porque esta pandemia ha cambiado el orden mundial. Algunas de estas noticias ya son demasiado conocidas por todos. Los incesantes rebrotes; el comportamiento inadecuado de muchos por más tiempo que pase y consejos que les den; los números de contagios que no dejan de crecer a nivel mundial; las siempre entretenidas peleas de gallos de la Cámara Baja, muestra de la actual incapacidad e ineptitud política, y que ha llevado la decepción unánime de la ciudadanía; las frecuentes opiniones expertas, pero no similares, de los epidemiólogos y profesionales de la medicina, que nos han estado mareando con cambios frecuentes en las normas, no con mala intención claro está, sino por el desconocimiento y comportamiento cambiante de nuestro invisible rival; las ya bien conocidas y no siempre ecuánimes opiniones de los diversos medios de comunicación, que a pesar de intentar usar la objetividad como norma, les es imposible ocultar sus tendencias; las cientos de imágenes de cadáveres, algunos dejados en las aceras, como en Bolivia, etc. Pero en estos momentos ha irrumpido en nuestras vidas un suceso que pasará a la historia. Un acontecimiento que no se puede describir en unas pocas líneas. La salida temporal de España del Rey emérito. Tengo que reconocer que sí, que soy de los que reconocen el papel jugado por Juan Carlos I durante la Transición, por su trascendente intervención del 23F, por una actuación que nos llevó a presumir de una transición modélica a nivel mundial, así como por la cantidad de puertas que se han abierto fuera de nuestro país a las principales empresas españolas, gracias a sus buenas relaciones internacionales. Por esa y otras razones, también soy de los que se sienten decepcionado con las últimas y presuntas actuaciones fuera de la ley del Rey emérito, ya que manchan lo que podría haber sido una trayectoria intachable. En cualquier caso, el escarnio público está siendo extremadamente exagerado, sabiendo que a fecha de hoy todavía no ha sido imputado. Pero ya se sabe como somos en este país, que nos gusta hacer de jueces, sentenciar y ejecutar antes de tiempo y donde prevalece la presunción de culpabilidad en lugar de lo contrario. No quisiera entrar en el debate de ¿Monarquía o República?, pues respeto cualquier opinión. Pero lo que no entiendo es que algunos nos hagan creer que la república es la panacea de la justicia social y de la honradez de sus mandatarios, algo que no se ha demostrado, sin ir más lejos, en nuestros vecinos al otro lado de los pirineos, donde la honestidad e integridad ha brillado por su ausencia. Y en cuanto a los que tanto se quejan de lo que nos cuesta la Monarquía, simplemente unos datos dados en El Objetivo sobre diferentes presupuestos: monarquía española 7,9 millones, monarquía británica 42 millones, república italiana 228 millones, república francesa 103 millones. Para no confundir e independientemente de mi opinión, dejar claro que, si ha actuado de forma ilegal el Rey emérito, que actúe la ley y que pague como cualquier ciudadano. Mi prioridad es la decencia, por lo que siempre preferiría un presidente republicano honesto que un rey corrupto. Aun así, y con todas las luces y sombras que haya podido tener la Corona, creo que el resultado final ha sido muy positivo para España. Hemos vivido cuarenta años de prosperidad bajo una consolidada democracia y no hay dudas de la ejemplaridad, preparación, honestidad y rectitud demostrado hasta la fecha por Felipe VI. Y sinceramente…después de lo visto en el Congreso durante la pandemia y de la profesionalidad de los políticos actuales, salvo excepciones, por ahora prefiero a Felipe VI como Rey y embajador de nuestro país, que a otros como futuro presidente de una supuesta república. 05/08/2020
HARTO DE TANTA IRRESPONSABILIDAD Llevamos demasiado tiempo bajo la ansiedad de la pandemia y hemos visto cambiar nuestra forma de vida por algo que ni nos hubiéramos imaginado hace solamente un año. Creíamos que este tipo de cosas solo sucedían en países lejanos. En esos que mal denominamos del tercer mundo y que siempre son castigados por todas las desgracias. Aquellos donde la sanidad es una utopía y donde los hospitales son simples chabolas siempre expuestas al capricho del tiempo. Pero estábamos equivocados. En esta ocasión un virus desconocido nos ha dado en plena línea de flotación. Nos ha hecho ver que todos estamos igual de indefensos y que no entiende de diferencias sociales o raciales. Nos ha dado una lección de humildad. Una lección por la que hemos y estamos pagando un precio excesivamente alto. Lo peor de todo es que esto no ha terminado. Una segunda oleada está llamando a la puerta, y en lugar de impedir que pase, algunos están poniendo una alfombra para facilitarle las cosas. Y esos son los miles de jóvenes inconscientes que tienen las prioridades confundidas. Esta vez no quiero hablar de políticos, ni de la mayoría de juventud responsable, sino de todos aquellos que al parecer han recibido unos valores, más propios del hombre de las cavernas. Unos jóvenes, más preocupados por estar cachas y guapos, que por aportar algo más a sí mismos y a la sociedad. Nuestros abuelos sufrieron una guerra, nuestros padres la posguerra y nosotros una transición que fue modélica ante los ojos del mundo. Todos trabajaron muy duro para construir un mundo mejor en el que vivir, siendo incluso capaces de apartar cualquier diferencia, para remar todos en la misma dirección. Pero, al parecer, y después de hacer lo más difícil, mi generación se ha acomodado y no ha sabido transmitir de forma correcta ciertos valores a esos jóvenes que priorizan ir de botellón, antes que proteger la vida de los suyos. Cuando se les pregunta, sus respuestas son dignas de la mayor incultura, muestra de pasotismo y evidencia de la más absoluta insensatez. Muchos los escudan en que necesitan divertirse, que es lógico e imprescindible por su edad. También los que nos precedieron y nosotros a su edad, nos queríamos divertir, pero todos hicimos lo que cada momento exigía. En la guerra no dejaban al compañero para irse de botellón. Y lo que está sucediendo, aunque algunos no terminen de admitirlo, es lo peor que hemos vivido tras la Segunda Guerra Mundial. No significa actuar con miedo, pero si con responsabilidad. Ahora no vale la excusa de la falta de trabajo o de que tengan un futuro incierto, pues mientras peor sea su comportamiento, más tarde llegará la recuperación. No entienden la precaución de la mascarilla, ni la distancia de seguridad, y mucho menos el peligro de la muerte, de la que creen es algo exclusivo de los mayores de cincuenta. Deben ponerse las pilas de una vez por todas, porque si solo entienden la prohibición, el castigo en forma de multa o el cierre de los locales, no solo ponen en peligro la salud, sino que están ayudando al empeoramiento de la economía y la forma de subsistencia de muchos empresarios. No sé qué valores se les habrá inculcado, pero el respeto, la empatía, la responsabilidad, la solidaridad, la humildad o el sacrificio, no están entre ellos. 29/07/2020 UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD Parece ser que estamos más cerca de una segunda oleada de lo que creemos. Incluso algunos epidemiólogos ya lo dan por hecho ¿Habremos aprendido algo en todo este tiempo? ¿Podrán nuestros políticos demostrar algo de humildad y olvidarse de sus siglas con el fin de no caer en los mismos errores? ¿Es que solo Margarita Robles, junto con Martínez Almeida, tienen algo de corazón, un comportamiento consecuente con la situación, y palabras coherentes y tranquilizadoras para no exacerbar los ánimos parlamentarios? ¿Serán responsables en esta segunda ocasión, o por el contrario pasarán los días sin ser resolutivos? Aquellos que tanto reclamaban las competencias porque lo iban a gestionar mejor y que se atrevieron a decir “Si lo hubiéramos gestionado nosotros el número de víctimas habría sido inferior”. Unas declaraciones poco respetuosas y totalmente desacertadas. Pero el destino al final pone a cada uno en su sitio. Ahora sí, ahora tenéis la responsabilidad que deseabais y, además de estar a la cabeza de contagios, exhibís vuestra pésima gestión mientras alardeáis de todo lo contrario. Reconozco mi hartazgo de escuchar las mismas noticias una y otra vez. De que los artículos de otros, así como los de un servidor, denunciaran en su momento, anunciamos ahora y seguro que publicaremos en el futuro, las mismas palabras y los mismos comportamientos. Llevamos desde marzo con este gran problema global, y no solo se estanca la actitud laxa de algunos, sino que hemos retrocedido en lo primordial. Han tenido tiempo de sobra para darse cuenta de las lagunas de nuestra sanidad. En lugar de mantener a los sanitarios contratados, como algunos prometieron, lo que hicieron fue todo lo contrario, ponerlos de patitas en la calle. ¿De verdad que han aprendido algo? En cualquier caso, y para que no parezca una crítica continua ampliaré el entorno de la pregunta. ¿Seguro que hemos aprendido algo? Siempre se ha apelado a la responsabilidad individual, al compromiso que cada uno deberíamos de cumplir para expandir lo menos posible la enfermedad. Al parecer da exactamente igual. No podemos juzgar a los que nos representan, si nosotros somos los primeros en demostrar insensatez. Ayer mismo un grupo de jóvenes tras hacerse la PCR y dar positivos, se fueron a un bar provocando el cierre de este. Un negocio menos o, mejor dicho, uno más para sumar a la ya larga lista de empresas de la restauración que se han visto obligadas a echar el cierre. Un ejemplo más de irresponsabilidad juvenil. Es una pena que solo aprendan a base de multas o por prohibiciones impuestas por la ley, porque ellos solos no tienen la capacidad de pensar. Y, como siempre, pagarán justos por pecadores. La juventud responsable, que quiero pensar, es la mayoría, se ve perjudicada por un grupo de desalmados, bárbaros e incultos, a los que no les importa contagiar a su familia o a todo aquel que se ponga por delante. Muchos se están viendo en la ruina por culpa de su intolerable comportamiento. Lo mismo pasa con el resto de los ciudadanos. La inmensa mayoría ha mostrado una actitud ejemplar durante el confinamiento, una conducta que debería de mantenerse en el tiempo. Pero el ser humano tiene grandes defectos y uno de ellos es la capacidad de olvidar, algo que ahora no nos podemos permitir. Se nos han ido decenas de miles de personas, y algunos creen que no va con ellos. A lo mejor no tenemos una segunda oportunidad. Casi 16 millones de contagios y más de 640.000 muertos. ¿Cuántos más habrá que sumar para que unos actúen con responsabilidad y diligencia, y otros demuestren su madurez? No siempre tendremos una segunda oportunidad. 25/07/2020 UNA PERSONA DE MI EDAD Me encuentro en esa época de la vida donde te das cuenta de que, ya han pasado dos tercios, que a pesar de lo aprendido eres consciente de que nunca sabrás lo suficiente, que comienzas a invertir tus enfados solo en aquello que es preciso, que sabes disfrutar de las cosas más sencillas, que son los tuyos los que de verdad necesitan de tu cariño y que inviertes tu esfuerzo mental en aquello que de veras merece la pena. Una época donde tienes mucho que aportar y poco que perder. La pena, es que es una edad donde te llaman más para ir a tanatorios que para disfrutar de un buen ágape festivo de una boda. Donde las tristes noticias, en cuanto a despedidas, se repiten con demasiada frecuencia por razones del destino. Una época que hasta los de cuarenta te llaman de usted. Hace treinta años, una persona de mi edad sabía que se acercaba peligrosamente el óbito. Una persona de mi edad hace treinta años, sabía que la jubilación era algo más que despedirse exclusivamente de la empresa. Hace treinta años para una persona de mi edad todo era distinto. Sin embargo, en estos tiempos, y aunque sean frecuentes los decesos, una persona de mi edad tiene mucho que decir, infinidad de buenos momentos por vivir, amor que ofrecer y consejos que aportar. Una persona de mi edad piensa que, solo sabe que no sabe nada, como Sócrates bien pronunciaba. Que es el conocimiento o la falta de este lo que beneficia o perjudica a un país. Que son los buenos valores los cimientos de una próspera sociedad. Una persona de mi edad debe aspirar a ser ejemplo para los que vienen detrás. Algunos de mi edad pueden disfrutar de malcriar a los nietos, porque ya educaron con esfuerzo a sus hijos. Es ahora cuando me doy cuenta de que, “la ética es el fundamento de las cosas y la verdad la esencia de toda moralidad”. Es desde ahora cuando nos hemos ganado un mínimo de respeto, el mismo respeto que siempre hemos tenido a los que nos preceden. Pertenezco a una generación donde a los mayores se le preguntaba ¿qué desean tomar?, en lugar de dirigirse a unos octogenarios con el – ¡Hola, chicos! ¿qué queréis beber? Un detalle sin importancia, que no va más allá de lo puramente formal. Siempre y cuando, eso sí, cedan el asiento al que lo necesite por cuestión física o de longevidad. Puede que los de mi edad nos estemos haciendo mayores, porque empezamos a cuestionar lo mismo que cuestionaron nuestros padres y anteriormente nuestros abuelos. Una persona de mi edad todavía querría disfrutar del tercio que le queda, y si su horóscopo o su salud no se lo permiten, que no sea la imprudencia de los amigos del botellón los que trunquen esa esperanza. Se suele decir que a partir de los cincuenta cada día de vida es un regalo, por lo que un servidor está más que agradecido de tanto obsequio. Desde aquí quiero mandar un fuerte abrazo y mis mejores deseos a todos los de mi edad.
LA UNIÓN HACE LA FUERZA Todo el gobierno esperando a la puerta de la Moncloa para ovacionar a Sánchez por el supuesto “éxito” obtenido en Bruselas. Una escena algo absurda y excedida de marketing que solo se habría visto superada con una salida a hombros como los toreros tras completar una buena faena. Un peloteo ministerial fuera de lugar y exclusivamente de cara a la galería. Con un “enhorabuena” por parte de todos los presentes en esa amplia y descomunal mesa de reuniones habría bastado pues de público va sobrado. Pero no…había que incrementar más si cabe el ya elevado ego del jefe. Y hablando de felicitaciones. Pablo Casado ha perdido una buena oportunidad de estar callado. Si quería elogiar la acción presidencial, como así comenzó, lo tendría que haber hecho directo y sin tapujos, pero que luego no lo estropee diciendo que “lo conseguido ha sido gracias a que las ayudas fueron propuestas por el PP europeo”. Como siempre un comportamiento infantil, porque ya se sabe que “el éxito tiene mil padres y el fracaso es huérfano”. En cualquier caso, veamos lo positivo y demos por bueno los 140.000 millones que España va a recibir del fondo de recuperación europeo. Ahora solo falta que se inviertan rápido y justamente, y que de verdad sirva para ayudar a todos aquellos que se encuentran en el límite de subsistencia tanto personal como laboralmente. Mientras tanto, los palos al rey emérito siguen dándose a diestro y siniestro. Unas acusaciones, muchas de ellas de dudosa credibilidad por los dos “pájaros” que las están dando a conocer mediante una conversación grabada. Como ya dije en otro artículo, que la justicia actúe con independencia y que se demuestre que todos somos iguales ante la ley respetando, eso sí, la presunción de inocencia. Algunos se están frotando las manos porque han visto la oportunidad perfecta para cargarse a la monarquía. Insisto en que cada cual tendrá sus ideas con respecto a la forma Estado, pero que no nos quieran hacer entender que una supuesta República estaría libre de toda perversión y corrupción. Felipe VI está teniendo un comportamiento, hasta ahora intachable, y como mínimo, se merece una defensa a ultranza y sin disimulos por parte del Gobierno. Especialmente del presidente PS y vicepresidente PI, los cuales, y aun sabiendo las condiciones republicanas del segundo, están obligados a no tener declaraciones vacilantes y a mostrar de forma clara y contundente su “lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución”, tal y como prometieron en la posesión del cargo. Pero ahora toca ser constructivos y después de cinco días de dura negociación se ha llegado a un histórico acuerdo principalmente por tres razones: por la cantidad otorgada (140.000 millones), la forma de esta (72.700 millones en ayudas directas y el resto en créditos) y por el cambio de actitud en la colaboración de la UE. Dichas cantidades suponen un bálsamo para las cuentas públicas y ayudan a afrontar la crisis y la recuperación económica con más garantías. Con esta decisión muchos se percatarán, de una vez por todas, de las ventajas que supone pertenecer a la UE. 22/07/2020 NUNCA APRENDEREMOS Belgrado, con fuertes manifestaciones por el “toque de queda” propuesto por el gobierno debido a la situación alarmante por el Covid, se encuentra en las calles en una situación más que crítica. La India, que confirmó su primer caso de coronavirus el 30 de enero, no ha dejado de incrementar sus casos a un ritmo vertiginoso, contando ya con 719.665. Bolsonaro, el irresponsable presidente de Brasil que ha dejado al virus campar a sus anchas sin ningún tipo de medidas, comportándose durante todo este tiempo como un segundo Trump, es decir de una forma chulesca, insensata e irresponsable, se ha contagiado y va a sufrir en sus propias carnes lo que tanto ignoraba. A lo mejor, y tengo mis dudas, aprende de ello y cambia de actitud, siempre y cuando el virus le dé una segunda oportunidad. En África se han notificado medio millón de afectados y 12.000 fallecidos ¿quién se lo cree? Igual que la OMS calcula que la cifra de Estados Unidos puede ser diez veces más y también sospechamos que en nuestro país la cifra de fallecidos puede llegar a más de 40.000, es justo y lógico pensar, que las cifras de África e India, por ejemplo, sean muy superiores. En cuanto a Estados Unidos… ¿qué puedo decir? Es un caso especial del que se podrían escribir cientos de páginas. Con más de 3.000.000 de contagiados y 131.000 fallecidos bate todos los récords. Mientras, el Sr. Trump continúa con su absurdo y barrio bajero comportamiento digno del más inútil de los mortales. Este individuo que pretende retirarse definitivamente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que acusa a China de haber ocultado el virus, junto a otros como el ya citado Bolsonaro, Maduro, Kim Jong-un, López Obrador, etc., son una bomba de relojería a nivel mundial. Si el virus no perdona y ataca a todos por igual, ellos todavía tienen la vileza de avivar la gravedad de la pandemia con sus malas decisiones. Lo cierto es que no podemos presumir de buenos líderes. Son simples gerifaltes de pacotilla, pequeños caudillos que se han servido de una poco exigente democracia para llegar al poder. Adalides de unos ciudadanos dejados llevar por el marketing, falsas promesas o peinados perfectos, porque si no es así, no me explico como alguno ha podido o puede dirigir el país. En cualquier caso, esto es otra prueba más para el ser humano ¿De verdad estamos preparados y somos social y humanamente responsables, para actuar como es debido en una crisis mundial como la actual? ¿Hemos aprendido algo del pasado? Queremos creer que sí. Que ya no estamos en la Edad Media y que nuestras actitudes de respeto y convivencia han mejorado sustancialmente. La pena es que, si rascamos un poco, veremos que cuando está en juego nuestra supervivencia anulamos todo lo aprendido a lo largo de los siglos y sale a relucir lo más abyecto e indigno de nosotros mismos. En esos momentos todo vale y la coherencia pasa a un segundo plano. Muchos se comportan como si nada pasara, y si les cambiásemos sus vestiduras modernas por harapos y pieles, nadie distinguiría si están en pleno siglo XXI o en la Edad de Piedra. A lo mejor hemos avanzado tecnológicamente, hemos mejorado con creces nuestras comodidades, hemos construido ciudades impensables y algunos son más ricos, altos y guapos. Sin embargo, el 1% de los ricos del mundo posee el 82% de la riqueza global, más de mil millones de personas viven con menos de un dólar al día, 2.800 millones con menos de dos dólares y 30.000 niños mueren cada día por enfermedades que podrían haber sido evitadas…Pero no hace falta irse fuera de nuestro país para encontrar un ejemplo de mezquindad humana, porque aquí mismo a algunos les da igual que haya habido más de 30.000 muertos. Como decía antes y a pesar de todo, nunca aprenderemos. 09/07/2020 YA SE VEÍA VENIR No había que ser una lumbrera, y muchos ya lo denunciamos al finalizar el confinamiento por las imágenes vistas en diferentes puntos del país, para darse cuenta de que los rebrotes se abrirían paso en un corto período de tiempo, porque mientras la mayoría se ha comportado de manera ejemplar, miles de irresponsables se han saltado todas las recomendaciones para poner en peligro la vida de los demás. La mayoría de ellos, jóvenes que piensan que esto no va con ellos, que están libres de todo contagio y cuya prioridad en la vida es tomarse un cubata antes que proteger a su familia. A todos nos gusta divertirnos, es más, estamos deseando poder tener algo más de libertad para poder disfrutar de una simple cerveza bien fría en buena compañía. Pero esto son palabras mayores. Esto no es un juego como muchos parece ser que se lo están tomando. Ante todo, porque nadie les ha quitado la diversión, simplemente les han puesto tres normas relativamente sencillas de cumplir para que puedan seguir disfrutando. Pero NO, ellos saben más que nadie, se revelan ante la autoridad sanitaria porque están por encima del bien y del mal, se sienten más fuertes porque creen demostrar una falsa y estúpida rebeldía social, se esconden y usan la muchedumbre como escusa de su inconsciencia y ponen en mal lugar a otros muchos de su generación que sí saben comportase como es debido. Por lo que se ve ellos “no tienen abuela”. Hemos visto imágenes fuera y dentro de nuestras fronteras que producen verdadero pavor. Como ejemplo de la estupidez los cinco mil hinchas del Liverpool a las afueras del estadio. Se juegan los partidos a puerta cerrada para luego reunirse en el exterior. Todo un sinsentido. Mientras, en España, la playa de la Barceloneta, los bares en Valencia o las terrazas en Málaga o Madrid, han sido el ejemplo perfecto de lo que no hay que hacer. Ya se veía venir. Los médicos ya nos alertaban de ello y los epidemiólogos explicaban una y otra vez las razones del peligro inminente. Todos hemos conocido o escuchado en nuestro entorno algún caso de muerte por culpa de la pandemia. Hay algunas pérdidas que, por desgracia, no se habrían podido evitar, pero otras sí. Narraré un ejemplo que he tenido muy cerca. El hijo de un buen amigo se fue de fiesta con treinta personas. Dos de ellos estaban infectados y terminaron contagiando al resto. Al regresar a casa contagió a sus padres. Su madre estuvo ingresada muy grave y a mi gran amigo le volví a ver donde nunca hubiese querido, en el tanatorio. Que me perdone el lector si cree que excedo de pesimismo, pero es la cruda realidad. Claro que debemos de seguir adelante y con optimismo, un servidor es el primero, pero eso no quita para que algunos necesiten un toque de atención. Como he dicho al principio esto no es ninguna broma. No hay nada como ver los números globales para percatarnos de la extrema gravedad. 11.458.291 contagiados (se dice que en realidad son diez veces más, unos cien millones) y 534.460 fallecidos son las cifras que nos deben hacer pensar. Por eso debemos de ser muy exigentes con nuestros compromisos de comportamiento, aunque eso suponga alertar dura, pero consecuentemente a ese sector de la sociedad que no asume la madurez y la responsabilidad que en estos momentos todo el mundo espera de ellos. 06/07/2020 UNA BUENA PREPARACIÓN Algún día se arrepentirán de su comportamiento y cuando escuchen las palabras que se dijeron unos a otros en una de las mayores crisis de su país, sentirán vergüenza, si es que les queda algo de dignidad. Es la vergüenza que sentimos muchos españoles y que, por más que se difunden opiniones contrarias a su actitud, siguen queriendo hacer oídos sordos y continúan metidos en su equivocada y ególatra burbuja de soberbia. Por más que algunos no son capaces de hacer ni un ápice de auto crítica, la clase política sale generalmente castigada, cuando no hay la menor duda, de que muchos de ellos trabajan en pos del bienestar de todos y bajo unas normas de ética y profesionalidad. Cada uno de nosotros tenemos nuestros valores y, como es lógico, opiniones diferentes, pero creo que nadie puede estar en contra de que la humildad, honestidad, prudencia o coherencia, acompañadas de una buena preparación, sirven al ser humano para ejercer con más eficacia su trabajo independientemente de sus ideales políticos. Martínez Almeida, Margarita Robles…Gracias a personas como ellos, que han priorizado al ser humano por encima de cualquier animadversión u odio, todavía podemos pensar que no todo está perdido. Por eso la preparación será siempre imprescindible. Será la educación lo que hará que un país sea más o menos próspero en el futuro. Serán la investigación y desarrollo los pilares en los que se sustente la competitividad de nuestra economía. Por eso debemos tener personas cualificadas y tenemos que ser muy exigentes con aquellos que nos gobiernen. Por cierto, como anécdota, esta misma mañana he escuchado atentamente a nuestra ministra de Trabajo y parece ser que existen los “contratos patológicos” y contratos paradigmáticos”. Creo que se ha vuelto a liar como en ella es habitual, porque, como siempre, está más pendiente de como suenen las frases, que del contenido de estas. Ante todo, hay que saber escuchar, pero al que te habla, no a ti mismo. A la mayoría les encanta oírse. Les agrada tanto, que suelen contestar lo que nadie les ha preguntado. En cualquier caso, no todos son capaces de dirigir o gobernar un país. A lo mejor, esa es la razón de lo que estamos padeciendo en la actualidad. Mucha pose y estudiada palabrería para la audiencia, pero sin contenido. Demasiada expresión electoralista que ya no les convence ni a ellos mismos. En el Congreso solo se escuchan las palabras vacías de siempre, palabras que solo buscan el fácil aplauso de la grada. Reyertas y expresiones más propias de bar, que llevan a todo menos al deseado consenso. Hasta los abucheos se han puesto de moda mientras los gallos de pelea se disputan unos cuantos votos. Pero ahora no es el momento. Ahora es el tiempo de salvaguardar la vida de la población. Sobre todo, de aquellos que no tienen trabajo y que se han visto obligados a esperar pacientemente hasta que les llegue el turno de llenar un par de bolsas de comida. Porque desgraciadamente esto no ha terminado. Todavía hay demasiados problemas por solucionar y nos queda mucha pandemia por sufrir hasta que no salga la vacuna. Puede que para entonces ya se hayan puesto de acuerdo. Nunca perderé la esperanza. 25/06/2020 CIUDADES DORMIDAS Un día antes de comenzar con la nueva normalidad algunas ciudades, como Barcelona, parecían dormidas. Abandonadas de turistas se ofrecían desnudas a sus habitantes que, por algún tiempo, disfrutaban de su localidad como nunca la habían visto. Las calles resucitaban de sus orígenes y los transeúntes volvían a deleitarse de cada detalle arquitectónico con solo elevar un poco la vista hacia el cielo. Por fin descansaba, y el parque de atracciones turístico en que se había convertido, dejaba paso a las pocas criaturas que se permitían el lujo de jugar en medio de la calzada sin peligro alguno. Era el vestigio que quedaba de aquellos primeros días de confinamiento y que grabó en nuestras pupilas unas imágenes que jamás olvidaremos. Esta pandemia ha traído desgracia, pero también nos ha hecho un pequeño giño para recordarnos como estamos maltratando nuestro entorno y degradando el medio ambiente. Aunque poco y en contra de nuestra voluntad, pero las hemos dejado respirar. Las hemos dejado a solas para que puedan exhibir sus virtudes y presumir de cada calle, de cada esquina, de cada edificio que las caracteriza. La polución ya no actuaba de boina en la capital de España y tanto personas como vehículos dejaban espacio para unas fotos inolvidables. El mayor ejemplo de contaminación humana en el mundo es la ciudad de Venecia. Se ha convertido en un reclamo constante y necesita de tornos para controlar el número de visitantes. Viajeros que, aunque solo fuera por unos días, dieron paso al sonido del silencio. Solo los pájaros y el agua que azotaba los edificios servían de fondo de esa bella postal. Pero volviendo al interior de nuestras fronteras… En soledad, los gigantes árboles de mármol que parecen alzarse hacia el infinito en el interior de la Sagrada Familia se iluminaban como de costumbre de cientos de colores cada vez que el sol acariciaba las vidrieras que rodean la basílica. En Madrid, el dios Neptuno podía flirtear con la diosa Cibeles sin que nadie se interpusiera en su camino y desde Santiago de Compostela podría lanzarse un balón porque este llegaría rodando hasta “la Tacita de Plata”. Tenemos un país para presumir. Un país que ha visto realzado sus innumerables atractivos, solo porque nos hemos retirado de sus calles por culpa de algo que ni siquiera vemos. Un diminuto e invisible germen ha conseguido lo que nadie hasta ahora había logrado. Despojar las muchedumbres y arrancar de cuajo cualquier atisbo de movimiento social. El tiempo se había congelado ante nuestros ojos y la única señal de vida era el movimiento de las cortinas de aquellos que se asomaban para observar lo que parecía una película de terror. Es cierto que nuestras ciudades están construidas para ser vividas, para ser disfrutadas y exprimidas al máximo, pero tampoco vendría nada mal aprovechar experiencias como el tele-trabajo con el objetivo de mejorar la calidad medioambiental. Puede que sea una utopía, pero si el transporte urbano fuera gratuito, seguro que el vehículo personal muchos lo dejarían aparcado en el garaje. El mundo se nos está quedando pequeño. Viajar y conocer está al alcance, cada vez de más personas. Algo tenemos que hacer si queremos un planeta mejor para nuestros hijos. No podemos seguir viendo colas hasta para subir a la cima del Everest. Descubrir nuevos lugares es un sentimiento innato al ser humano, pero nos ha introducido en una espiral peligrosa. El turismo es cada vez más importante en cuanto a ingresos en muchos países, pero hay que comenzar a controlarlo si no queremos ver imágenes como las de Venecia o Barcelona. Porque si no se remedia, lo que nos enriquece será lo que nos destruya. 23/06/2020 REBROTES Ya se vislumbraba. Muchos expertos epidemiólogos o ciudadanos de “a pie”, pues era de lógica, alertaban del gran peligro existente de la expansión del virus, por el comportamiento de miles de ciudadanos que siguen sin reconocer la magnitud del problema al que nos enfrentamos. Donde no les importa nada ni nadie, exclusivamente ellos mismos, a pesar de los 8.500.000 afectados a nivel mundial y más de 454.000 fallecidos. Nos jugamos la vida y les da exactamente igual. La OMS avisa, aunque a posteriori como de costumbre, de un segundo brote. Un segundo brote que parece querer extenderse en algunos países más rápido que el primero. Más de 650 afectados en Alemania, que presumía de buenos datos, el rebrote en Pekín y la velocidad a la que crecen los afectados en Estados Unidos con 2.200.000 y casi 120.000 muertos, pone de manifiesto que este dichoso virus no quiere rendirse. Necesita extenderse y ha escogido al ser humano como transmisor aprovechando que somos capaces de tropezar con la misma piedra cientos de veces, que nos cuesta aprender de nuestros errores y que muchos no tienen ni dos dedos de frente, pues es la ignorancia la que tienen como bandera. Como ejemplo de esta gran incultura social o del poco respeto hacia los demás, ahí tenemos la imagen producida hace dos días por los cerca de 5.000 cerriles, zoquetes, ignaros, babancas o pequeños bárbaros, es decir, los hinchas del Nápoles, donde se saltaron todas las normas con el peligro que ello conlleva. Como si no hubiese pasado absolutamente nada. No olvidemos que un partido de fútbol entre el Atalanta y el Valencia fue uno de los focos principales en la primera oleada. La mayoría empezamos a estar hartos de tanto “imbécil”, y perdón por el leve exabrupto lingüístico, y de tanto irresponsable desconocedor de la realidad. No es que debamos de tener un miedo exagerado o aversión a salir de casa y disfrutar, que tampoco sería de extrañar después de tantos fallecidos, pero sí un mínimo respeto y aceptación de las normas aconsejadas por los expertos de la nueva convivencia. El mundo no está pasando por uno de sus mejores momentos. El nerviosismo está brotando a un ritmo más rápido que el propio virus, porque a la suma de la falta de trabajo, a la escasez de alimentos en muchas familias y al futuro incierto de nuestros jóvenes, hay que añadir el problema de la injusticia racial provocada, de nuevo, por otra muerte de una persona de color a manos de un policía, lo que está provocando que miles de personas se manifiesten en contra de esos agentes de “gatillo fácil” y que, con el adoquín que tienen por cabeza, solo saben ir de matones contra nuestros compañeros y amigos de color. Un racismo que creíamos bastante superado en pleno siglo XXI, pero que la muerte de George Floyd ha vuelto a demostrar que estábamos equivocados. Todavía existen individuos desperdigados por todo el mundo que no han aceptado la igualdad del ser humano y que aprovechan cualquier circunstancia o lugar para difundir su odio, como así se ve por ejemplo en el deporte. Ojalá terminemos de una vez por todas con esta lacra que debería de avergonzarnos a todos. En cualquier caso, y además de los rebrotes del Covid 19 de Portugal, Alemania, Pekín, Corea del Sur, Marruecos, etc., hay otro tipo de brote que lleva mucho más tiempo entre nosotros y al que no se le ha encontrado vacuna en cientos de años, y ese es el brote de la estupidez. 19/06/2020
EL TIEMPO PERDIDO
Cuando menos nos queramos dar cuenta habrá pasado el verano y el otoño nos espera con mucha incertidumbre y promesas, hasta ahora sin cumplir. El tiempo, como todos aquellos que tenemos cierta edad sabemos, transcurre más rápido de lo que nos gustaría y en esta ocasión juega en contra de nuestros intereses. No nos podemos permitir el lujo de desaprovechar ni un solo día, porque mientras tanto, el virus sigue golpeando con fuerza en muchos países del mundo. Puede que en España tengamos la, creo que errónea sensación, de que todo ha pasado y que ya podemos volver a la nueva normalidad. Ojalá me equivoque, pero tengo serias dudad sobre que ese regreso lo vayamos a realizar con todas las garantías. Dentro de muy poco habrán pasado cuatro meses y, gran parte de ese tiempo se ha desperdiciado en discusiones y comportamientos broncos que no han llevado a ninguna parte. Que solo han servido para que afloren los verdaderos defectos de la clase política. Los que hemos tenido la oportunidad de trabajar bajo las normas y pautas de una multinacional, donde las ventas eran imprescindibles, estamos acostumbrados a ser tremendamente estrictos con los períodos de cualquier proyecto. Objetivos que uno debe marcarse a corto, medio y largo plazo y donde, además de ser medibles y alcanzables, deben tener un estricto seguimiento y una posterior valoración del resultado. Claro que se han hecho cosas bien, sobre todo, dadas las circunstancias desconocidas a los que todos se enfrentaban. Nadie pone en duda el acierto del confinamiento y la solidaridad mostrada por la mayoría de los españoles. Pero con los que toman las decisiones hay que ser mucho más exigentes. Porque una cosa es errar en una decisión por falta de conocimiento y, otra muy distinta, actuar mal por una falta de ética personal y profesional. Por actuar siempre llevado por intereses partidistas, en lugar de actuar en pro del bienestar común. Es ahí donde han quedado a la vista las tremendas carencias de la mayoría. Se han hecho muchas promesas que suenan muy bien, pero tendremos que ver cuantas se llevan de verdad a efecto y de la forma más justa posible. No se puede prometer, si primero no tomas las medidas necesarias para hacer cumplir esa promesa. ERTEs sin pagar por errores informáticos o falta de personal. Dices que vas a controlar las llegadas de los vuelos procedentes de Europa, pero solo tienes 150 profesionales sanitarios en los aeropuertos. Prometes créditos del ICO, que luego no son tan sencillos de conseguir. Que se aumentaría el personal sanitario para las posibles necesidades futuras, en este caso promesa de la señora Ayuso y, sin embargo, no tardó ni cinco minutos en poner de “patitas en la calle” a los 10.000 sanitarios que lucharon en pleno epicentro contra el Covid. Podría seguir con una lista larga de despropósitos más que de propuestas llevadas a cabo con eficacia, pero creo que todo el mundo, excepto aquellos que no son capaces de ver con objetividad y solo idolatran a su líder, está al tanto de la cadena de errores cometidos. E insisto…, una cosa son las equivocaciones que cualquiera hubiera tenido por el desconocimiento y otra muy distinta, por un egoísta e interesado comportamiento. Y lo más importante ¿qué se ha adelantado o efectuado en las residencias de mayores para que no vuelva a ocurrir lo mismo? Se echan la culpa unos a otros y así llevan desde hace tres meses. Cuando interesa las competencias las tienen las CCAA y cuando es para apropiarse de algún éxito el responsable siempre es el Gobierno. Mientras ellos discuten sentados en su cómodo escaño, algún anciano está muriendo abandonado a su suerte. Solo muy pocos/as se libran, porque solo unos cuantos actúan y hablan con el corazón. La mayoría de los rictus, y para eso hay que reconocer que el mejor es el presidente del Gobierno, han sido siempre fiel reflejo de una mala actuación. Gestos obligados por la situación del momento, tras los que en más de una ocasión se dejaba escapar una leve mueca próxima a la sonrisa. Nada que ver con las lágrimas y la voz entrecortada de Margarita Robles en el Palacio de Hielo. Los sentimientos verdaderos no se pueden esconder. En cualquier caso, y tras el nuevo brote en Pekín, según los expertos más dañino que el primero, esto no ha terminado y parece que, por primera vez, sus señorías han suavizado el tono y el ambiente en el Congreso. Esperemos que no se repita y comiencen a estar a la altura de las circunstancias. 17/06/2020
APRENDAMOS DEL PASADO
ESTO NO HA TERMINADO Ya está aquí lo que menos deseábamos. La palabra que nadie quería escuchar aparece de nuevo y hace que la esperanza de una mejora se retrase más de lo esperado. El rebrote. Varios rebrotes en todo el país, principalmente en el País Vasco, vuelven a demostrarnos la cruda realidad. Una realidad que algunos querían olvidar siendo poco consecuentes con sus actos. Si en su día se perdió tiempo a pesar de lo que veíamos en nuestro país vecino Italia, ahora se han tirado por la borda casi tres meses y, en lugar de aprovechar el tiempo y la energía para proveer a las residencias y hospitales de todo el equipamiento técnico y humano necesario e intentar llegar a un acuerdo global de todos los partidos aprendiendo de los errores cometidos, nos damos de bruces con la triste situación de ver que están peor que al principio. Entiendo que la ciudadanía busque cualquier noticia positiva para querer volver a la normalidad, pero por desgracia e intentando ser objetivo, no nos podemos permitir todavía ciertos lujos. No pretendo ser pesimista ni hundir moralmente al lector. Dicen que los números generales del país, en cuanto a muertes, han mejorado. En cualquier caso, un servidor no se cree nada porque sigue habiendo cierta turbación o confusión en los datos, ya que desde el 27 de mayo el Ministerio de Sanidad da 19 fallecidos y las CCAA 522. Una exagerada diferencia que no se puede admitir y que demuestra una vez más, la poca credibilidad o la sospecha de que haya otros intereses tras la contabilización. ¿Por qué se han dejado de comunicar el número de fallecidos? ¿Alguien puede creer que en los últimos cuatro días Sanidad haya dado 0 muertes? ¿Qué hay detrás de esta repentina e inusual ausencia de comparecencias de Fernando Simón? ¿Cuáles son las instrucciones? No obstante, no debemos de olvidar que la situación mundial sigue empeorando. Con 7.500.000 de casos y 420.000 fallecidos, ni mucho menos se pueden lanzar las campanas al vuelo. Ante todo, porque a pesar de la cruda realidad de las cifras, los países miembros de la Unión Europea pretenden abrir las fronteras desde el 15 del presente mes. Si en su día importamos contagios del norte de Italia, ¿qué impedirá que volvamos a recibir contagios de, por ejemplo, Alemania, Francia…? Partimos de una situación peor que la inicial, porque, no solo se ha extendido el virus a nivel mundial, sino que tenemos a miles de nuestros sanitarios padeciendo la enfermedad. Si ocurriese una “segunda ola”, como suelen llamar los entendidos a repetir lo ya vivido, como ha sucedido en Irán, la cobertura sanitaria que podemos dar ha perdido fuerza. Pero vayamos a lo positivo para que no me tachen de catastrofista. Los profesionales conocen mucho mejor a que se enfrentan. Algunos presidentes de CCAA han visto “las orejas al lobo”, ya no tienen tanta prisa en pasar de fase y son más consecuentes para no retroceder lo ya andado y la mayoría de los ciudadanos parecen seguir las recomendaciones. Y lo más importante, cada día que pasa, cada día que esquivamos al virus, es una pequeña batalla ganada y estamos más cerca de la tan ansiada vacuna. Aun así, en lo que menos se ha avanzado y seguimos igual, es en el funcionamiento de las residencias. Siguen tirándose los trastos los unos a los otros y no son capaces de coger “al toro por los cuernos”. Como críos, cada político de turno se apropia de los éxitos y se exime de los fracasos. Ninguno asume su responsabilidad y la culpa siempre es del otro. Han pasado tres meses y me avergüenza ver el mismo espectáculo todas las semanas. Los ciudadanos están cansados de las lamentables escenas que nos ofrecen, porque al parecer, de esta pandemia han aprendido todos menos ellos. Cada uno desde su posición se ha reinventado para seguir adelante. Nos hemos encerrado en casa, hemos aprendido a ser mejores y más solidarios y a luchar por una causa común. Pero ¡CUIDADO! Hay algunos que parece que no quieran ver la realidad y se están dejando llevar por la euforia de un falso éxito. Las terrazas están a rebosar y el incremento de botellones demuestran poca solidaridad y ponen en peligro la vida de todos. 12/06/2020 DEMASIADAS DUDAS Noto que algo no va bien. Siento que todo va demasiado rápido y que, por el comportamiento visto en numerosas ciudades españolas, la imprudencia se muestra como vencedora provisional en algunos entornos, mientras que la coherencia no se deja ver lo suficiente. Debemos tener mucho cuidado porque estamos al límite del desastre si no actuamos con diligencia. Nuestros políticos no han actuado desde el principio como debieran y todavía, a estas alturas de la película, parece que no han aprendido nada pues siguen igual o incluso peor. Los fallecidos, número que aún está por determinar y del que tengo serias dudas de que sepamos la cifra real algún día, solo sirven como argumento en las peleas de baja estofa con las que sus señorías nos han estado deleitando semana tras semana. A pesar de la poca coherencia en muchas de las actuaciones, como no poder viajar a cien kilómetros para ver a un hijo, pero sí permitir que vengan turistas de fuera de nuestras fronteras; mascarillas que no servían para nada y luego han sido imprescindibles; cambios de criterio continuos; fallecidos que desaparecían de un día para otro; se ha multado a quien iba solo por el campo, pero se permitía aglomeraciones de políticos ante un hospital; solo tres personas podían despedirse de un ser querido, pero van cientos de ellas al sepelio de Julio Anguita. Podríamos estar narrando situaciones absurdas sin parar, pero no serviría de nada. He intentado ser comprensivo con la dificultad que tiene la toma de decisiones, pero creo que habría ido mejor si se hubieran involucrado todos, pues todos tienen algo que aportar. Ha podido más las ansias de protagonismo para salir como exclusivo triunfador de esta crisis, que la humildad que en momentos como estos se requiere para sumar fuerzas con un objetivo común. Han conseguido, por lo menos en mi caso, que la ya poca confianza que tenía en los líderes actuales, haya caído hasta límites que nunca me habría imaginado. Han dado un espectáculo vergonzante e ignominioso, impropio en personas con un mínimo de sentido común. Si no han sido capaces de trabajar juntos en esta catástrofe ya nunca lo harán. No solo eso, sino que han logrado todo lo contrario, dividir mucho más a la sociedad. En cualquier caso, que no duden que más tarde o temprano les pasará factura. El problema está que hasta que llegue ese momento y aprendan de sus errores ¿cuántos habrán fallecido por el camino? Ahora no nos podemos permitir el lujo de perder más tiempo. Estamos justo en el umbral y nos jugamos la vida y el futuro de cientos de miles de personas. Todo el que han tirado por la borda peleándose sin sentido, debía de haberse invertido en poner solución a las residencias. Han tenido dos meses para empezar a invertir en recursos económicos y personales, tanto en residencias como en nuestro Sistema Público de Salud. Los médicos están asustados y con razón porque no dejan de ver comportamientos imprudentes. A muchos se les ha olvidado el drama que hemos sufrido y actúan como si nada hubiera pasado. Ya vimos lo que ocurrió en Italia y actuamos tarde. Ahora vemos que en Irán la segunda oleada está siendo peor que la primera. Por eso, desde estas pocas líneas pido, solicito, suplico a mis dirigentes, que abandonen la animadversión y confrontación, y que de una vez por todas actúen como la sociedad espera de ellos. Porque señores, la vida no siempre da una segunda oportunidad. 10/06/2020 DEMASIADO CASTIGO Nuestros sanitarios han recibido el premio Princesa de Asturias, premio que debería extenderse a todos aquellos que han estado dispuestos, por su cercanía al virus, a morir por los demás. (UME, limpiadoras, auxiliares, celadores, etc.) Todos tenemos algún familiar o amigo que trabaja en esa dura, y a la vez gratificante profesión, y casi nunca ha coincidido la información dada por el Gobierno, con la que estaban viviendo ellos en primera fila. El reconocimiento está muy bien, pero, de alguna manera, habrá que reconocer o compensar el gran sacrificio y el excesivo coste humano que ha supuesto. Ochenta sanitarios fallecidos, debido especialmente a la falta de protección y poca previsión, es un precio demasiado elevado. Han muerto, no por un contagio inevitable, sino por problemas, en la mayoría de las ocasiones, de una mala gestión. La falta de EPIS y de mascarillas, o la poca gravedad que parecía dársele al virus, comparado en sus inicios con una especie de gripe, pero más dañina, no han sido precisamente aciertos. Es obvio que les pilló a todos los profesionales por sorpresa, que nadie era conocedor de su letalidad y que hablar a toro pasado es fácil. Sin embargo, teníamos cierta ventaja por lo vivido en nuestro país vecino Italia, una ventaja que no hemos sabido aprovechar. Y ahora, para rematar, lo que está pasando con la descoordinación en las cifras de los fallecidos es una verdadera vergüenza. El descuadre es tal, que da a entender una sospechosa intencionalidad en los mismos por motivos exclusivamente políticos, porque de otra manera, es imposible tener una lógica justificación. Nos dicen que ha habido un solo fallecido mientras que las CCAA reportan unos datos bastante más elevados. Y no digamos las cifras totales con respecto al mismo período del año pasado. Estamos hablando de un error de cálculo de miles de personas. Eso no es un error, eso es una chapuza y una irresponsabilidad que no puede caer en saco roto Tengo un hermano médico que, desde las primeras semanas, me comentaba la cruda y falsa realidad de las cifras. Que muchos ancianos se morían en sus casas sin haber tenido la más mínima oportunidad. Es verdad, que no se daba abasto en los hospitales, pero también que había residencias donde tenían instrucciones muy precisas de no derivar enfermos a los hospitales. Los médicos siempre han tenido la difícil, y nada agradable tarea, de priorizar a quien se salva en momentos de apuro por falta de medios, como puede ser el número de UCIS o de quirófanos. Cuando sucede un accidente o cualquier tipo de catástrofe, actúan con la mayor ética profesional y seleccionan a quien pueden salvar. Por eso creo que nadie cuestiona esa profesionalidad. No obstante, lo que sí es motivo de controversia por el gran número de fallecidos y por las versiones confusas dadas a los familiares, o cuando menos de dudoso entendimiento, es saber cuántos de esos ancianos, algunos de ellos de poco más de setenta años y con una apariencia de buena salud, se podrían haber salvado si se les hubiera derivado a un hospital. 05/06/2020 NEGÓ HASTA TRES VECES Pedro negó tres veces a Jesús y Pedro Sánchez niega tres veces la evidencia. Acabamos de terminar una semana bastante movida, donde se demuestra, una vez más, la influencia que tienen unas palabras o cualquier acto de un político sobre los ciudadanos. Pensaba evitar toda opinión crítica, ya que por fin llegamos al final de la desescalada y el 21 de junio se prevé como fecha, donde ya todos nos podremos mover interprovincialmente con cierta normalidad, con lo que se vuelve a demostrar el desconcierto, pues las fases y los quince días que, como mínimo, debería de durar cada una, es una falacia. Algunos tienen prisa y no pueden perder más tiempo en la recuperación económica, y tampoco tendría mucho sentido que se permitiera las visitas de turistas extranjeros, mientras que nosotros no podemos viajar entre provincias. Se han hecho muchas cosas bien y es posible que otras fueran mejorables, aunque eso ya nunca lo sabremos, pero lo que no llego a entender es que alguno siga empeñado en tomarnos a los ciudadanos por tontos, lo que se dejó entrever en la larga y acostumbrada exposición del presidente Pedro Sánchez de ayer domingo. Después de volver a vender a los ciudadanos las maravillosas y acertadas actuaciones del Gobierno, y de congratularse consigo mismo vislumbrando como siempre un sospechoso rictus escénico, llegó el momento de las tan ansiadas preguntas de los diferentes periodistas. Igual que los señores del PP tendrían que haber recriminado sin reservas las equivocadas palabras de Cayetana Álvarez de Toledo, los representantes del Gobierno tendrían que haberse atrevido a denunciar la ridícula y vergonzosa actuación de, nada más y nada menos, que del vicepresidente. Pero ahora no se trata de opinar sobre lo que todo el mundo entiende que fue un gran despropósito, sino del comportamiento llevado exclusivamente por el miedo a la evidencia e intereses de rédito político, que hacen que Pedro Sánchez no esté dispuesto a juzgar la insensatez de su socio. Tres periodistas preguntaron a Pedro Sánchez por dicha actuación y las tres veces omitió dar ningún tipo de explicación. Hasta en tres ocasiones insistieron y las tres se negó. Los tres aprovecharon las palabras del inicio de su comparecencia, donde invocaba al respeto y al mejor comportamiento de los políticos, y aún poniéndole de ejemplo las palabras de disculpa y arrepentimiento de Patxi López, lo que dejaba bien claro el patinazo y ridículo comportamiento de Pablo Iglesias con ese final de “cierre la puerta al salir”, no fue capaz de hacer ninguna alusión al mismo. Es obvio el miedo que le tiene a su compañero de aventuras. Pero lo que me parece una falta de respeto hacia la inteligencia de todos, es el que pueda pensar que el resto de los humanos no nos damos cuenta de sus regateos continuos e incesantes a las preguntas que se le hacen. Es experto en irse por los cerros de Úbeda, por las ramas o por la tangente, me da igual, y en divagar hasta la extenuación de sus oyentes. Los tres preguntaron con la misma claridad y los tres recibieron de lo mismo. Infinidad de argumentos innecesarios que no guardaban ningún tipo de relación con lo preguntado. Palabras y más palabras de regocijo solo por no tener la valentía de reconocer que su socio de Gobierno no había estado a la altura. Hasta tres veces le preguntaron y las tres veces se negó. 01/06/2020 CUIDADO CON LA PICARESCA Por fin se aprueba el ingreso mínimo vital que muchas familias necesitan. Una solución que sirve para mitigar la situación de extrema vulnerabilidad en la que muchas familias se han visto por culpa de la pandemia. Pero habrá que tener cuidado, pues ya se sabe que este es el país de la picaresca y más de uno se querrá subir a ese carro sin merecérselo. Querrán conseguir un ingreso que a lo mejor a su vecino le cuesta sudor y lágrimas tenerlo. Pero, bienvenido sea y ojalá que de veras ayude a aliviar el ahogo que muchos están sufriendo en estos momentos tan difíciles. Miles de familias que nunca se hubieran imaginado tener que hacer cola para recibir algo de alimento, están saliendo adelante por la generosidad altruista de otros y no precisamente de los que más tienen. Si ha habido algún momento propicio para aprobar algo así en nuestra historia reciente, es este. Además, no solo supone un salvavidas, sino que da un poco de oxígeno para reactivar el consumo. Eso sí, esperemos se lleve a la práctica de forma ágil y eficaz, y no se quede en otra falsa promesa o que conlleve un trámite incompatible con la urgencia que esta ayuda merece. Una vez cubiertas las necesidades mínimas de aquellos que no tienen nada que llevarse a la boca de la forma más ecuánime y justa posible e intentando evitar el fraude, que den por seguro que lo habrá, lo que tiene que hacer el Comité de reconstrucción no es regalar los peces sino ayudar a pescar. Todos deberán comprender que es una solución temporal por un problema coyuntural. En ningún caso debería ser sustitutivo de un sueldo, porque si fuera de ese modo, al final sería peor el remedio que la enfermedad y, sobre todo, un fracaso social. Una renta a muy largo plazo solo conseguiría retrasar más la reincorporación al mundo laboral y desestimularía la búsqueda de empleo. El foco tiene que estar dirigido a ayudar a las pequeñas y medianas empresas, para que estas creen el mayor número posible de puestos de trabajo. Las pymes generan prácticamente el 70% del empleo en España y hay que inyectarles toda la ayuda económica posible. En cualquier caso, esperemos que todo lo que se acaba de aprobar se lleve con la mayor transparencia posible. Que no se convierta el verbo ayudar en lucrar, pues el fin único es conseguir que todas esas personas terminen reincorporándose al mundo laboral. Europa por fin se ha puesto las pilas y el virus ha conseguido lo que no han sido capaces de lograr los eurodiputados durante años. No hay que ser demasiado lumbreras para darse cuenta de que esta pandemia no entiende de fronteras y, ya se sabe… “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”. En cuanto el virus ha amenazado a los países del norte de Europa, no han tardado mucho en reaccionar, bajo el pretexto de que “el virus ha producido una crisis tan grande que no se puede ignorar”, según palabras de la presidenta de la Comisión. A ver si de una vez por todas, los 140.000 millones que vamos a recibir de Europa, de los que 77.000 serán subsidios a fondo perdido, son bien gestionados y no acaban en manos equivocadas. Y para concluir este breve artículo…Los que toman las decisiones deberían empezar por reconocer la evidencia y dejarse aconsejar. Siete de los países que han luchado mejor contra el coronavirus son liderados y gobernados por mujeres. No hay nada como reconocer la evidencia. Han sido más analíticas y han reaccionado más rápido y más eficazmente. La verdad es que, en estos tiempos, no podemos presumir de grandes líderes masculinos. Unos líderes, por decir algo, que están poniendo en riesgo la salud y la paz mundial. Maduro, Donald Trump, Kim Jong-un, Boris Johnson, Bolsonaro. Estos señores están extendiendo el virus, más que aplacándolo. 31/05/2020 AHORA NO “SEÑORÍAS” Ya que siempre he intentado ser lo más ecuánime posible y no hacer distingos de colores políticos sino de comportamientos humanos, no puedo dejar escapar la oportunidad de dedicar unas pocas palabras a Cayetana Álvarez de Toledo. Siempre he creído que en casi todos los aspectos de la vida en el término medio está la virtud, por eso estoy en el convencimiento de que son los extremos los causantes, en la mayoría de las ocasiones, de todos los conflictos, sean estos políticos, religiosos o morales. En este caso, más que su posición extremista, aunque ella crea no serlo, mi pequeña crítica va destinada a las expresiones que esta señora es capaz de lanzar por esa vipérea boca, con la única intención de ser los más hiriente y nociva posible. Ella “solita”, cada vez que habla, hace perder cientos de seguidores de los suyos y hace buenos hasta los oponentes más extremistas. Por más que quiera suavizarlo con un tono mortecino y débil no va a ser menor el insulto. Por más que intente con su habitual compostura, que está por encima del bien y del mal, no puede evitar los numerosos patinazos y exageradas expresiones con las que sorprende a todos los oyentes. Y no digamos la representante de Vox con los “grilletes”. Sin darse cuenta ella es la munición que sus oponentes están usando para disparar todo tipo de críticas hacia la derecha. Y es una pena, porque siempre ha habido buenos políticos, independientemente de sus ideas. Pero no ahora, no en estos momentos. Ahora el Congreso de los Diputados parece más un bar de barrio, con todos mis respetos para el bar, por las trifulcas y el léxico con los que sus señorías nos están deleitando últimamente. “¿Me estás amenazando?” “Nosotros no somos ladrones ni fascistas” “Asesinos” “Terroristas”. Amenazas, golpes a la bancada e insultos poco propios de los que se supone representan al país. Solo se salvan unos pocos, porque todavía los hay con buenas formas y perfecta oratoria. Pero la mayoría pretende entrar en el tablero de juego a través de una exagerada originalidad y lo único que consigue es convertir en trabalenguas lo que con dos líneas se habría explicado perfectamente. La libertad de expresión es uno de los fundamentos de la Constitución española y, el pluralismo político uno de los valores del ordenamiento jurídico. Pero eso no les exime de su responsabilidad de dar ejemplo. Ante todo, porque son más influyentes de lo que creen desde sus tribunas y ahora no es el momento de avivar más la confrontación y el odio. En esta ocasión ha sido Gabriel Rufián, y debo darle la razón, quien lo ha denominado como “ambiente guerracivilista” y ha advertido que o se para institucionalmente o “llegará a la calle”. Por desgracia ya está en la calle. Pero como es la esperanza lo último que se pierde, todavía están a tiempo de apagar el fuego, aunque eso suponga quitar a aquellos que se dedican a espolearlo. 28/05/2020 ¿DE VERDAD “SALIMOS MÁS FUERTES”? Muchos pensamos que cuando comenzó esta grave epidemia, la situación era lo suficientemente extrema como para haber formado desde la primera semana un Gabinete de Crisis, compuesto por expertos, economistas, empresarios, autónomos y representantes de todos los partidos, para evitar echarse reproches unos a otros y que se sintiesen, además, partícipes de la solución. Y aunque no podemos echar marcha atrás, si podemos aprender de lo ya errado e intentar hacerlo mejor de ahora en adelante. Al no haber sido de ese modo, llegará el momento, y para eso están los jueces, de examinar si las decisiones tomadas durante la pandemia han sido correctas o no, pero ahora, ha llegado el momento de la concordia y de evitar la confrontación. Necesitamos armonía y sentido común en nuestros actos, en lugar de egoísmo e irresponsabilidad. Debemos de buscar el consenso por el bien de todos para agilizar la reconstrucción del país. Estamos obligados a mantener el respeto por los que ya no están y que el sacrificio de todos los profesionales que han trabajado duro por los demás no haya sido en balde. Algunos titulares comentan que “Salimos más fuertes”. Tengo mis dudas sobre ello cuando hay 28.000 fallecidos (26.000 las últimas horas por cambio de criterio en la contabilización), miles de personas siguen sin cobrar lo prometido, hay largas colas en los comedores sociales y a muchos les ha faltado tiempo para comportarse como si nada hubiera pasado. Por eso, y perdón por el pesimismo, todavía no puedo asegurar que salgamos más fortalecidos, pues a pesar de la humanidad demostrada por la mayoría, también se han dejado ver con bastante claridad los grandes defectos del ser humano. Ambición desmesurada, egoísmo, odio…Si en un momento como el que estamos viviendo, una crisis sanitaria que atañe y ataca a todos por igual, donde no habrá vencedores ni vencidos sino supervivientes y fallecidos, no hemos sido capaces de trabajar en común y con un único objetivo, ¿cuándo lo haremos? Sinceramente, el destino nos ha puesto a prueba y no salimos muy bien parados. En cualquier caso, no es fácil transmitir camaradería y cordialidad cuando por más que uno intenta evitar todo tipo de crítica y desavenencia, llega el responsable de turno y dice o hace algo, que complica su justificación. En la última semana se firmado un pacto, prácticamente a escondidas, que nadie es capaz de explicar. Se ha fallado en la contabilización de los datos, y no es la primera vez, con una disminución en los fallecidos de, nada más y nada menos que en 2000 personas. Y se sigue faltando a la verdad en cuanto a los ERTES pagados. No se puede prometer, si no eres capaz de cumplir lo prometido. No hay que dar argumentos a aquellos que están expectantes y a la espera del fallo, para destruir en lugar de construir. Por desgracia, el odio y la confrontación son el peor virus y crece mucho más rápido que la pandemia. 26/05/2020
IRRESPONSABLES
DECISIONES SORPRESA Cada vez se agrava más la situación. Siempre he intentado mantener, como muchos, un estado de ánimo positivo a pesar de la grave situación y el largo confinamiento. La actitud de las primeras semanas demostraba el disciplinado carácter de los españoles, y resaltaban más los aplausos a los sanitarios y los sorprendentes comportamientos de los balcones, que los fallos que se iban dando continuamente por parte de los políticos. Un comportamiento que se ha estado denunciando continuamente por parte de la ciudadanía. Una actitud de confrontamiento incesante que no llevaba a ninguna parte. También algunos advertimos en su momento, que la paciencia tiene un límite y que, la aparente paz y buena convivencia, terminaría siendo solo un espejismo, si las decisiones tomadas y prometidas no se llevaban a efecto en tiempo y forma. Las expresiones como “estamos tomando medidas”, “cuando dobleguemos la curva”, “hemos aprobado los ERTES”, una serie de frases, expresiones y palabras que han empezado a ser parte de nuestra vida y la “nueva normalidad”. Pero el tiempo sigue transcurriendo y los compromisos que sonaban tan bien en el noticiario de turno, pasan a ser solo huecas voluntades. Aun así, el ciudadano no pierde la confianza y aquellos que están esperando lo prometido, en lugar de salir a protestar y a demostrar su desesperanza, se dejan ayudar por la caridad de sus vecinos para seguir comiendo. Mientras, entre tanta incertidumbre y falsa seguridad, el Gobierno firma un acuerdo con los líderes de las patronales CEOE y CEPYME y los sindicatos, para prorrogar los ERTE hasta final de junio. Algo que a miles de ciudadanos les da exactamente igual, porque no han cobrado ni lo correspondiente de marzo. Ciudadanos que comienzan a perder la ya mínima credibilidad que tenían puestas en sus políticos, porque la han ido perdiendo poco a poco, después de ver que los miles de millones de los que siempre han hablado se quedan por el camino y nunca llegan a su destinatario. En cualquier caso, es un acuerdo positivo y una imagen que, aunque tardía, bienvenida sea. Pero el sueño ha sido interrumpido por otra de las decisiones sorpresa a las que ya nos tiene acostumbrados nuestro presidente. Unas decisiones tomadas con nocturnidad y alevosía y que, hasta a los suyos, son incapaces de comprender. Lo mismo pacta con Podemos para gobernar, a pesar del insomnio que según él le produciría, que firma un acuerdo con la mano derecha con Podemos y Bildu para derogar la reforma laboral a cambio de su abstención en la votación de la quinta prorroga, mientras que con la izquierda se lo oculta a Arrimadas entre tanto negocia con Ciudadanos su voto afirmativo. Esta ha sido una de las mayores chapuzas y un ejemplo más de lo que alguien es capaz de hacer por poder. Nunca mantiene una mínima coherencia y ética política. Como no podía ser de otra forma, automáticamente la CEOE rompe las vías de comunicación con el Gobierno y suspende el diálogo social, más de un componente de sus ministros no entienden la decisión, pues además los votos de Bildu no eran necesarios, y como traca final, la ministra de Economía Nadia Calviño expresa su enfado en público y echa una pequeña reprimenda a su propio presidente y a podemos, “es absurdo ahora el debate de derogar la reforma laboral”. Para terminar, me gustaría decir a todos esos irresponsables que no dejan de llenar las playas, paseos o manifestaciones sin guardar las normas de seguridad, que tengan un poco más de paciencia para no tirar por la borda todo lo trabajado. Siguen poniendo en riesgo la vida de todos. 22/05/2020 COHERENCIA Hoy nos levantamos con una noticia insultante del CIS. ¿Cómo puede salir reflejado que el 70 % de la población piensa que la situación económica del país es buena o muy buena y que estamos mejor que en marzo? Y para que la situación sea un poco más ridícula, es el propio Tezanos quien dice: “no se fíen de las encuestas”. Me parece todo un verdadero despropósito. Solo pido que no nos tomen por idiotas. Y cambiando de tercio, por cierto, término que no gustaría al Sr. Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno. Este debería de darse cuenta de la posición que “okupa”. Todos sabemos que, esconderse tras esa dulce y suave voz, y una compostura excesivamente meliflua, no basta para camuflar los mensajes que de forma irónica suele enviar. “A mí me han hecho muchas veces un escrache y va con el cargo. Hoy son los de derechas los que van a mi casa y mañana pueden ser los de izquierdas los que vayan frente a la casa de Ayuso o de Abascal”. Creo que todavía no se ha dado cuenta de que su posición actual como vicepresidente del Gobierno es contrapuesta con “acciones protesta” constantes. Lo mismo está hablando en el Congreso, que sale a sus puertas a protestar contra este. Tendría que ser consecuente con la posición que tiene y que tanto le ha costado conseguir. No puedes ir de ético ponente político defendiendo la constitución, cuando hace dos días no creías en ella. Si uno defiende sus ideas, algo totalmente respetable, tiene que ser, por lo menos, congruente con los principios que estas conllevan. Ha pasado de criticar a diestro y siniestro a los que denominaba como “Régimen del 78”, a ser el mayor abanderado de la Carta Magna. Hace unos días, cuando el país sufrió la pérdida de Julio Anguita, Pablo Iglesias escribía: «Se nos va nuestro mejor referente político. Hasta siempre» Sin embargo, en unas charlas organizadas por la Juventud Comunista de Zaragoza hace unos años estas fueron sus palabras: «Hay mucha gente que quiere resucitar a Anguita, que es como el cadáver del Cid a caballo». «En esas cosas estoy muy cansado. Es como muchas gracias por los servicios prestados, pero con gente de veintitantos, treinta y tantos, cuarenta y tantos. Hay gente mayor que tiene que tomar ejemplo de Joseph Ratzinger y coger un helicóptero e irse a la mierda o a donde quieran». A lo largo de la vida tenemos todo el derecho a cambiar de opinión y, si es posible, a mejorar, pero esto no es un simple cambio de ideas, es “hipocresía”. Que más quisieran los de hoy, aunque solo fuera un poco, parecerse y comportarse con la coherencia del Califa Rojo. 20/05/2020 EL COVID 19 CONTAGIA POR IGUAL Luego la gente se queja cuando se relaciona la bandera española con “facha”. Todo el mundo tiene derecho, como es lógico, a manifestarse. Lo que ya me cuesta más comprender es que al parecer el virus contagia más o menos según el motivo de la manifestación. En la del 8M, en la despedida de Julio Anguita, no contagia, pero en las caceroladas contra el Gobierno o en IFEMA sí. A ver si se ponen todos de acuerdo. Lo que se empieza a demostrar es que con el confinamiento muchos han perdido la capacidad de objetivar las cosas. Por otro lado, no tiene mucho sentido que los que se han quejado tanto de los peligros que podía conllevar la manifestación del 8 de marzo, salgan ahora en plena pandemia a hacer lo mismo. Con la diferencia de que ahora conocemos mucho más el peligro al que nos enfrentamos. Se supone que debemos predicar con el ejemplo y no hacer aquello que tanto se ha criticado. Todos podemos, es más, debemos manifestarnos contra lo que creemos que es injusto, pero en este caso, y es mi humilde opinión, habría esperado a una fecha más propicia. Los que manejan los hilos, porque que nadie dude que siempre hay alguien detrás, están consiguiendo una crispación política que, en estos momentos, creo no ayuda a nadie. ¿Dónde habrán quedado las palabras de “remar todos en la misma dirección”? ¿De qué para salir de esta, debemos de estar unidos? Siguen todos usando la táctica infantil de que cuando sale algo bien presumen de ello y cuando sale mal, la culpa es del oponente. Ninguno se responsabiliza de sus errores. La presidenta de la Comunidad de Madrid no puede estar todos los días “echando mierda”, sobre la escena política. Puede que tenga razón en algunas de sus reclamaciones, pero las formas no son las correctas. Ella ha sido quien ha terminado de encender la mecha. Los responsables políticos deben de tener sumo cuidado con sus palabras, porque muchos están esperando el mínimo motivo para justificar sus acciones. Tampoco entiendo que se utilice la bandera española como símbolo para el confrontamiento. Esto es un problema de salud pública. Un virus que ataca por igual a todos y que no sabe de diferencias políticas, de clases sociales o de razas. No entiendo que se utilice la bandera de todos para apoyar los gritos de una reclama que, en muchas ocasiones, no tiene nada que ver con la pandemia. Todavía todos tenemos mucho que aprender. Para empezar, el respetarnos unos a otros. Algo que parece sencillo y de lo que presumimos, pero que viendo las escenas que se producen todos los días de aglomeraciones en calles o bares, demuestra todo lo contrario. Debo de ser un soñador, un filántropo, una persona que todavía cree en la bondad altruista del ser humano. Creo en la España de los aplausos, en el país de las donaciones de órganos y en el de la generosidad entre vecinos. Y no es que sea apolítico, pues la política me interesa, sino que hoy en día no es fácil tener un referente claro que lleve al seguimiento férreo ideológico. Podría definirse, sin ser totalmente exacto, como neutralista político nacional, ya que el neutralismo es más una posición internacional. Aun así, nunca perderemos la esperanza, porque a pesar de muchos, todavía son más los que están dispuestos a sacar este país hacia delante a través de una ética responsable y un comportamiento intachable. 19/05/2020 FALTA DE CONSENSO He publicado artículos según se iban sucediendo los acontecimientos y cabe resaltar que, en casi todos, ha sido muy difícil extraer de estos la influencia negativa que nuestros políticos han tenido durante el trascurso de esta grave crisis. Da igual que hayan pasado dos o seis semanas o que el número de fallecidos sea de 2.000 o 27.000, porque como podemos observar todos los días, nuestras señorías se han comportado, se comportan y comportarán, con la misma actitud de siempre. Se siguen echando los trastos unos a otros y hasta el último día, si es que el destino quiere que llegue, nos demostrarán la incapacidad de consenso. Son ellos los que provocan con sus decisiones y comportamientos, que la población sienta incertidumbre y desasosiego. Si desde un principio hubieran estado unidos en una causa común, se hubieran evitado muchos problemas. No podrían reprocharse si unos están en una fase y otros en otra, porque todos habrían sido partícipes de la decisión. Todos se sentirían responsables o irresponsables de sus determinaciones, porque todos estarían en la misma mesa de negociación. De igual manera, se evitarían muchos conflictos sociales porque los ciudadanos suelen ser el reflejo de sus líderes y se comportan según los dictámenes de estos. Sin embargo, ha sucedido todo lo contrario. Mientras ellos siguen con sus peleas absurdas y discusiones que no llevan a nada constructivo, el pueblo y algunas excepciones de nuestros responsables, porque siempre las hay, se han comportado con la seriedad y responsabilidad que un problema tan grave como esta pandemia, requería. Pero la paciencia no dura eternamente, por eso empieza a quebrarse la inicial unidad social. Ahora, cualquier frase fuera de lugar, cualquier decisión que no tenga fácil comprensión por parte de todos, cualquier comportamiento que no se ajuste a una ética responsable o cualquier dato que no se ajuste a la verdad, puede ser la chispa que encienda un fuego difícil de apagar o que comiencen una serie de reacciones en cadena de las que sea complicado escapar. Solo me gustaría hacer un par de peticiones: A aquellos que piensan que las normas no van con ellos, a esos imprudentes que con sus actuaciones ponen en peligro a los demás…, que piensen en sus padres o en sus mayores, podrían fallecer por su falta de responsabilidad. Y, por favor señorías (y me refiero a todos los partidos) ¡ya está bien! Todavía queda mucho camino por recorrer y no nos podemos permitir un rebrote partiendo de la situación actual. Aprovecho para dar mi más sentido pésame a la familia de Julio Anguita, líder histórico de Izquierda Unida y político intachable. Se puede o no estar de acuerdo con las ideas de otro, pero eso no quita para reconocer la valía profesional y personal. Con 78 años se no va un político de nivel de los que cada vez hay menos. 16/05/2020 SIGUE LA PESADILLA La pesadilla no quiere perder el hueco que ocupa en nuestro cerebro y se adhiere a nuestra forma de vida, para que no podamos escapar de la angustia que nos ahoga desde hace dos meses. Cuando creíamos que habíamos dominado, aunque fuera en un grado mínimo esta pandemia; cuando pensábamos que los fallecidos ya no iban a superar la cifra de los 200; cuando aspirábamos a dejar a un lado las restricciones impuestas, en resumen, cuando empezábamos a ver la luz al final del túnel, el destino vuelve a jugarnos una mala pasada y quiere ponernos de nuevo a prueba para medir nuestro nivel de resistencia. Una entereza o fortaleza física, pero ante todo moral, que comienza a verse degradada por encontrarnos atados de pies y manos ante una situación muy complicada y nunca experimentada. Siempre he comentado que para tener éxito en la vida hay que seguir la norma de las tres “pes”, paciencia, prudencia y perseverancia. Una paciencia que muchos ya no tienen, una prudencia que ha dado paso a la temeridad y una perseverancia que se ha dejado ganar terreno por la dejadez. Una inconstancia, por otro lado, lógica, pues algunos solo sienten la postergación de vivir sin futuro, de vivir exclusivamente al día porque su porvenir es más que incierto. Entramos en una fase de control donde nadie sabe cual va a ser el resultado. La gente comienza a ver coartada su libertad y ya no piensa con claridad. Todos están equivocados y, a su vez, todos tienen la razón. Estamos llegando a ese límite, que ya algunos anunciábamos hace semanas, que nos haría elegir entre morir por el virus o morir por la falta de recursos. Algunos somos muy afortunados y, por ahora, no hemos contemplado esa coyuntura, pero muchos otros ya se han visto obligados a ello. A partir de ahora, y si no se toman las decisiones adecuadas, podemos empezar a ver comportamientos inusuales, por usar una terminología suave, por parte de los ciudadanos, ya que es muy difícil subsistir un día más con las persianas de muchos negocios cerradas “a cal y canto”. También debemos de ser algo autocríticos, porque hay que reconocer que, si hemos aguantado con enorme heroicidad, civismo y humanidad las primeras semanas de confinamiento, los últimos días han vuelto a demostrar que el carácter mediterráneo, en lo que se refiere a jolgorio e imprudencia, han hecho retroceder el esfuerzo inicial. Las imágenes de cientos de personas en diferentes provincias corriendo sin mantener la distancia de seguridad, o las terrazas repletas de gente sin mascarilla como si fuera un día normal de agosto, no hacen augurar nada bueno. Por eso ahora más que nunca debemos tener la cabeza fría, aunque mantengamos el corazón caliente. Ahora más que nunca, debemos demostrar que la entereza puede ganar al desasosiego o el temple a la intranquilidad. Principalmente, porque si un rebrote nos hace empezar una nueva partida, esta la empezamos con peores cartas. Partimos con un número mayor de fallecidos y con un número muy elevado de sanitarios contagiados. Puede que se conozca algo más y mejor a nuestro enemigo, pero hasta que no tengamos el comodín de la vacuna, siguiendo con el símil del juego de naipes, no podemos dar la partida por ganada. Y, hasta que llegue ese momento, no podemos apostar o echar órdagos con la salud de nuestros mayores. 15/05/2020 LAS PALABRAS SE LAS LLEVA EL VIENTO Desde que comenzó la pandemia no han parado de hablar de la gran cantidad de recursos económicos con los que iban a ayudar a los afectados de esta crisis para que nadie se quedase atrás y, sin embargo, solo se ha movilizado, hasta el día de hoy, un 1% del PIB, 17.000 millones, que es una miseria comparado con lo efectuado por otros países europeos. Mientras tanto, ya han desaparecido 144.000 empresas y la mayoría de los ERTE siguen sin llegar a sus destinatarios. Según el Servicio de Empleo Público Estatal, solo ha cobrado la prestación 2 de cada 100 afectados. Aun así, siguen poniendo todo de color de rosa. Esas son las cifras reales con las que el profesor y economista Josep María Gay de Liébana, ha contradicho a las bonitas y falsas palabras que un minuto antes había pronunciado Patxi López, presidente del Comité de la Reconstrucción y Reactividad Productiva. “Que nunca ningún Gobierno ha hecho antes tanto esfuerzo”; “que se han puesto en marcha unas medidas que superan a las tomadas en el 2008”, ¡vaya, que todo perfecto! Todo, palabras y solo palabras. Palabras que se lleva el viento, pero que quedarán grabadas para siempre. Así, si a alguien le queda algo de vergüenza, pueda, al menos, reconciliarse consigo mismo. Lo prometido está muy bien, pero no tiene nada que ver con lo ejecutado o llevado realmente a efecto. Y lo que menos necesitamos ahora, es que además de la debacle económica que estamos sufriendo y la que todavía está por llegar, que nos tomen por imbéciles. Como siempre no es cuestión de cantidad sino de calidad. No es cuestión de salir todos los días a dar explicaciones, sino que las que se den sean verídicas. Para la reconstrucción del país habría hecho falta economistas o empresarios, pero no unos políticos que todavía siguen peleando entre sí. No se ponen de acuerdo y, visto lo visto, no se pondrán, porque cada decisión que toman esconde una estratégica intención electoral. Una intención que nunca han perdido de vista. Si de veras se vieran movidos por necesidades exclusivamente sanitarias y de defensa nacional, no habrían pasado dos meses a base de enfrentamientos y acusaciones baldías. Los ciudadanos lo hemos estado pidiendo a gritos, y prácticamente ninguno se ha dado por aludido. Se ha dado mucha información y cada frase iba acompañada de falta de humildad y exceso de engreimiento. Siempre vendiendo que ya teníamos doblegada la curva. Claro que se habrán hecho cosas bien, pero con el enorme número de fallecidos a nuestras espaldas y con una de las cifras más altas de sanitarios contagiados, creo que nadie con un mínimo honestidad, sería capaz de alardear de nada. 11/05/2020 “QUIEN OCULTA, ALGO ESCONDE” No puedo llegar a entender que haya tanto secretismo para dar los nombres de los que componen el llamado Comité de Expertos. Son las personas que están decidiendo sobre nuestro futuro y coartando nuestras libertades por razones de fuerza mayor y es imposible saber en qué y cómo están basando sus decisiones. ¿Qué ocultan? Todo está bajo las instrucciones del Gobierno y esa falta de transparencia produce desconfianza en los ciudadanos. “Quien oculta, algo esconde”. Ciertas versiones apuntan a que quieren preservar su intimidad para no verse bajo presión. Pues señores, si no son capaces de soportar lo que puede provocar sus decisiones, es que no están convencidos de las mismas. Los que las toman, y se les paga por ello, tienen el riesgo de equivocarse o no, pero eso va con el cargo. Todo aquel que tiene cierta responsabilidad, debe asumir que no siempre van a ser aceptados o entendidos sus dictámenes y que es imposible que no haya diferentes interpretaciones de estos. Es muy difícil agradar a todo el mundo. Lo que estamos viviendo es algo excepcional y nunca conocido hasta la fecha, por lo que todos tendremos que ser comprensivos a la par que exigentes, porque no creo que nadie tenga la barita mágica para encontrar la solución perfecta. Por eso, y más que nunca, los que nos dirigen tendrían que olvidarse de sus diferencias, sumar ideas, aunar esfuerzos y concordar pensamientos creativos que lleven al éxito, porque de lo contrario, el Gobierno solo conseguirá la exclusividad del fracaso. 08/05/2020 PRIORIDAD: EL PLANETA Estamos inmersos en una espiral de incómoda salida. Tenemos todo en contra y el Covid 19, mientras tanto, está haciendo crecer más que nunca la creatividad e imaginación, para poder seguir lo antes posible con lo que consideramos “supuestamente” vida normal. A lo mejor es que hemos creado una sociedad equivocada, errónea en cuanto a nuestro ritmo habitual de vida y prioridades. A lo mejor, quien sabe, el coronavirus reordena nuestros valores y sacamos de todo esto cosas positivas. Menos gente en las playas, las ciudades con menos contaminación, empezamos a ser más respetuosos con el medio ambiente, nos hace más solidarios, etc. Todo eso suena muy bien, pero, aun así, todavía queda mucho por hacer. Puede que sí nos cambie, es más, ya nos está cambiando en algunas actitudes; aunque ese es el punto de vista optimista. Sin embargo, también tenemos el opuesto, el que nos demuestra que por más enfermedades o muertes que haya, el ser humano sigue igual de estúpido y no es capaz de aprender de sus errores. Muchos imprudentes no son capaces de meditar ni cinco minutos y lo mismo organizan un botellón en plena calle, que un partido de futbol en un parque saltándose todas las normas de seguridad. Y, como es lógico, no puedo dejar de hacer una breve mención sobre los decepcionantes comportamientos de sus señorías vistos en el día de ayer. A estos todo les da igual porque van de mal en peor. Cada vez rizan más el rizó y se superan en cuanto a sandeces. Algunos siguen con el papel de poli bueno y poli malo y se dedican a insultar directamente, para que dar rodeos. Así es muy difícil conseguir un mínimo consenso. Otros solo piensan en su autonomía, en lugar de en el bien común. Los más imaginativos y siempre negativos, por decir algo suave, sacan a relucir Paracuellos del Jarama ¡tócate las narices! Y otros no dejan de hacer muecas y gestos irrespetuosos mientras escuchan al orador. Solo se libran dos o tres de unas mínimas normas cívicas que nos enseñan desde la infancia. Se están erosionando a sí mismos y la ciudadanía está harta. Esto no ha terminado señores, ni mucho menos. Todavía hay cientos de fallecidos todas las semanas. ¿Cuántos más tienen que haber para reaccionar? ¿Qué necesitan para que rebrote un poco su sentido común? ¿Cuándo van a demostrar un poco de humildad? Esto no va de política, sino de pelear todos juntos con ayuda de la ciencia y con el claro objetivo en nuestro punto de mira de mejorar nuestro planeta, que ahora se encuentra con fiebre. Y tengamos una cosa en cuenta, nosotros necesitamos al planeta, más que el planeta a nosotros. 07/05/2020 NECESITAMOS MÁS APTITUD Y MEJOR ACTITUD Me prometí a mí mismo intentar evadirme, aunque fuera durante un breve período de tiempo, de todo lo que tuviera que ver con el Covid 19, pero reconozco que no soy capaz. Mis piernas no me permiten salir a pasear o a correr para soltar todo el estrés que esta pandemia nos causa y siento tener que escribir de nuevo, para manifestar el desagrado que muchos ciudadanos sentimos ante el comportamiento repetido y frustrante de algunos de nuestros políticos. Todos tenemos a nuestro alrededor personas que, por la situación actual de pandemia, se han visto obligadas a volver a sus casas con el compromiso de ser protegidas por los ERTES. Un pago que a fecha de hoy todavía sigue perteneciendo a la larga lista de los sueños parlamentarios del Gobierno. Unos pagos de los que se está hablando desde el principio de esta crisis y que nunca llegan. Las exigencias no tienen que ir en una sola dirección. No tienen que ser penalizados siempre los mismos. Esos a los que tanto se les exige esfuerzo ya no pueden aguantar mucho más. No se puede presumir de socialdemócrata y solicitar a tus seguidores comprensión y paciencia, mientras ellos pasan necesidades y tú tienes los bolsillos llenos y un sueldo de “casta”. Puede que en el fondo haya buenas intenciones, pero estas están ocultas tras una transparente hipocresía difícil de ocultar ante los ojos de los ciudadanos. Pero no son solo ellos, hay otros que se dejan mal aconsejar por su asesor de imagen y toman como solución propagandística hacer unas fotos en el cuarto de baño mostrando un rostro compungido frente al espejo. ¿Quién se lo va a creer? Pero para fotos Isabel Díaz Ayuso. No puede reprimirse de dejar un testimonio gráfico de su ego. A unos se les llena la boca de fingidas promesas y otros solo saben rebatir sin proponer y sacando siempre a Chávez como argumento. Ante todos estos gestos absurdos, la mayoría sentimos frustración y estamos cansados. Si ante lo que muchos consideran como el peor desastre ocurrido en España tras la Segunda Guerra Mundial, no han sido capaces nuestros representantes de ponerse de acuerdo, ¿qué podemos esperar de ellos? Con la actitud mantenida hasta ahora ya lo han dicho todo. Y mientras los que menos saben están tomando las decisiones, los que tienen experiencia, que los hay y en todos los partidos, están atados en muchas ocasiones de pies y manos y no se les permite participar. Tendremos que seguir soportando o en mi caso, denunciando a través de la escritura, aquello que consideramos injusto. Porque mientras decenas de parlamentarios siguen cobrando grandes cantidades, aunque estén sentados en sus casas tras la pantalla del ordenador, miles de sanitarios que han participado en nuestra recuperación, han sido puestos de patitas en la calle. Para eso si que han sido diligentes, no han tardado ni cinco minutos. Asumiremos que “no se puede sacar de donde no hay” e intentaremos no perder la esperanza de que más tarde o temprano, rebrote, no el virus, sino un nuevo sentido común que consiga unir a políticos de elevada categoría tanto profesional como personal, sobre todo, porque somos un gran país que está repleto de buenos dirigentes, excelentes profesionales y personas de gran corazón y no podemos tirar por la borda todo el esfuerzo realizado. 05/05/2020 UN POCO DE “POR FAVOR” Viendo algunas imágenes de Madrid y Barcelona, asusta el pensar que vamos directos a un empeoramiento de la situación, algo que no podremos confirmar hasta dentro de quince días. Algunos serán insensatos toda la vida y no se dan cuenta que están poniendo en peligro la salud de todos. De repente salen corredores por doquier y el running se convierte en deporte nacional. Todo con tal de tomar un poco de aire fresco tras tantos días de confinamiento. Un confinamiento que, en contadas ocasiones, está haciendo perder los papeles de policías y ciudadanos. Estamos viendo imágenes de absurdos comportamientos muy difíciles de justificar. El caso de la Barceloneta este fin de semana es un buen ejemplo. Repleta de gente sin respetar la distancia de seguridad y la mayoría sin las mascarillas de protección, y no pasa nada y, sin embargo, a más de una persona en solitario, bien paseando por la playa o en mitad del campo, el comportamiento de algunos policías ha sido totalmente desproporcionado. De acuerdo con que todos debemos de respetar las reglas y que aquellas personas que se las saltan no tienen excusa, pero eso de que siempre se usa la proporcionalidad, sinceramente tengo mis dudas. Lo estamos viendo todos los días. En la Barceloneta, en el Palacio de Oriente de Madrid, en IFEMA, casos de aglomeraciones sin ningún tipo de penalización. Como todo en la vida suelen pagar justos por pecadores. Dos policías retienen a una mujer en un parque donde no había nadie, solo porque había salido en la fracción horaria equivocada. Al parecer la mujer había tumbado una de las motos de los policías, seguramente porque su hartazgo había llegado al límite. Pero ¿es necesario que dos policías, supuestamente bien entrenados y con todo su equipamiento, la inmovilicen en el suelo? La gente está cansada y hay que ser comprensivo. Siempre habrá personas poco solidarias e irresponsables, pero no se puede multar, por ejemplo, a una persona que estaba en mitad del campo sin nadie a su alrededor en cuatro kilómetros a la redonda y cuyo municipio más cercano era un pueblo de no más de 3.000 habitantes, mientras vemos todos los días grupos muy numerosos de personas que se están saltando todas las normas. Para empezar, no sé qué narices hace un coche de policía en mitad del campo. Es raro que no se nos pase por la cabeza el afán recaudatorio. Muchas personas están sin trabajo, no se les paga los ERTES, pueden que hayan perdido a un ser querido y lo único que les falta es que les pongan una injusta multa por la mala, y posiblemente excepcional actuación, de un agente de la autoridad. Menos mal que estoy convencido de que es la excepción que cumple la regla, porque ahora más que nunca necesitamos la comprensión de todos y cada uno de los componentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. Espero y deseo que persevere el sentido común, porque todavía queda mucho, si es que llega la extrañamente llamada “nueva normalidad”, porque lo más seguro es que a partir de ahora la vida que veamos y sintamos será de otra manera; puede que incluso hasta mejor. 04/05/2020 Breve resumen sesión de control al Gobierno El presidente del Gobierno ya no convence ni a los suyos. Sigue con el “ordeno y mando” escondido tras una hipócrita medio sonrisa y una soberbia que más tarde o temprano le pasará factura. Tomar decisiones es muy complicado, pero es mucho peor tomarlas de forma ordenancista e intolerante. Sigue sin contar con los demás y para rematar, ha conseguido poner a todos en su contra en tiempo récord. Presidentes de CCAA, empresarios, autónomos, juristas, el mundo de la cultura… Se pasa el día ofreciendo la mano para luego dar la espalda a los que se la ofrece y la arrogancia sale de nuevo a relucir. Está bien claro que entre sus aptitudes no está la de negociar. Lo que pasa es que ya se sabe “En el país de los ciegos, el tuerto es el rey”. Y este, además de tuerto, sordo, porque no sabe escuchar. “San” Pablo Iglesias llama parásitos a los de Vox, quienes vuelven a estar desacertados, en este caso sacando a relucir la Ley de Memoria Histórica. Y mientras otros utilizan a los fallecidos como arma arrojadiza, los que quedan solo se dedican a criticar. De esta forma seguiremos sin conseguir nada. Tienen que olvidarse de la política y gestionar. Hay millones de voces que lo están reclamando desde que comenzó esta pandemia. Siguen dando una imagen desastrosa de la que solo se salvan unos pocos. Unos pocos que tras bambalinas y sin llamar la atención, sí están gestionando como es debido. Hay políticos muy válidos en todos los partidos y lugares, pero estos no consiguen que se les preste una mínima atención. Cierro con esta frase de mi libro Como endulzar nuestro destino: “La suma de ideas es más fructífera que una única opinión ejecutada de forma dictatorial y solidifica la estructura social y cultural de la sociedad, para soportar con rigidez cualquier cambio por drástico que este sea” 30/04/2020 PEDIR, PERO NO DAR No voy a poner peros en el proceso de la desescalada, porque no tengo claro si otros lo hubieran hecho mejor, aunque sinceramente hay cosas que no logro comprender. Me imagino que habrá muchas variantes para volver a la normalidad y todo dependerá del lugar donde vivas o de la difusión del coronavirus. ¿Por qué, por ejemplo, en aquellos municipios donde no ha llegado la enfermedad o son poblaciones relativamente pequeñas sin ningún caso de Covid 19, no pueden directamente volver a la situación inicial sin estar obligados a fase ninguna?, con el correspondiente cierre de sus fronteras, claro está. En cualquier caso, y sean las fases que sean, siempre perjudican a los mismos. Se sigue pidiendo esfuerzo y más esfuerzo a los ciudadanos, mientras aumenta rápidamente el número de parados. Aunque visto lo visto de nuevo en el Congreso, y solo he necesitado cinco minutos, no tenemos diputados para salir de esta lo mejor y antes posible. Uno no es más bueno y eficaz por más que utilice un tono sutil y delicado, excesivamente escénico y de cara a la galería, y la oposición sigue empeñada en no salir a construir utilizando unos argumentos ya pasados de moda. Si a estas alturas de la película solo tiene a Maduro y a Chávez para rebatir mal vamos. Aunque ahora más que nunca deberían de cambiar el verbo rebatir por proponer. Deseo con todas mis fuerzas sacar alguna conclusión positiva, pero lo que, si es bastante obvio y nadie podrá negarse a ello, es que estamos como al principio en lo primordial. Se sigue pidiendo esfuerzo a la población; que soporte cuatro o seis semanas más, que el aforo en restaurantes no supere el 30%, algo que supone para el propietario estar más cerca del cierre que del mantenimiento del negocio, que en espacios abiertos haya un límite de cuatrocientas personas, etc., y todo esto sin tener claro todavía como funciona realmente el Covid 19. España ha sido el que más ha respetado el duro confinamiento, según los expertos, y sin embargo tenemos un número de fallecidos que no se corresponde con el esfuerzo realizado. Todavía hay demasiadas dudas. Pero sí echo de menos lo más importante y es, que dejen de pedir de una puñetera vez y se pongan por fin a DAR. No puede ser que a estas alturas de la pandemia y tras infinidad de ponencias ante la población para prometer el oro y el moro, sigan solicitando paciencia y esfuerzo, mientras los ERTE, el ingreso mínimo vital o los miles de millones de la esperanza prometidos, siguen aún en el baúl de los recuerdos. Es más, los restaurantes como otros muchos negocios, no solo es que no reciban, es que tendrán que invertir para adecuarse a la nueva normalidad. Sé que soy un simple ciudadano, uno más de este gran país de 47 millones. Uno que os pide que, si no sois capaces de dar más de sí, dejar paso a quien sí lo sea y si no queréis perder vuestros agradables aposentos, por lo menos copiar de los que sí están a la altura 29/04/2020 ¿ES DEMASIADO PRONTO? Hay un incremento de muertes en casi todos los países y a pesar de ello comienza la lucha por ver quien abre antes las puertas de la normalidad. Algo que también está sucediendo dentro de nuestras fronteras. Las Comunidades Autónomas (CCAA) se animan a independizarse de decisiones centralizadas y de repente las prisas se adueñan de la mayoría de la población, una emergencia que no logro comprender, con los datos actuales. No entiendo la razón de comenzar la desescalada o del excesivo optimismo, cuando vuelven a contabilizarse 331 fallecidos. El segundo país con más muertos en Europa detrás de Bélgica, pero con la diferencia de que ellos cuentan también a las personas que han tenido síntomas, algo que nosotros no hacemos, por lo que se puede suponer que la cantidad de fallecidos es bastante más elevada que los 23.000. Una cifra que empezamos a escuchar con demasiada tranquilidad. Por eso, cada vez que escucho a Sr. Illa presumir o decir la expresión de que “España estamos a la cabeza del número de test”, información que, por cierto, es falsa, me entran ganas de…Con tal de intentar sacar una comparativa o decir que somos los primeros de algo. Pues sí Sr. Illa, tenemos la medalla de oro, o por lo menos la de plata en número de pérdidas humanas. Un doloroso premio que tendremos en nuestra memoria durante décadas. Se nos están yendo miles de personas de una generación que luchó más que nadie por construir un país mejor, que vivió una guerra, soportó una posguerra y trabajó demasiado duro durante una transición que algunos quieren desprestigiar mal llamándola “Régimen del 78”. Unas personas que se hubieran merecido la mejor de las despedidas y que por motivos, principalmente sanitarios, porque no siempre ha sido así, se han visto obligadas al abandono. Un abandono en algunos casos, más cerca del delito que de la imprudencia. Pero ¿por qué ahora tanta premura? Porque estamos en una espiral muy peligrosa del mundo globalizado y de la economía de mercado que hemos creado. Ha llegado o está llegando el punto en que la crisis económica puede ser peor que la propia pandemia. Por eso creo o tengo la sensación, de que la famosa “desescalada” no va a ser tal, y que la impaciencia puede ser un arma letal. España no tiene unos números para presumir, e independientemente de la barbaridad de fallecidos que ya llevamos contabilizados, hay un dato que, por desgracia, me lleva al pesimismo, y ese es que también estamos a la cabeza de sanitarios contagiados y fallecidos. Con más de 31.000 contagios y 50 muertos, ¿por qué de repente ese apremio por parte de los diferentes Gobiernos? Si no lo hacemos como es debido y a la velocidad adecuada, el desastre puede ser mayor. Mientras muchos no aguantan ni un día más de encierro, algo que es muy lógico, otros como enfermeras/os o médicos están agotados física y moralmente y tampoco pueden ver a su familia. Pero estamos atados de pies y manos. Estamos rodeados por dos precipicios y tenemos que escoger no la mejor opción, sino la menos mala. Hay mucha gente que desde ahora también se pondrá en peligro, pero no tiene otro remedio. Tiene que arriesgarse a ser contagiado si no quiere perder el negocio o el empleo. La vida es lo más importante, no hay ninguna duda, pero ¿cuánto podemos aguantar sin trabajar? Solo debemos de ser prudentes y ganar tiempo al tiempo mientras sale el medicamento que mitigue la enfermedad o la vacuna imprescindible que nos haga salir de esta pesadilla. 28/04/2020 LA POLÍTICA, EL PEOR ANTIBIÓTICO Después de esta crisis nada va a ser igual y si algo tiene de positivo, aunque cueste encontrar un motivo, es que nos ha dado mucho tiempo para pensar si la sociedad que hemos construido tiene algún sentido. Si de veras hemos hecho lo correcto. He escuchado a filósofos, escritores, sociólogos, profesionales de cualquier campo, etc., y no hay ninguna duda de que no estamos preparados, como sociedad, para soportar un desastre de este calibre. Y no me refiero exclusivamente a un tema logístico o sanitario del que, por cierto, salimos relativamente bien parados a pesar del desgraciado número de víctimas, pues tenemos una sanidad de las mejores del mundo (séptimos en el ranking mundial), sino desde un punto de vista más profundo. Nos hemos dado cuenta de que, por desgracia, todo se divide en bloques, en departamentos de pensamiento. En que tenemos la manía de poner extremos a todo con el fin de fraccionar unos falsos ideales. Esos falsos ideales que solo benefician a unos cuantos. Pero ha sido ahora, cuando nos hemos sentido débiles, cuando vemos como un virus puede destruir todo aquello que hemos construido, cuando nos damos cuenta de que la vida es efímera y se nos escapa de entre las manos sin poder hacer nada, cuando todos nos hemos encerrado en casa y nos hemos protegido tras una pantalla de ordenador… Es entonces cuando nos percatamos de nuestra fragilidad e igualdad. De que teníamos vecinos a los que saludar, de que, sin un abrazo sincero o una tertulia cara a cara bajo el sol, la vida no tiene sentido. Por eso nos ha hecho meditar. Por eso han salido a relucir los principales defectos que tenemos como seres humanos. Que todavía somos incapaces de ponernos de acuerdo, hasta en lo más importante, la vida. Por estas y más razones, si alguien sale mal parado en todo esto es la política. Una política que, sin duda, lo único que ha hecho es poner trabas y palos a la rueda en todo momento. Da igual lo que se ponga en Internet o lo que se diga en los medios de comunicación por parte de quien sea, pues, aunque este lo diga con el único afán de ayudar o de poner su inteligencia y experiencia a favor de buscar cuanto antes una solución, simplemente eso, de poner un poco de sentido común por el bien de todos, porque se le dará la vuelta a sus palabras con tal de llevarlas hacia un lado político u otro. Para este tipo de pandemias la política es un acelerador en lugar de un buen antibiótico. Estamos observando durante estos días comportamientos que avergüenzan a la sociedad en su conjunto. Mientras esta se comporta dando ejemplo de unidad y los sanitarios, transportistas, policía, etc., se juegan la vida por los demás, ellos siguen viviendo en una burbuja de poder y falsedad. Los únicos políticos que se libran de una segura crítica son aquellos que no han ejercido como tal. Los que se han olvidado por un instante del partido al que pertenecen han sido los mejores gestores. Los que de verdad han hablado a su habitual oponente como a un igual, los que han buscado en la mirada de su adversario sinceridad o han visto en sus ojos las lágrimas de la dignidad, los que se les ha quebrado la voz porque eran incapaces de buscar un mínimo consuelo para las víctimas; esos que no pueden dormir porque sienten el peso de los miles de muertos a sus espaldas, esos son los que hacen no perder la esperanza. Los que hacen pensar que no todo está perdido y que, a lo mejor, tenemos tiempo para aprender de nuestros errores. 27/04/2020 ¿COMITÉ DE QUÉ? La consellera Ana Barceló, criticada duramente por un comentario sobre los contagios de sanitarios, comentarios por los que ya pidió disculpas, es uno de los miembros del “Comité de Sabios” que están asesorando al Gobierno en estos difíciles momentos. Eruditos, doctos e ilustrados, varios sinónimos para expresar la inteligencia de los que están en la sombra manejando esta epidemia. No sé si visto lo visto la palabra “sabio” queda un poco exagerada. No lo digo en concreto por esta señora, que no dudo de su inteligencia, pero cada vez que escucho lo de “Comité de Expertos” y luego se optan por soluciones como la salida de los niños a los supermercados, corregida inteligentemente horas después, sigo pensando que la palabra sabio o cualquiera de sus sinónimos como versado, sapiente o docto, además de excesiva, no califica a las personas que, por el momento, se dedican a dar cifras y a comentar acontecimientos ya consumados. Ha habido buenas decisiones como la del confinamiento y también ministros/as que dan la talla, como es el caso de Margarita Robles. Aun así y para demostrar su, hasta ahora más que dudosa competencia, se han sumado a dicho comité cinco ministros más, Calvo, Iglesias, Calviño, Ribera y Montero. No es cuestión de cantidad sino de calidad. Algo parecido le sucede a la OMS. Lo único que escucho de la Organización Mundial de la Salud es: “La OMS califica como tragedia el fallecimiento de personas mayores en las residencias”, “advierte a los países de la velocidad de la desescalada”, “lo peor de la crisis está por venir”, “el virus estará con nosotros mucho tiempo”. Pero independientemente de eso, ¿hace algo más? ¿Aporta alguna solución o solo pronuncia las palabras necesarias para hundir más si cabe los ánimos de todos? Fueron sabios, Albert Einstein, Nikola Tesla, Leonardo Da Vinci o Mozart, etc., y posiblemente, los que consigan la vacuna que nos alivie de este desastre. Pero al grupo de asesores que trabaja en estos momentos para el Gobierno, creo que la denominación de “Comité de Buenas Intenciones” sería suficiente y está más cerca de la realidad. 23/04/2020 UN EXCESO DE VANIDAD No se puede estar siempre pendiente de manejar las cifras en beneficio personal. No hay ninguna lectura de la cual se pueda vanagloriar por más que quiera hacérnoslo creer. No se puede estar siempre pensando en sacar rédito político, cada vez que se comparece en una rueda de prensa. Se puede dar el mismo dato positivo, con la intención de animar a la población, pero estando en las circunstancias actuales, no puede estar pensando siempre en comparativas con tal de ganar puestos en el ranking. Tenemos más de 20.000 muertos mal contados, puede que 30.000 sea más acertado, y todavía compara datos para salir mejor en la foto de las estadísticas. Porque hay maneras y maneras de decir las cosas y él, “el guapo” que tiene el mismo rictus con 50 fallecidos que con 20.000, se atreve a decir que hemos sido los primeros en tomar drásticas decisiones en cuanto al confinamiento y estamos en la cima respecto a personas curadas. ¿Puede, aunque solo sea por esta vez, dejar de pensar en clave de campaña política? No digo que no tenga sentimientos, pero si es así, posee el don de saber disimularlo extremadamente bien. Sigue estando demasiado pendiente de su aspecto. De que no se le escape ni una mueca que no haya sido aprobada antes por su asesor de imagen. Falta sinceridad en sus gestos y humildad en sus expresiones. No le he escuchado la voz quebrada ni una sola vez. Es todo demasiado estudiado, demasiado perfecto. Creo que se han tomado decisiones acertadas y que, ante todo, es más importante el fondo que la forma y también de que, fuera el partido que fuese el que tomara las decisiones, se le criticaría igualmente. Pero ¿dónde están los políticos con el caché de, por ejemplo, Javier Solana? No es una crítica partidista, sino una descripción de un comportamiento. Lo mismo diría, aunque perteneciese a otro partido político. Hay buenos y malos profesionales en todas las áreas y ámbitos profesionales y, en el caso que nos ocupa, creo que hay un exceso de vanidad y altanería. Si no pensara solo en sí mismo, vería que tiene una oportunidad de oro para pasar a la historia con dignidad; rompiendo pactos inútiles y agrupando a una gran mayoría de partidos en un comité de emergencia, para sacar cuanto antes al país de esta grave situación. Eso que llama como otro “Pacto de la Moncloa”, pero que tenía que haber propuesto al inicio de la crisis y no ahora para esconder sus errores. Pero hay un problema para poder conseguirlo. Se siente muy cómodo ante los micrófonos y con las pantallas de videoconferencia, para notificar, cual Dios omnipotente, unas decisiones que nunca consulta con los demás porque ya están tomadas con anterioridad. Usa la estrategia de “hechos consumados” porque no es un buen negociador. Aun así, no pierdo la esperanza. Nunca es tarde si la dicha es buena. 20/04/2020 SIEMPRE HAN ESTADO AHÍ Los aplausos están muy bien como agradecimiento a los que, desde el comienzo de esta epidemia, son reconocidos como héroes porque están en primera línea. Un reconocimiento destinado principalmente a el Cuerpo de Enfermería que, aunque algo tardío, nunca está demás. El único y pequeño error en todo esto, es que da la sensación de que ha tenido que suceder este desastre, para ser valoradas/os como se merecen. Los que hemos tenido que vivir toda una vida enganchados por una u otra causa a los hospitales, ya sabíamos de la importancia de su trabajo. No hay nada, y ya lo escribí en uno de mis libros, como la tremenda humanidad que, entre otras, tienen las enfermeras del Hospital de Día. Conviven todos los días con enfermos de cáncer y regatean a la muerte una y otra vez con una simple sonrisa o la frase precisa y alentadora. No pretendo comparar, ni mucho menos, a los diferentes sanitarios, pues todos ellos tienen su importancia y responsabilidad, pero los médicos, por ejemplo, serían protagonistas de un artículo aparte. Estos tienen la difícil tarea de la decisión a seguir, pero una vez que salen de la habitación, la única unión que tiene el enfermo con la vida es la enfermera. Los que ya han conocido largos ingresos o cortos pero frecuentes, saben perfectamente de lo que hablo. Por eso muchos tienen que saber que siempre han estado ahí. Que siempre han cambiado un pedacito de su vida para dárselo a sus enfermos. Que, aunque les digan que no se deben de involucrar más de lo necesario para poder sobrellevar mejor el trabajo, hacen caso omiso y, siempre que pierden a uno de sus pacientes, otro cachito de corazón se va con ellos. Cuando te diriges al quirófano con la preocupación lógica por la incertidumbre, un pequeño gesto con la mirada hace que te bajen las pulsaciones y cuando te despiertas, lo primero que ves es la misma mirada tranquilizadora. Si te están haciendo una punción lumbar y el dolor es difícil de soportar, es su mano la que te ofrece. Por eso, no es solo ahora, siempre han estado ahí. Y, ya nos den las diez y las once, las doce, la una, las dos o las tres, como bien dice Joaquín Sabina, ahí están ellas para atender a la llamada de hasta el más latoso enfermo. Pero siempre pondrán buena cara porque es su vocación. Porque hubo un día que eligieron ayudar a los demás, para que los demás sufriéramos menos. Por eso, aquí tenéis mi aplauso por lo que hicisteis, hacéis y haréis siempre. Porque siempre habéis estado ahí. 19/04/2020 SOLO PIDEN RESPETO Una mujer recibe la triste noticia del fallecimiento de su padre, después de haber realizado varios intentos fallidos de contactar con él y, al cual, se había visto obligada a ingresarlo en una residencia, pensando que esa era la mejor solución para todos, pues su padre necesitaba de unos cuidados que, tanto ella como su marido, no le podían ofrecer por motivos laborales. Ella trabaja como enfermera y al contagiarse con el Covid 19, vive separada provisionalmente de su marido, que también trabaja como médico. No tiene más remedio que soportar el dolor en soledad. No ha podido despedirse de su padre y tampoco puede recibir el abrazo y las palabras de consuelo de su marido. Pasada una semana y con la humedad de las lágrimas todavía sobre su piel, escucha en los medios de comunicación que las residencias no están dando el trato adecuado a los ancianos y que los datos sobre la epidemia tampoco son lo suficientemente transparentes; algo que ya sospechaba porque pasaban los días y no conseguía saber nada del cadáver de su padre. Compungida y prácticamente sin fuerzas, insiste en que le den alguna explicación sobre los motivos del fallecimiento. Sin embargo, solo escuchaba un sospechoso silencio como respuesta. Su padre tenía problemas cardíacos, pero, según los médicos, no tan graves como para que se esperase una muerte prematura. Mientras tanto sigue escuchando todos los días las escandalosas cifras de cientos de ancianos que están muriendo por culpa de la pandemia. Cifras confusas e ilógicas pues, al parecer, los criterios de contabilidad de las muertes son diferentes en cada región. Su padre había muerto del corazón, pero no le pudo abrazar, no pudo despedirse de él, no pudo tener el duelo que se merecía y, lo peor de todo, es que todavía está buscando el cuerpo. Todo porque la residencia ocultaba la realidad, porque no se le realizó el test del Covid 19 debido a una decisión política no coordinada, porque todos los responsables dieron por sentado de que los ancianos de la residencia estaban en peligro de contagio, porque, porque, porque…En definitiva, por una serie de decisiones encadenadas mal tomadas de las que nadie se hace responsable. Detrás de cada número hay una historia humana de tremendo dolor. Una tragedia personal difícil de olvidar. Por eso, lo único que pide es un poco de respeto. Un respeto que por momentos se disuelve entre los grandes números y las estadísticas. El atentado de Atocha, con casi 200 muertos, dejó al país destrozado moralmente, y ahora escuchamos más de 500 al día y parece que ya nos han puesto la vacuna, la vacuna de la indiferencia e insensibilidad. Los aplausos están muy bien y por supuesto que el humor es necesario, nunca diré lo contrario, pero tengamos cuidado, porque algunos responsables no reflejan la consideración que miles de familias se merecen. Dicen que ya llegará el momento cuando todo esto acabe, pero mientras llega, ojalá sea pronto, las familias solo piden un sensible miramiento y un sincero respeto. 18/04/2020
UNOS POR OTROS, LA CASA SIN BARRER Hoy la actualidad nos trae tres temas principales, la posibilidad del aprobado general para los alumnos, las cifras erróneas de los fallecidos en más de una Comunidad y la aprobación de la imprescindible renta mínima. Se habla del aprobado general que, como es lógico, llevará consigo diferentes opiniones y agravios comparativos. No creo que sea la mejor opción, pero, en estos momentos, no pretendo profundizar, pues cada familia, e incluso los propios docentes, tienen diversas alternativas y no son capaces de ponerse de acuerdo. En cualquier caso, se tome la decisión que se tome, siempre habrá quien la critique, pero debemos de intentar ser un poco más comprensivos en los tiempos que corren por la excepcionalidad de la situación. Solo hay una cosa obvia y esa es que, el que pase de curso sin haber estudiado no obtendrá los conocimientos por arte de magia y el que se haya esforzado y sí los tenga, siempre tendrá el orgullo del deber cumplido. Pero vayamos a algo que no es propio de un país civilizado. En cuanto a la cifra de fallecidos al parecer, “solo” se habrían dejado de contar algunos miles. La diferencia de cifras podría bailar, exclusivamente en Madrid y Cataluña, en más de 15.000. Un error que, desde el principio de esta pandemia, algunos profesionales sanitarios, entre ellos un hermano, ya estaban denunciando. Ya se sabía que no contabilizaban a los fallecidos en los hogares y a aquellos que no se les ha realizado el test correspondiente antes de ser enterrados. Me imagino que habrá dificultades y que no será sencillo la exactitud en las cifras, pero por lo menos y por el bien de todos, como mínimo deberían ponerse de acuerdo, tanto el Gobierno, como los ayuntamientos y las CCAA, en los criterios de contabilización. Una anarquía contable, lo único que hace es confundir más si cabe a la población y que los expertos no puedan tomar las mejores decisiones porque los datos no son suficientemente sólidos. Como noticia positiva tenemos la aprobación de la renta mínima para familias en extrema pobreza. Una cantidad que beneficiaría a un millón de hogares. Ojalá se lleve a efecto, como están diciendo, y se ponga en marcha lo antes posible. El único problema es que, por el tema en cuestión, ha vuelto a demostrarse la descoordinación entre miembros del Gobierno. Mientras que José Luis Escrivá afirmó que se enteró por la prensa de que se iba a celebrar una presentación pública en el día de ayer, el vicepresidente Pablo Iglesias, admitió que existen problemas de comunicación. El Gobierno no quiere que sea una solución provisional y atestigua que nunca reconoció dicha solución puente propuesta por Pablo Iglesias, dando como fecha aproximada para implantarla el mes de mayo. El vicepresidente pedía más agilidad, a lo que le doy toda la razón en este caso y, por lo tanto, que se pagara la rente mínima vital de tres meses inmediatamente. ¿Y qué va a suceder al final? Que “entre unos y otros la casa sin barrer” y mientras se ponen de acuerdo, las familias continúan sin recibir ni un euro. Como se nota que ellos, y me refiero a los políticos, sean del partido que sean, tienen su culo a buen recaudo y no tienen problemas a la hora de cobrar su sueldo. 17/04/2020 SIGUEN SIN DARSE CUENTA 14/04/2020 Han tenido que fallecer 18.000 personas para que ahora se promueva un nuevo o similar Pacto de la Moncloa. Creo que de reflejos no pueden presumir. Algo tan sencillo y a la vez tan complicado, como es el ponerse de acuerdo, no ya para las conclusiones con el objetivo de sacar al país de esta grave situación, sino para solamente reunirse con esa intención, al parecer no ha sido prioritario. Algo que han estado pidiendo los ciudadanos desde el comienzo, todavía no lo han logrado. Siguen con las mismas triviales excusas de siempre y, mientras el virus se sigue propagando, ellos, me refiero claro está a sus señorías, van a retomar las reuniones, eso sí, uno a uno no para no abrumarse en exceso. ¿Hasta cuándo? ¿Cuánto tiempo necesitan para darse cuenta? ¿Cómo podemos seguir escuchando estúpidas e infantiles justificaciones? “Estoy esperando su llamada”, “no me coge el teléfono”, “me tenía que haber llamado como representante…”. Se ponen absurdos impedimentos y se comunica a la prensa que la primera reunión será en dos o tres días. Cuando quieran comenzarla ya habrán fallecido 1.500 personas más. -Tranquilos sus señorías, que no hay prisa-. Esto una verdadera vergüenza. Solo digo lo que muchos ciudadanos piensan, que ninguno de ellos está a la altura, independientemente del partido al que pertenezca. Sé que es fácil la crítica y complicado el tomar decisiones, ya que el que no las toma nunca se equivoca. Por eso mismo, y más en una situación de guerra bacteriológica como la actual, tenían que haberse involucrado todos desde un principio, de esa forma, no solo se pueden aportar más ideas, sino que los haces responsables directos de los aciertos y los fracasos. Y si no, que hagan uso de la humildad de la que carecen y que se aparten para que otros con más capacidad sanitaria, epidemiológica y económica se pongan al mando, porque visto lo visto, la política en estos casos es más un obstáculo que una ayuda. FALSAS PROMESAS 13/04/2020 Ministro de Inclusión y Seguridad Social: “los pagos de los ERTE ya llegarán”. Sobre la renta mínima de Pablo Iglesias, “por ahora no hay nada y el debate hoy por hoy es estéril”. Sobre fechas tampoco se puede comprometer. Está bastante claro que la velocidad en los objetivos del ministro no está acorde con las necesidades extremas de los trabajadores y familias que requieren urgentemente de ingresos. POEMA PARA LOS ANCIANOS FALLECIDOS POR EL COVID 19 13/04/2020 Dedicado con todo mi cariño y respeto a los ancianos fallecidos en soledad por culpa del Covid 19. https://youtu.be/2yi6cm2l-GI TODO SIGUE IGUAL 10/04/2020 Tenía la intención en esta ocasión, tras ver la sesión parlamentaria de hoy día 9 de abril, de no hacer ningún tipo de comentario para no crear una excesiva controversia en las redes. Soy apolítico en la actualidad, porque no siempre ha sido de ese modo, y lo que ahora hago no es una crítica, sino un simple y breve análisis de la situación. He sentido tristeza al ver la exposición de sus señorías tanto en el fondo como en la forma. Quiero pensar que todos son personas honestas y entiendo que tiene que haber puntos de vista diferentes (esto es la democracia y para eso existe el consenso), pero, salvo dos personas que mostraban un rictus de sincera preocupación, el resto evidenciaba el comportamiento gestual y el lenguaje corporal de cualquier otra comparecencia en el Congreso de los Diputados. Algunos incluso, han creído que era el momento oportuno para reivindicar una vez más la “república, república y república”, dicho tres veces mejor que una. Entre tanto, en la escena teatral ya se habían repartido los papeles para el siguiente acto. Unos se cobijaban en los datos, porcentajes e infinidad de promesas incumplidas, otros contestaban con absurdos reproches y falsos argumentos y los primeros eran reprochados por los terceros haciendo un poco de historia regresando a la época de la transición. Todo bajo el eco de la sala, que estaba siendo principal testigo de la estupidez humana. No puedo ni quiero creer, que no sean capaces de cambiar en los momentos que corren. Estamos padeciendo la peor crisis tras la Segunda Guerra Mundial y parecen no darse cuenta. Y si bien dicen que Europa tiene que demostrar en esta pandemia que de veras es Unión Europea, que se apliquen el cuento y se exijan lo mismo. Lo líderes españoles tienen que demostrar que España esta unida, ahora más que nunca. Los millones de personas confinadas, los que en estos momentos están poniendo en peligro su negocio debido a su solidario comportamiento, los transportistas y personal de supermercados y farmacias que ponen también en riesgo su vida, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, los sanitarios que nos salvan la vida, pero ante todo, las 15.000 familias que han perdido a un ser querido del que no se han podido despedir como es debido, repito 15.000, no se merecen las palabras y comportamientos de siempre de sus señorías. Tendrían que demostrar una mínima empatía por su país. Y si no saben, que por lo menos disimulen y oculten su falta de ética. Me ha parecido ver que solo uno de ellos tenía humedecido los ojos, me imagino que todavía le quedaba algo de dignidad. A MI TÍA 09/04/2020 Da igual el tiempo, da igual los años que uno tenga a la hora de irse, pues el dolor que causa en los corazones de los que le quieren, es proporcional al amor que se demuestra a lo largo de una vida plena y extensa. Da igual la edad que tuviera, pues la mente no admite la ausencia que por destino están obligados a sobrellevar los que se quedan. Da igual que fueran ochenta o noventa y siete, que más da, lo importante ha sido la cantidad de buenos momentos que los suyos disfrutaron junto a ella. Da igual el tiempo que pasara, pues siempre fue increíblemente bella. Da igual el tiempo que transcurriera, pues los surcos de su rostro, las huellas de su cara eran los relatos de la experiencia Da igual, porque nadie va a impedir el hueco que como, madre, abuela y bisabuela, deja. D.E.P. FALLECIDOS 08/04/2020 Hoy intentaré ser breve porque quiero ser extremadamente cuidadoso y respetuoso en mis expresiones con un tema tan delicado como el de las defunciones. A estas alturas de la película de terror que estamos viviendo (basada en hechos reales), al parecer nadie se pone de acuerdo con el número de fallecidos por coronavirus, por lo que los datos podrían ser, por desgracia, mucho peores, ya que, además de no estar claras las normas de contabilización, algunos presidentes autonómicos, dicen que hasta podría duplicarse el número real de las personas que han perdido la vida por Covid 19, principalmente por dos razones. La primera, que a muchos no se les hizo la prueba antes de morir y tampoco se ha podido realizar una autopsia para corroborarlo después, y la segunda, que no concuerdan los datos facilitados por el Ministerio de Sanidad con los de los tanatorios. Lo dicho…no entiendo nada y no tengo palabras. Solo puedo mandar mi más sentido pésame a todas las familias. CAMBIO DE RUMBO 08/04/2020 Aunque dicen los psicólogos que no es bueno estar constantemente recibiendo información sobre los datos de la pandemia, si es cierto que, a cualquier noticia positiva, como son las últimas recibidas, nos agarramos con la fuerza que da la esperanza para calmar o minimizar nuestros miedos. Por eso buscamos ese aliento diario que dan los buenos resultados y resistimos lo que sea necesario hasta el esperado lanzamiento de la vacuna que, si no acabe definitivamente con la epidemia, por lo menos ponga un prolongado freno a la extensión del virus. Pero ¿Qué pasará cuando comencemos la “desescalada”? Seguro que el país que ahora conocemos no volverá a ser el mismo. La resiliencia será la palabra que esté en boca de todo el mundo, porque el ser humano tendrá la capacidad de salir fortalecido de lo sucedido, lo que le dará una capacidad para adaptarse y reinventarse a los nuevos tiempos. No hay duda de que en algunas áreas volveremos al autoabastecimiento. Ya se está viendo como los ingenieros, con numerosos ejemplos, han puesto sus conocimientos a trabajar para el bien común. Las fronteras seguirán bajo control por algún tiempo y deberemos servirnos, sobre todo, de la industria interna. Nos abasteceremos de nuestros productos y de ese modo valoraremos mucho más el gran país que tenemos. Mientras tanto tenemos que seguir siendo fuertes. En primer lugar, porque mientras escribo estas líneas vuelven a dar la cifra de los fallecidos y esta ha vuelto a repuntar. Otro varapalo para nuestra ya endurecida resistencia. Todavía queda mucho camino por recorrer. El mundo entero cambiará de rumbo y no volverá a ser el mismo. Posiblemente daremos más importancia a las cosas que creíamos sencillas. Pero, entre tanto las personas se fortalecen, los países ponen a prueba si de verdad están dispuestos a trabajar en común. Me refiero, como es lógico a la Unión Europea. Está en juego su existencia. Una existencia que muchos empiezan a poner en duda, tras los últimos desacuerdos. Estamos viviendo la mayor crisis tras la Segunda Guerra Mundial y es momento de saber si la construcción de una Europa unida tiene sentido y era un proyecto consolidado o, por el contrario, todo era una falacia para los intereses de los países más ricos. Europa, como bien sabe todo el mundo, se la juega. Habrá un cambio de rumbo en nuestras vidas y tendremos que adaptarnos al mismo sin titubeos porque es cuestión de supervivencia. La vida siempre se ha abierto paso ante cualquier adversidad y seguro que lo lograremos entre todos. Lo narraremos en el futuro como uno de los peores momentos vividos, pero minimizaremos su importancia cuando lo recordemos con los más pequeños. Haremos lo mismo que han hecho nuestros abuelos con nosotros, cuando nos cuentan historias de la guerra vivida. Pero hasta que llegue ese momento, tendremos que seguir luchando y soportando la pérdida de conciudadanos. Personas que estarán siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones. ¿CÓMO VOLVER AL TRABAJO? 06/04/2020 Las cifras son esperanzadoras y todas indican que se ha llegado al “pico de la curva”. ¿Quién no ha escuchado en las últimas semanas dicha expresión? Hasta hemos creado un nuevo vocabulario. Es justo en este momento, cuando todas las estadísticas nos llevan al optimismo, cuando surge el problema de cómo vamos a volver paulatinamente al trabajo cuando se dé por finalizado el estado de alarma. Las diferencias entre los distintos presidentes autonómicos se verán acuciadas y acentuadas por las necesidades intrínsecas de cada región y según la actividad económica de esta. Llegar al equilibrio perfecto entre la salud y la economía no es nada fácil a priori. La forma de como escalonar la vuelta al mundo laboral, tendrá que adecuarse a cada necesidad y siguiendo las recomendaciones de los expertos, para que se mantengan unas mínimas garantías de seguridad. En cualquier caso, aunque todos ponemos la salud como prioritaria, de eso no hay ninguna duda, ¿cuánto puede soportar un trabajador si no tiene comida que llevarse a la boca, no puede pagar los recibos o ve como su negocio se hunde sin posibilidad alguna de remontarlo? Muchos, les puedo asegurar, irían a trabajar y estarían dispuestos a tomar dicho riesgo. Tendrían que pasar primero por la posibilidad de contagiarse o no y posteriormente, en caso de contagiarse, tendría de nuevo otro 50% de riesgo de ser de modo leve o grave. Si fuese grave, de nuevo la posibilidad de fallecer o no. Solo hay una forma de que el trabajador elimine esa idea de su cabeza y se pueda quedar en casa un mes más sin poner en peligro su subsistencia laboral, y esa es, que las ayudas de las que tanto se ha hablado, esos miles de millones que iban a ser “movilizados” y destinados a través de avales a salvaguardar la economía de millones de trabajadores ( no creo que un crédito sea lo que necesite la mayoría), moratorias, etc., lleguen de verdad a las cuentas corrientes de los interesados en tiempo y forma. Si no es así, muchos pondrían en riesgo su vida y tendrían que elegir entre la posibilidad de contagio o la ruina. El estado de alarma ha sido una muy buena decisión, pero luego no pueden fallar las promesas hechas por el Gobierno o la Comunidad Económica Europea. Además, se pretende confinar a los asintomáticos haciendo las pruebas de detección precoz del virus. Aislarlos para que puedan incorporarse al trabajo sin poner en peligro a sus familias. No voy a poner en cuestión si la idea es buena o mala, habrá opiniones distintas al respecto, pero me parece un escenario imposible de prever, porque para empezar no se dispone del material necesario para realizar este test de modo masivo. Por Cierto, el Sr. Pedro Sánchez podría hacer caso a Baltasar Gracián, jesuita, escritor español del Siglo de Oro cuando dijo que “lo bueno si breve dos veces bueno y aún lo malo si poco, no tan malo”. Una hora de comparecencia para decir lo que podía haberse dicho en diez minutos. Una comparecencia para escucharse a sí mismo. SÍ SE PUEDE 06/04/2020 Llevo “solo” unos once años sin poder dar un simple y largo paseo. El ser humano tiene más aguante de lo que cree. Ya veréis como las semanas que nos quedan de confinamiento pasan antes de lo que nos demos cuenta. Un poco más de paciencia, ya nos queda menos para poder salir de casa. ¡Ánimo a todos! INEPTITUD EXPRESIVA 03/04/2020 Esta cronología prácticamente diaria de lo que sucede en nuestro país con motivo del contagio pandémico, atisba cierta esperanza según lo dicho por los expertos en el día de ayer. En cualquier caso, es muy difícil admitir tal confirmación cuando ha habido 950 fallecidos en un solo día, la cifra más elevada a nivel mundial y 16.000 profesionales de la sanidad están contagiados. A pesar de esas fatales cifras, el número de altas cada vez es mayor, el colapso de algunos hospitales ha disminuido de forma considerable, va llegando el tan deseado material y los índices que indican que hemos llegado al famoso y esperado “pico”, son positivos. Todos sabemos y tenemos como objetivo prioritario la salud, pero muchos no se pueden permitir el lujo de seguir sin ningún ingreso ni un día más. Muchos no se pueden permitir verlo todo con optimismo. Muchos hacen un tremendo esfuerzo para filtrar su preocupación y así tener fuerzas para seguir jugando con sus hijos como si nada pasara. La cifra de 900.000 parados del día de ayer también es un triste récord, que ya queda grabado para los anales de la historia. Entre tanto, mientras se hacen efectivas las supuestas ayudas y los ERTE se siguen tramitando, los recibos e impuestos llegan a los hogares, y lo más importante, el ingreso en miles de hogares es cero, por lo que no pueden hacer frente a las necesidades mínimas y necesarias para subsistir. Me propongo todas las mañanas no perder la ilusión necesaria que me sirva para apoyar moralmente a los de mi entorno y también, intento ser comprensivo con todas las actuaciones que están teniendo lugar durante esta dura crisis, sea de quien sea, con el ánimo de no incendiar más de lo imprescindible, porque como todo el mundo comenta, ya habrá tiempo. Pero insistiré en algo que ya dije hace unos días; es muy fácil mantener un rictus alegre cuando tienes tus ingresos garantizados. Pero una cosa es ser optimista y otra muy distinta el comportamiento de la Ministra de Trabajo. Lo visto hoy es vergonzoso, es cuestión de una mínima ética, saber estar y respeto al prójimo. Esta señora no debería estar donde está. Cuando se dirige a millones de trabajadores que tienen en peligro su seguridad laboral, para transmitirles las “maravillosas” medidas económicas que se han puesto en marcha es que, su señoría, y sabiendo que los ciudadanos todavía no han recibido nada de lo prometido hasta ahora, debería evitar en todo lo posible mostrar, por lo menos, esa burlona sonrisa que la caracteriza. Debería de saber de lo que habla, porque el trabalenguas expuesto, y no es la primera vez, es totalmente incomprensible. Ya no puedo dar más rodeos ni buscar exculpar su absurdo y repetitivo comportamiento. Simplemente no vale, no está preparada. ¿Esta es la Ministra de Trabajo que nos tiene que sacar de la mayor crisis laboral de la historia de España? Sinceramente, España no se puede permitir en estos graves momentos, tener a personas que solo dan mítines cuando hablan y, en este caso en particular, con un “léxico tan fluido y comprensible”. Como dije ayer, esto no es ninguna broma, nos estamos jugando la vida. ¿TODOS A UNA? 02/04/2020 Todos intentamos mantener la excesiva crítica a un lado para no dañar la moral general y seguir con el espíritu de “todos a una”, pero no siempre es fácil. No es fácil cuando ves que se nos exige un comportamiento ético del que ellos carecen. No es fácil cuando falta honestidad, se oculta información según los expertos y se nos toma por tontos. Si no todos, muchos tenemos familiares cercanos que trabajan dentro del mundo sanitario, por lo que poseemos información de primera mano de lo que sucede en las entrañas del problema y de sus carencias. Puedo comprender y comprendo, la dificultad en la entrega de material por una demanda excesiva y, por cierto, tardía. Puedo comprender que es una situación extraordinaria que está superando al mundo en general y también que ahora no es el momento para las críticas, que para eso ya habrá tiempo. Puedo sinceramente y, de veras que lo intento, ser comprensivo, pero cuando se nos pide a todos ese esfuerzo y para que esto funcione, los que nos representan son los primeros que deben de predicar con el ejemplo. Tienen que ser honestos con la información y no usarla a su antojo simplemente por cuestiones políticas. Todos sabemos que la contabilización de los fallecidos tiene carencias y que hay personas muriendo en sus casas o en hospitales a los que no se les ha realizado la prueba del Covid 19. La pena es que estas cifras, por desgracia, están pasando a ser para algunos solo un número más para calcular un porcentaje. Pero detrás de cada número, no se nos olvide, hay un ser humano cuya familia lo está llorando. Nos piden que rememos todos en la misma dirección y ellos son los primeros que están haciendo zozobrar la embarcación. Las decisiones se toman por decreto, cuando deberían de ser por consenso y todavía no he escuchado un “nos hemos equivocado” o un “lo sentimos, reconocemos que nos ha pillado con el paso cambiado”. Pedir disculpas no es reconocer tu incapacidad, es demostrar que aún te queda algo de honradez e integridad. “La ética es el fundamento de las cosas y la verdad la esencia de toda moralidad” (Gandhi) No nos toméis por idiotas. Alguna dice que el coronavirus ha sido el pretexto para criticar al feminismo, otros cada vez que hablan, en lugar de escuchar de su boca directrices o explicaciones bien justificadas, solo saben dar mítines de campaña. Otras se acusan de que “no me has mandado lo prometido, la culpa es tuya” y sin embargo “yo he pedido dos aviones con material”, aviones que al parecer se han perdido. Tienen que dejar de actuar por libre. Deben de olvidarse por una vez de que, aunque son políticos, en estos momentos y si no son capaces de trabajar, como bien exigen a los demás, “todos a una”, la política es más un obstáculo que una ayuda. Nos jugamos demasiado porque nos jugamos la vida. LA BONDAD DEL SER HUMANO 02/04/2020 Por desgracia todavía nos quedan muchos momentos duros por pasar. Los datos no terminan de ser todo lo buenos que esperamos, y eso nos lleva a un lógico desánimo. Seguiremos con altibajos hasta que esto no cese y puede ser que, a muchos, sobre todo a aquellos que la pandemia le arrebate a un ser querido, aunque ahora sientan un tremendo dolor, inconscientemente minimizado por ser parte de un conjunto demasiado numeroso, se enfrentarán con el tiempo a la cruda y dura realidad. Esta crisis nos debería y seguro que nos va a hacer cambiar a todos, en nuestra forma de pensar. Esta pandemia nos va a dar una lección de vida, una bofetada que nos era necesaria, aunque no con está agresividad, porque habíamos perdido un poco el norte de las prioridades. Estábamos inmersos en una espiral de moral, donde habíamos apartado lo realmente vital. “Lo verdaderamente valioso es aquello que no se puede pagar con dinero”. No soy quien para dar lecciones de vida a nadie pues todos y cada uno tendrá su propia experiencia, pero ahora, la sonrisa de un anciano enfermo como respuesta a una palabra de ánimo, es el mejor regalo para la persona que lo cuida. En estos momentos más que nunca, la bondad brota por doquier y cientos de bellos gestos salen de los corazones y se ponen a disposición de los más necesitados. Ahora muchos saludan y abrazan a un vecino, que hace muy poco ni daba los buenos días. El número de voluntarios y de ayuda altruista no cesa y muchos desde sus casas, intentan aportar su pequeño grano de arena. Hasta una anciana de 80 años desde el pueblo más lejano, pone a prueba su ya cansada vista y festonea a máquina todas aquellas mascarillas que es capaz. Cientos de soldados montan hospitales de campaña, para poder incrementar lo antes posible el número de camas. Hablando del Ejército…Cuando entras el primer día en el cuartel para hacer el servicio militar, ves como gitanos, payos, blancos o negros, ricos o pobres entran por una puerta, algunos cohibidos y otros haciendo gala y mostrando sus diferencias. Sin embargo, cuando salen por la otra, todos se sienten y se ven idénticos. No hay distingos. Un simple corte de pelo al cero y un uniforme de faena color azul marino han sido los culpables. Pero en este caso no ha sido un rasurado de pelo, ha tenido que llegar el Covid 19, para que muchos se den cuenta de que, ante este virus, ante el peligro de perder la vida, todos somos iguales. Actores, deportistas, escritores, médicos, limpiadores, juezas, empresarias, etc., todos están demostrando su mejor cara, en este caso, desde sus casas ante la pantalla del ordenador. El rostro de un altruismo y sensibilidad, que solemos llevar escondidos bajo la capa de una estúpida vanidad. Una confundida fatuidad que solo ciega para poder ver lo que de veras merece la pena. Algunos pensarán que soy demasiado idealista porque en realidad estamos viviendo una utopía pasajera; que cuando esto pase, todos volverán al punto de partida; que no todo es tan idílico porque, como es lógico, existen excepciones y no todos actúan con el civismo adecuado. Puede que tengan razón porque el ser humano tropieza varias veces con la misma piedra, pero esas personas son las excepciones que cumplen la regla. El resto está cumpliendo sin rodeos una disciplina nunca vista y una cordialidad y generosidad a raudales. Esto nos va a hacer cambiar, es más, ya nos está cambiando. No hay ninguna duda de que el pueblo español dispone de la necesaria generosidad, el único problema es que todavía va a tener que seguir demostrándolo. DUERME EL RELOJ 31/03/2020 Son las 12.00 del 31 de marzo de 2020. Hoy, a pesar de intentar sacar un pequeño hueco para la alegría, pues me siento afortunado de cumplir 58 años, nunca se me olvidará la estremecedora e increíble imagen de la Puerta del Sol de Madrid tristemente desierta por las circunstancias, mientras se escucha en honor de las víctimas unas fúnebres y consoladas campanadas y el adagio de Barber. La lluvia parece querer acompañar las lágrimas que, sin duda, se esconden tras cada balcón de la ciudad. Les aseguro que dicha estampa se ha quedado para siempre grabada en mi memoria. Una imagen que jamás habría pensado que vería. Un reloj acostumbrado a la algarabía y a dar las campanadas del nuevo año, se ha transformado durante un solemne y largo minuto para recordar a todos los que se nos han ido. Eso es lo mínimo que se merecen. Esperamos, que cuando esto pase, puedan tener la despedida que se merecen por parte de los suyos y un especial recuerdo por parte de todos. Son las 12.00 del 31 de marzo de 2020. COMITÉ DE CRISIS DE ESTADO 30/03/2020 Me avergüenzo de la clase política porque no dejan de culparse de las decisiones y de exculparse de las responsabilidades. Lo que está costando que se pongan de acuerdo. Mientras ellos actúan, cientos de personas fallecen, los sanitarios siguen con sus requerimientos y los empresarios y trabajadores siguen perdiendo dinero. Ya hace muchas semanas y, viendo lo que se avecinaba, tenía que haberse creado un Comité de Crisis de Estado, compuesto por epidemiólogos, profesionales de la sanidad, economistas, empresarios, trabajadores y partidos políticos, etc., a poder ser en ese orden visto lo visto. Si todos participan en la solución, no solo es posible que se involucren más, sino que luego no podrán reprocharse nada unos a otros. Y para los que piensen que son demasiados, no se preocupen, en la mesa donde se reúne el Consejo de Ministros, ya hemos visto que caben de sobra. AGRADECIMIENTOS A LAS FUERZAS ARMADAS 30/03/2020 Mi más sincero agradecimiento a todos los miembros de nuestro Ejército y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en general. Muchos comienzan a darse cuenta y, más vale tarde que nunca, de lo importante de vuestra labor y de los valores que os sustentan. Los mismos ciudadanos que os tiraban piedras al pasar, os destrozaban los coches y lanzaban insultos e improperios no hace mucho, se ven obligados, me imagino que, por su conciencia, a sustituir aquellos comportamientos por aplausos y reconocimiento. Muchos deberían de meditar antes de tirar la primera piedra, porque cuando necesite ayuda de verdad y se vea en peligro, ahí va a estar el que recibió la pedrada. El mismo al que heriste con una botella, será el que te ayude en un incendio, en una inundación, o cualquier otro desastre. Ese al que escupiste, si llega el momento, hará lo que sea necesario y dará la vida por ti. Seguirá actuando con la misma profesionalidad y disciplina que le inculcaron. Últimamente los vemos por las calles de nuestras ciudades ayudando en la lucha contra el Covid 19, pero siempre han estado ahí, aunque algunos no hayan querido o quieran reconocerlo. Actualmente se encuentran en 17 misiones en el exterior. Líbano 620 cascos azules, Irak 575 efectivos, en el marco de la OTAN en la misión de Presencia Avanzada Reforzada en Letonia y en Turquía como asesores de las fuerzas de seguridad de Afganistán. A eso habría que añadirle las misiones en el continente africano, con despliegues en Mali, República Centroafricana, Somalia, Senegal y Gabón. Podría seguir nombrando infinidad de lugares por los que distribuyen ayuda humanitaria y seguridad. Su sentido de la justicia, su lealtad y su honor lo pondrán siempre a tú disposición. Por todo ello y por vuestro valor, quería desde estas líneas, mandar a todos los componentes del Ejército un aplauso y mi más sincero agradecimiento. ¿DONDE ESTÁN AHORA LAS QUEJAS? 29/03/2020 La Generalitat y en este caso Torra, en lugar de quejarse tanto y poner palos a la rueda, que se preocupe más de los problemas reales de los catalanes, que han estado abandonados durante años. El pueblo no se merece este tipo de líderes. Mientras el Honorable Pujol robaba a espuertas y los últimos Presidents han dedicado infinidad de tiempo y cientos de millones a la independencia, los problemas sociales más acuciantes no han dejado de crecer, afectando muy negativamente en el bienestar del pueblo catalán. Ahora es cuando salen a relucir los resultados de ese empecinamiento político. Ahora, uno de cada tres fallecidos de los ancianos en Cataluña pertenece a una residencia. Personas mayores que han sido abandonadas a su suerte y que los bomberos se han encontrado en condiciones lamentables. Entre tanto, la alcaldesa Ada Colau, se exculpa del problema, lo redirige hacia la Generalitat, exige a Torra más liderazgo político y reclama a su vez con urgencia la presencia de la UME en Cataluña para ayudar en la crisis sanitaria. ¡Quién te ha visto y quién te ve, Sra. alcaldesa! Ada Colau pidiendo ayuda al Ejército. Ese mismo Ejército del que se avergonzaba y echaba de las ferias, porque era una mala influencia para los jóvenes. ¿Cuándo aprenderán? A este virus lo vamos a ganar y espero que, cuando esto termine, el Covid 19 haya servido para infectar a más de uno y se vea contagiado de un poco más de inteligencia, integridad, capacidad de análisis, autocrítica y responsabilidad. Cualidades, entre otras, que nunca deberían de faltar en un gran Líder. NO ESTÁN A LA ALTURA 28/03/2020 Quería comenzar el artículo de hoy con una breve aclaración personal. En nuestras vidas no podemos evadirnos de la política, porque la vida en sí misma lo es, aun así, llevo años apartándome de todo bando, pues no me siento representado por ninguno, convirtiéndome en lo que podríamos llamar apóstata político. No consigo idolatrar a ningún líder en concreto, porque pienso que todos tienen algo que aportar o porque no creo en que algo es blanco o negro, sino que hay infinidad de grises y, aun teniendo claro que los extremos, tanto en la vida como en la política, no me gustan pues suelen llevar a la confrontación, eso no significa que existan opiniones que supongan valor. Yo más que nada creo en las personas, siempre y cuando estas se muevan dentro de la ley y el respeto a los demás. El problema está en que hay una gran diferencia entre los que tuvimos y los que tenemos. Me llamarán nostálgico y puede que así sea, pero los de antes se movían bajo unos ideales que estaban bien diferenciados, unos ideales que defendían a toda costa contra todo y contra todos. Unos ideales que no existen hoy en día, pues han sido reemplazados por una ambición desmesurada, incontroladas pretensiones, una insensata codicia y ansias de poder. Defectos que, mezclados con la inexperiencia vital imprescindible, logran una combinación explosiva, con objetivos poco claros y soluciones poco efectivas. Todo ello utilizando como vía de comunicación el embuste y la falsedad. Da igual que los graven con cientos de cámaras y que el engaño se lo hagan ver a la semana siguiente. Ya no les quedan ni los escrúpulos que se necesitan para mantener una mínima dignidad. “La verdad es más fácil de recordar” y “las mentiras tienen las patas muy cortas”, pronuncian los sabios dichos populares. Es obvio, que criticar es más cómodo que tomar decisiones y que opinar “a toro pasado” también. Tomar decisiones supone equivocarte y exponerte, pero asimismo sirve para aprender si has errado y mejorar. Se suceden diariamente soluciones que han sido acertadas y que se han tomado con valentía, sean del partido que sean. Esas deberían tomarse como ejemplo y no estar constantemente tirándose los trastos a la cabeza, presumiendo de los aciertos y exculpándose de los fracasos. Por eso NO ESTÁN A LA ALTURA. Nunca habíamos vivido una situación tan grave como la actual, y los que nos dirigen siguen sin cambiar. Son el resto de los ciudadanos los que sí están a la altura. Ellos son los que están dando una lección de vida. Los médicos, enfermeras, bomberos, soldados, etc. no advierten diferencias en los enfermos o sin son de un color político u otro. Los políticos han tenido el momento perfecto, pero nunca deseado, para demostrarnos que estábamos equivocados. Era el momento de haberles visto a todos sentados en la misma mesa, aportando cada uno lo mejor de sí mismo y sin distingos ni diferencias absurdas, comparadas con el valor de la vida. Me apena ver, que a pesar de la cifra de muertos que se manejan, sigan igual. No son capaces de apartar la política por un instante. Un instante que ahora no tenemos, porque cada día, cada hora que pasa, alguien estará llorando a un familiar. BULOS 27/03/2020 Nuestra prioridad es clara, ayudar a esos miles de ancianos que tanto han hecho y han dado por nosotros y, tras ellos, los niños. Tenemos la obligación de evadirlos de un problema que les puede dejar secuelas en el futuro. Todos los demás, debemos de aportar aquello que nos sea posible y que, por poco que parezca, siempre suma, “todo ladrillo hace pared”. El país está demostrando una gran disciplina y lo sabe llevar, a pesar de las circunstancias, con humor. Humor que nunca debe de faltar por muy grave que sea la situación, pues la socarronería también es una buena medicina para el sufrimiento. Pero mientras la mayoría de la población vuelve a demostrar la solidaridad y fraternidad que le caracteriza, con cientos de actuaciones altruistas, poniendo a funcionar el ingenio para fabricar todo aquello que ayude a minimizar el problema sanitario y reconociendo diariamente la labor de los que están en primera línea, personas que se están jugando la vida a diario, unos cuantos “necios con poca cabeza” solo se dedican a entorpecer la labor policial o a poner en peligro la vida de los demás, saltándose las normas o a través de la creación de bulos extremadamente graves. Una cosa es el engaño leve, propio de la “edad del pavo” y del que seguro el infractor se arrepentirá un año más tarde y, otra muy distinta, la invención o falsedad grave, que provoca un comportamiento irracional en las personas, llevando a estas a actuar por miedo. Por lo que, aquellos que lo hagan, que antes lo piensen un poco, si es que tienen facultad para ello. Sus actuaciones ya no son una broma, son un delito. Esto no es un juego. Se mueren cientos de personas todos los días, y una de ellas podía ser la que tienen a su lado. Si pusieran toda la imaginación que utilizan, en lugar de para crear el engaño, para ayudar a los demás, seguro que se sentirían mejor. Y si no es así, es que su estupidez y mezquindad no tiene límites. ¡Abandonen ese absurdo comportamiento, dejen de destruir con sus infantiles acciones y maduren de una puñetera vez! DE CHISTE 26/03/2020 En todos los artículos diarios que he publicado, mi intención siempre ha sido ser positivo o por lo menos constructivo, pero ante tanto requerimiento de material por parte de los sanitarios y desde hace tanto tiempo, no hay justificación ninguna con respecto al retraso en el suministro. Se dice que estamos en guerra, aunque sea biológica. ¿Alguien mandaría a sus soldados a la guerra con un tirachinas y sin casco? Esto parece de chiste de Gila. ¿Cómo se puede decir que mandarán los respiradores entre abril y junio? Y para colmo ahora limitan la cantidad a pagar en los ERTE a 1.098 euros. Sinceramente, ahora el ser positivo sería engañarme a mi mismo y a los lectores. Y antes de que alguien haga alguna consideración política, que sepa que en este tipo de temas soy apolítico. Solo requiero como cualquier ciudadano buenos gestores. ESPERANZA 26/03/2020 Seguimos cada vez con más fuerza. Con más ganas de pelear contra esta provisional guerra biológica. Contra este virus que apareció por sorpresa desde oriente, camuflado en forma de una gripe normal. Ese ha sido el error, que nos dejamos engañar por lo que creíamos era un germen temporal invernal, uno más de los ya conocidos y asimilados por todos. Sin embargo, solo unas pocas semanas hicieron falta para sospechar que algo muy distinto se nos venía encima. Nuestros amigos lejanos del sol naciente empezaron a caer, nunca mejor dicho, “como chinos”, pero, aun así, sentíamos el problema demasiado remoto. Posteriormente apareció en nuestro país vecino y hermano de mar de la Europa meridional, la República Italiana. Eso ya era otro cantar. La zona de Lombardía se veía obligada a confinarse por el número de víctimas que no dejaba de crecer. Pero todavía nos movíamos con cierta lentitud. Seguíamos creyendo que estábamos seguros, que el país con la mejor sanidad del mundo no estaba en peligro y, por consiguiente, podíamos seguir con nuestra vida normal. Pronto nos dimos cuenta de que estábamos equivocados y de que el Covid 19 no hacía distingos. Entonces llegó la alerta y los primeros contagiados, ingresados y fallecidos ya no eran italianos ni orientales, eran nacionales. A partir de entonces ya estábamos inmersos en la pandemia. Sentimos lo mismo que cuando te notifican que tienes una enfermedad rara. Al principio crees que no va contigo y te cuesta asimilarlo, pero cuando ya lo has hecho, no tienes tiempo para compadecerte, empiezas a actuar y a poner todos los remedios a tu alcance para superar o sobrellevar lo mejor posible la enfermedad. Esto es lo mismo. Cuando lo hemos tenido encima, cuando aumentan los muertos sin cesar, no hay tiempo para críticas, ni para buscar culpables (ya llegará el momento porque hay muchas cosas que aclarar), ni para compadecerse. Solo hay tiempo para actuar y luchar entre todos con el fin de cargarnos a este dichoso coronavirus. Quiero terminar con la frase de Nietzsche, “La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte”. No perdamos la esperanza, porque esta batalla la vamos a ganar. UN PAÍS EJEMPLAR 25/03/2020 Ha pasado más de una semana desde que nos vimos obligados a confinarnos en nuestras casas y el mundo que conocíamos ha cambiado ante nuestros ojos como nunca nos hubiéramos imaginado. A partir de ahora, la forma de ver la vida será distinta para la mayoría y tras este duro revés que estamos sufriendo, es posible que las prioridades de muchos se reordenen, ya que el ser humano, por desgracia, solo aprende a base de palos. Tenemos que ser fuertes para asimilar lo que se nos viene encima e intransigentes con aquellos que, por su comportamiento incívico, están poniendo en peligro la vida de los demás. Pero de todo lo que estamos viendo se pueden sacar lecturas positivas. España muestra su solidaridad en cada esquina, en cada pueblo…En todos los lugares hay buena gente que saca toda su imaginación y bondad para ponerlos al servicio de los demás. Cientos de comportamientos altruistas que están ayudando a minimizar la grave situación que estamos padeciendo. Miles de personas, hasta del lugar más recóndito, cosen mascarillas o batas para los sanitarios o todo aquel que lo necesite. Nuestros agricultores, pescadores, transportistas, etc. trabajan sin descanso para que no se rompa la cadena alimenticia. Podría estar contando ejemplos sin parar de ideas y comportamientos que demuestran el gran país en que vivimos. Espero, que aquellos que ponían en duda o criticaban la existencia de un ejército, que expulsaban o se avergonzaban de la Guardia Civil, que reprochaban las donaciones de empresarios, que no dejan de poner fronteras imaginarias en este gran país, que solo piensan en sí mismos y se dedican a manipular y a engañar, con el único fin de mantenerse en el poder o distraer la atención de la gente, porque no son capaces de resolver lo verdaderamente importante. Espero que, cuando se vayan a dormir todas las noches, siempre y cuando puedan dormir, el coronavirus les haya dado una pequeña lección de humildad y comiencen a pensar en como disculparse ante los demás cuando llegue el momento. Nunca es tarde para aprender de nuestros errores y de poner en valor lo importante. El problema está en que algunos endiosados de elevado postín, les puede más la arrogancia, posiblemente tapadera de algún complejo infantil, que la humildad que se necesita para reconocerlos y disculparse por ellos. Pero ya habrá tiempo para eso, porque el COVID 19 no excluye a nadie. INCAPACIDAD 24/03/2020 Siento mucha tristeza al ver lo que ocurre a mi alrededor y no poder ayudar como quisiera. Llevo más de diez años con una discapacidad que me impide andar, pero nada más. Un problema que pierde importancia si lo comparamos con lo que está sucediendo. Podría estar leyendo algunos poemas a los ancianos, pero no puedo acercarme a ellos. Podría estar cogiéndoles de la mano como consuelo, pero tampoco puedo. Podría simplemente escucharlos atentamente y darles consuelo y, sin embargo, el gran poder de contagio de esta pandemia me lo impide de nuevo. Solo a través de unas líneas, solo por lo que el corazón siente en este momento, puedo intentar que les llegue un soplo de aire fresco aprovechando este medio. He criticado en ocasiones a las redes sociales y a algunos avances tecnológicos que, por su mal uso, nos impedían tener un contacto más directo. Sin embargo, tengo que retrotraerme ahora de esa opinión, es lo justo, ya que, de los sentimientos en estos momentos tan duros, son el hilo conductor. Los correos electrónicos, los WhatsApp y sobre todo la videoconferencia, nos acercan con los nuestros y nos alivian el dolor, que de otra forma sería mucho más difícil de llevar. Muchos abuelos ven como sus nietos les mandan un dulce e infantil beso. Los padres también se suman a ellos en el gesto y aunque muy triste, ayer mismo y, gracias a los modernos teléfonos, un hijo pudo dedicar sus últimas palabras a su madre cuando le dijo al médico, “por favor doctor, ¿puede coger la mano a mi madre y decirle que la quiero?” HÉROES 23/03/2020 Llevamos muchos días hablando de todos los héroes que pelean a diario contra esta crisis y, lo mejor de todo, es que no somos capaces de dilucidar o hacer una lista que refleje la prioridad de las gestas, porque todos, absolutamente todos y cada uno de los ciudadanos, salvo excepciones, están luchando desde su posición. No hay duda de que somos un país solidario y de que el modo de ser que nos caracteriza está ayudando, ante todo, a los que están en primera línea. Se habla de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, de bomberos, de todo el personal sanitario, de voluntarios, transportistas, de la ayuda recibida de forma altruista por parte de pequeñas y grandes empresas, de farmacéuticos, vendedores de los supermercados, de todos y cada uno de los que estamos en casa confinados para evitar la extensión de esta pandemia, a la que estoy seguro venceremos. Pero para mí, sin duda, hay unos héroes donde su fortaleza va mucho más allá de lo que pueda definir una simple palabra. Unos héroes anónimos que, por mi parte, idolatraré en todo momento. Unos héroes que deberían de sentir en sus corazones el apoyo incondicional de todos sus conciudadanos. Y si hay un aplauso bien merecido todos los días para aquellos que nos protegen, deberían de resonar doblemente para los que en silencio han perdido a un ser querido. Una pérdida con un silencio no deseado. Una ciega despedida sin el último abrazo. Es imposible explicar lo que deben sentir, porque la palabra adecuada aún no se ha inventado. Solo una cosa más para esos valientes; os aseguro que aquellos que se han marchado, os compensarán con la fuerza y el amor que, sin duda, desde donde se encuentren, os están enviando. ANTE LA SOLEDAD MUERO 23/03/2020 Este poema, dedicado a un anciano enfermo, lo escribí ya hace bastante tiempo. Parece mentira como refleja lo que en la actualidad, por desgracia, está sucediendo. Ante todo, mi mayor respeto hacia todos aquellos que ya no están con nosotros. Ante la soledad muero La soledad me vence, ante la soledad muero, pues mi corazón ausente sin querer o aun pretendiendo, no consigue suficiente desconsuelo.
EL PODER + INEPTITUD = EXPLOSIÓN SEGURA Los escritores han conseguido a lo largo de la historia ser verdaderos héroes, en ocasiones anónimos, y han intentado revelarse contra las injusticias o denunciar inmoralidades, a través siempre, de su principal arma, la pluma. Como tal me siento comprometido, en estos tiempos tan convulsos, a delatar todo comportamiento que creo va en contra de mis valores y que considero está poniendo en peligro, ante todo, la convivencia en paz de los últimos años, conseguida con mucho esfuerzo por aquellos que nos precedieron, y a pesar de haber intentado ser quebrada por extremistas sin escrúpulos, asesinos de gatillo fácil (no olvidemos que dejamos casi mil muertos por el camino) y cobardes con ansias de poder. Mi último artículo trataba de la “Crispación” y por fas o por nefas, no hay día que pase, que alguno de nuestros representantes elegidos, eso sí, en las urnas, apuntille alguna ocurrencia cuya consecuencia es peor que un cóctel molotov en manos de un “rebelde sin causa”. Es decir, agrave más la situación echando más gasolina al fuego. Si salen cinco descerebrados a irrumpir la presentación de un libro, nunca es justificable, pero el sufridor en este caso, no puede echar toda la culpa a media España por ello, para quedar de inocente y desvalido, y menos, cuando una semana antes, los suyos estaban haciendo lo mismo, pero en sentido contrario. Los políticos de hoy carecen de autocrítica y van sobrados de hipocresía. Carecen de honestidad y van sobrados de desfachatez. Carecen de verdaderos ideales y van sobrados de fariseísmo. Pero para que no se me tache de padecer de un excesivo pesimismo o desesperanza, todavía creo, y lo digo de veras, que algunos que pelean con el corazón, están bien preparados y son capaces de enfrentarse, aún en terreno hostil, por sacar adelante un país mejor para todos a través del máximo consenso. Por ellos merece la pena seguir peleando. Por ellos y por todos aquellos hombres y mujeres de bien, de cada ciudad, de cada pueblo, de cada municipio, que no se dejan manipular y que, con su sacrificio diario e ideas intachables, siguen forjando nuestra nación a pesar de los inútiles que a veces nos gobiernan. Sigo diciendo que debemos de tener sumo cuidado. Hace solo quince años, Barcelona era sinónimo de prosperidad, ejemplo de ciudad avanzada a su tiempo, rica en cultura y con gente entrañable, muchos de ellos descendientes de inmigrantes andaluces. Acogedora y el orgullo de muchos. ¿En qué la están convirtiendo unos pocos? Ahora sigue siendo ejemplo, pero ejemplo en el incremento de la delincuencia, ejemplo de la no convivencia, ejemplo en número de importantes empresas que se van o pequeños negocios que emigran escapando con tal de sobrevivir. Y para colmo, están consiguiendo que la crispación salga de sus fronteras y se empiece a extender por otros territorios hermanos y españoles. Y mientras, el presidente de la Generalitat Quim Torra, con una mano arenga a los violentos mientras con la otra se va de ayuno al monasterio de Montserrat. ¿Cómo puede caber tanta hipocresía en una sola cabeza? Entre tanto, solo unos pocos pelean de verdad para que sean las palabras las que manejen la situación y no la rebeldía callejera, pues a otros les interesa el conflicto porque ya se sabe “A rio revuelto, ganancia de pescadores”. Pero, aun así, todavía es capaz de hacerlo peor este líder de pacotilla. Insiste en seguir la vía eslovena, si fuera preciso y al día siguiente salen declaraciones de algunos que no soy capaz de calificar, diciendo que están deseando morir por “La Causa”. Soy descendiente de catalán y de emigrantes andaluces y siento simplemente PENA. Manuel Morera, Valencia 12 de diciembre de 2018 CRISPACIÓN Los que me conocen dicen que he sido y sigo siendo optimista. Que tengo por norma ver siempre la parte positiva de las cosas. Pero señores, reconozco que tengo que hacer un tremendo esfuerzo en ocasiones, pues no es solo cuestión de una característica innata de mi carácter, sino que se necesita de un entrenamiento continuo. Últimamente, por desgracia, y en lo que se refiere a la sociedad que me rodea, me lo está poniendo un poco más complicado el poder mantener dicho estado de entusiasmo. Aunque no puedo sortear la política, ni rehuir de ella en ocasiones tanto como quisiera pues es parte de nuestras vidas, había tomado la decisión por un tiempo y por higiene mental, pasar a denominarme “apóstata político”, ya que algunos temas, como por ejemplo “el catalán”, están bastante enquistados y empiezan, como a muchos otros españoles, a conseguir que sintamos cierto hartazgo y a evitar hablar de ello en cualquier tipo de tertulia para soslayar más que una segura e infructífera confrontación. Pero he ahí mi lucha interior. La parte de mí, responsable socialmente que quiere, aunque sea humildemente y desde mi teclado por motivos de salud, pelear por mejorar las cosas, y una parte un poco más interesada que necesita descansar y soltar un poco de lastre político que, por suerte o por desgracia, muchas veces no nos lleva a ninguna parte. Menos mal que todavía, quiero creer, que es la mayoría los que disfrutan de sentido común y no se dejan manipular por la sinrazón, hipocresía y ansias de poder de unos pocos. Pero no nos podemos descuidar (sirva como ejemplo lo que está pasando en París o la multitud de manifestaciones no pacíficas que están surgiendo, por un motivo u otro en nuestro país país) Las redes sociales son muy peligrosas e influyen muchas veces negativamente, irradiando en una parte de la sociedad información no contrastada e intentando crispar, cada vez más, un estado de ánimo ya de por sí bajo por la falta de trabajo o por unas condiciones laborales que no son suficientes para labrarse un futuro. Ahora es muy sencillo convulsionar a una parte de la población que no es capaz de pensar por sí sola y, lo están demostrando, saliendo a la calle destrozando todo lo que está a su paso porque han sido arengados por algún líder sin escrúpulos y, lo más grave, sin dos dedos de frente. Ahora resulta, que sale a la palestra política VOX, al que por mi forma de pensar nunca votaría, y en lugar de respetar los resultados e intentar combatir con la palabra y en las urnas, como así se ha hecho con diferentes partidos de ideas radicales no al gusto de todos, sean de izquierdas, de derechas o descendientes del terrorismo, algunos se comportan todavía peor, quemando coches o destrozando los pequeños negocios que a alguno le costó con mucho esfuerzo y trabajo sacar hacia delante. No podemos hacer aquello que no queramos que hagan otros. 40 AÑOS DE CONSTITUCIÓN Hoy, 6 de diciembre de 2018, celebramos el 40 aniversario del nacimiento de nuestra Constitución. Como es lógico y, para recordar tal importante acontecimiento, se están emitiendo programas dando un repaso exhaustivo de cómo y de qué forma se logró. Además de la nostalgia lógica que uno siente, simplemente por el mero hecho de rememorar lo vivido en tanto tiempo, se une un sentimiento de pesadumbre y amargura, al ver como han cambiado las cosas en cuanto a calidad política. Ya no solo en las formas, algo que doy por hecho no va a cambiar y que muchos confunden con una falsa puesta en escena de revolución social, ya que si se va con vaqueros y hecho un desastre a uno no le podrían confundir con la “casta”, sino en el fondo, pues, aunque si puedo estar de acuerdo en que la Constitución, como cualquier otra norma, puede o debe de ser reformada para adecuarse a los momentos actuales y/o reforzar de esa manera la misma garantizaría su continuidad y la estabilidad del país, muchos quieren o pretenden aprovechar la ocasión para todo lo contrario, para dividir y fracturar una sociedad, cada vez más corrompida y debilitada en sus muchos lazos de unión. Quieren romper lo que otros, en momentos mucho más convulsos y complicados, consiguieron a través del consenso y la concordia. Siento pena y vergüenza al mismo tiempo, de ver como los políticos actuales (siempre habrá alguno que se libre de este pensamiento) solo piensen en falsear la realidad, en no perder el sillón del poder, en manipular la información a su antojo aprovechando una parte de la juventud como caldo de cultivo, y en soliviantar a una población cada vez más crispada y menos dispuesta a escuchar al adversario. Pero todavía tengo esperanza. Esperanza de que alguno de ellos, con el paso del tiempo, que es lo único que pone a todos y a todo en su lugar, aprenda de sus errores y mejoren, de esa forma, las expectativas de seguir forjando una gran Nación como la nuestra con sus diversidades y pluralidades. La imagen del Congreso presidido por una mujer, Ana Pastor, a rebosar de personalidades, con la Corona al completo, con todos los presidentes de la democracia y mientras se aplaude durante varios minutos antes de escuchar el himno nacional, hace que me sienta orgulloso de ser español. A pesar de sufrir la lacra del terrorismo durante varias décadas, algo que los españoles supieron mejor que nadie superar, había un objetivo principal, y ese era el llegar a convivir en concordia y en libertad, como bien dijeron los que redactaron la Constitución, con los valores principales de tolerancia, generosidad, integración, patriotismo y consenso. Espero que, al final, el odio y rencor de unos pocos, y porque no decirlo, cierta ignorancia, sea superado por la razón de una mayoría que sigue y seguirá comprometida en la construcción de un país próspero para las futuras generaciones, a pesar de pensar u opinar diferente. Manuel Morera, Valencia 6 de diciembre de 2018
Despedida a nuestros mayores
por | Abr 19, 2016 |
“Todos somos Niza”
por | Jul 19, 2016 |
“Todos somos Niza”
Amancio Ortega
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El poder
por | Abr 15, 2016 |
Lo importante es que se gestione bien, que se gaste consecuentemente y que más pronto que tarde esto arranque, no vaya a ser que se demuestre que todo funciona mejor sin los políticos de siempre.
El valor de la palabra dada
Por eso la tenemos que usar de forma coherente y en el momento justo, porque salvo excepciones, nadie nos obliga a ello.
Fanatismo
Pensemos por nosotros mismos, seamos abiertos de miras, no tiremos por la borda todos los valores de otras generaciones que con mucho esfuerzo defendieron, no confundamos la libertad de expresión con el libertinaje, y ante todo, utilicemos el respeto hacia el prójimo como base de nuestra convivencia.
Hospitales
Gracias de veras a todos ellos.
Otro día más
Se han salvado cincuenta y solo han muerto quince. ¿Solo quince? Las cifras ya no nos sorprenden. Es un dato más, de otro día más.
Chiquilicuatres de pañal corto
Como decía Baltasar Gracián “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber”
Los límites de la exprexión
Tremenda Decepción
Si esto sigue así que nos gestionen tecnócratas e independientes durante un año, aunque existe el peligro de que funcione y muchos políticos terminen en la cola del paro.
Políticamente correcto
¿Qué está pasando?
Gracias a la Radio
El suicidio de las nuevas tecnologías
ADAPTARSE O MORIR
Todos y Todas
“Estimado sr. Presidente y presidenta. Estimados y estimadas, todos y todas, ciudadanos y ciudadanas: creemos que vosotros y vosotras podéis ser mejores y mejoras. Necesitamos que seáis pacientes y pacientas con aquellos y aquellas, sobre todo adolescentes y adolescentas, estudiantes y estudiantas que desean aprender de nuestros mayores/as”
EL ESFUERZO DE TODA UNA VIDA PARA
LOS DRÁCULAS DEL GOBIERNO
A pesar de que varios juristas especialistas en materia fiscal, apuntan a que dicho impuesto debe de ser reformado, por considerarlo un “desastre” que causa situaciones verdaderamente esperpénticas, todavía existen legisladores más propios de un régimen dictatorial, dispuestos a draculear y conseguir por cualquier medio un trozo del pastel. Ya no solo pagamos todo tipo de impuestos en vida, sino que los que son especialistas en lucrarse parásitamente, están al acecho para joder al prójimo también una vez muertos.
¿Nos estamos convirtiendo en
“El psiquiátrico de la Vía Láctea”?
Debemos saber, que gran parte de la responsabilidad la tienen aquellos que los eligen. Por desgracia, pero también por suerte, la historia la escriben los hombres, y son estos los que pueden cambiarla. Apartemos a los genocidas y dictadores, y cambiémoslos por personajes como Nelson Mandela o Gandhi.
MI AMADA CATALUÑA
Joan Tardá
El SECRETO de CHARLOTTE
Solo llevamos seis, solo seis.
COMIENZA “El MONO”
Lo que me faltaba por oír (La España Nazi)
Todo se quema
LOS LÍMITES DE LA EXPRESIÓN El tema en cuestión es algo complejo y difícil de tratar, ya que aunque muchos crean que en la actualidad no existe censura, están totalmente equivocados, hay un concepto que lo sustituye, “lo políticamente correcto”. Todos los días tenemos que manejarnos bajo esa premisa. Podemos decir y expresar cualquier idea siempre y cuando, insisto, sea “políticamente correcto”, lo que elimina la libre exposición de opiniones en temas de cierta conflictividad moral. Dígase, religión, comprensión de ciertas tendencias sexuales, etc. Sabemos de muchos que su corazón les dicta una cosa, y sin embargo sus labios expresan la contraria por el qué dirán. Pero vayamos a la ley. La libertad de expresión es un derecho fundamental que está señalado en el artículo 19º de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es imprescindible para la libre difusión de ideas, o como pronunciaba John Stuart Mill, esencial para el descubrimiento de la verdad. No quiero que se me tache de poco liberal o de tener ideas algo dictatoriales, pero la pregunta que últimamente me corroe cuando veo ciertos programas de televisión o escucho ciertas tertulias, si es que se les puede denominar como tal al intercambio continuo de insultos, al no dejar hablar, o al pensar más en las formas agresivas de imponer una opinión, más que en el fondo del mensaje que se quiere transmitir, es ¿dónde está el límite de la libertad de expresión? Hoy en día todos podemos difundir nuestras ideas y expresar los sentimientos sean cuales sean, pero ¿es necesario perder las formas?, ¿es necesario tanta mala educación? Se abuchea en los platós de televisión, a la bandera, al himno, y hasta se pita sin parar a un jugador aunque en ese momento esté defendiendo la camiseta nacional y perjudique dicha actuación al todo el equipo. No he visto, en ya mi dilatada experiencia, que esto suceda en otro país del mundo. Pero parece ser que todo vale. Creo que la normas básicas de convivencia donde se dice que “la libertad acababa donde empieza la del prójimo” o “no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti”, están más que olvidadas. Según la Organización Foro de la Libertad, los sistemas jurídicos, y la sociedad en general, reconocen límites a la libertad de expresión, en particular cuando esta entra en conflicto con otros valores o derechos. Debe de existir la máxima libertad de profesar y discutir, por convicción ética, cualquier doctrina por inmoral que esta pueda considerarse. Pero existe el llamado “límite de daño”, promulgado Mill que tiene el objetivo de evitar en esta libertad daños a otros, idea no apoyada por todos los expertos de la época, al considerar que no da una protección suficiente ante el comportamiento ilícito de los demás. Lo que sí está claro es que parece que no tenemos límites de vergüenza social y admitimos todo tipo de comportamientos, aún a sabiendas de que estos son dañinos para algunos de los intervinientes. No confundamos la libertad de expresión con la grosería, el mal gusto, la descortesía, la vulgaridad, el descaro o la tosquedad. A ver si entre todos mejoramos las formas de expresión para una mejor convivencia. Nunca es demasiado tarde. GRACIAS A LA RADIO Tenemos que agradecer a Marconi, o mejor dicho a Julio Cervera Baviera, artífice de la primera transmisión de voz entre Alicante e Ibiza en 1902, el que en muchas ocasiones podamos rellenar momentos de soledad, donde imperan excesivos silencios, con sonidos de otros seres humanos que producen algo de aire fresco. Poder escuchar al otro lado de las ondas una voz agradable que llega a convertirse en uno más de la familia, tiene un valor incalculable que muchos saben apreciar. ¿Quién dijo crisis?, ¿quién dijo miedo? Todavía hay gente con ganas de emprender proyectos que verdaderamente merecen la pena. Ayer nació CV Radio Valencia. Una gran familia de profesionales del medio radiofónico, que pretende meterse en nuestras casas para acompañarnos con la mejor información local. Su objetivo es poner a nuestro alcance noticias cercanas en interés y veraces en contenido, con una intención de fondo, la de entretener. Desde ahora la actualidad se entiende mejor con CV Radio. Mi más sincera enhorabuena. EL SUICIDIO DE las nuevas tecnologías. Hace unos días, mientras tomaba un café en un bar, observé por casualidad y sin ánimo de ejercer el espionaje, el comportamiento de dos chicas de unos quince años que se encontraban en la mesa contigua y que me llamó poderosamente la atención. No era nada complicado enterarse de la conversación gracias a la acústica del lugar. Una de ellas no dejaba de llorar, a lo que la compañera respondía con frases de compasión y consuelo. -¿Pero, qué te ocurre?, ¿habéis roto de verdad?-, preguntaba. -Sí. Creo que ya es definitivo. Me ha sido infiel. -¿Qué?- se sorprendió la amiga. -¿Pero con quién?-. -Si te lo digo no te lo vas a creer. -Prueba a ver. -Con su teléfono móvil. -Venga ya. Me estás gastando una broma. -Es totalmente cierto. No hablamos nada. Cada vez que estamos juntos lo único que hace es consultar el WhatsApp o las redes sociales y chatear con los amigos. -Le dije que echaba de menos sus conversaciones y me ha terminado por dejar. Dejando la anécdota amorosa aparte…En otra de las mesas algo similar sucedía. Un grupo de cinco chavales manejaban absortos sus celulares como si les fuera la vida en ello. Los refrescos encima de la mesa esperando a ser consumidos, rodeados de un silencio sepulcral. ¿Qué narices estamos haciendo? ¿Estamos perdiendo el norte y la realidad de las cosas? ¿Son solo ellos o hemos sido los de nuestra generación los culpables de que no sepan escoger lo que en realidad les conviene? El gran problema del excesivo uso de la tecnología corrompe a los de cualquier edad, pero este artículo va dirigido a su influencia en nuestra juventud, ya que es la que más tiene que perder por ello. Estoy convencido de que muchos de nuestros adolescentes tienen las ideas muy claras, son grandes trabajadores y están muy preparados para la sociedad increíblemente competitiva en la que estamos inmersos. Pero hay otros muchos, por desgracia, que se amparan en la crisis y en las dificultades laborales, que nadie niega que existan, para realizar una vida parasitaria que solo les lleva a pensar en sus derechos pero nunca en sus deberes. También hace treinta cinco años el país sufría un paro del 24%, en otros aspectos como la libertad de expresión o comunicación entre generaciones eran tiempos mucho más complejos y a pesar de ello con esfuerzo, empeño y con la palabra “rendir” fuera de nuestro vocabulario, muchos consiguieron forjarse una vida digna. Pero volviendo al mal uso de las nuevas tecnologías. Estas están a nuestra disposición para facilitarnos la vida y nadie puede ir en contra de los avances tecnológicos, pero está en nuestra razón, en nuestro saber hacer, en nuestra capacidad de poder discernir entre lo bueno y lo malo o en nuestra cordura, el que las usemos de la mejor forma posible. Sin embargo estamos haciendo todo lo contrario. Nos dejamos de relacionar, son la justificación perfecta para evadirnos en ocasiones de dar la cara en momentos donde sería necesaria nuestra presencia, paralizan una buena conversación familiar a la hora de la cena, son la vía de engaño de citas a ciegas con el peligro que ello supone, son herramienta asesina del conductor irresponsable y sin escrúpulos que utiliza su móvil mientras va a ciento cuarenta kilómetros por hora, o pueden llegar a ser motivo de suicidio cuando algunos van sumidos y cautivados por su pantalla repleta de iconos mientras cruzan un paso de peatones con el muñequito en rojo. Por eso tenemos que educar mejor a nuestros jóvenes en ciertas prácticas si vemos que por ellos mismos no son capaces de corregir un rumbo que se sabe erróneo. Que abandonen de una vez por todas tanta aparatología y que se dediquen a descubrir lo que puede llegar a enriquecerles una buena tertulia con los amigos. Se darán cuenta de la abismal diferencia que existe entre observar la pantalla de un móvil o mirar directamente a los ojos de tu interlocutor. Incluso con un poco de suerte hasta se pueden llegar a enamorar. EL PODER ¿Qué tiene el poder que tanto corrompe? ¿Qué tendrá el dominio y la autoridad que algunos se “orgasmean” cuando su culo a buen recaudo lo sienten? Qué barata se vende la dignidad últimamente, creía que lo importante era defender el interés del pueblo español en general, y no solo el de aquellos que denominan “la gente”, palabra que al parecer está monopolizada por unos pocos intransigentes. Estaba convencido que todos los votos son iguales, que todos somos pueblo. No entiendo los insultos de esos que tanto mienten. Hay una cosa que les hace común a todos, y es que hoy dirán una cosa y mañana otra diferente. Todo esto ya cansa. Lo importante es que se gestione bien, que se gaste consecuentemente y que más pronto que tarde esto arranque, no vaya a ser que se demuestre que todo funciona mejor sin los políticos de siempre. “Chiquilicuatres de pañal corto” Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid como pronuncia el dicho, querría rentabilizar las últimas opiniones de algunos personajes de gran renombre de la cultura y el periodismo, con respecto a la mediocridad que hoy en día nos rodea. Siempre he pensado que la citada mezquindad o la anodina preparación van unidas a un deseo irrefrenable de poder, y a querer crecer en lo social y político demasiado rápido. Como es lógico la juventud y la frescura de sus ideas tiene su valor, valor que debe de ayudar a sumar y ser un complemento, pero ello no puede sustituir en ningún caso a la experiencia y sabiduría que solo los años dan. Ya hace treinta años que importamos del mundo anglosajón la cultura del crecimiento rápido a cualquier precio y donde a partir de los cincuenta ya no vales para nada, y eso supone que en muchos casos estemos desaprovechando los mejores conocimientos y el saber experto de la madurez. Tenemos una población cada vez más longeva, y eso no solo significa que se viva más años, sino que se envejece en mejores condiciones. Un servidor tiene cincuenta y tres años y ahora más que nunca me doy cuenta de lo mucho que me queda por aprender de nuestros mayores. Mayores a los que se les falta el respeto, y de los que la sociedad no se sabe aprovechar como es debido. Se les aparta y les dejamos entre bambalinas cuando en realidad tendrían que salir al escenario como protagonistas principales. Sin embargo tenemos a políticos “chiquilicuatres de pañal corto” con muchas ganas de protagonismo, pero nada más. ¿Por qué ir tan rápido? La vida da para mucho y no es necesario correr. La preparación no tiene límites y necesitamos de un aprendizaje continuo. Pedir ayuda y consejo no significa que nos humillemos o dejemos al aire nuestra ineptitud, significa humildad e inteligencia. Ahora, en estos momentos de incertidumbre social y política, es cuando más necesitamos de expertos, de expertos de la vida. Para resumir. Soy muy amigo de las citas y viene a colación mi preferida. Como decía Baltasar Gracián “el primer paso de la ignorancia es presumir de saber” “TODOS Y TODAS” ¿Cuándo van a dejar de masacrar el lenguaje nuestros oradores? ¿Estarán de acuerdo conmigo los lectores en que ya estamos hartos de escuchar “todos y todas”, “ciudadanos y ciudadanas”, muchos y muchas, etc.? La Real Academia de la Lengua Española dice bien claro que el plural masculino implica hablar de ambos géneros, por lo que cuando alguien se dirige al público no es necesario, ni ante todo correcto, usar tal expresión. No se debe de mezclar el uso correcto del lenguaje con la política, ya que dicha forma de hablar lleva consigo el mero afán de demostrar una intención sexista ya algo pasada de moda. Creo que la mujer es mucho más y está por encima de todo eso, y no creo que se sienta más comprendida porque el género femenino se reitere en cada frase, haciendo un mal uso del rico idioma de Cervantes. Lo importante es que se defiendan sus derechos y se la proteja de la brutal lacra de donde el género es importante de verdad, el de la violencia. Pero ya no solo es el masculino sino el mal uso de ciertos femeninos. Para no aburrir demasiado un simple ejemplo. El participio activo del verbo ser, es ente. Que tiene entidad. Por lo tanto, para nombrar a una persona que tiene la capacidad de ejercer la acción que define el verbo, añadimos ente. La persona que preside “presidente”, no presidenta. Que los políticos se escuchen menos a sí mismos, que adornen menos sus palabras y que vayan al fondo de la cuestión, ya que la forma la destrozan. “Estimado sr. Presidente y presidenta. Estimados y estimadas, todos y todas, ciudadanos y ciudadanas: creemos que vosotros y vosotras podéis ser mejores y mejoras. Necesitamos que seáis pacientes y pacientas con aquellos y aquellas, sobre todo adolescentes y adolescentas, estudiantes y estudiantas que desean aprender de nuestros mayores/as”. Un saludo/saluda TREMENDA DECEPCIÓN Después de escuchar a los políticos estas últimas semanas, solo puedo decir que siento una tremenda decepción del nivel de la mayoría. ¿Se creen que somos estúpidos? Se contradicen todos los días. Si dicen hoy una cosa mañana es la contraria, y ni aun mostrándoles sus propias palabras son capaces de reconocer el engaño. Se aferran con tanta fuerza a sus puestos que les da exactamente igual si se llevan al país por delante. Se escuchan a sí mismos y es el ego quien les domina. Empiezo a estar cansado de tanta falsedad y la apatía comienza a adueñarse de la ilusión. A mi entender solo se salvan unos pocos, y me refiero tanto a conservadores como socialdemócratas que hablan con claridad, pero que al parecer no tienen la fuerza suficiente como para hacer entrar en razón a unos jóvenes sin experiencia y que convencen exclusivamente por su facilidad de palabra y su léxico fluido. Se llenan la boca diciendo que actúan pensando en España pero es mentira. Un servidor, como otros muchos me imagino e independientemente de la ideología, y en estos casos de vacío de poder, solo desea que se gestionen bien los recursos, que los corruptos terminen en la cárcel, que disminuya el paro, que se modifique la ley electoral, etc. Si esto sigue así que nos gestionen tecnócratas e independientes durante un año, aunque existe el peligro de que funcione y muchos políticos terminen en la cola del paro. OTRO DÍA MÁS (16.01.2016) Hoy, otro día más, nos han mostrado unas descarnadas y crudas imágenes de la realidad de la inmigración, de un éxodo humano que se ve obligado a huir de la brutalidad y barbarie intransigente de unos locos sin escrúpulos. Otro día más de una tragedia que no tiene fin y a la que los responsables mundiales parecen hacer oídos sordos. ¿Pero son solo ellos los culpables? Reconozco que cada vez que lo veo me corroe por dentro una intranquilidad moral difícil de explicar. Me remuerde la conciencia pensando en lo que podríamos hacer y no hacemos. En esta ocasión me ha costado más visualizar las imágenes. No era capaz de tomar ni una cucharada más de la deliciosa sopa que tenía delante, mientras observaba a los dos niños calados y llorando sin parar. Un anciano se aferraba a la vida agarrándose con las pocas fuerzas que le quedaban a un salvavidas, mientras el bombero que se había lanzado al gélido agua, lo empujaba hacia la lancha hinchable con el brazo que tenía libre, pues con en el otro impedía que un pequeño se fuera a las profundidades, lo más seguro ya repletas de otros muchos que no lo consiguieron. No hay manos suficientes para tanto desafío, y lo peor de todo es que nuestros ojos se están acostumbrando a ver tal espectáculo sin soltar ni una sola lágrima. Otro día más para sumar muertos a la lista de la desesperanza. Lista de un infortunio que sucumbe ante la mirada esquiva y cómplice de la mayoría. La escena era dantesca, desgarradora. En esos momentos hubiera deseado atravesar la pantalla del televisor y abrazar con todas mis fuerzas a otras dos criaturas que acababan de salvarse de una muerte segura. Una niña soltaba su primera sonrisa mientras su rostro seguía tiritando sin parar junto a su hermano de dos años. Ambos estaban empapados hasta los huesos pero a salvo. En esta ocasión han logrado evitar pasar a ser parte de la extensa lista de cadáveres que yacen en el fondo del mar. Los padres, no sin dificultad, subieron después de ellos a la barcaza, y aunque las fuerzas les flaqueaban hasta para abrazarlos, consiguieron apartarlos a un lado y darles calor con la intención, primordialmente, de que los niños no se percataran de los quince cadáveres que estaban a sus espaldas cubiertos con mantas y con los que iban a tener que convivir la corta travesía que les quedaba. Se han salvado cincuenta y solo han muerto quince. ¿Solo quince? Las cifras ya no nos sorprenden. Es un dato más, de otro día más. ESPERPENTO POLÍTICO. No querría extenderme demasiado en el espectáculo esperpéntico vivido ayer en el inicio del curso político de la Cámara Baja y en lo que muchos denominan como la entrada en el hemiciclo de “la gente del cambio”, pero no puedo evitar expulsar algunas sensaciones que me corroen por dentro y que debo compartir. Si querían llamar la atención del espectador del nuevo circo que nos espera, eso lo han conseguido, no hay ninguna duda. Pero por favor, cuando el “Mesías” Pablo Iglesias dice que representa a la gente de bien del pueblo español porque han conseguido entrar en el congreso las rastas y las mochilas, tiene que hacérselo mirar. Que se dejen ya de demagogia barata y de manipular a través de actuaciones de marketing teatral. ¿Y lo del niño? ¿Hasta dónde vamos a llegar? ¿Qué hace la diputada con su bebé cuando va a los platós de TV? ¿Cuándo una cirujana esté operando se podrá llevar al niño e interrumpir la intervención mientras le da de mamar? ¿Qué será lo siguiente, llevarse el parchís o el dominó? ¿Convertimos el hemiciclo, lugar donde se toman las principales decisiones del país, en una guardería? Solo se pide un poco de respeto a las normas básicas de actuación y que no se sirvan de la imagen de una criatura para la foto de un postureo grotesco. Que defiendan sus programas e ideales, tan respetables como los de cualquiera, pero que dejen el aire de superioridad a un lado y no lo estropeen con un proceder un tanto risible y caricaturesco más propio de mentes ensortijadas. Que será lo próximo… Todos se merecen nuestras lágrimas Qué pena que solo nos demos cuenta de las desgracias y del terror cuando lo padecemos de cerca, cuando nos tocan la fibra europeísta. Reconozco que cuando los radicales deciden atentar dentro y cerca de nuestras fronteras nos brota la solidaridad, y eso es ejemplo de bondad y de entendimiento con el sufrimiento del prójimo. Cuando estos días he visto cantar la marsellesa en todo el mundo, me he emocionado y me he sentido orgulloso de ser como somos. Es ahora, con los 132 muertos, cuando nos rasgamos las vestiduras y todos los responsables mundiales se reúnen para actuar. Pero ¿Qué pasa con los miles de muertos de otros lugares del mundo con los que nos desayunamos casi todos los días en las noticias y que al parecer se han convertido simplemente en un apartado más del noticiario de turno? Conflicto israelí (52.000 muertos), Somalia (500.000), Pakistán (56.000), Nigeria (15.000) Guerra civil en Siria (320.000), Libia, Ucrania, etc. Ya nos hemos acostumbrado y estamos vacunados ante la barbarie. Nuestros ojos ya no se apartan cuando ven a niños y mujeres ensangrentados desparramados por el suelo. Y me siento culpable por ello. Soy algo escéptico y tengo grandes dudas de que los responsables se pongan de acuerdo, ya que hay demasiados intereses económicos en juego, pero quiero extender mi dolor, y que las lágrimas y el recuerdo de estos días se extienda para todas aquellas personas que son víctimas de la injusticia y las sinrazón humana. Atentado terrorista de Francia 13.11.2015 Mi más sentido pésame por el atentado terrorista de nuestro país vecino. La barbarie y la sinrazón vuelven a apoderarse de la gente de bien. Ninguno está exento de la tremenda dosis de locura de unos fanáticos dispuestos a todo, que actúan en nombre de un Dios prefabricado a su interés y creyendo que por inmolarse tienen ganada la tierra prometida. Tenemos muy difícil la batalla, pero tenemos que seguir extendiendo la concordia entre los pueblos civilizados, pedir por las víctimas y ante todo no utilizar este tipo de atentados en la coreografía política. Despedida a nuestros mayores. Desde hace tres años la muerte quiere amargarnos la existencia. Todos los años se lleva a alguien querido y pone a prueba nuestra resistencia ante lo único de la vida que nadie es capaz de evitar. Solo nos queda recordar con cariño a los que por destino se tienen que marchar y pedirles que desde donde estén nos ayuden a soportar con dignidad su ausencia. Que su paso por este mundo no quede en el abandono y que su pérdida nos sirva para aprovechar al máximo el tiempo con aquellos que desean de nuestra compañía. Y con aquellos que se están despidiendo, y más sin son de avanzada edad y con su vida exprimida al máximo, por favor, tengamos la paciencia que se merecen, no les gritemos porque no hacen lo que queremos, respetémosles como seres humanos pues algún día nos veremos en su misma situación, y sobre todo hagámosles los últimos días de su vida los más felices y sosegados posibles. Cuidemos a nuestros mayores y démosles todo el afecto y amor que se merecen. QUEJA “vaya ejemplo de dirección” ¡Qué vergüenza! Hoy he podido presenciar un espectáculo impresentable en el restaurante Panorama en el puerto de Valencia que quiero denunciar. Unos tremendos gritos, improperios, golpes en las paredes y trato vejatorio a los empleados por parte del responsable del local, nunca vistos por un servidor a pesar de mi veterana experiencia. Si seguiré disfrutando del lugar será gracias al buen trato de los empleados y su simpatía. Si fuera por ese “personaje” nunca lo volvería a pisar. HIPOCRESÍA Lo siento, pero no he podido soportar la gran hipocresía de tanto mensaje televisivo para hablarnos de los objetivos del 2013. Ahora a todos los dirigentes políticos les encanta pasearse delante de las cámaras y sentirse por unos momentos poderosos reyes de sus pequeños reinos. Cuanta tontería. Unos ya dan por hecho (sin haberse producido el referéndum) una independencia de su “país” faltando al respeto de todos aquellos que no la desean y otro, por cierto ya conocido por todos y de la zona centro, se permite el lujo de amedrentar y chantajear al ciudadano con palabras fuera de tono referentes a la sanidad pública. Cada vez me siento más decepcionado de la calidad de estos impresentables. Por eso hay que vigilar una enfermedad nueva y peligrosa que todos debemos evitar. Los síntomas son los siguientes: cuello más erguido de lo normal, voz engolada, prepotencia, pavoneo al andar y ansia de poder para tapar complejos personales. Es “politicósis”, enfermedad rara solo tratada en la privada por su excesivo coste. Existe peligro de contagio. Las personas que no se dejan engañar se les “hinchan los huevos”. 01.01.2013 REFLEXIÓN “Pase lo que pase en nuestras vidas cada cinco minutos y por duro que sea, comparémoslo con el entorno, seguro que siempre hay algo positivo en donde poder apoyarnos y por lo que salir fortalecidos. Nos lo proponemos en multitud de ocasiones pero no conseguimos llevarlo a la práctica. Potenciemos lo positivo e intentemos dejar a un lado toda negatividad absurda que nos pueda llevar al fracaso”. ¡Vaya calidad de nuestros políticos! “Me produce una tremenda decepción ver como la calidad y profesionalidad de nuestros políticos va denigrándose cada día que pasa, demostrándose una vez más, que salvo pequeñas excepciones, sus únicas pretensiones son el ansia de poder y mantener sus culos a buen recaudo. Se les tenía que caer la cara de vergüenza. Inversiones injustificables, sueldos astronómicos, corrupción, gastos innecesarios y fuera de lugar, ayudas a todos menos a aquellos que en realidad lo necesitan. Llevar al engaño a muchos con una independencia enmascarada e información manipulada, mientras se cierran centros de discapacitados o ancianos. No nos dejemos engañar. Somos un país maduro que hemos sabido aprender de nuestros propios errores ¿No se dan cuenta de que están poniendo en juego décadas de lucha democrática? El “pueblo” no es tan tonto como ellos creen y no es bueno llevarle al límite. No todas las generaciones saben apreciar y son conscientes de lo que cuesta conseguir una vida en democracia, así como de la importancia de nuestra Carta Magna. Son éstas generaciones las que por falta de trabajo, incertidumbre constante y un futuro incierto que les hace vivir sin una estabilidad económica, y ante todo emocional, las que pueden encender la mecha sabiendo que no tienen nada que perder. A pesar de tener que aguantar a una generación de políticos poco preparados y faltos de los principales valores, actuemos en todo lo posible con honestidad para no caer en sus mismas deficiencias. Peleemos con ética y con la principal intención de dejar a nuestros hijos un mundo cada vez mejor, con más posibilidades y sabiendo que el único camino para lograrlo es a través del esfuerzo”. PRÓLOGO PARA EL X CONCURSO LITERARIO DEL COLEGIO HELIOS Es un verdadero privilegio poder participar en el prólogo de ésta décima publicación del Concurso Literario del Colegio Helios, y más en el año que se conmemora su 25 aniversario. Ante todo, y como padre de una antigua alumna, me siento tremendamente satisfecho de haber contado con la labor educativa del profesorado de dicha institución en el crecimiento moral y personal de mi hija Bárbara, en unos años de su vida donde los valores de amistad, compañerismo y respeto se hacen imprescindibles. Además de haber trabajado casi durante treinta años en una multinacional líder en comunicación digital y escrita, experta en todo lo referente al Documento y debido a que ejerzo como escritor desde el año 2008, creo entender lo importante que es la lectura y escritura, principalmente en los jóvenes que algún día tendrán que liderar nuestro futuro. La lectura enriquece la formación e incrementa el conocimiento, bases primordiales para todo aquel que desee aportar algo a la sociedad y, sobre todo, a sí mismo. Por eso la importancia de la comunicación escrita. No solo es poder transcribir generación tras generación nuestra cultura, ideas y sabiduría bajo unas normas lingüísticas. Es más que todo eso, es poder transmitir sentimientos. Ternura, compasión, dolor, alegría, delicadeza, pasión. Multitud de sensaciones solo descriptibles sin errores cuando se utiliza la representación ortográfica, ya que “las palabras se las lleva el viento”. Por eso, mis más sincera felicitación a los artífices de este proyecto. Es muy probable, que ni ellos sean conscientes de lo que están aportando a muchos, niños, jóvenes y no tan jóvenes, al darles la oportunidad de expresar en unas cuantas líneas algo de sí mismos. Lo digo por experiencia personal. A mí la escritura, a pesar de los años, me ha dado una segunda oportunidad. La escritura sirve para completar, a través de reflexiones y pensamientos, el campo del desarrollo cognitivo individual y colectivo. Estoy plenamente convencido, que entre todos los que participan en esta publicación, hay futuros escritores que serán capaces de hacer reír, llorar e ilusionarán con lo que escriban. Antes de terminar con estas breves palabras, volver a destacar la labor de un colegio como el Helios, por ser un buen ejemplo de enseñanza al saber que el cariño por sus alumnos y las buenas formas, no están reñidas con la exigencia y la disciplina. He tenido la oportunidad de dar diversas charlas en diferentes colegios y he notado una gran diferencia en la actitud y comportamiento de los alumnos del citado Colegio. Sobre todo en unos tiempos donde la información recibida por parte de numerosos expertos de fuera de nuestras fronteras, describe a la enseñanza española como una de las de peor nivel de los últimos años. Los alumnos de ESO del prestigioso Colegio eran atentos, disciplinados, educados, y respetuosos en todo momento con el ponente, lo que hizo sentirme orgulloso de mucha de nuestra juventud, algo que nunca podré decir de otros institutos, donde los gritos, insultos y falta de respeto a sus superiores era la tónica general. A lo mejor les pillé a los alumnos del Helios en el día de “El Santo” y daban algún premio que yo no supiera. Pero, sinceramente y bromas aparte, no creo que fuera así. Su comportamiento era el habitual de todos los días. De ahí la importancia de los que todavía son capaces de transmitir unos valores educativos que sirven para preparar a nuestra juventud para un futuro altamente competitivo. Una docencia increíblemente ardua y compleja, que no sirve para nada, si no está coordinada, sincronizada y completada con la enseñanza dentro del vínculo familiar. Pero esto es otro cantar. Para no entrar en posibles controversias por diferencia de opinión, lo único que puedo decir en mi caso, es que deberíamos de utilizar con más frecuencia y esmero la comunicación con los responsables educativos de nuestros hijos. Todos nos equivocamos y siempre tenemos algo que aprender, pero si conseguimos que fluya la comunicación, es muy probable que minimicemos cualquier problema que surja, encontrando una solución satisfactoria en tiempo y forma. Pero ante todo un consejo para todos. Siempre hay algo que aprender, por eso la necesidad y obligación de leer. Como bien decía Baltasar Gracián “El primer paso de la ignorancia es presumir de saber”. ¿QUÉ PASA? Todo esta situación me empieza a dar un miedo terrible. Todos los días, cuando intento hablar o ponerme en contacto con algún amigo, tengo cierta precaución para interrogarle por su situación laboral. Hoy mismo sin ir más lejos, de tres llamadas realizadas, en dos de ellas habían perdido el puesto de trabajo por lo que he decidido no seguir descolgando el teléfono y dejarlo hasta la semana que viene. ¿Hasta dónde vamos a llegar?. Estoy jubilado y ni un servidor se encuentra exento de perder nivel adquisitivo o ser despedido de un trabajo que no disfruto. Sinceramente les digo, que me da igual quien y de que partido sea quien nos gobierne, pero por favor, lo que si exijo como ciudadano es que sea profesional, ético y esté preparado para ejercer su labor, algo de lo que se carece en la actualidad. Que los políticos dejen de mirarse al ombligo y que no quieran mantener su sillón a costa de vender su moral. Que si uno no se siente capaz, como le puede ocurrir a cualquiera, que deje su lugar a otro. No pasa nada por reconocer las limitaciones de uno mismo. Como bien pronuncia el dicho “uno asciende hasta que demuestra su incompetencia”. Pero eso si, no hay que asumir el fracaso antes de que sea demasiado tarde. El orgullo es mal compañero de viaje y nos puede llevar al desastre, si no nos ha llevado ya. Lo peor de todo es que los que quedan con ilusión, fuerzas y ganas para salir adelante sean contagiados por la ineficacia y negatividad de los que gobiernan. Todo tiene su límite y sin pretender caer en el abismo, cuando a uno le falta pan para llevarse a la boca, la capacidad de pensar o razonar con tranquilidad disminuye considerablemente. Estoy seguro de cualquier forma, que podemos y debemos salir de esta complicada situación. Lo hemos demostrado a lo largo de la historia, pero ¡váyase Sr. Zapatero!, ¡váyase! HOSPITALES En esta ocasión he recibido el encargo, no reconozco cual es el motivo, de que dedique unas escuetas líneas a los hospitales. Me pregunto porque a mí ¿será por mi larga experiencia con las citadas dependencias?, ¿será por que requieren de una expectativa desde el punto de vista del paciente? Los edificios o residencias a los que me refiero proponen un gran contraste. Te puedes sentir el ser humano más abandonado en algunos momentos como el más protegido en otras. Todo depende del instante y, sobre todo, del trato recibido en cada caso. Lo que está bastante claro y es muy significante, es que son las cuatro paredes que te suelen recibir en este mundo, y casi siempre las que te despiden, por lo que más vale no tenerles miedo y familiarizarse con sus aromas, colores, ruidos y ante todo con personal médico. Sepamos primero de donde proviene el citado nombre de hospital. Tal definición viene del latín hospes (huésped o visita) y el cual se derivó a hospitalia (casa para visitas foráneas). Posteriormente se transformó en hospital, denominación usada en la actualidad y cuyo principal objetivo es albergar y ofrecer auxilio a ancianos y enfermos. Lo que me gestaría destacar en este artículo son las dos sensaciones vividas y a las que hecho mención unas líneas más arriba. Muchos habrán vivido como un servidor, a no ser que siempre hayan disfrutado del servicio privado, la acumulación y el exceso de pacientes en las urgencias de los hospitales. Cuando te encuentras en un pasillo de urgencias, acostado en tu cama, junto a otros enfermos esperando a que se te adjudique habitación, viendo pasar tanto a personal de la medicina como a visitantes esporádicos cuya misión es no separarse de su ser querido ni un instante, es cuando te sientes un simple estorbo que no ha hecho más que incordiar e incrementar un poco más la lista de ingresados del día. Sin embargo y reconociendo la verdad, solo en una ocasión he sido víctima de tal error o sobrecarga enfermiza. Peor se sentirían en los primeros hospitales, cuando en el año 4000 a. C. ya se utilizaban los templos de los dioses para tal menester. La sensación de tristeza y malestar se convierte en tranquilidad y sosiego cuando te dan habitación. Pero no hace falta retroceder mucho en el tiempo para darnos cuenta de los avances, no solo de la medicina, sino de las condiciones estructurales que rodean al cuidado médico. Desde bien joven, es decir hace 33 años donde pude estar ingresado en un hospital militar y en cuya nave nos encontrábamos 30 pacientes hasta la actualidad, se han producido innumerables mejoras sanitarias. En aquel entonces subía con creces las probabilidades de ver alguna atrocidad entre tanto enfermo, y más cuando se encontraban mezcladas todo tipo de dolencias. Ya tuve la oportunidad de narrar en mi primer libro como un enfermo mental instalado en la cama opuesta intentaba cortarse las venas sin reparo alguno. A los hospitales les rodean todo tipo de historias. Hubo momentos donde se separaban a Señores feudales, esclavos y campesinos pobres (14 a. C.), se han utilizado con fines militares, etc. Pero lo que sí han tenido en común a lo largo de su historia es su función benéfica. Una de las decisiones más importantes, dentro de esta breve historia del hospital, fue la tomada a finales del siglo XIX, cuando se decidió separar a enfermos mentales y tuberculosos del resto ¡y nos quejamos! No sería fácil estar operado de la columna y mientras tener que convivir con un enfermo mental. Y no me refiero a enfermo mental ni mucho menos con desprecio. Para algunos ya se ha convertido incluso en un segundo hogar por la frecuencia de sus visitas y la complejidad del tratamiento. Podríamos estar hablando de los hospitales sin parar, tanto por las anécdotas que se suceden diariamente, como por la importancia que tienen en nuestras vidas. Pero lo que siempre he aconsejado a todo aquel que he podido, es que una breve visita de vez en cuando, solo para observar la suerte que poseen los que nunca los han pisado, es muy positivo para poner las cosas en sus sitio y nuestros valores en orden. Y sobre todo siempre gracias a todas aquellas personas de la medicina que ejercen su trabajo con total profesionalidad y que dan todos los días el cariño y cuidado que nadie más sería capaz de dar en su lugar. He visto ancianos abandonados a su suerte los últimos días de su existencia por algún descendiente sin escrúpulos, y han sido una buena enfermera o auxiliar, las que con su simpatía y buen hacer han endulzado una despedida anunciada. Gracias de veras a todos ellos. LA PRIMERA EN LA FRENTE Primera sorpresa para mi amigo. Todo era demasiado bonito y perfecto. Cuando se las daba de satisfecho y esperanzado de no preocuparse durante un tiempo sobre la dosis y pauta a seguir con la medicación, ha recibido una llamada del hospital para comunicarle, de que debido al retraso en la remisión del medicamento, tiene que retrasarse un par de días la dosis correspondiente. De nuevo han aparecido los fantasmas de la sospecha y no puede dejar de pensar en que algo irregular se mueve detrás de todo el asunto. Está dispuesto ha tener toda la paciencia del mundo pero todo y todas las personas tienen su límite. Dejaremos pasar el primer contratiempo pensando que ha sido fruto de la casualidad y daremos otra oportunidad al futuro para poner las cosas en su sitio. Si no es así, contaremos e investigaremos sobre lo sucedido. PRIMER DÍA SIN NOVEDAD Mi querido amigo ha comenzado el tratamiento sin novedad. Muy esperanzado y tranquilo ha sido tratado estupendamente por todo el equipo médico de La Fe. La dosis parece ser la correcta y de ahora en adelante se le va a suministar Fabrazyme por vía intravenosa cada quince días durante el resto de su vida. Está contento, con una meta y un procolo a seguir que le hace ver después de dos años el final del tunel. Por ahora, tras las cuatro primeras horas de tratamiento no han aparecido contraindicaciones, las cuales podrían aparecer según los especialistas a partir de la quinta sesión. Esperemos que no sea así. Sin embargo ha echado de menos a su compañera habitual. Como siempre le deseo lo mejor. ESPERANZA Y MIEDO Un amigo muy cercano comienza en breve un nuevo tratamiento por el cual lleva luchando dos años, con la esperanza de que sea la solución definitiva a una enfermedad rara que padece y que le hace llevar una vida llena de dolor. Después de dos años de pruebas y más pruebas consiguieron descubrirle la patología rara, pero aun así la misma ha ido avanzando sin remedio. Pero la esperanza es lo último que se pierde y por fin comienza, no sin miedo, un tratamiento muy costoso y que habitualmente no se da a personas de su edad. Lleva con morfina diaria desde hace cuatro meses y ni eso es suficiente para calmarle el sufrimiento. Con perdón de la expresión está hasta los coj…. La ilusión no la pierde, pero no puede dejar de pensar en lo que le han comunicado los médicos. Parece ser que le van a suministrar menos dosis de la que necesita por problemas en el suministro de tan costoso medicamento. Y, que quieren que les diga. No me lo creo. Todos, o por lo menos el que aquí escribe, tenemos conocidos en el mundo farmacéutico, y a nadie se le escapa que es una cuestión monetaria. No hay dinero y eso se está notando últimamente en el mundo sanitario. No se quieren gastar dinero y no es el primero ni será el último que sufra las consecuencias. Eso es lo que se pregunta todos los días, ¿qué pasa si no recibo la dosis que necesito?, ¿hasta dónde puede avanzar esta mierda de enfermedad? Está desesperado y necesita, además de esperanza, confianza en que se realiza lo correcto. Tiene un equipo médico estupendo, que ha peleado y pelea todos los días, y sin embargo algo le corroe y le dice por dentro que está siendo engañado por las altas esferas de la burocracia. No se fía y está dispuesto a hacer lo que sea para intentar llevar una vida digna que le permita ser un poco más feliz. Solo quiere que le quiten el dolor, ¿es pedir demasiado? Es consciente que ya no se puede ir hacia atrás, e incluso que la enfermedad podría seguir avanzando. Lo único que desea es no sufrir y no ver sufrir a su vez a los que le rodean. Podría contar más de un caso mucho peor que el que aquí se narra, pero me había prometido que esta publicación estaría dedicada a hacer pasar un buen rato al lector. También que sería una recopilación de artículos de opinión, sobre todo divertidos y con sorna. Pero le debía el favor y le prometí que denunciaría, aunque fuera desde estas humildes páginas, lo que muchos saben pero no se atreven a contar. Detrás de la vida que todos conocemos, alegre, sana, plena de fiestas y divertimentos, existe otra donde muchas personas pelean todos los días por pasar las horas con dignidad. No hay nada como darse una vuelta por el Hospital de Día de La Fe, para darse cuenta de lo afortunados que somos. Pero muchos no tienen los medios ni las ganas para reclamar lo que les corresponde, y son engañados en numerosas ocasiones, en cuanto a tratamiento se refiere. Creemos que nunca no va a tocar y que las enfermedades raras están destinadas a otros. Eso es lo que pensaba mi mejor amigo hace dos años, cuando disfrutaba de plena salud y jugaba con las olas del mar como si tuviera doce años a sus cuarenta y seis. Pero lo que si tiene y por ahora no pierde, es el humor y las ganas de luchar con y contra quien sea necesario. Tiene a muchos amigos, entre ellos un servidor, que estamos dispuestos junto a él, a denunciar todo aquello que se salga de los cauces normales y éticos de comportamiento médico, y sin perder nunca las formas, solicitaremos a las entidades sanitarias o jurídicas todo aquello que se necesite para mejorar, y sobre todo evitar, casos similares en el futuro. Desde aquí le deseo todo lo mejor y que no se rinda ante nada. ADOLESCENCIA Hace relativamente poco tiempo, más pasará cuando el lector disfrute del presente documento, tuve el honor de dar una breve charla sobre mi corta vida literaria en un instituto de enseñanza secundaria, de todos conocido como IES, a alumnos que quisieran participar en actividades extraescolares antes de beneficiarse de las vacaciones de Semana Santa. No fue muy numerosa la asistencia ya que los chavales preferían invertir su tiempo en pasatiempos más fructíferos, como montar en monopatín, echar unas carreras, fumarse alguna sustancia nociva o intentar ligar con alguna jovencita, objetivo para el cual estaban faltos de tiempo en horario normal. Pero no es esta mi crítica, ya que me imagino yo hubiera hecho lo mismo a su edad. Aun así, la sala, con un veinticinco por ciento de asistencia, se dispuso con todo interés, forzado en cierto modo por la autoridad del profesorado, a escuchar a un servidor en todo aquello que les pudiera transmitir y que les hiciera entender, asimilar y enriquecer en el bello mundo de la escritura. No fue tarea fácil debido al gallinero y vocerío que se escuchaba al otro lado de la puerta y que en más de una ocasión provocó el enfado y posterior reprimenda a los provocadores de tal algarabía por parte de la autoridad competente. Poco a poco y entre pequeñas bromas y chistes relacionados con mis dos historias empezaron a sentirse interesados, y aún en voz baja por la timidez, se le pudo escapar al más extrovertido un interrogante que le rondaba por la cabeza. ¿Qué fue lo que le impulsó a escribir y como lo plasma en el papel? Mientras unos se reían del compañero, otros disimulaban por vergüenza ajena desviando la mirada hacia otro lado. -Pregunta muy interesante- le dije para gratificar su participación. -Comencé a escribir por una promesa y cuando tenía vuestra edad todo lo que sentía lo escribía sin más. Lo importante es que se escriba lo que sale del corazón.- le contesté. Antes de que el breve silencio se interrumpiera le devolví el interrogatorio -¿te gusta escribir? Ante el rostro dudoso del joven, una profesora demostrando unos buenos reflejos contestó – es al que más le gusta escribir de la clase. A lo que para terminar la pequeña motivación le dije – quien sabe, a lo mejor eres escritor el día de mañana. Toda el aula se quedó en silencio, envidiosa y arrepintiéndose de no haber hecho cualquiera de ellos la pregunta. Dirigieron la mirada al compañero con más osadía y con un futuro repentino algo prometedor desde aquel instante. Era muy complicado hacerles expresar sus dudas y el exceso de desinterés era la tónica general. La mayoría estaban encerrados en sí mismos y echaban de menos los minutos de video-juegos de cada día. Poderles describir como vivían sus padres, cuales eran sus juegos de niñez, el que no tenían una televisión en su cuarto, los valores de aquellos años – ¡Pero qué digo! ¿Valores? Si no saben lo que esa palabra significa. La mayoría prestaba atención con cara de asombro y se preguntaba como habíamos sido capaces de crecer sin “la play” o con una sola televisión en casa. La afición a la lectura brillaba por su ausencia y cuando se me ocurrió aconsejar que lo importante para su futuro, fuera el que fuera, era ponerse la obligación de leer por lo menos una hora al día, me miraron con cara de pocos amigos. Se empezaron a animar cuando les dije que uno de los protagonistas de la novela era compañero suyo y que cualquiera de ellos podría ser a su vez, protagonista de algún libro el día de mañana. Ya se imaginaban presumiendo entre amigos. Están en la peor etapa de la adolescencia. Donde se despiden de la niñez y tienen que comenzar a comportarse con cierta responsabilidad, y donde deben decidir qué camino seguir. Donde la influencia del entorno, la televisión y los compañeros pueden más que los buenos consejos familiares y sobre todo en una sociedad carente de valores que les protege o antepone ante la falta de respeto hacia sus mayores y demasiado permisiva con los primeros síntomas de mala educación o delincuencia. Pero ni mucho menos todo es negativo. Hay jóvenes extraordinarios que saben lo que quieren y que seguro tienen escondidos en su interior potencial suficiente para llegar donde deseen. Solo es cuestión de encontrar los medios de motivación que sean necesarios en cada caso. Todos fuimos adolescentes alguna vez y nos saltamos, aunque fuera brevemente, las normas de conducta impuestas en nuestro entorno. Aconsejo a todos los chavales que escriban, que lean, y como es lógico que jueguen. Que se dejen guiar por las personas que les quieren y que si alguno de ellos le da por la escritura, que lo haga con sentimiento y sin falsearse a sí mismo. Hay muchos Cervantes ocultos y entre todos tenemos que hacer que salgan a la luz. 1 de abril de 2010 PRELUDIO FESTIVO Sentado bajo los decorados arcos del mercado Colón de Valencia, se entrelazan los juegos de la chavalería del lugar con los acordes de la orquesta espontánea, encargada de amenizar el preludio oficial de “La Plantá” de Las Fallas. La muchedumbre reconoce su afinación con aplausos desinteresados como muestra del trabajo bien hecho. El sol se refleja por vez primera en los instrumentos de metal, esperando que la percusión inicie una nueva obra, en esta ocasión de Manuel de Falla, muy apropiado para el festejo y no solo por el apellido que lo acompaña. Los redobles se hacen dueños de la escena musical mientras el trombón de varas se acobarda esperando a que le llegue su turno. Como conclusión una breve intervención del himno de Valencia realiza su entrada triunfal haciendo callar a la rumorología escuchada de fondo, no atenta por diversos motivos a tan hermoso arte auditivo. Con los vellos de punta unos y la carne de gallina otros, rematan, a pesar de no ser hábiles del canto, la hermosa armonía de la ciudad con el ¡Visca Valencia, visca! Son las iniciales pistas que dan a entender la aproximación del primer día de fiesta fallera. Fiesta nacional por excelencia, casi es más exacto internacional, diría. Las calles se engalanan y algunas en especial de millones de pequeñas bombillas, superando incluso a su más eterno rival, el Real de La Feria Sevillana. Trozos de cartón piedra se acumulan en medio de las calzadas diciendo ¡aquí estoy yo!, ¡a los conductores que les den por saco! Cientos de carpas inician su montaje convirtiendo la ciudad en un laberinto circulatorio imprevisible, cubriendo provisionalmente de blanco el gris del pavimento y las primeras bandas de barrio dan sus primeros paseos a horas tempranas para endulzar con sus pasodobles los cabreos y enfados de los enemigos de la festividad. Pero los falleros deben pensar “no quieres caldo, pues toma dos tazas”, pues lo más divertido es iniciar la mañana con una buena “despertá”. Petardo tras petardo son estampados contra el suelo hasta por el más diminuto chaval, y es el hacer el mayor ruido posible su afán. Y doy fe que lo consigue, puesto que cuando he vivido en piso cerca de la ciudad, no he podido pegar ojo por la ya citada “despertá”. Es lo bueno de lo que narro, estoy entusiasmado y esto no ha hecho nada más que empezar. Todavía tenemos por delante cuatro días de alegría, color, ofrenda, visitar todos los monumentos falleros que nuestros pies soporten y engordar unos cuantos kilos gracias a los churros, buñuelos y chocolate sitos en los puestos de cada esquina. LA BUENA NOTICIA Tras un año y medio de dura pelea, por fin hemo recibido la noticia que tanto hemos estado esperando. Ha sido un sueño. No me creo que haya llegado el momento. En breve comenzarán a suministrarme la medicación, que en teoría, me tiene que solucionar todos los problemas actuales. Un farmaco que solo se fabrica en dos lugares del mundo, y que por su elevado coste, ha necesitado de la aprobación de diferentes estamentos de la sanidad. Soy conejillo de indias con esta medicación en una persona de mi edad, y la primera vez que se trata en La Comunidad Valenciana. Ahora deseamos que no haya ninguna contraindicación o reacción alérgica, y los dolores desaparezcan de una vez por todas para llevar una vida digna que me permita seguir escribiendo con total normalidad. UN INVIERNO INTERMINABLE La frase que más escucho en la actualidad es “hace un frío que pela” y no está ni mucho menos exenta de realismo. Llevamos varias semanas sin ver el sol tan hermoso del mediterráneo, por el que un día me vine a vivir a esta ciudad, y es el frío, la nieve, la lluvia y el viento lo que nos complica la vida cotidiana a muchos ciudadanos. Más si cabe a aquellos que padecemos algún tipo de enfermedad donde influyen los cambios bruscos de temperatura. Si les soy sincero, llevo bastante tiempo sin salir como yo quisiera, y solo me faltaba esto para encerrarme aún más. Menos mal que la tecnología y este amado mundo literario es en muchos casos suficiente compañía. Además, ¿de qué nos podemos quejar cuando vemos todos los días la gran tragedia de Haití?. Por lo menos disfrutamos de un techo, calor y comodidades suficientes para llevar una vida digna que muchos quisieran. EN COMPAÑÍA DE LOS AMIGOS Hoy he vuelto a reencontrarme con ex compañeros de trabajo, y aunque la visita ha sido algo breve por motivos de salud, siempre consigues absorver un poco de aire fresco y amistad en unos tiempos complejos donde se carece de dicho valor. Espero que el próximo miércoles las cosas sean distintas y esta dichosa enfermedad me permita por lo menos, no perder el contacto con el mundo exterior.