“Manolín ya es un hombre”, es la historia de cualquiera de nosotros. Una vida normal, para quien llegado los “cuarenta y tantos” quiera realizar un breve repaso a sus años de niñez y adolescencia en las décadas 60 y 70. Años entrañables para muchos de los lectores, en los que la palabra compartir, luchar o independencia tenían un sentido especial, donde el cariño, las cosas sencillas y los juegos de calle te hacían conseguir amigos para toda la vida, donde la palabra “valores” todavía tenía algún significado.
PRÓLOGO DE “MANOLÍN YA ES UN HOMBRE”
Tengo 41 años. A tan “escasa” edad, bien  puedo decir que ya he vivido lo mío. Sé que no son muchos años, pero ¡que quieren qué les diga!, me siento mayor. Si me paro a pensar es como si los recuerdos pesaran sobre los hombros, en la espalda, en los pies…..en el alma. Pertenezco a una generación que vivió su infancia y adolescencia a caballo entre la muerte de un dictador – de cuyo nombre no quiero acordarme, que diría Cervantes – y el intento de Golpe de Estado de un tío con bigote y muy mala leche, por cierto.
Somos la generación RESPONSABLE, la que recibió de sus mayores los valores del trabajo duro, el esfuerzo, la seriedad. Una generación que soñaba con independizarse, irse de casa, trabajar y estudiar a la vez, casarse pronto, formar su propia familia, ahorrar cuanto se pudiera y encima, sin hacer daño a nadie, ni siquiera a una indefensa mosca porque “todos somos hijos de Dios” ¿Lo recuerdan?. Hoy a los hijos no los educamos igual. Está tan mal el mundo, tan lleno de chiflados peligrosos, que sólo nos preocupa que estén sanos y sean felices. Antes se buscaba la estabilidad, ahora, la aventura.
Somos la generación de la RAPIDEZ. Todo había que hacerlo pronto y rápido, no fuera cosa que se nos pasara el arroz. Rápido para saber lo que cuesta ganarse el plato caliente, rápido para formar una familia, rápido para aprender a guisar, a llevar una casa, a cuidar niños, a ser autosuficiente. Tan rápido hemos vivido, que ahora, en el ecuador de la vida cantamos a lo Julio Catedrales “ de tanto correr por la vida sin frenooooooo, me olvide de vivir”. Como Manuel, que también se olvidó de “vivir”.
Además del nombre, comparto con el autor una vida llena de responsabilidades, sacrificios, supervivencias y renuncias en busca de la “perfección”. Pero comparto más. Nos une la inocencia, la ternura y la nobleza de espíritu. Fuimos jóvenes y demasiado responsables, sí, pero también fuimos entrañables. Todo los teníamos por descubrir y lo hacíamos solos, sin la sobreprotección de ahora, sin que nadie nos diera más explicación que aquel lacónico “porque lo mando yo”.
Entiendo perfectamente a Manuel, que llegado a los cuarenta y pico ha decidido ponerse en paz consigo mismo y con sus recuerdos, dejando sobre el papel sus propias entrañas. Tal vez no reciba el Premio Planeta, quien sabe, pero en las hojas que siguen, el lector se conduce, sin darse cuenta, en su propia vida….. en sus propios recuerdos. La vida de Manuel es la de cualquiera de nosotros. Solo que él la cuenta, como pocos de nosotros sabría hacer.
Nadie diría que es un autor novel. Domina la exposición, el diálogo, la narración. Y encima lo hace con un lenguaje fresco, rápido, directo, introduciéndote en una lectura que te atrapa hasta el final. No es una novela porque no es ficción es, costumbrismo literario. La vida de un españolito de a pie, que sabe reflejar los usos y costumbres sociales sin analizarlos ni interpretarlos. Así, aúna la descripción, casi pictórica, de lo más externo de la vida cotidiana con su propia vida. Es también un diario o autobiografía deliciosa escrita en tercera persona. Ingenuidad, ternura y humor a partes iguales, mientras en el lector va anidando la idea de adoptar al tal Manolín, tan frágil y tan fuerte a la vez. Adorable totalmente.
Y a usted querido lector, yo solo le gano en una cosa; yo conozco a Manolín, y hace más de 20 años que lo adopté, como amigo.
Manuela Ríos ( Periodista )
PRÓLOGO DE “EL NIÑO DE LOS PIES ZAMBOS”

Emprendo la lectura de “El niño de los pies zambos”, el nuevo libro de Manuel Morera, Manolo, dispuesta a dejarme sorprender por una historia muy distinta a la que acogía su anterior título “Manolín ya es un hombre”, como me había vaticinado su autor. En efecto, hemos abandonado a “Manolín”, cuya biografía queda aparcada en un momento crucial de su existencia, ése en que se empiezan a asumir responsabilidades, al tiempo que la diversión deja de encontrarse entre los parámetros que guían la vida. Con los años intentaremos corregir ese exceso de seriedad, con la pretensión de recuperar atisbos de esa alegría que acompaña a la despreocupación y de reconocernos en lo que fuimos.
Y, como en un tango, capaz de revelar en unas pocas estrofas la inmensa tragedia de una vida, las primeras líneas del texto nos sumergen en la historia de María, y nos dan todas las claves que tejen la trama.  La de María es una historia cotidiana y ella, la humilde heroína de una vida corriente, que su narrador ensalza sin ambages, pues éste no se mantiene ajeno a la historia, en una presentación aséptica, sino que penetra en su pensamiento y describe sus emociones, al tiempo que enaltece su fortaleza y coraje. Dentro y fuera, al mismo tiempo, el narrador no puede ocultar la devoción que siente por su personaje. Y con ello, tiñe de afectuoso subjetivismo una historia que, de otro modo, sería una mera crónica. La historia se centra una etapa de la vida de María marcada por la gestación del segundo de sus hijos, que da título al libro, y la abrupta separación del matrimonio dos años después, y jalonada siempre por los avatares del crecimiento de ese niño que constituye el leitmotiv de la vida de la protagonista y de la obra.
María encuentra la salvación porque tiene un proyecto de vida, sus hijos; por ellos se crece en las dificultades, que la vida no le ha ahorrado. Un marido, retratado sin el menor afecto aunque sí con cierta compasión, que se encuentra en un momento de su vida de caída libre, resbalando por la pendiente del alcohol, sin ningún tipo de asidero, y extrañamente dependiente de una madre y unos amigos que coadyuvan a encaminarlo al desastre. Cuando conocemos a María, él ya no es sino un lastre molesto en su vida, que puntualmente y siempre inoportuno, hace su aparición, y aunque María se nos muestra fría e insensible, indiferente hacia el hombre, él consigue llegar a ella e introducir la congoja en esa mujer, que lo siente como un extraño. No hiere a María el alejamiento del esposo, no hay nostalgia del amor, pero sí profundo dolor por el desafecto hacia los hijos. Y así, no existe perdón cuando advierte el miedo en los ojos de su hijo mayor y cuando comprueba que aquél que debía compartir con ella las alegrías y las penas, se avergüenza de ese niño de pies zambos, y se pregunta cómo es posible ese sentimiento. Pero desgraciadamente, no es insólito. Me viene a la memoria otra lectura, “Ena”, donde aquélla escocesa que vino a gobernar a los españoles, pues la pretensión de la monarquía no se limitaba en aquélla época a reinar,  se dolía de que su esposo, Alfonso XIII, sintiese vergüenza de su “pequeño batallón de lisiados”, como ella los llamaba, y los mantenía alejados de sí, limitando la relación paterno-filial a esporádicas visitas al cuarto de juegos.
Quizás no sean éstas las reflexiones que esperaba Manolo de mí, cuando me ofreció prologar su libro, reflexiones más propias de una lectora aficionada que de una jurista, pero que me han dado la oportunidad de escapar de los caminos por los que diariamente transita mi escritura. Puedo decir, sin embargo, que celebro y me enorgullece la imagen que proyecta del juez, en este caso una mujer, que resuelve la situación familiar de María, podría tratarse de una juez de familia o de violencia sobre la mujer, y que, contrariamente a lo que se piensa, no es fantástica sino real y cotidiana, pues me consta que mis compañeros de oficio, salvo deshonrosas excepciones, abordan estos temas, y particularmente aquéllos que tienen a los menores como víctimas directas o colaterales, con sensibilidad y tacto exquisitos, y que pese a sentirnos abrumados y desbordados con la cantidad de asuntos que debemos resolver, nunca tenemos prisa cuando hemos de “explorar”, me tomo la licencia de utilizar el lenguaje técnico, a un niño.
Y enlazando con el tema del maltrato en el ámbito familiar, que es una de las cuestiones que aborda el autor, el libro me sugiere una última consideración, la importancia del apoyo familiar y social, sin el que los instrumentos legales y judiciales, que, no me resisto a decirlo, son suficientes y funcionan razonablemente bien, resultan en ocasiones inútiles. No me gustaría que estas palabras sonaran triunfalistas porque en la lucha contra el maltrato en el ámbito familiar, de la mujer, de los menores, de los ancianos, de los discapacitados, en definitiva, de los más débiles, dentro de la trampa en que puede convertirse un hogar, es tarea diaria y nunca debemos sentirnos satisfechos con los resultados. Pero también debemos ser conscientes de que no todo se resuelve con más leyes o con leyes más duras, porque, sin despreciar la finalidad preventiva de la pena, la justicia siempre actuará a posteriori, cuando el maltrato ya se ha producido y ya existe una víctima. Que la situación no llegue a producirse es el terreno donde debe plantearse la lucha y aquí la educación y la sociedad en su conjunto tienen mucho que decir. Resulta desalentador ver cómo parejas muy jóvenes, casi niños, plantean su relación amorosa en términos de posesión, cosificando y denigrando al compañero, y una vez privadas las personas de dignidad, la violencia no encuentra obstáculo moral para abrirse paso.
La decisión, largamente meditada, de María de denunciar a su esposo, no es un salto en el vacío, sin que ello suponga restarle mérito. Desde el principio, la protagonista se ve arropada por su familia y por la presencia de esa amiga que, sin rebasar esa delgada línea que separa el respeto a la intimidad familiar de la indeseable injerencia, le hace saber “cuando te decidas, estoy a tu disposición”. Envidiable la red de cariño que la sostiene, y qué distinta la suerte del esposo, marioneta manejada, con escasa destreza en sus respectivos teatrillos, por la madre posesiva y los amigos de parranda, y en la más absoluta soledad en su particular descenso a los infiernos.
Beatriz Goded, juez
Junio 2009
PUBLICACIÓN septiembre 2010 (Presentación organizada por El Corte Inglés el 30 de septiembre)
Prólogo
Ante libros como el que tengo el honor de prologar, resulta obligado traer a colación la feliz definición de “editor” que acuñó para sus muchos lectores D. José Manuel Lara Hernández, fundador de Editorial Planeta: “el editor es aquel que pone en contacto a quien tiene algo que contar, con todo aquel que le quiera leer”. En este caso, Manuel Morera, amigo de cuitas editoriales y electrónicas, justifica plenamente la anterior definición, tanto con este libro como con sus libros precedentes ( “Manolín ya es un hombre” y “El niño de los pies zambos”). Y lo justifica porque tiene algo que contar, y ya ha demostrado que hay mucha gente que le quiere leer, como atestigua su editor, que ha contribuido con su esfuerzo a ello. Y no sólo por ello, sino porque, detrás de lo que fantásticamente cuenta, está la más elevada de las intenciones.
Efectivamente, Manuel Morera ha tenido la desgracia de padecer en su cuerpo una extraña e inesperada enfermedad, que le ha supuesto un abandono prematuro de una exitosa actividad profesional. Lejos de amilanarse, se ha crecido, como los mejores toros, y, fiel a sus valores vitales, ha convertido -cual rey Midas de la era de Internet- dicha situación en una oportunidad. Una oportunidad de enseñar a mucha gente como sobreponerse a sus reveses personales, y hacerlo de la mejor forma posible: siendo útil -mucho más útil que muchísimos de nosotros- a sus semejantes. Y ello lo hace merced a un don, la creatividad a través de la escritura, y una voluntad férrea, que le lleva a trabajar sin descanso.
Buena prueba de lo anterior es el interés que despierta su obra, que pueden ustedes comprobar personalmente accediendo a su excelente página web, y viendo que están acompañados de un millón de visitantes adicionales. ¿Cuáles son los cimientos de dicha popularidad, de dicho interés colectivo? En primer lugar, su estilo, directo, ameno, costumbrista en lo actual. Tras ello, los valores que comunica, tan escasos en una sociedad, la nuestra, muy proclive a engrandecer desgracias y minimizar ilusiones. Sus escritos destilan esperanza, porque para Manuel es uno de los ejes centrales de la vida.
No quiero “aguarles la fiesta” y, en cambio, sí quiero invitarles a que lean este espléndido libro y, a través de él, se sumerjan en la obra y en el personaje. Sé que me lo querrán agradecer, pero quiero anticiparme: desde estás páginas, soy yo quién les quedo, a ustedes, queridos lectores, y al autor, muy agradecido.
Jesús Badenes del Río
Director General (División Editorial Librerías Grupo Planeta)
“MANOLÍN YA ES UN HOMBRE” SE LANZA EN VALENCIANO (Edición especial para el Colegio Helios)
Publicación febrero 2011 POEMAS Y CRÍTICAS DE LA VIDA COTIDIANA
PRÓLOGO
Ya que de poemas va el siguiente compendio, utilicemos como prólogo un ejemplo.
Seleccionaré el de El estúpido miedo, pues es lo que ahora siento,
ya que si el lector en el inicio se siente satisfecho y placentero
estoy seguro que por su cabeza pasará la continuidad de leerlo.
En caso contrario, como es lógico ya se lo han imaginado,
habrá sido vano el intento y las horas de trabajo
pues aunque no tiene nada que ver con mis primeros textos publicados
habría sido el primer fracaso, el primero de cuatro.
Este es solo para divertirse, solo para que sonrían un rato.
No hay que buscar donde no existe ni pretendo nada de aplausos,
solo, que si hasta ahora la fidelidad ha sido su caso
siga como siempre y busque El embrujo de los primogénitos, mi próximo trabajo.
El miedo se dice que es libre. EL miedo es temor pavor y canguelo.
El miedo no sé si es más una inseguridad ante lo desconocido,
la incertidumbre ante cuando ocurrirá un hecho no satisfactorio
o la sensación que se tiene de pánico y desasosiego.
El miedo no es lo que siento en este momento, si no como estaré de viejo.
El miedo es perder lo que más quiero, no por la ausencia, si no por el desconsuelo.
El miedo es lo que todos los días veo y no le puedo poner remedio.
EL miedo es no saber lo suficiente para poner en libertad al que a pesar de inocente es reo.
¿Por qué se me habrá ocurrido este estúpido poema?, pavor me da ello.
¿Por qué tal ocurrencia a estas horas que me roban el sueño?
¿Es que no soy capaz de dormir por cobardía y recelo?
No. Más cierto es que es otra de las mías, otra de terror me temo.
Miedo es lo que me doy cuanto más avanzo y tecleo,
pues los dedos no paran aunque yo por Dios lo intento.
¿No será una fuerza extraña la que me lleva al hundimiento?
¡Qué susto!, qué sobresalto tengo cada vez que lo pienso.
Dejemos de imaginar lo feo y busquemos otro antónimo ejemplo.
¡Ya sé! Hermoso, alegre y mejor el color blanco que al fúnebre negro,
son las palabras de las que ahora me acuerdo.
Ya lo he conseguido, por fin, ¡o no! un fantasma me viene de nuevo.
Mejor será que intente, o mejor dicho, dormir obligado me siento,
ya que si sigo siendo incapaz de hacer lo que de madrugada más anhelo.
Más tarde que temprano si no duermo de vez en cuando,
un ataúd de pino, aún no queriendo, terminaré utilizando sin merecerlo.
Manuel Morera
Un amigo, o eso creo
El EMBRUJO DE LOS PRIMOGÉNITOS (novela de ficción)
El escritor, aunque no se puede desprender de ser conocido como el autor de “Manolín ya es un hombre” y otros títulos, como el libro de auto-ayuda “Reflexiones sobre una transformación”, deja por ahora el costumbrismo y  nos sorprende esta vez  con una historia de ficción, donde se mezclan escenas de la Edad Media y la actualidad.
Un atractivo bombero y una detective especializada en casos paranormales y esotéricos son los protagonistas de tan amena aventura.
El relato transcurre en la capital valenciana y sus cercanías. Una combinación extraordinaria de sucesos enigmáticos y acción, que acompañada con mucha información cultural e histórica  y su habitual forma de escribir sencilla y natural, la hace primordial en nuestra biblioteca. Perfecta novela para que muchos se acerquen con orgullo a la riqueza histórica valenciana. “Ya que algunos no van a la cultura, que sea ésta la que se aproxime a ellos. Hagámosla entretenida”, suele decir Manuel Morera.
SEGUNDA EDICIÓN
“Como endulzar nuestro destino”
Manuel Morera Montes, uno de los escritores de moda en el panorama literario valenciano y autor de “Manolín ya es un hombre”, “El niño de los pies zambos”, “Reflexiones sobre una transformación”, “Poemas y críticas de la vida cotidiana” o su último éxito la novela de ficción “El embrujo de los primogénitos”, vuelve a sorprendernos con un libro por encargo. Siempre transmite en sus libros su carácter optimista y constructivo, lo que le ha llevado a aceptar “este maravilloso encargo que contagia optimismo a los demás” como bien dice el propio autor. Un libro con la intención de aportar su pequeño grano de arena en unos tiempos tan complicados como los actuales. Encargo hecho por médicos y psicólogos por sus cualidades como escritor y sus experiencias personales. Manuel Morera, debido a su forma directa y sencilla de escribir, aporta en este libro algo más que en cualquier otro de auto-ayuda. En “Como endulzar nuestro destino” transmite esperanza, numerosas razones para valorarnos ante todo a nosotros mismos y sencillas normas para ser un poco más felices. Con varias ediciones vendidas de muchos de sus libros y demostrado su alto poder de motivación en “Reflexiones sobre una transformación” (libro recomendado de auto-ayuda), es imposible prescindir de esta lectura. No es otro libro, es mucho más. Seguro que usted, querido lector, agradecerá haberlo leído.

SE LANZA LA 3ª EDICIÓN DE EL SECRETO DE CHARLOTTE

Manuel Morera se hizo un hueco en el mundo literario con “Manolín ya es un hombre”, un éxito de ventas y al que la crítica definió como, UN LIBRO ENTRAÑABLE. Desde entonces no ha dejado de escribir libros de una excelente crítica como pueden ser “Reflexiones sobre una transformación”, “El embrujo de los primogénitos” o su último libro de auto-ayuda “Como endulzar nuestro destino”, siendo “El secreto de Charlotte” su noveno trabajo.

En la presente novela “El secreto de Charlotte”, juega como siempre con el lector, entre la ficción y la realidad, para introducirle en un mundo de entretenimiento de imposible escapatoria y donde no faltan extraños crímenes, intrigas o historias de amores imposibles.

“Un libro puede gustar o no gustar, pero lo peor de todo es la indiferencia”, suele decir el autor.

“EL SECRETO DE CHARLOTTE, donde nada es lo que parece ser”,

no te dejará indiferente

Novela de ficción ISAAC

PRÓLOGO

La presente novela ISAAC, intenta dar un pequeño homenaje a la relación existente e imprescindible, que debe de haber entre el escritor y su editor, una relación que en muchos casos suele convertirse en una gran amistad.

Hace ya diez años, que la vida de un servidor dio un giro de 180 grados, llevándome por un derrotero que nunca me hubiera imaginado. El destino quiso ser bondadoso, y justo en el momento en que mi primera novela se estaba imprimiendo, apareció una enfermedad rara, para comprobar, si lo que empezaba a surgir, era simplemente una mera eventualidad o sería, como así ha sido al final, el comienzo de una nueva vida como escritor.

Las características de mi peculiar forma de vida, por la convivencia con una enfermedad rara difícil de llevar, y la afición a volar de mi editor, urdieron poco a poco en una historia de entretenimiento, propia de un guion cinematográfico, como así han justificado las primeras críticas de los profesionales de la comunicación. Como es de suponer e insisto, todo lo narrado es pura invención. Mi editor, cuya principal afición es estar cerca de las nubes, volando en compañía de elegidos copilotos y aves diversas, es ante todo una persona de gran corazón que ha ayudado y ayuda, a promocionar la cultura allí por donde va. Muchos le deben el que sus sueños se vean publicados, y otros algo mucho más importante si cabe, y es el poder llevar un nuevo proyecto de vida gracias a la escritura. Hay personas que se han visto obligadas a un excesivo confinamiento y encierro, y a las que la escritura les ha dado una segunda oportunidad.

La novela intenta dejar dos mensajes principales, la importancia de la amistad y lo que uno estaría dispuesto a perder por mantenerla, y destacar la belleza de los libros en papel. Unos libros cuyo incierto futuro, tienen un encanto que no deberíamos perder. De ahí que se haga una mención especial al libro antiguo. Con su olor, sus páginas amarillentas por el paso del tiempo o una flor seca entre sus hojas, muestra de un amor de juventud…

SE LANZA JUANA TORMENTO

Lanzamiento de Recuerdos por escrito de un padre y un hijo en memoria a su padre.

PRÓLOGO

Dicen los expertos que recordar el pasado es bueno para la salud mental, para combatir el estrés y para enfermedades, por ejemplo, como la depresión.

Todos en alguna ocasión hemos oído la frase de “porque recordar es volver a vivir”. Pero la frase que reflejaría, sin duda, lo que el lector se va a encontrar en este libro sería la de “volver la vista atrás es bueno a veces y nos permite mirar hacia adelante y vivir sin temor”. ¿Les suena? Karina en su canción “El baúl de los recuerdos”.

Eso es lo que solemos hacer, sacar de nuestro baúl momentos especiales, como cuando nos regalaron un juguete que nos hizo especial ilusión, cuándo fue nuestro primer beso, cuando tuvimos momentos de un sueño de verano o años de nuestra infancia. Un pasatiempo aparentemente sencillo e intrascendente que, si lo hacemos de forma natural y con cierta frecuencia, nos ayudará a regular nuestras emociones.

De ahí que, un grupo de psicólogos de la Universidad de Rutgers se haya preguntado qué es lo que pasa en el cerebro cuando nos entra la nostalgia de recuerdos del pasado, el por qué produce unos efectos positivos en nuestro estado de ánimo.

Un grupo de voluntarios se ofrecieron a realizarse una resonancia magnética para poder ver que partes del cerebro se activaban al rememorar momentos agradables, y lo que han visto es que revivir los buenos momentos nos inunda de emociones que sentimos con la misma intensidad. Con ello se libera dopamina, un neurotransmisor que nos aporta una sensación de euforia, contribuyendo también a incrementar la motivación.

Otros dicen también que revivir emociones positivas y al echar un vistazo al pasado, se relaciona con el nivel de resiliencia, o capacidad de cada persona a sobreponerse al dolor emocional y a las situaciones adversas. Esa es la razón de que indagar en los sucesos positivos, sea una buena forma de combatir los problemas que nos irá poniendo la vida por delante.

Mi padre es culpable positivo e indirecto de los recuerdos memorables que nos dejó por escrito. Pero el objetivo de volver a repasarlos no es solo para sentirnos mejor gracias a muchos momentos perfectos de la infancia, sino para conocer con algo más de exactitud, unos años donde un simple paquete de café podía llegar a ser el mejor regalo. Saber algo más sobre una generación que “estaba hecha de otra pasta”…

Lanzamiento de la 1ª parte La actualidad en tiempos de pandemia (el virus que puso a prueba a la clase política)

PRÓLOGO

Después de la publicación de mi último libro Recuerdos por escrito de un padre y un hijo (en memoria a mi padre y a toda su generación), mi intención, cuando volviese la inspiración, era introducirme de nuevo en el hermoso mundo de la ficción con el objetivo y la misión de entretener al lector. Y de paso, aprovechar para escapar y evadirme mentalmente de los graves problemas que nos rodean en la actualidad. Pero los escritores no siempre tenemos la inspiración a nuestra disposición, al alcance de una simple intención o ansiado deseo. Dependemos muchas veces de un estado de ánimo que influirá posteriormente en el resultado final.

Lo que estamos viviendo estaba fuera de toda previsión posible, y los miles de fallecidos durante todo este tiempo, han confiscado mi corazón y secuestrado mi poder de fantasía, mi facilidad para inventar una nueva historia. De ahí que me haya visto obligado a desahogar mis sentimientos y a aliviar mis tensiones expresando lo que muchos ciudadanos están viviendo. Algo similar a lo que me sucedió hace algunos años con la enfermedad que padezco, y que resolví con la escritura de Reflexiones sobre una transformación.

Cuando llevas más de un año sin publicar, los lectores suelen reclamarte una nueva historia de ficción, un relato costumbrista o una biografía. Lo importante es tener algo nuevo para leer, para olvidarse de los problemas cotidianos, sobre todo, aquellos que se sienten identificados con tu forma de escribir o de pensar.

Ese era más que nunca el cometido y, sin embargo, mi mente ha caído en una especie de pozo de inanición por culpa de la pandemia. Por culpa de un virus que no me deja ver las cosas con claridad, pues además de traernos graves consecuencias sanitarias en cuanto a su poder de contagio y mortalidad, también nos ha puesto a prueba y ha sacado a relucir todos los defectos y virtudes que, ante algo tan grave, tenemos los seres humanos. Por lo que, a pesar de todo lo que se ha escrito y se escribirá sobre el Covid 19, era necesario narrarlo y dejar, bajo mi punto de vista, otro testimonio de lo sucedido.

Un libro que, aunque por momentos será crítico, dejado llevar por la tensión del momento y por la falta de sensatez de una minoría, no deja de reconocer que estamos en un país donde son más numerosos los que siempre se comprometen con el bien común, o por lo menos, eso es lo que quiero creer.

Pero sí ha habido una queja que se ha repetido a lo largo de esta crisis, de ahí el subtítulo de este libro.

“El virus que puso a prueba a la clase política” Subtítulo que viene a reflejar lo que durante todos estos meses que llevamos de pandemia, ha sido pensamiento común…

Lanzamiento 2ª parte de La actualidad en tiempos de pandemia

PRÓLOGO

Es obvio que la pandemia y la política es un binomio que se ha demostrado inseparable, y que es, a través de la segunda, donde hay que encontrar todas las soluciones para mejorar la vida de los ciudadanos. De eso se trata ¿no? La política es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados.

Pero, tanto en el libro anterior como en este, la política o, mejor dicho, los políticos, no han quedado muy bien parados ante los ojos de los españoles. Han tenido más de un año para acercar posturas, para apaciguar los ánimos, para aprovechar este ominoso y fatal suceso que les ha ofrecido el destino, como es la pandemia, para demostrarnos a todos, que la política está cuando de veras se la necesita. Y que, aunque discutan y se enfrenten con vehemencia en ocasiones y se pongan de acuerdo en otras, en momentos como el actual no existen ni ideologías ni colores políticos que valga.

Los que tenemos cierta edad nos dimos cuenta de los buenos valores políticos en la Transición, y si por aquel entonces se fue capaz de llegar a un consenso a pesar de los odios arraigados, ahora con más razón y gracias a una consolidada democracia, no entiendo como esta joven política, no solo no ha sido capaz de unirse para salvar algo tan importante como la propia vida, sino que han conseguido, a pesar de estar viviendo uno de los peores momentos tras la Guerra Civil y por culpa de su incesante actitud repleta de dicterios e insultos, separar más que nunca a los españoles en todos los ámbitos. Las salidas de tono han sido permanentes y excesivas. Y, aunque se podrían poner numerosos ejemplos de todos los partidos, hay una frase en concreto que llamó especialmente la atención hasta a sus propios compañeros y que quedará como referente de la bajeza moral política, «Felipe González tiene el pasado manchado de cal viva»

Ha habido muchas más y peores donde se demuestra la mezquindad de la que son capaces y, aunque eso eran los inicios, donde la bravuconería hizo saltar por los aires el estilo más o menos sosegado y ya prácticamente olvidado de los debates, siempre teníamos la esperanza de que con la madurez que solo los años nos da, cuando llegase el momento actuarían con la responsabilidad que se les presume.

Sin embargo, han utilizado los muertos y todo lo referente a la pandemia (mascarillas, hospitales, EPIs) como arma arrojadiza durante todo este tiempo. Han hecho oídos sordos a un clamor popular que les ha estado advirtiendo, de que el desapego hacia la política por parte de la mayoría de los ciudadanos iba en aumento. Aún hoy, las encuestas ponen como primera preocupación de la gente a la clase política. Si no han sido capaces de llegar a un mínimo consenso ni para honrar a las víctimas, que no serán capaces de hacer…